tag:blogger.com,1999:blog-29051858763705489832024-03-13T20:10:20.508+01:00Filosofía para cavernícolasVictor Bermúdez Torreshttp://www.blogger.com/profile/01752938388267250110noreply@blogger.comBlogger791125tag:blogger.com,1999:blog-2905185876370548983.post-50044752463194027982024-03-13T09:14:00.001+01:002024-03-13T20:09:48.187+01:00El soberbio arte de descolonizar el arte<p> </p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgvNJoXuz2VnXwuVcngctqAp5DjgCErVm4qJppSZFT3rFi5qlLEZSC9D61pyYxRUWlax7O6cH88eUgihHs7y2vZkPnndsR8-PHMBU1tJFGtzlyA2dtwb5jYiOXrGVcqQW1GQYD-T4NmijlmSlL9KMg4EJ7N1BKwFxhvNJ6D0PKzhhdUcEkxSRtD2tfq5u8/s2000/4f7919ce-d81b-4e5c-8b4f-eefd4ba341e9_source-aspect-ratio_default_0.jpg" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="2000" data-original-width="2000" height="400" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgvNJoXuz2VnXwuVcngctqAp5DjgCErVm4qJppSZFT3rFi5qlLEZSC9D61pyYxRUWlax7O6cH88eUgihHs7y2vZkPnndsR8-PHMBU1tJFGtzlyA2dtwb5jYiOXrGVcqQW1GQYD-T4NmijlmSlL9KMg4EJ7N1BKwFxhvNJ6D0PKzhhdUcEkxSRtD2tfq5u8/w400-h400/4f7919ce-d81b-4e5c-8b4f-eefd4ba341e9_source-aspect-ratio_default_0.jpg" width="400" /></a></div><span style="font-size: large;"><i><span style="color: red;"><a href="https://www.elperiodicoextremadura.com/opinion/2024/03/13/soberbio-arte-descolonizar-arte-99392533.html">Este artículo fue originalmente publicado por el autor en El Periódico Extremadura.</a></span></i><br /></span><p class="MsoNormal"><span style="font-size: large;"><br /></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="mso-ansi-language: ES;"><span style="font-size: large;">La trágica historia del
mito de Narciso no consistió – como se cree – en que se enamorara de sí mismo,
sino en que se encandilara con una imagen (sin saber que era la suya) en lugar
de con algo real; esto es: que se dejara llevar por el engaño y la apariencia.
Podemos decir en este sentido que todas las culturas – y no solamente la
nuestra – son profundamente <i>narcisistas</i>, o lo que es lo mismo, <i>fatalmente
subyugables a través de imágenes</i>. <o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="mso-ansi-language: ES;"><span style="font-size: large;">Decimos que lo son «fatalmente»
porque ese engaño narcisista es parte consustancial de toda realidad social.
Desde la época de las cavernas a la de nuestra caverna mediática, el orden
político se ha instituido y mantenido mediante la gestión de un extenso
imaginario de apariencias (mitos, símbolos, ritos, ceremonias, obras de arte)
dirigido a conformarnos irracionalmente con él. <o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="mso-ansi-language: ES;"><span style="font-size: large;">El motivo está claro.
Dado que para mantener dicho orden social no suele bastar con la coacción
(faltarían vigilantes y quien los vigilara), ni tampoco con la convicción
(faltarían razones y justicia en que sustentarlas), el poder ha tenido que
recurrir siempre a la seducción, es decir, al juego teatral con las imágenes,
ya fuera mezclándolas con la religión, cultivándolas <i>artísticamente</i> por sí mismas,
o constituyendo con ellas el universo mediático que confundimos hoy con lo
real. <o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="mso-ansi-language: ES;"><span style="font-size: large;">Además, y como sabemos,
el poder opera en esto de dos maneras distintas y complementarias:
directamente, a través de imágenes que magnifican y celebran el orden (piensen
en una procesión religiosa, un palacio barroco o una película propagandística),
o inversamente, a través de representaciones que critican y subvierten dicho
orden de forma estética y ritual (piensen ahora en un carnaval, en una obra
bufa o en el arte «comprometido»). Esta segunda manera es enormemente efectiva,
pues genera la ilusión de un contrapoder que no existe, pero cuyo solo reflejo
o apariencia nos basta, como a todo buen narcisista, para creer que nos
prendemos de «lo otro» sin dejar, en el fondo, de conformarnos con «lo mismo»… <o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="mso-ansi-language: ES;"><span style="font-size: large;">Vayamos ahora del arte a
los museos de arte. Los museos, igual que los Ministerios de Cultura, las
Academias y otras instituciones similares, brotan en la modernidad como soporte
de un Estado que, divorciado ya de la Iglesia y sus imaginarios sacros, ha
convertido al arte en la nueva religión al servicio del poder. Los museos en
concreto, surgidos en muchos casos de las galerías reales (el rey ya no es
investido de realeza solo por Dios, sino también por el <i>buen gusto</i>), son los
encargados de custodiar y celebrar, a través de ciertos rituales laicos, el
segmento más culto o elitista del imaginario común, tanto de manera directa,
exhibiendo el patrimonio patrio, como de forma inversa, cediendo espacio ritual
a la más rabiosa vanguardia, al grafitero más salvaje, a la instalación más
provocadora… o a esa suerte de exquisita «meta-performance» que es la «descolonización»
del propio museo por parte del Estado (tendencia europea a la que se ha sumado
recientemente nuestro ministro Urtasun).<o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="mso-ansi-language: ES;"><span style="font-size: large;">Esto último es
interesante de analizar. Que la representación de la contrición «descolonizante»
ocurra propiamente en ese territorio explícitamente consagrado a la ficción
instrumentalizada por el poder que es el museo tiene su miga, y es difícil no
interpretarlo como una manera barroca y estetizante de confesar que esa
descolonización solo puede ser imaginaria y que, en el fondo, nadie querría (ni
siquiera desde la izquierda) pagar la inmensa deuda que supondría adoptar una
política real de descolonización. <o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="mso-ansi-language: ES;"><span style="font-size: large;">Porque descolonizar de
verdad, y no en el museo, supondría desmantelar hasta casi los cimientos
nuestras naciones y nuestro bienestar, devolver toda la riqueza expoliada (esa
con la que se han levantado ciudades, palacios, teatros, iglesias o… museos),
integrar y resarcir a millones de migrantes, compensar todo el trabajo no
pagado, todos los crímenes no juzgados, todas las humillaciones recibidas…
Algo, en suma, impensable. Y justo para no pensarlo es que se nos ocurre
devolver generosamente unos cuentos frisos, momias y objetos artísticos a gente
que, por otra parte, los entiende como tales objetos «artísticos» gracias a que
fueron instruidos en ello por los mismos colonizadores… ¿No es… <i>soberbio</i>?<o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="mso-ansi-language: ES;"><span style="font-size: large;">Porque además, y ya que
estamos en modo irónico, ¿no se han preguntado ustedes si toda esta mala
conciencia anti-etnocéntrica que nos lleva heroicamente a la descolonización de
museos o el derribo de estatuas de turbios conquistadores, arriesgándonos al
acoso tuitero o a llegar tarde a cenar a casa, es también, no ya solo una pose
estetizante con la que apaciguar nuestro indomable espíritu revolucionario,
sino una exhibición no menos etnocéntrica y narcisista de paternalismo y
superioridad moral ante pueblos y culturas que, si no han hecho aún lo mismo
(expoliar a sus vecinos para gozar de sus riquezas) es porque no han podido?
Piénsenlo al salir del museo. De uno previamente «descolonizado», por favor. </span><o:p></o:p></span></p>Victor Bermúdez Torreshttp://www.blogger.com/profile/01752938388267250110noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-2905185876370548983.post-54203732626018630562024-03-06T17:48:00.009+01:002024-03-07T01:53:04.984+01:00Pensamiento catedral<p></p><table cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="float: left;"><tbody><tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEirtwUxk3Z2Co1O24gUe0Wf-nfS3YZ52Ny8dbESFFpN2QPdHOx6Dwqnnf4aaPzPWHfds4kuK4DeI16pOpuIkT1waMInw4SwEkixOouj2vaBWohWrbXGStjtY3SE2tz2d9Y6VO3rQ5nYZpfuvaer9HOVEXkBplGCKCnln9iFwRfa16Elv3lUbeySKQMG6mM/s2000/a3cfe4ff-cfb6-4875-abd4-5efc48b38d27_source-aspect-ratio_default_0.jpg" style="clear: left; margin-bottom: 1em; margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" data-original-height="1338" data-original-width="2000" height="268" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEirtwUxk3Z2Co1O24gUe0Wf-nfS3YZ52Ny8dbESFFpN2QPdHOx6Dwqnnf4aaPzPWHfds4kuK4DeI16pOpuIkT1waMInw4SwEkixOouj2vaBWohWrbXGStjtY3SE2tz2d9Y6VO3rQ5nYZpfuvaer9HOVEXkBplGCKCnln9iFwRfa16Elv3lUbeySKQMG6mM/w400-h268/a3cfe4ff-cfb6-4875-abd4-5efc48b38d27_source-aspect-ratio_default_0.jpg" width="400" /></a></td></tr><tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Justo Gallego, constructor de la "Catedral de Justo"</td></tr></tbody></table><span style="font-size: large;"><span style="color: red;"><i><a href="https://www.elperiodicoextremadura.com/opinion/2024/03/06/pensamiento-catedral-99062742.html"> Este artículo fue publicado originalmente por el autor en El Periódico Extremadura</a></i></span><br /></span><p></p><p><span style="font-size: large;"><span style="color: red;"><br /></span></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-size: large;">Vamos a ver. Si usted
cree que el universo es todo cuanto hay, ha de creer también que todo está
continuamente cambiando. Lo dice la física. Ahora bien, si <i>todo</i>
estuviera continuamente cambiando <i>nada</i> sería lo mismo de un instante a
otro: ni usted, ni yo, ni el gobierno, ni España, ni la diferencia de género,
ni las leyes físicas, ni nada de nada. No es ya que nadie se pudiera bañar dos
veces en el mismo río; es que no habría sustancia ni para una. Es lógico. A no
ser que la lógica también cambie a cada instante, en cuyo caso no podríamos… ni
pensarlo. <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="mso-ansi-language: ES;"><span style="font-size: large;">Ahora bien, si ya es
difícil (o mejor: imposible) mantener que el mundo sea como dice la física, y
que, a la vez, usted, yo, o las cosas seamos lo mismo que somos, imaginen que
hablamos, no ya del ser, sino del deber ser; esto es: no de las cosas que
creemos inexplicablemente que hay, sino de las que ni siquiera las hay, pero
soñamos o afirmamos muy serios que debería haberlas. ¡Ya decía el gran Kant (el
filósofo, no el emperador mogol) que nuestra capacidad metafísica para ir más
allá de este mundo insustancial no tiene límites!<o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="mso-ansi-language: ES;"><span style="font-size: large;">¿Y en qué basamos
entonces nuestras extrañas ideas acerca de lo que son y deben ser las cosas? En
la ciencia ya hemos visto que no: ni esencias ni valores son cosas que existan
en el tiempo o en los laboratorios. Valdría la religión, que, como saben,
postula realidades eternas y separadas para buenos y malos. El problema es que
los modernos no somos ya (¡aparentemente!) muy amigos de los dogmas de fe. <o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="mso-ansi-language: ES;"><span style="font-size: large;">Una dificultad añadida es
que algunos no nos conformamos con una moral de andar por casa, fundada en
consensos más o menos coyunturales, sino que aspiramos a una moral universal que nos comprometa a todos y que, por así decir, quepa «tallar en piedra»; o
dicho de otro modo, una ética de valores universales que nos permita pensar a
lo grande, poniendo en práctica lo que el filósofo Roman Krznaric llama el «pensamiento
catedral».<o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="mso-ansi-language: ES;"><span style="font-size: large;">El <i>pensamiento-catedral</i>
es el modo de pensar y actuar «sub specie aeternitatis<i>»</i> que se tenía en otras
épocas, como en el medievo, en las que la gente se embarcaba en proyectos (como
la construcción de catedrales) cuyos hipotéticos frutos solo eran visibles a
muy largo plazo. Este <i>pensamiento-catedral</i> es justo el que
necesitaríamos ahora para afrontar problemas que, como el de la crisis climática,
exigen sacrificios presentes para garantizar la vida y el bienestar futuro.
Ahora bien: ¿está a nuestro alcance un pensamiento de esta talla? ¿Podríamos
nosotros, tan apegados al «carpe diem» y a la visión materialista del mundo,
sostener masivamente un compromiso moral así? ¿Por qué íbamos a asumir
sacrificios para lograr algo que no íbamos a ver ni a disfrutar nunca?<o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="mso-ansi-language: ES;"><span style="font-size: large;">La respuesta no es fácil.
De entrada, aquí no funciona el recurso al miedo. ¿Qué más nos da lo catastrófico
que pueda ser el futuro, si no vamos a estar en él? (algunos han propuesto
creer en la reencarnación para que esto funcione, pero no cuela). El filósofo
Hans Jonas propuso en su día acudir a una suerte de amor paternofilial (o
maternofilial) universal como fundamento emotivo del compromiso moral con las
generaciones futuras, pero esto también es discutible: el amor por los hijos ni
es universal (¿qué hay de quienes no los tienen?), ni eterno, ni creo que dé
para tanto.<o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="mso-ansi-language: ES;"><span style="font-size: large;">Una opción recurrente es
volver a la religión. De hecho, desde la órbita de la ecología profunda se
promueve una suerte de religión pagana en torno a la Naturaleza y al supuesto
deber de mantener su Esencia, sin cambiarla ni destruirla (¡como si la
naturaleza no fuera un proceso indefinido de cambios y de continua creación y
destrucción de sí!), pero, salvo por la fe, esta creencia es igualmente
insostenible…<o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="mso-ansi-language: ES;"><span style="font-size: large;">¿Entonces? ¿Qué nos
obliga a subordinar nuestra vida (que es única, breve, etc.) a fines morales
que la trasciendan? Es seguro que algo así daría sentido a la existencia, pero
solo si antes lo tuviera en sí mismo. ¿Y lo tiene?... A los constructores de
catedrales les sostenía la creencia en que, si no en este mundo, verían el fin
y la recompensa de su obra en el otro. ¿Pero y los que no creen más que en lo
que creen que ven? ¿En qué habrían de fundar su sentido moral? ¿En las
emociones, en la cultura, en la racionalidad práctica…? ¿Pero qué extraña
entidad habrían de tener estas cosas para no estar también sujetas al cambio y
la disolución, como el resto de los seres que rebullen en este sindiós de
partículas que parece la realidad?<span style="mso-spacerun: yes;"> </span><o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="mso-ansi-language: ES;"><span style="font-size: large;">Sin una profunda
reflexión, en fin, sobre la trascendencia, toda nuestra cultura está moral y
materialmente abocada a un callejón sin salida, amén de vendida a todo tipo de
fundamentalismos. Solo asumiendo que las cosas mantienen una cierta esencia
resistente al tiempo, y que la realidad entera responde a un orden y un fin por
descubrir, tendría sentido lanzar mensajes como los que invitan al compromiso
con esas «catedrales» que son las agendas mundiales, las revoluciones
pendientes o los valores eternos.<span style="mso-spacerun: yes;"> </span><o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal"><span lang="ES-TRAD"><o:p><span style="font-size: large;"> </span></o:p></span></p>Victor Bermúdez Torreshttp://www.blogger.com/profile/01752938388267250110noreply@blogger.com4tag:blogger.com,1999:blog-2905185876370548983.post-46790521242604048272024-02-28T18:33:00.010+01:002024-02-28T19:01:23.183+01:00Gente fuera de sí <p><span style="font-size: large;"> </span></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><span style="font-size: large;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiSQIocbP-B49w6oKeXGNDx_4-GwqHO96V1idOjuu7cTY5VFQsggam5fr9LdIn85_NI2Vyc7RGKNoMqj9ObNKDMivD8Q50YLYT2-AjJXFs9VU-nu6GLC1zSg6PSabaVx7MXhddl2HJ1YIXtLSAppGCBAHtyGlE-ll1OWc9K_tmCfLz7lIpa28mopkOIrbA/s1200/be3661d3-af4b-4f74-bb25-10cd51381af6_alta-libre-aspect-ratio_default_0.jpg" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="675" data-original-width="1200" height="225" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiSQIocbP-B49w6oKeXGNDx_4-GwqHO96V1idOjuu7cTY5VFQsggam5fr9LdIn85_NI2Vyc7RGKNoMqj9ObNKDMivD8Q50YLYT2-AjJXFs9VU-nu6GLC1zSg6PSabaVx7MXhddl2HJ1YIXtLSAppGCBAHtyGlE-ll1OWc9K_tmCfLz7lIpa28mopkOIrbA/w400-h225/be3661d3-af4b-4f74-bb25-10cd51381af6_alta-libre-aspect-ratio_default_0.jpg" width="400" /></a></span></div><span style="font-size: large;"><i><span style="color: red;"><a href="https://www.elperiodicoextremadura.com/opinion/2024/02/28/gente-fuera-98742089.html">Este artículo fue publicado originalmente por el autor en El Periódico Extremadura.</a></span></i></span><p></p><p class="MsoNormal"><span lang="ES-TRAD"><span style="font-size: large;">Oí una vez que la función principal de
los espejos es dulcificar la percepción del tiempo. Si uno solo viera reflejado
su rostro ocasionalmente, en lugar de hacerlo cada día, se pegaría unos sustos
morrocotudos. ¿<i>Quién diablos es ese tipo que me está mirando</i>,
pensaríamos frente a la imagen repentina de nuestra vejez? <o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal"><span lang="ES-TRAD"><span style="font-size: large;">Algo similar nos pasa a los que
abandonamos hace mucho el lugar en que crecimos y volvemos a él de tarde en tarde.
Al no percibir los cambios de esa manera amable y gradual que presta la rutina,
la ciudad, barrio o pueblo al que retornamos nos parecen a veces lugares
desconocidos. Tanto, que podemos llegar a sentirnos como extranjeros
recorriendo las viejas calles familiares sin reconocer nada ni a nadie.<span style="mso-spacerun: yes;"> </span><o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal"><span lang="ES-TRAD"><span style="font-size: large;">Esto es normal. Los lugares y las
generaciones se renuevan, y ni la vejez ni la melancólica sensación de ser el
rebalaje de un ola, sin reconocerte en la que viene, son cosas nuevas o
evitables. Pero hay algo extraño e inédito en todo esto. La extrañeza de la que
hablo ya no se produce al comprobar como los más jóvenes nos sustituyen,
llenando de savia nueva los lugares en los que crecimos (¡ojalá fuera eso!),
sino al salir a la calle y no ver más que el ir y venir de turistas anónimos,
ese reciente espécimen humano que, sin ser ciudadano, vecino, ni tener vínculo
generacional con nosotros, se ha convertido en el nuevo habitante de nuestros
pueblos y ciudades. <o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal"><span lang="ES-TRAD"><span style="font-size: large;">Fíjense que de un tiempo a esta parte, ni
tan rápido como para que nos alarmemos, ni tan lento como para que nos hagamos
a la idea, los centros de nuestras históricas y hermosas localidades han
cambiado la vida de sus calles, la alegre familiaridad de sus tabernas, el
recuento vecinal de las plazas, y el tiempo meloso y lento de novios, niños,
ancianos y pandillas, por el vagabundeo frenético de visitantes macilentos, o
forzadamente entusiastas, ejercitando el cansadísimo oficio de hacer turismo;
ese simulacro de aventura consistente en fotografiar monumentos, comprar
souvenirs, estragarse en restoranes, consumir espectáculos y volver agotado el
hotel tras completar el circuito completo. <o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal"><span lang="ES-TRAD"><span style="font-size: large;">Y hay que recalcar que se trata de <i>turistas</i>,
no de viajeros o visitantes con los que quepa confraternizar y hacer vida en
común. El viajero o visitante se integra allí donde va; el turista se limita a
cumplir con el programa, sin necesidad ni tiempo de conocer nada, ni más
relación social que la que tiene con sus proveedores de información,
entretenimiento y baratijas. Los viajeros habitan el lugar y nos dejan el poso
de sus vidas y, a veces, de su obra; el turista, ocupante fugaz de casas y
calles, carne de franquicia y espectáculo a granel, es pieza intercambiable de
un engranaje industrial que los expulsa, exprime y retira cada fin de semana,
sustituyéndolos por otros idénticos a los que se fueron. </span></span></p><p class="MsoNormal"><span lang="ES-TRAD"><span style="font-size: large;">Miren, si no, como van convirtiendo los
centros históricos de Barcelona, Madrid, Sevilla, Cádiz, Granada, Cáceres,
Mérida, o los pueblos más bonitos de la Vera o el Jerte (por no hablar de comunidades
enteras, como Baleares o Canarias) en inmensos parques temáticos plagados de
pisos turísticos y habitantes de opereta en los que, definitivamente, nadie
conoce ya a nadie, y en los que, por cierto, cada vez será más frecuente pagar por simplemente dar un paseo, como pretenden hacer en la Plaza de España de Sevilla.<o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal"><span lang="ES-TRAD"><span style="font-size: large;">No sé a ustedes, pero a mí me parece
vivir en un mundo de gente cada vez más profundamente desarraigada (antes que
nada de sí misma). Un ejército de muertos de aburrimiento que van y vienen sin
cruzarse ni dejar huella en ningún sitio, ni fuera ni dentro de sí, limitándose
a acumular simulacros de vitalidad de los que al cabo de un mes se acordarán
tan poco como de la penúltima película que vieron en <i>Netflix</i>. <o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal"><span lang="ES-TRAD"><span style="font-size: large;">Y no es esto una simple expresión de «turismofobia»
(esa razonable manía que le tiene la gente a la especulación urbanística, la
imposibilidad de descansar o la locura de levantar casinos o campos de golf en
mitad de una dehesa), sino de algo más profundo: de la constatación de la
enorme impostura en que, sin un espejo o reflexión que la delate, nos vamos
sumiendo todos. La distopia de un mundo en que nadie parece estar ni en sí
mismo ni en ningún sitio, y donde todos, obligados a simular una vitalidad que
no tenemos, nos empeñamos en movemos aparatosamente de aquí para allá para que
nada (salvo esa inmensa nadería que es el dinero) se mueva realmente hacía
ningún lado. <o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-size: large;"><span lang="ES-TRAD"><span>Frente a este cosmopolitismo de cartón
piedra que es el turismo, y su cultura de folleto satinado, siempre acabo por
recordar a sir James Frazer, </span></span><span>y lo que disfruté viajando por las páginas de </span><i>La Rama dorada. </i><span>En esta obra suya, que se convirtió en un hito de la antropología cultural, describía e interpretaba, con todo lujo de detalles, una
incalculable y fascinante cantidad de ritos, mitos, relatos y costumbres de
todos los lugares de la Tierra. Y todo ello sin apenas salir de la de
la biblioteca de su universidad. Yo no creo que haya un solo turista, por
vueltas, selfis y destinos exóticos que se haya marcado, que tenga, ni por
asomo, más mundo que el que tuvo sir James.</span></span></p>Victor Bermúdez Torreshttp://www.blogger.com/profile/01752938388267250110noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-2905185876370548983.post-44430604256809557152024-02-25T19:14:00.005+01:002024-02-25T21:04:34.569+01:00III Jornada Didáctica de la Filosofía<p> </p><span style="font-size: large;"><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhAddFpxWJljGm8ueK3OeuQhgHhw7tn01UhFdpMK_3XmWX4RkL3v_TvH7KnlZfyvEC4I7M8yo1qonOeLMdyjKYcDQppY1T5ero9JFA_u7Y4moRQf6gCZ7NVVNBW_id7BzOLajUniqaLTpd4Lle82LebVphsefLp04PC92cIXEbxQ4lZ0MQlB35iLjkvu2k/s4896/P1040565.JPG" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="3672" data-original-width="4896" height="300" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhAddFpxWJljGm8ueK3OeuQhgHhw7tn01UhFdpMK_3XmWX4RkL3v_TvH7KnlZfyvEC4I7M8yo1qonOeLMdyjKYcDQppY1T5ero9JFA_u7Y4moRQf6gCZ7NVVNBW_id7BzOLajUniqaLTpd4Lle82LebVphsefLp04PC92cIXEbxQ4lZ0MQlB35iLjkvu2k/w400-h300/P1040565.JPG" width="400" /></a></div>El pasado sábado, y tras varios años de parón involuntario, volvimos a las andadas y celebramos la III JORNADA DE DIDÁCTICA DE LA FILOSOFÍA en Mérida. Y como en las dos ocasiones anteriores, volvió a ser un reencuentro intenso y entrañable entre compañeros y compañeras de varias generaciones. Aquí os dejo una fotos, todas ellas de nuestro amigo Fergus. Infinitas gracias a Paco Molina por todo el trabajo de organización, al diligente director del CPR de Mérida, Fernando Diaz Suero, que nos atendió inmejorablemente (y contrató un catering exquisito), al director general de Personal Docente, David Moreno Rego, que tuvo la amabilidad de madrugar un sábado para inaugurar la Jornada, a Miguel Ángel Muñoz, que nos dio cobertura mediática a través de El Periódico de Extremadura, y a todos los ponentes y asistentes, en especial al maestro Jesús Zamora Bonilla, que se desplazó desde Madrid para impartir una ponencia magistral sobre Inteligencia artificial, a César Tejedor, que también se desplazó desde Madrid, a Paqui Calle, a Carmen Pérez, a Catalina López, a Marisol Casado, a Ricardo Hurtado, a Raúl Hernández-Montaño y a Ramón Besonías que, por un problema de salud, no pudo finalmente asistir. Y, sobre todas las cosas, a los profes y profas que pasasteis el día con nosotros, participando, enseñándonos y compartiendo ideas, proyectos, alegrías y dificultades. Lamento no tener fotos de los talleres (Fergus se tuvo que ir antes). Os <a href="https://drive.google.com/file/d/10V0iNticUb_UBVFpTVgMfzP4z63WWM6K/view?usp=sharing">enlazo el material con mis intervenciones</a> y la <a href="https://drive.google.com/file/d/1JhmYxJzfevOXUp55LJ3YgaBPL2SRYp8j/view?usp=sharing">presentación de la fabulosa ponencia de Paco Molina</a>, espero que el resto se anime también a compartirlo por aquí (o a través del CPR, enviándoselo a Fernando). Muchas gracias y hasta pronto!!!</span><div><span style="font-size: large;"><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/a/AVvXsEhNULiWA58pO2RrgDX5XsOkP2U0Pw-5Yb-USjtupyihghgPoq9MVOJW9u16udz_WQo3k0vjYwI9WcHF8v6O4vdbY7DyOeCdj54Wyk_4YLpGhg2z7_3a92BQOYFCTV3LyCBZvzIqLuSIHYwjrUsDTwp9Du8R3vyu-vv1HSQxSXEUJ9rz4GokkiF6WoBJItU" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img alt="" data-original-height="300" data-original-width="400" height="300" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/a/AVvXsEhNULiWA58pO2RrgDX5XsOkP2U0Pw-5Yb-USjtupyihghgPoq9MVOJW9u16udz_WQo3k0vjYwI9WcHF8v6O4vdbY7DyOeCdj54Wyk_4YLpGhg2z7_3a92BQOYFCTV3LyCBZvzIqLuSIHYwjrUsDTwp9Du8R3vyu-vv1HSQxSXEUJ9rz4GokkiF6WoBJItU=w400-h300" width="400" /></a></div><br /><br /></span></div><div><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjdwyOLPRPtCOtPhnewTIXO4MvUjNMzn_Ye1vK_wtyTljWPbYeYHGKFP8JRhGLTlH5yBG1BoEPeXgX3V8hE8We7cPfBzWPHM0GQpVcwFN-srTP2AyDlVNH47F0neRaXMXTebEcgbB6lOORrOC7p6BUAsQyCQj3nugebd3Mwurlw0MxR9pmax4UVmlk2Z5I/s4896/P1040419.JPG" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="3672" data-original-width="4896" height="300" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjdwyOLPRPtCOtPhnewTIXO4MvUjNMzn_Ye1vK_wtyTljWPbYeYHGKFP8JRhGLTlH5yBG1BoEPeXgX3V8hE8We7cPfBzWPHM0GQpVcwFN-srTP2AyDlVNH47F0neRaXMXTebEcgbB6lOORrOC7p6BUAsQyCQj3nugebd3Mwurlw0MxR9pmax4UVmlk2Z5I/w400-h300/P1040419.JPG" width="400" /></a></div><br /><p></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgUOzb5gFbyu4M3dcOI9X7nX8Uc7kMr42C0xKr3hLZx61WPUpT1N2zHucO_-cDv0PB71cKmAn2YWlQdKnDv4PR7wQiBfPKzFWUHGbxigpabiNuDbOxtsrcuSSZJVVDGVQWtkknpCLJXpkGWVMSzLYcMz77XWxFLn59t07xsBEeWXjBDUPYx8jilo4QjAs0/s4896/P1040450.JPG" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="3672" data-original-width="4896" height="300" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgUOzb5gFbyu4M3dcOI9X7nX8Uc7kMr42C0xKr3hLZx61WPUpT1N2zHucO_-cDv0PB71cKmAn2YWlQdKnDv4PR7wQiBfPKzFWUHGbxigpabiNuDbOxtsrcuSSZJVVDGVQWtkknpCLJXpkGWVMSzLYcMz77XWxFLn59t07xsBEeWXjBDUPYx8jilo4QjAs0/w400-h300/P1040450.JPG" width="400" /></a></div><br /><p></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgqEWpj0MtyW1cW3I3JQ3PC9ZE6YQP1xPnn9T7ysDYdnWwvekQVI1v2RExtTJ5BMXRMfly8J-sHA7bqcGhcAIjuNx8m1OPCqi6WFsv_5xPZ94vO3VRmf99tCkOQopdJ1MK-LaM7fqSWwdXGTDjnhxrCeND2mrAY6AITs1k8FaN5DYmkCEbXcRA_HZvYt4U/s4896/P1040466.JPG" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="3672" data-original-width="4896" height="300" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgqEWpj0MtyW1cW3I3JQ3PC9ZE6YQP1xPnn9T7ysDYdnWwvekQVI1v2RExtTJ5BMXRMfly8J-sHA7bqcGhcAIjuNx8m1OPCqi6WFsv_5xPZ94vO3VRmf99tCkOQopdJ1MK-LaM7fqSWwdXGTDjnhxrCeND2mrAY6AITs1k8FaN5DYmkCEbXcRA_HZvYt4U/w400-h300/P1040466.JPG" width="400" /></a></div><br /><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEizeqUuiYh5_JMIjbrIpGucAENDDDGbIJ72G4viL3tMAPkeOHv_4YK_BJGT-YuG-EPitnB0a3Ze_eVY0jmMtNaeMvLu441LwT9zEdaessYuE9G-LFlrnnREgLB4Hp8ut49eE_u_AsvINncrBBXUrmpLe40fb9DkFFXjCMhxL4jA_ET4IXA1H2CVuB92SxU/s4896/P1040473.JPG" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="3672" data-original-width="4896" height="300" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEizeqUuiYh5_JMIjbrIpGucAENDDDGbIJ72G4viL3tMAPkeOHv_4YK_BJGT-YuG-EPitnB0a3Ze_eVY0jmMtNaeMvLu441LwT9zEdaessYuE9G-LFlrnnREgLB4Hp8ut49eE_u_AsvINncrBBXUrmpLe40fb9DkFFXjCMhxL4jA_ET4IXA1H2CVuB92SxU/w400-h300/P1040473.JPG" width="400" /></a></div><br /><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiXIIdaVUhv9ZI7B6KEd67kSnE5Ht5OGV00Ifi5srMgxwrzXTy6fjF7befTB8AKMCWQexcMJCTteKx7WpKh4Sbjhwelwyu9JVb-szRLGRUpqHs-HWFmxpKvjPzhKFT0xQkklGeMrhOII3Ey2eoqUcmABv96O4qFvzNyjBqSj-v-MDWflKSXIbTNQsKvlew/s4896/P1040474.JPG" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="3672" data-original-width="4896" height="300" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiXIIdaVUhv9ZI7B6KEd67kSnE5Ht5OGV00Ifi5srMgxwrzXTy6fjF7befTB8AKMCWQexcMJCTteKx7WpKh4Sbjhwelwyu9JVb-szRLGRUpqHs-HWFmxpKvjPzhKFT0xQkklGeMrhOII3Ey2eoqUcmABv96O4qFvzNyjBqSj-v-MDWflKSXIbTNQsKvlew/w400-h300/P1040474.JPG" width="400" /></a></div><br /><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEj0Nhn77ZrmVQ6Dp8xoYZ12GhHUVK_nkoUs13NPf3mn7W-cXlgRXI7x4Qhkaq1hsR_VhphzqubqgZUfbn08k1Ar1lxZXaMf_HvuWU8HdOT_GV_IvgcFXJKCWhu3PJxclogBjbRDW2IMJJekMzh-UmZlcBmtG8JQA9HF2PNUFrSUKA9wD1_ti6uspY8UXto/s4896/P1040493.JPG" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="3672" data-original-width="4896" height="300" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEj0Nhn77ZrmVQ6Dp8xoYZ12GhHUVK_nkoUs13NPf3mn7W-cXlgRXI7x4Qhkaq1hsR_VhphzqubqgZUfbn08k1Ar1lxZXaMf_HvuWU8HdOT_GV_IvgcFXJKCWhu3PJxclogBjbRDW2IMJJekMzh-UmZlcBmtG8JQA9HF2PNUFrSUKA9wD1_ti6uspY8UXto/w400-h300/P1040493.JPG" width="400" /></a></div><br /><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhyUH_HPs-xSMwGT8H3KdPN0PvK3FXwP8Ikk0xmfP5lGVTsH0H5KQgNcwkYqTuPbmtoN63Douy087RGLV-hg9v-hA1EYq0kfdbtr9gHz0U6QGhqp6WTn4Gp9sKmg1s9i48J74sCNHWGYNxp0rzJ0twgQb6swyKy-LTUTfcLstd6FRzsvANCV-_YsskFyeI/s4896/P1040539.JPG" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="3672" data-original-width="4896" height="300" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhyUH_HPs-xSMwGT8H3KdPN0PvK3FXwP8Ikk0xmfP5lGVTsH0H5KQgNcwkYqTuPbmtoN63Douy087RGLV-hg9v-hA1EYq0kfdbtr9gHz0U6QGhqp6WTn4Gp9sKmg1s9i48J74sCNHWGYNxp0rzJ0twgQb6swyKy-LTUTfcLstd6FRzsvANCV-_YsskFyeI/w400-h300/P1040539.JPG" width="400" /></a></div><br /><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiL1jK2io4GmJUsh07CyxVEmi5XVLZZysC3P3CYdVC9inK1_wdRAW-C5R1l_j-e7sEvgM7SiE-ghIomt3_3oQRC1HcdQQJO0PLpY29KMZ1_J5CupxyhkYhH8HcFOde6nrPVzmbthfN8K7VRrtmHswY71ycobG7Fd2tQfzbBDemyzx-Gqkwm71aq6vUketo/s4896/P1040548.JPG" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="3672" data-original-width="4896" height="300" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiL1jK2io4GmJUsh07CyxVEmi5XVLZZysC3P3CYdVC9inK1_wdRAW-C5R1l_j-e7sEvgM7SiE-ghIomt3_3oQRC1HcdQQJO0PLpY29KMZ1_J5CupxyhkYhH8HcFOde6nrPVzmbthfN8K7VRrtmHswY71ycobG7Fd2tQfzbBDemyzx-Gqkwm71aq6vUketo/w400-h300/P1040548.JPG" width="400" /></a></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEif-oqR1HXJfYdGqA89YPbMlcGfKsPoqAZB5OTA3eRgO2ShyWYptZgVP7ZuHoB4m_RXMsVlF7bnUGI2CkHnYZh2x5XkCojwfJU8HUujpHzJKbLm8Bsepi9XC3GWYIW-3IL7B0A2iQdIM8GJQHJS7zEIrmoDzqzBjg3fDKw2zQ_Gde83rTuLwcMleHSOSe0/s4896/P1040558.JPG" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="3672" data-original-width="4896" height="300" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEif-oqR1HXJfYdGqA89YPbMlcGfKsPoqAZB5OTA3eRgO2ShyWYptZgVP7ZuHoB4m_RXMsVlF7bnUGI2CkHnYZh2x5XkCojwfJU8HUujpHzJKbLm8Bsepi9XC3GWYIW-3IL7B0A2iQdIM8GJQHJS7zEIrmoDzqzBjg3fDKw2zQ_Gde83rTuLwcMleHSOSe0/w400-h300/P1040558.JPG" width="400" /></a></div><br /><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiMH4uO3WWC1SuT8ro5MVSGixo9YFIhrXXfakeQJLanQOStfsqOqB8nqzyT0gOeoAc4unwDtDA6zRnMVDu6H2e1dEMj6XVpSkXrRNpHhrz8oZNwO44nf9zLEpOso21O44Mu_STw4CQGe_l127Ldh8PUUmx6YcyOtnhAz4O7mxav0R3zIsqo4VMpc6EIinM/s4896/P1040485.JPG" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="3672" data-original-width="4896" height="300" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiMH4uO3WWC1SuT8ro5MVSGixo9YFIhrXXfakeQJLanQOStfsqOqB8nqzyT0gOeoAc4unwDtDA6zRnMVDu6H2e1dEMj6XVpSkXrRNpHhrz8oZNwO44nf9zLEpOso21O44Mu_STw4CQGe_l127Ldh8PUUmx6YcyOtnhAz4O7mxav0R3zIsqo4VMpc6EIinM/w400-h300/P1040485.JPG" width="400" /></a></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjC867hUy__DwbyxmDHN_NyZwyJnk_5yz2nyKexRArrSn_Xv7-mG29j7hA64Os8CbR8BvR3Xf0gIUXTEHihqRrbpkk-gW1_6Df7hBISHaViLgNTcKN6iOG5jy3Q1BjlNRmc9qJFAMgISrZei6ove-F6qyrYKgafwa7klcpaF7UatIcN-imiYtvROIemEAE/s4896/P1040492.JPG" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="3672" data-original-width="4896" height="300" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjC867hUy__DwbyxmDHN_NyZwyJnk_5yz2nyKexRArrSn_Xv7-mG29j7hA64Os8CbR8BvR3Xf0gIUXTEHihqRrbpkk-gW1_6Df7hBISHaViLgNTcKN6iOG5jy3Q1BjlNRmc9qJFAMgISrZei6ove-F6qyrYKgafwa7klcpaF7UatIcN-imiYtvROIemEAE/w400-h300/P1040492.JPG" width="400" /></a></div><br /><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjs_bzsIJxezm9OWYzTYVvT0QtrVJx8xYqiqDibjt5WIdMMFZ53pkOjOmpY3Qg_Eh3kybc2qSDzcGiXoAHlKR8YbC1pC5iZO9zO2QkVW5ZXYUwuv-rAHNDZuablMJDLZa7RtfiR4buTrv1jbe6VteI4qgf6LYnm69KCZZANTSvV3R4AXK6uUHmu_BpwyIo/s4896/P1040512.JPG" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="3672" data-original-width="4896" height="300" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjs_bzsIJxezm9OWYzTYVvT0QtrVJx8xYqiqDibjt5WIdMMFZ53pkOjOmpY3Qg_Eh3kybc2qSDzcGiXoAHlKR8YbC1pC5iZO9zO2QkVW5ZXYUwuv-rAHNDZuablMJDLZa7RtfiR4buTrv1jbe6VteI4qgf6LYnm69KCZZANTSvV3R4AXK6uUHmu_BpwyIo/w400-h300/P1040512.JPG" width="400" /></a></div><br /><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhu-8edazXTTduOSlVSKan1GqagVuRuOiAWLYrke3j4EjekLYzc7g_Y2R2qyHr5nTzlNpIE0I4EuyvHkGAwzYGxTMn0t2-UBAKq0iF-hLrjdPO-8WMYVkrzxdslqHBSm0qPf1VMSJAWk-9KzN7lSNSGQRP2BT-09gaLvf0yf5qPlAUbCSDdTde99MHh0bY/s4896/P1040515.JPG" style="margin-left: 1em; 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text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEh6hLjPcDvYpYn9yp2h9gMOjHryjKNzoSIebVYxzxNahLdv7MRaMRKppVQ6XZJGV5-Iw2_RUjFyr9GM5KwC_qp2M3YwmukfdPbpCK0crzxLrC228Vjg_Micj1H28Rpj1oNFMHMOvqao8hf7wqoDq0Uzb8P1X_VUpXUE9Q2Mp4rqHbkUwMzsPiuPwNYMDTY/s4896/P1040529.JPG" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="3672" data-original-width="4896" height="300" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEh6hLjPcDvYpYn9yp2h9gMOjHryjKNzoSIebVYxzxNahLdv7MRaMRKppVQ6XZJGV5-Iw2_RUjFyr9GM5KwC_qp2M3YwmukfdPbpCK0crzxLrC228Vjg_Micj1H28Rpj1oNFMHMOvqao8hf7wqoDq0Uzb8P1X_VUpXUE9Q2Mp4rqHbkUwMzsPiuPwNYMDTY/w400-h300/P1040529.JPG" width="400" /></a></div><br /><p></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiirgRCpj6FDVS0xcre9OFAtzra3YD4ReDefOZE3xXS7WtTkHHoH7Tl_oinOpUOjHRPHegZl13E9JZfmL_KLwvjPjzg_eNYEex_SFZi0-c6J0bAMM77bDyI9OE-Cz9CEVCrCjPpbHGLK6YQhtwxmNvLZDM9i6rvZgd_LbMf28AGSqw6hTcDDsRoyXkUd18/s4896/P1040508.JPG" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="3672" data-original-width="4896" height="300" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiirgRCpj6FDVS0xcre9OFAtzra3YD4ReDefOZE3xXS7WtTkHHoH7Tl_oinOpUOjHRPHegZl13E9JZfmL_KLwvjPjzg_eNYEex_SFZi0-c6J0bAMM77bDyI9OE-Cz9CEVCrCjPpbHGLK6YQhtwxmNvLZDM9i6rvZgd_LbMf28AGSqw6hTcDDsRoyXkUd18/w400-h300/P1040508.JPG" width="400" /></a></div><p></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgtgmqBS9VTDINEFjdk6JM6FzG37-pliCqIfzbl__hbdGpBELa-oTYZr2HvmmDTzKHJupKxJPks5iOhIwFuKMv9e5RbvsSbUS62xgAKbzrxbzri_KryDsZ5FYPQz9GRtCP33hZwvCFWlz-AQSIPKfvwpvSNJWDEROXTHP_dhxc71PDy5f62zRzLYaYOFLI/s4896/P1040520.JPG" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="3672" data-original-width="4896" height="300" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgtgmqBS9VTDINEFjdk6JM6FzG37-pliCqIfzbl__hbdGpBELa-oTYZr2HvmmDTzKHJupKxJPks5iOhIwFuKMv9e5RbvsSbUS62xgAKbzrxbzri_KryDsZ5FYPQz9GRtCP33hZwvCFWlz-AQSIPKfvwpvSNJWDEROXTHP_dhxc71PDy5f62zRzLYaYOFLI/w400-h300/P1040520.JPG" width="400" /></a></div><br /><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiOSS-ihiNx7uW2F9kIlrlZ1c9uPQn7rxKhyWWZ5odYtlyrTas2GMBgGcV0zwp0BGDexV-3ouWVsAYhjdhcN0xz4n019C9M7uFzjPh9j7ZNwA9R-SEgIy-o_ZPbrMd4kwJ-dfJOl9LDjx3-Z4fTzo0vqZfP2aL5uGVyVwrAEMY9v8kmMuBDVVYn8po-b50/s4896/P1040521.JPG" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="3672" data-original-width="4896" height="300" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiOSS-ihiNx7uW2F9kIlrlZ1c9uPQn7rxKhyWWZ5odYtlyrTas2GMBgGcV0zwp0BGDexV-3ouWVsAYhjdhcN0xz4n019C9M7uFzjPh9j7ZNwA9R-SEgIy-o_ZPbrMd4kwJ-dfJOl9LDjx3-Z4fTzo0vqZfP2aL5uGVyVwrAEMY9v8kmMuBDVVYn8po-b50/w400-h300/P1040521.JPG" width="400" /></a></div><br /><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEi9Q4lpQFGjeTZJPApWzB12fF5Imul5DQm5fKf2C9jz1QFTB6oY_2ekLFVqKtfU2nncv74mksxDs17YsKWyqjQ1TUa08qGcXb6zVn7JP9CHjFn6FGm_3eQosC95RSrKnemeczvPFXxycVyzdY4w2WKP3ao3ALxkWhoHRlPXSfnjCuk9xnIxWKkRs8BZBB8/s4896/P1040522.JPG" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="3672" data-original-width="4896" height="300" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEi9Q4lpQFGjeTZJPApWzB12fF5Imul5DQm5fKf2C9jz1QFTB6oY_2ekLFVqKtfU2nncv74mksxDs17YsKWyqjQ1TUa08qGcXb6zVn7JP9CHjFn6FGm_3eQosC95RSrKnemeczvPFXxycVyzdY4w2WKP3ao3ALxkWhoHRlPXSfnjCuk9xnIxWKkRs8BZBB8/w400-h300/P1040522.JPG" width="400" /></a></div><br /><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhWUHSsRS9dem0GgmniKwdeuffVEg0u8l9QkpuuWV88d1bjaLxIH8ZXLs25KLINRAqHnKFNkURp8o_UrBBz0n7cwE1g4ITd8KocqOJVOqeS5Ke90RpMJtp2i1USQsUFcS530NCcWTc0ljur3KYzwtjfiUW1cFxtHteLUBbmaLCgmCCas2jigcYY0oUzfj8/s4896/P1040524.JPG" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="3672" data-original-width="4896" height="300" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhWUHSsRS9dem0GgmniKwdeuffVEg0u8l9QkpuuWV88d1bjaLxIH8ZXLs25KLINRAqHnKFNkURp8o_UrBBz0n7cwE1g4ITd8KocqOJVOqeS5Ke90RpMJtp2i1USQsUFcS530NCcWTc0ljur3KYzwtjfiUW1cFxtHteLUBbmaLCgmCCas2jigcYY0oUzfj8/w400-h300/P1040524.JPG" width="400" /></a></div><br /><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhiOwkP0lb6uJuadCqDP5i0jkaFc_KzhYVoVCtBSpZ44oTCISfcd_pyCOY4kedv0m1rQVc7tSeLkn5G2jeY2N5qcWmXr6v9qSb1lKqC0QnO9vVK_xJuVLsGRORjXdRVn2Rqf-3oQGSWHv_a1oaV4ppnqLsZFjhOHCQyrAG8JE2Ca1Kq5ORpn1NwQd4Wf8c/s4896/P1040545.JPG" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="3672" data-original-width="4896" height="300" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhiOwkP0lb6uJuadCqDP5i0jkaFc_KzhYVoVCtBSpZ44oTCISfcd_pyCOY4kedv0m1rQVc7tSeLkn5G2jeY2N5qcWmXr6v9qSb1lKqC0QnO9vVK_xJuVLsGRORjXdRVn2Rqf-3oQGSWHv_a1oaV4ppnqLsZFjhOHCQyrAG8JE2Ca1Kq5ORpn1NwQd4Wf8c/w400-h300/P1040545.JPG" width="400" /></a></div><br /><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhTpKQUDprCnx-A4qVnNJcwsYkkbnAygChyaQ5BFOdWtvcM_xV4lnkc3XU87WWhhSTvYfPVgY2tZiNGUz92Xc9E_IrhMhyphenhyphenZRgLoF5rB4TXf2g4DKQ2l9pKNZM1bRxlywsuJ1ENKkkOOpx69QwGMWt45vTEacV5MRSNjL0w22CfSr_n2StbF1Y8-CigFVuk/s4896/P1040535.JPG" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="3672" data-original-width="4896" height="300" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhTpKQUDprCnx-A4qVnNJcwsYkkbnAygChyaQ5BFOdWtvcM_xV4lnkc3XU87WWhhSTvYfPVgY2tZiNGUz92Xc9E_IrhMhyphenhyphenZRgLoF5rB4TXf2g4DKQ2l9pKNZM1bRxlywsuJ1ENKkkOOpx69QwGMWt45vTEacV5MRSNjL0w22CfSr_n2StbF1Y8-CigFVuk/w400-h300/P1040535.JPG" width="400" /></a></div><br /><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEg3bOBV16DsXOg_2zVaZPXYSIXfxg3AyDjwsgnJzf7WCyUZo2HW0pVCfa4cCiz2No4PhqexB_xwZyylYnLEUjlXUIcT43bju8c4QjZK7BnIk3uoAsvGuGyd-vvlX_Bolh0IuXWrBhGtX0SOzRYjCso9YtMzaF13P7o49eljv3hRsv_9IFI17nH4si7OSW8/s4896/P1040565.JPG" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="3672" data-original-width="4896" height="300" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEg3bOBV16DsXOg_2zVaZPXYSIXfxg3AyDjwsgnJzf7WCyUZo2HW0pVCfa4cCiz2No4PhqexB_xwZyylYnLEUjlXUIcT43bju8c4QjZK7BnIk3uoAsvGuGyd-vvlX_Bolh0IuXWrBhGtX0SOzRYjCso9YtMzaF13P7o49eljv3hRsv_9IFI17nH4si7OSW8/w400-h300/P1040565.JPG" width="400" /></a></div><br /><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjmqwTdag5wCGXI6Ha3XeD0hJPzUZPAK1XABarSRZCYU7aZhaOahxZgZrtDtcmI3zEK43QWGAxhsYC_PnWYIpfsy2TI-GwpoJYcuM-ZZqXz0s7gbaT2k_bIAgFKozNzBpWEX66fOaB6jvCNklalCh7a2SkHxNFy1kh_pMnkFxDDZh3jJFfHtkZasZAN7qA/s680/GFV6Fx_XQAEFQ63.jpg" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><br /><img border="0" data-original-height="680" data-original-width="530" height="400" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjmqwTdag5wCGXI6Ha3XeD0hJPzUZPAK1XABarSRZCYU7aZhaOahxZgZrtDtcmI3zEK43QWGAxhsYC_PnWYIpfsy2TI-GwpoJYcuM-ZZqXz0s7gbaT2k_bIAgFKozNzBpWEX66fOaB6jvCNklalCh7a2SkHxNFy1kh_pMnkFxDDZh3jJFfHtkZasZAN7qA/w311-h400/GFV6Fx_XQAEFQ63.jpg" width="311" /></a></div><br /><p><br /></p><p><br /></p><p><br /></p><p><br /></p></div>Victor Bermúdez Torreshttp://www.blogger.com/profile/01752938388267250110noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-2905185876370548983.post-44787296827211040622024-02-21T13:30:00.004+01:002024-02-21T20:01:17.198+01:00Lo crítico de ser crítico<p><span style="font-size: x-large;"></span></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgEE7vQQ795gKRwOETqCkakdaI6NwIMW5jXbjCRKueW8OfrtZbqtdT14X1Qg8sDWXTOFkDwF8OT3qp6X4dsBlV2XyK_KmWaTK6ZltsgaXNPS3QoDdVYKfIhFKCwI9FS1KPiD9Ypj9oJJuWgV9MT8ks2JfqWPE_BLInmsvk6AMjcLiGRHWUPeh-RMbq5o3c/s790/666e7605-b667-4631-b09c-cf29a698b290_21-9-aspect-ratio_default_0.jpg" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="548" data-original-width="790" height="222" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgEE7vQQ795gKRwOETqCkakdaI6NwIMW5jXbjCRKueW8OfrtZbqtdT14X1Qg8sDWXTOFkDwF8OT3qp6X4dsBlV2XyK_KmWaTK6ZltsgaXNPS3QoDdVYKfIhFKCwI9FS1KPiD9Ypj9oJJuWgV9MT8ks2JfqWPE_BLInmsvk6AMjcLiGRHWUPeh-RMbq5o3c/s320/666e7605-b667-4631-b09c-cf29a698b290_21-9-aspect-ratio_default_0.jpg" width="320" /></a></div><span style="font-size: large;"><span style="color: red;"><i><a href="https://www.elperiodicoextremadura.com/opinion/2024/02/21/critico-critico-98430809.html">Este artículo fue originalmente publicado por el autor en El Periódico Extremadura.</a></i></span> </span><p></p><p><span style="font-size: large;"><span><br />Lo</span><span> comentaba el otro día con un amigo y
colega de fatigas docentes: ¿Qué hacemos con el alumno o alumna que se toma en
serio la ence</span><span>ndida defensa del pensamiento crítico que hacen las leyes
educativas? ¿Pueden ser críticos también con sus profesores o sus padres, o
solo con sus iguales, los </span><i>influencers</i><span> de Youtube o las letras de
reguetón? Cuando pienso en la de veces que he visto alabar al alumno dócil y </span><i>calladito</i><span>,
y denostar al que mostraba una mínima actitud crítica, me entran las dudas… «¡Cuidado,
que </span><i>ese</i><span> es de lo que te contestan!» – he escuchado en multitud de
ocasiones—; o de «los que te lo cuestionan todo» – he oído otras tantas –…</span></span></p>
<p class="MsoNormal"><span lang="ES-TRAD"><span style="font-size: large;">En ocasiones he tenido que confesar a mis
alumnos que por mucho que en los temarios se diga que hay que desarrollar la
competencia crítica, el esforzarse en ello no siempre acarrea el premio merecido…
Diga lo que se diga (les digo), a muy poca gente le agrada la crítica. Y en
esto casi da igual que esta sea argumentada, respetuosa y constructiva, o
furibunda e insultante (como las que abundan en las redes). ¡Casi diría que
puede ser peor la primera, pues obliga a tomarse la crítica en serio y, a
veces, a algo tremebundo: a <i>cambiar públicamente de opinión</i>!<o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal"><span lang="ES-TRAD"><span style="font-size: large;">Algunos compañeros más sabios, y quizá
escarmentados, me dicen que a los alumnos hay que enseñarles también a
diferenciar lo <i>ideal</i> de lo <i>real</i>: lo ideal es que sean críticos y
lo cuestionen todo, pero la cruda realidad es que en ocasiones, y si no quieren
problemas, «estarán más guapos con la boca cerrada». Como consejo no está mal.
El problema es que en el ámbito de la filosofía esto de lo ideal y lo real no
está tan claro. Platón, por ejemplo, decía que hay que tender a lo ideal y no cejar
en la crítica razonada, cueste lo que cueste (¡qué se lo digan a Sócrates!). Y
Kant, otro filósofo que se enseña en clase, decía que la ética consiste en
actuar según principios, y no movido por ningún cálculo de costes y beneficios.
¿Entonces? ¿Animamos a los chicos a ser siempre críticos? ¿O solo cuando <i>conviene</i>?<o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal"><span lang="ES-TRAD"><span style="font-size: large;">El propio Kant esbozó una sugerente
teoría política al respecto. Él pensaba que una nación sería cada vez más justa
e ilustrada si en ella se enseñaba a los ciudadanos a criticar libre y públicamente
lo que quisieran, siempre que se guardaran de hacerlo durante el ejercicio de
su función o cargo profesional. Así, un militar, un profesor, un inspector
fiscal, etc., deberían poder criticar libre y razonadamente como ciudadanos (<i>fuera
de su horario laboral</i> por así decir) a las instituciones para las que
trabajaran, siempre que en el desempeño de su cargo cumplieran fielmente sus
obligaciones y se ajustaran a la doctrina imperante (y mientras esta no fuera
totalmente contraria a sus principios, claro). Esto permitiría que la sociedad
progresara – gracias a la actitud crítica de la ciudadanía – sin que peligrara
el orden social.<o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal"><span lang="ES-TRAD"><span style="font-size: large;">Kant solo hacía una excepción a su regla.
Había un solo oficio en que el Estado debería permitir la misma crítica sin restricción
que se permitía en el ámbito cívico: el de filósofo. La razón es que este
oficio es el único que consiste, justamente, en cuestionarlo todo. Kant pensaba
que un régimen que quisiera ser ilustrado habría de tolerar, e incluso desear,
ese grado radical de crítica interna. Un régimen fundado en la razón solo
podría legitimarse permitiendo que se razonara sobre y desde sí mismo. <o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal"><span lang="ES-TRAD"><span style="font-size: large;">¿Qué les parece? Reparen, por cierto, en
que Kant publicó estas revolucionarias ideas allá en la Prusia del siglo XVIII
y bajo la monarquía de Federico el Grande, quien parece que se mostraba de
acuerdo con el filósofo («Razonad sobre todo lo que queráis, pero obedeced» era
su lema, según Kant). ¡Ya quisieran los iranies, los chinos o los rusos
actuales (que se lo digan a Alexéi Navalni) vivir en un régimen como el de este
déspota (ilustrado) de hace tres siglos!<span style="mso-spacerun: yes;">
</span><o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal"><span lang="ES-TRAD"><span style="font-size: large;">¿Y en cuanto a nosotros? ¿Qué respuesta
deberíamos dar a la pregunta del principio desde nuestras modernas democracias
liberales? ¿Deberíamos empeñarnos en enseñar a niños y adolescentes a ser
ciudadanos libres y críticos?... Parece obvio que sí (más aún si el Estado,
como es nuestro caso, ha dispuesto a la filosofía como materia troncal del
sistema educativo). Esos alumnos y alumnas criticones y respondones deberían ser,
pues, el modelo a imitar (y no a denostar), los primeros de la clase, los hijos
e hijas a exhibir ante las visitas…<o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal"><span lang="ES-TRAD"><span style="font-size: large;">Tal vez por ese camino llegáramos algún
día a vivir en democracias plenas, en las que no solo los filósofos (y sus
alumnos) tuvieran el privilegio de criticarlo constantemente todo, sino
también, y sin más límites que los de su saber o ciencia, el resto de
intelectuales, científicos, periodistas... Aunque para ello tuvieran que ser
algo parecido a funcionarios. No habría gasto mejor justificado para un Estado
que el de tener en nómina (y a salvo de los gobiernos de turno) a aquellos <i>tábanos</i>
encargados de mantenernos despiertos a todos… <o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal"><span lang="ES-TRAD"><o:p><span style="font-size: large;"> </span></o:p></span></p>Victor Bermúdez Torreshttp://www.blogger.com/profile/01752938388267250110noreply@blogger.com2tag:blogger.com,1999:blog-2905185876370548983.post-72280360653395238092024-02-14T18:22:00.003+01:002024-02-14T18:33:41.671+01:00Tractores a la deriva<p></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEihgCE7sX2ChDai7AHwb5hZBMFfuhSnLrxeOOfNSNG0DMwBKqUY2kb_OTPqdCZQmjVxD5UXIwNJTGQIZjT2g_kMvL6HE3M05NJ2lDUMYDafT5ZcgxjhXhoGhiiz5UTsez6MhotSJ8g6Nura9DmqtiTA3KlFjgJZJ4IuPZGrRfUSfSniusaBRLS4gCZlPN4/s1200/032b923c-1392-44fc-bbf5-806f1cdf4e1f_16-9-discover-aspect-ratio_default_0.jpg" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="675" data-original-width="1200" height="225" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEihgCE7sX2ChDai7AHwb5hZBMFfuhSnLrxeOOfNSNG0DMwBKqUY2kb_OTPqdCZQmjVxD5UXIwNJTGQIZjT2g_kMvL6HE3M05NJ2lDUMYDafT5ZcgxjhXhoGhiiz5UTsez6MhotSJ8g6Nura9DmqtiTA3KlFjgJZJ4IuPZGrRfUSfSniusaBRLS4gCZlPN4/w400-h225/032b923c-1392-44fc-bbf5-806f1cdf4e1f_16-9-discover-aspect-ratio_default_0.jpg" width="400" /></a></div><span style="font-size: large;"><span style="color: red;"><i><a href="https://www.elperiodicoextremadura.com/opinion/2024/02/14/tractores-deriva-98122990.html">Este artículo fue originalmente publicado por el autor en El Periódico Extremadura</a></i></span><br /><br /></span><p></p><p class="MsoNormal"><span style="font-size: large;"><span>Menudo cambalache, que dice el tango. <a name="_Hlk158592913">Los pequeños y medianos agricultores clamando contra lo
mismo que puede salvarlos de las garras del merca</a></span><a name="_Hlk158592913">do y los efectos del cambio
climático, mientras la derecha, copromotora de los tratados de libre comercio,
de los privilegios de las distribuidoras y del reparto injusto de las
subvenciones, subiéndose al tractor a ver qué cae en las urnas gallegas y
europeas…</a></span></p>
<span style="font-size: large;"><span style="mso-bookmark: _Hlk158592913;"></span>
</span><p class="MsoNormal"><span lang="ES-TRAD"><span style="font-size: large;">Las quejas de los agricultores y
ganaderos contra las exigencias medioambientales son desconcertantes, pues es
de tales exigencias de lo que depende precisamente su futuro. Por muchos
controles que se apliquen, los productos de los países extracomunitarios, cuya
mano de obra puede ser hasta cinco o diez veces más barata, serán siempre más
competitivos. Es por ello por lo que hay que proteger el único valor añadido de
nuestra agricultura y ganadería: su calidad y la garantía que ofrecen para la
salud (la nuestra y la del planeta, que vienen a ser la misma); algo que
supone, obviamente, someter a más controles la actividad agropecuaria. Es eso,
junto a la educación de la ciudadanía en las virtudes de un consumo sostenible
y responsable, lo único que puede salvar el campo europeo. Eso o cerrar
fronteras, reivindicar la autarquía e irse a Davos a gritar con los ecologistas
y la izquierda alternativa contra los males de la globalización…<span style="mso-spacerun: yes;"> </span><o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal"><span lang="ES-TRAD"><span style="font-size: large;">Y un apunte sobre la burocracia: los
agricultores y ganaderos europeos están entre los más protegidos del mundo.
Entre pagos directos y ayudas al desarrollo rural la UE invierte casi el 40% de
su presupuesto en un 4.5% de la población, generadora de apenas un 1.6% del
PIB, siendo España el segundo país receptor de estos fondos. Se pagan
subvenciones y ayudas públicas frente a todo tipo de contingencias, algo
impensable en casi ningún otro lugar del planeta. Y es obvio que a todos nos
parece esto muy bien. Pero este gigantesco esfuerzo económico – que proviene de
nuestros impuestos – implica trámites burocráticos, que no se imponen para
torturar a nadie, sino para asegurar que los fondos llegan sin corruptelas a
quienes lo necesitan. Y para cuidar de la seguridad alimentaria de todos, no se
nos olvide. ¿O es que nadie se acuerda ya de cuántos desastres sanitarios han
estado relacionados con la relajación del control burocrático sobre productos
agrícolas y ganaderos? ¿Se acuerdan del aceite de colza, de la enfermedad de
las vacas locas, de la peste porcina, del coronavirus…?<span style="mso-spacerun: yes;"> </span><o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal"><span lang="ES-TRAD"><span style="font-size: large;">Otro tiro disparatado de los agricultores
es el que apunta a la Agenda 2030, una relación de objetivos liderados por la
ONU en la que se apuesta literalmente por <i>duplicar la productividad agrícola</i>,
<i>aumentar los ingresos de los productores de alimentos a pequeña escala</i> y
<i>apoyar a los agricultores y ganaderos familiares.</i> ¿Nos subimos a un
tractor para poner a parir un proyecto que viene a subrayar el valor de nuestra
agricultura y ganadería tradicionales frente al avance imparable de las macrogranjas
y el monocultivo industrial controlado por grandes corporaciones? Eso no hay
quien lo entienda. <o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal"><span lang="ES-TRAD"><span style="font-size: large;">Si los indignados autónomos y pequeños
empresarios agrícolas y ganaderos quieren tomar un rumbo coherente deben
dirigir sus quejas y tractores (como excepcionalmente hacen) a otro sitio: a
las multinacionales de la distribución, a los fondos de inversión que especulan
con la tierra y los precios, o a las sedes de aquellos partidos políticos que
defienden sin condiciones los tratados y convenios bilaterales de libre
comercio. Denunciar esos tratados, exigir la aplicación estricta de la Ley de
la Cadena Alimentaria o demandar medidas para que no sean los grandes propietarios quienes arramplen con el
80% del dinero que llega desde la UE, son algunas de las cosas concretas por
las que <i>sí </i>que tendría sentido cabrearse y sacar el tractor a la calle.<o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal"><span lang="ES-TRAD"><span style="font-size: large;">Es cierto que exigir medidas regulatorias
y de control del mercado son cosas de esos <i>malditos rojos</i> de la izquierda
(al menos, de la que no está entretenida con las bobadas de la guerra
cultural), pero ¿quién sino la izquierda habría de defender a los que están
abajo alimentando los beneficios astronómicos de los de arriba – esos que, más
que urbanitas o gente de pueblo, son nativos de islas privadas y paraísos
fiscales –? <o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal"><span lang="ES-TRAD"><span style="font-size: large;">Mientras no se entienda todo esto, me
temo que lo recorrido y bloqueado no habrá servido para casi nada, salvo para
que se suban al carro, disfrazados de salvapatrias, aquellos que no tienen otro
propósito que el de liberalizar aún más el sector primario, aunque eso suponga
reconvertir y vaciar del todo la España rural.</span><o:p></o:p></span></p>Victor Bermúdez Torreshttp://www.blogger.com/profile/01752938388267250110noreply@blogger.com4tag:blogger.com,1999:blog-2905185876370548983.post-80159999131453421982024-02-07T15:28:00.005+01:002024-02-07T15:29:37.525+01:00Miedo a no tener miedo<p><i style="font-size: x-large;"></i></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><i style="font-size: x-large;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgdRCM6go-qIVqwVKeQzRgiJ_B7UvASaySyMw1NANHqeX1zdbfudOtMSfVmPNjMeGSFSGGrqL9-cEhw3J34g18m9S65jVlN3gHQw4m7i_FFMm3GuhJs9X5fNANJSAHbJaOqxtNJ3B_NULjyVUDVLpcev-L9mrfz0Dqfvwb4A0ws3gAGuLvuH7Y8j-EXT2I/s1200/0fb67c7e-9cce-4bfa-8fff-430e497073ef_alta-libre-aspect-ratio_default_0.jpg" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="672" data-original-width="1200" height="224" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgdRCM6go-qIVqwVKeQzRgiJ_B7UvASaySyMw1NANHqeX1zdbfudOtMSfVmPNjMeGSFSGGrqL9-cEhw3J34g18m9S65jVlN3gHQw4m7i_FFMm3GuhJs9X5fNANJSAHbJaOqxtNJ3B_NULjyVUDVLpcev-L9mrfz0Dqfvwb4A0ws3gAGuLvuH7Y8j-EXT2I/w400-h224/0fb67c7e-9cce-4bfa-8fff-430e497073ef_alta-libre-aspect-ratio_default_0.jpg" width="400" /></a></i></div><i><span style="color: red; font-size: large;"><a href="https://www.elperiodicoextremadura.com/opinion/2024/02/07/miedo-miedo-97821069.html">Este artículo fue originalmente publicado por el autor en El Periódico Extremadura</a></span></i><p></p><p><i><span style="font-size: large;"><br /><span>Más vale ser temido
que amado</span></span></i><span style="font-size: large;">, aconsejaba Maquiavelo
a los que quisieran obtener o conservar su poder. Siempre me ha contrariado
esta idea. ¿No es más eficaz el poder fundado en el amor que en el miedo? El
que tiene miedo obedecerá contra sí mismo; el que ama te obedecerá como a sí
mismo. ¿Entonces? ¿Por qué esta insistencia en la política del miedo y el odio?
¿Será por esa alegría entusiasta que parece liberar el amor? Un poco de
entusiasmo – decía también Maquiavelo – está bien, pero en exceso… ¡Quién sabe
dónde puede llevarnos!</span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="mso-ansi-language: ES;"><span style="font-size: large;">Hago esta digresión a
propósito del espectáculo político y mediático al que asistimos casi a diario desde
hace años. No recuerdo un momento de nuestra reciente historia democrática en
que se haya apostado más por la estrategia del miedo y el odio para disputarse
el poder. Hasta el punto de que cuando alguna fuerza política se ha empeñado en
reivindicarse con alegría, constructivamente y en positivo, como hizo Sumar y,
parcialmente y en sus inicios Podemos (cuando no era el agrio escuadrón suicida
en que se ha convertido hoy), esta ha sido objeto de las burlas más vitriólicas
y quevedescas – porque en otra cosa no, pero en ingenio verbal al servicio de
la mala leche los españoles somos, sin discusión alguna, potencia mundial –. <o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="mso-ansi-language: ES;"><span style="font-size: large;">Así, mientras que la
actual oposición al gobierno se muestra incapaz de enunciar apenas otro mensaje
que no sea el del miedo a la desarticulación de España y la denuncia moral
(cuando no el odio descarnado) al diabólico Sánchez, acusándolo de hacer lo
mismo que cualquier otro líder democrático (negociar para mantener su poder y
lo más sustancial de su proyecto político), la izquierda en el gobierno se ve
forzada a adobar su expediente de logros (que no son pocos) con el miedo y el
odio a la ultraderecha montaraz de VOX. Y así llevamos casi ni me acuerdo. <o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="mso-ansi-language: ES;"><span style="font-size: large;">Esta insistencia en el discurso
del miedo tiene, desde luego, raíces psicológicas y morales muy antiguas, y
proyección en casi todos los ámbitos de la cultura. Los estrategas políticos
saben que el miedo, como muchas otras pasiones, genera un fervor intenso que
puede despertarse en el momento conveniente (el del voto) para dejarlo luego al
ralentí, convertido en apatía cívica. Poco que ver con la acción transformadora
y constante que genera una voluntad amorosamente erigida... <o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="mso-ansi-language: ES;"><span style="font-size: large;">Reparen por otra parte en
cómo nuestro sistema moral, de fuerte impronta religiosa, permanece aún fundado
en el miedo, la culpa y el odio a nosotros mismos (ese ser fatalmente
autosegregado de Dios que, según varios libros santos, somos los humanos). Es
increíble que nos escandalicemos por el acceso de los menores al porno y no
hagamos lo propio cuando los dejamos inertes ante las imágenes y discursos del
miedo y la culpa (no hay más que entrar en cualquier iglesia). Son sintomáticas
a este respecto las críticas al cartel de la Semana Santa sevillana de este
año: para escándalo de muchos, en él se muestra un cristo que no sufre y que,
en lugar de generar culpa o miedo (murió por nuestro mal obrar, nos puede castigar…),
provoca – <i>¡qué horror!</i> – alegría y deseo.<o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="mso-ansi-language: ES;"><span style="font-size: large;">Más allá, este entramado
moral se transmite a todos los ámbitos de la vida. Por ejemplo, al trabajo, que
poca gente concibe como deseable, sino como algo necesariamente odioso (si lo
deseas y disfrutas «no es trabajo», ni quizá mereces que te paguen por ello), o
a la educación, donde la mayoría todavía concibe que sin coacción y miedo los
niños no son más que una panda de vagos, y que la vieja pedagogía del placer y
el amor al conocimiento no es más que una chaladura buenista e inútil. <o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="mso-ansi-language: ES;"><span style="font-size: large;">La misma estrategia late
también de forma taimada bajo los hábitos de consumo, más fundados en el miedo
(a no tener bastante, a no aprovechar la ocasión, a no poseer lo que se
dictamina como deseable…) que en un deseo positivo; y se impone en la difusión
de los relatos ideológicos de nuestro tiempo, tanto de izquierdas como de
derechas, igualmente sustentados en pasiones negativas: el terror al
apocalipsis climático, el odio y la cancelación del disidente, el apaleamiento
de la víctima propiciatoria, la persecución del inmigrante pobre, la guerra al
hereje, la aversión al oponente (al Estado, al capital, al facha, al <i>nosequéfobo</i>…)…<o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="mso-ansi-language: ES;"><span style="font-size: large;">Y sobre todo esto, me
temo, sobrevuela el miedo atroz a perder el miedo, a edificar una sociedad de
personas tan plenamente activas y libres que necesiten cada vez menos, no solo
de un poder político externo, sino también de la congoja y la autocoacción
interna. El miedo, en fin, a la libertad: tan tremendo que él mismo nos genera
un miedo insuperable a superarlo. ¡Qué vértigo vivir sin órdenes, sin miedo,
sin culpa, y sin tener que odiar a nada ni a nadie para poder ser o parecer
algo!</span><o:p></o:p></span></p>Victor Bermúdez Torreshttp://www.blogger.com/profile/01752938388267250110noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-2905185876370548983.post-32318120805035006762024-01-31T08:47:00.000+01:002024-01-31T08:47:02.203+01:00El «FOMO» y las bondades de compararnos con los demás<p> </p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEheNX88OBV-lyEOvLH1lve_76D8HAHgWtgeAoQCf2_zxBx5OX67E-5eLpdjFHv0ewR1P3KRMsFEyo32NKRlkf6se5Y18C0f4v6BlwpD-D_bGxlPsm-y4-kFyQIiV6FdFUjEJkJJBHbokDxJttNt6Zjp1LYzak8aUomBFVAib3VDe-fuCFFaOn28OCnFOlM/s1920/563e24e7-143a-40e5-b849-64c553078a5a_source-aspect-ratio_default_0.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="1080" data-original-width="1920" height="225" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEheNX88OBV-lyEOvLH1lve_76D8HAHgWtgeAoQCf2_zxBx5OX67E-5eLpdjFHv0ewR1P3KRMsFEyo32NKRlkf6se5Y18C0f4v6BlwpD-D_bGxlPsm-y4-kFyQIiV6FdFUjEJkJJBHbokDxJttNt6Zjp1LYzak8aUomBFVAib3VDe-fuCFFaOn28OCnFOlM/w400-h225/563e24e7-143a-40e5-b849-64c553078a5a_source-aspect-ratio_default_0.jpg" width="400" /></a></div><span style="color: red; font-size: large;"><i><a href="https://www.elperiodicoextremadura.com/opinion/2024/01/31/fomo-bondades-compararnos-97527388.html">Este artículo fue originalmente publicado por el autor en El Periódico Extremadura</a></i></span><p></p><p class="MsoNormal"><span style="font-size: large;"><br /></span></p>
<p class="MsoNormal"><span lang="ES-TRAD"><span style="font-size: large;">Según las últimas bobadas para solaz de
medio ricos ociosos y terapeutas en busca de clientes, sufrimos bastante de <a name="_Hlk157446592">«FOMO», </a>una nueva patología cuyo siglas (por supuesto
en inglés; quién iba a pagar si no por tratarse de algo así) significan «temor
a perderse algo». El presunto síndrome estaría relacionado con la angustia que
experimentamos al ver por las redes sociales todo lo que nos perdemos en la
farra, concierto, bautizo u evento vario al que uno dejo intencionadamente de
acudir. Nada del otro jueves, con la diferencia de que antes te lo imaginabas
(que no sé si es peor) y ahora lo ves por Facebook.<o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal"><span lang="ES-TRAD"><span style="font-size: large;">El temible «FOMO» estaría relacionado,
además, con la se supone que <i>malsana</i> tendencia a compararnos con otros,
amplificada hoy por la posibilidad de ver a todas horas lo que la gente exhibe
en las dichosas redes, y que, como todos sabemos, no suele ser exactamente la
vida real, sino una superproducción teatralizada para que esta parezca todo lo
intensa, exitosa y bella que no es.<o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal"><span lang="ES-TRAD"><span style="font-size: large;">Pues bien: la alarma que, sin duda, ha
despertado esta nueva <i>enfermedad psicológica</i> (novedad que durará poco, porque
cada día amanecemos con catorce o quince trastornos psicológicos más), nos
obliga a ocuparnos aquí de ella, con objeto de comprenderla o, al menos, de
reírnos un poco, terapias estas – la de la comprensión y la risa –
infinitamente más eficaces que la que puedan ofrecerles todos los <i>coaches</i>,
gurúes y <i>psicotrainers </i>juntos. Veamos; que igual la cosa tiene miga. <o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal"><span lang="ES-TRAD"><span style="font-size: large;">La inclinación a sentir dolor y tristeza
por lo no vivido es, como decíamos, muy vieja, y fue tratada con profusión por
los filósofos existencialistas. En su raíz se encuentra el angustioso problema
de la libertad. El ser humano, decía Sartre, está condenado a ser libre y, por
tanto, a tener que decidir cada paso que da. Ahora bien, dado que nuestra existencia
es finita en tiempo y fuerzas, cada decisión nos obliga a renunciar a
innumerables posibilidades, tan inmaculadamente hermosas como la hierba que
brilla a lo lejos y tan platónicamente idealizables como los besos que nunca
dimos.<span style="mso-spacerun: yes;"> </span><o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal"><span lang="ES-TRAD"><span style="font-size: large;">En cierto modo, elegir es renunciar a la
plenitud de tenerlo o serlo todo. Tal vez por ello nos gusta tanto permanecer
en ese estado de procrastinación ensoñadora en el que imaginamos hacer esto y
lo otro sin decidir ni hacer realmente nada. Pero esta experiencia imaginaria
de totalidad se acaba cuando uno tiene inevitablemente que actuar; esto es,
pasar del estado estético al ético. Toca entonces delimitar el campo de lo
posible y definir nuestro camino, tarea que es siempre compleja y angustiosa;
por la infinitud de lo que perdemos y por el miedo al error: ¿no nos estaremos
equivocando fatalmente, subiéndonos el «tren» equivocado y dejando pasar aquel
que realmente nos convendría tomar?<span style="mso-spacerun: yes;"> </span><o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal"><span lang="ES-TRAD"><span style="font-size: large;">En esta agónica situación es donde
interviene decisivamente la comparación con los otros. Compararse con los demás
no solo es necesario, sino bueno y virtuoso. Las decisiones y modelos de
existencia que representan otras personas son la fuente de inspiración y el
espejo donde buscamos contrastar y corroborar lo acertado o no de nuestras
propias elecciones. Por ello nos interesa tantísimo contemplar la vida de la
gente (en las novelas, la tele, las plazas, las revistas o las redes). Nadie se
«hace a sí mismo», y hasta los más individualistas lo son por imitación y
aprendizaje de otros. Medirnos con esos otros, imitarlos, juzgarlos y juzgarnos
en relación con ellos son las herramientas fundamentales para aprender a ser
humanos, para orientar nuestras decisiones, para conocernos, para afirmarnos y,
por supuesto, para corregirnos y perfeccionarnos. <o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal"><span lang="ES-TRAD"><span style="font-size: large;">Decía el sabio Protágoras que el ser
humano es la medida de todas las cosas. En lo que esto tenga de cierto, el
mensaje es claro, sobre todo si eliminamos el antropocentrismo y el relativismo
que la máxima encierra: para evaluar con la máxima objetividad y certeza lo que
queremos y debemos ser, no hay otra que comparar nuestro juicio con el de los demás.
Esta comparación es el diálogo, el externo y el interno (al que llamamos
pensar). Se miente a sí mismo quien crea que no está continuamente comparándose
y dialogando con otros, con lo otro, con lo que le reta y aún no comprende como
parte suya… <o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal"><span lang="ES-TRAD"><span style="font-size: large;">El «tratamiento» contra el FOMO no es, en
fin, el llamado «JOMO», otra memez en inglés cuya siglas significan «la alegría
de perderte cosas». Nadie quiere perderse las cosas realmente interesantes, que
suelen ser muy pocas. Lo que hay que hacer es aprender a reconocerlas, evitando
espejismos y angustias injustificadas. Y para ello, nada mejor que aprender de
los demás (¿de quién si no?), contrastar tus ideas y andarte con los mejores.
Afinar el juicio de valor, evitar el narcisismo infantiloide (fruto de esta sociedad
cada vez más psicologizada) y sobrellevar con buen ánimo esa cadena atroz que
es la libertad precisan, pues, de la comparación constante con los otros. Y si
las redes promueven tal cosa, benditas sean.<o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal"><span lang="ES-TRAD"><o:p><span style="font-size: large;"> </span></o:p></span></p>Victor Bermúdez Torreshttp://www.blogger.com/profile/01752938388267250110noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-2905185876370548983.post-90925098976608050702024-01-24T20:19:00.004+01:002024-01-29T17:09:44.875+01:00Matemáticas, lengua y móviles<p></p><p class="MsoNormal"></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><br /></div><br /><span style="color: red; font-size: large;"><i><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEj94NmI67seAjFRTurCBaxAQML9JbcxFo6_E4XNHz8LIBhPuKjOxcvYXTtI4kQULiAg2wM-SLZQtWSD-cRrgCsnIGtwQiMWec3aiQ5VbD6SleD7N2yziigwVDfbL5G3e-XFKzZLf-JIFOTWmODNF3N1QhYpN6orkQO3hymKWU8N65JvCaeVvs_OogGYco8/s1200/84ef2368-e97b-43c8-8628-e38190052f8a_16-9-discover-aspect-ratio_default_0.jpg" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="675" data-original-width="1200" height="225" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEj94NmI67seAjFRTurCBaxAQML9JbcxFo6_E4XNHz8LIBhPuKjOxcvYXTtI4kQULiAg2wM-SLZQtWSD-cRrgCsnIGtwQiMWec3aiQ5VbD6SleD7N2yziigwVDfbL5G3e-XFKzZLf-JIFOTWmODNF3N1QhYpN6orkQO3hymKWU8N65JvCaeVvs_OogGYco8/w400-h225/84ef2368-e97b-43c8-8628-e38190052f8a_16-9-discover-aspect-ratio_default_0.jpg" width="400" /></a></div><br />Este artículo fue publicado originalmente por el autor en <a href="https://www.elperiodicoextremadura.com/opinion/2024/01/24/matematicas-lengua-moviles-97262876.html">El Periódico Extremadura</a> y el <a href="https://www.diariocordoba.com/opinion/2024/01/29/matematicas-lengua-moviles-97460394.html">Diario de Córdoba.</a></i></span><p></p>
<p class="MsoNormal"><span lang="ES-TRAD"><span style="font-size: large;">Hay dos condiciones necesarias y casi
suficientes para que alguien aprenda algo mínimamente complejo, tanto en la
escuela como fuera de ella: (1) que tenga necesidad o ganas de hacerlo, y (2)
que comprenda e integre en su propio hacer y pensar aquello que se le enseña,
generando así una experiencia más lúcida y gratificante de la realidad. No hay
más (los premios o la obsesión por las calificaciones escolares no dan necesariamente
para aprender sino, a lo sumo, para «aprobar», que es otra cosa, a menudo bien
distinta). <o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal"><span lang="ES-TRAD"><span style="font-size: large;">Suelto este discurso a propósito de las
medidas anunciadas por el gobierno para mejorar la <i>puntuación</i> de los
alumnos y alumnas españoles en el informe PISA, un indicador muy relativo (y
discutible) de la eficacia del sistema educativo, pero que gracias a la bola
que le dan los medios (y su efecto en los votantes), condiciona cada vez más
las decisiones gubernamentales en este y otros países.<span style="mso-spacerun: yes;"> </span><o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal"><span lang="ES-TRAD"><span style="font-size: large;">Una de las múltiples razones para
relativizar el valor del informe PISA es que en él apenas se miden más que dos
competencias: la lingüística y la matemática, olvidando a todas las demás y,
por ello, la relación íntima que hay entre ellas, y sin la cual ni el
aprendizaje de la lengua ni el de las matemáticas tienen sentido alguno, al
menos en un contexto escolar (y dudo que en ningún otro). <o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal"><span lang="ES-TRAD"><span style="font-size: large;">Es por esto por lo que, si se quiere realmente mejorar los resultados en matemáticas y lengua, las medidas no deben limitarse a esas dos competencias, olvidando que para
aprender (lo que sea) es imprescindible comprender la necesidad de lo que uno
aprende, tanto en el orden práctico como en el teórico, integrándolo con el
resto de competencias y saberes.<o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal"><span lang="ES-TRAD"><span style="font-size: large;">¿Quieren de verdad que los niños y niñas
no se espanten de las matemáticas? Pues déjense de sumar horas y desdoblar
aulas. Somos ya el país con más horas lectivas de Europa, gran parte de ellas
dedicadas en exclusiva a las matemáticas. Y el rechazo y la ansiedad que
provoca esta disciplina es bastante común, por lo que no se precisa de una
atención a la diversidad mayor que en otras materias. El problema de las
matemáticas no es de «cantidad» (mayor o menor de horas o de alumnos) sino de «calidad».
Yo al menos no recuerdo ningún docente de matemáticas que me explicara ni la
necesidad vital ni los fundamentos teóricos de todo ese mundo abstracto y
mecánico que pretendía meterme en la cabeza; ni ninguno que, cuando preguntaba
algo al respecto, no esquivara la cuestión o me enviara diplomáticamente a la
porra. “Eso son cosas de filósofos”, me decían. Y bien que lo eran. Cuando por
fin pude estudiar lógica y filosofía de las matemáticas fue cuando empecé a
verle el sentido (y las limitaciones) a la materia, hasta el punto de que
empecé a estudiarla por mí mismo, sin obligación académica alguna. <o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal"><span lang="ES-TRAD"><span style="font-size: large;">Algo parecido cabría decir con respecto a
la comprensión y expresión lingüística, que además de corresponder a materias
troncales (todas las lenguas y literaturas, autóctonas o no), constituyen una
capacidad transversal que se cultiva en todas las asignaturas. No se trata,
pues, de más o menos horas (la lengua es lo que más se trabaja, con diferencia,
en cualquier escuela), ni de limitarse a reducir la ratio (si no se enseña
bien, casi da igual que tengas veinticinco alumnos que dos). Se trata de
demostrar nuestra dependencia del lenguaje (de hecho, <i>todo es lenguaje</i>,
empezando por cada uno de nosotros) y de transmitirlo como una herramienta
indispensable para entender todo lo demás, entenderse a uno mismo y hacerse
entender por los otros. Quien no sabe expresarse, piensa mal y comprende peor.
En el dominio de la lengua (de cualquiera) nos va todo, incluyendo el que no
nos dominen y atonten los que la manejan con aviesas intenciones. <o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal"><span lang="ES-TRAD"><span style="font-size: large;">Los problemas de comprensión o expresión
no se deben, pues, como creen muchos, a la cultura digital. Los niños y niñas
se concentran perfectamente en aquello que les interesa y amplifica su mundo
(sea un videojuego o un libro de Harry Potter); y escriben y se comunican de
continuo, hasta el punto de que hasta el más retraído tiene hoy un círculo de
colegas de la misma «tribu» (es falso que los adolescentes vivan más aislados
que antes, a no ser que reduzcamos burdamente la comunicación a la que se da
oliéndole al otro el aliento). <o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal"><span lang="ES-TRAD"><span style="font-size: large;">¿Pueden mejorar en esto nuestros alumnos?
Por supuesto. Cuanto más comprendan la utilidad del lenguaje (por todos los
medios y soportes) para dirigir, digerir y ensanchar su vida, más y mejor lo
usarán. ¿Tiene esto algo que ver con prohibir el móvil en los centros? No,
nada. La dirección es justo la contraria: aprovechar esa herramienta, ya
irrenunciable, para desarrollar las competencias comunicativas. Pero ya saben,
ante problemas complejos que cuestionan nuestra forma acostumbrada de entender
y proceder no hay nada como buscar un chivo expiatorio al que echar la culpa de
todo; así nosotros – salvo quejarnos – no tendremos nada que hacer.<o:p></o:p></span></span></p><br /><p></p>Victor Bermúdez Torreshttp://www.blogger.com/profile/01752938388267250110noreply@blogger.com2tag:blogger.com,1999:blog-2905185876370548983.post-70260337172034842932024-01-17T18:23:00.003+01:002024-01-17T18:23:58.948+01:00Genocidio en curso<p> </p><p class="MsoNormal"></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEg0mMlMAAxZCSJYXeeoFlfb1I4iZur81Fj6E6dRU0FU-COndIlhibL58HQ2V_7vbMJwUxk3ghoV-Xd_Q8M3EBSqCIB8cKg5LZ68rN6SW0ZNItPAfMQuMaxmDRdrLzKL9BfxxglN8PSmuPC3EMvWyrSdDe4ZVGxyKKVPkNg_Vgjyq3JFVZlDAA5S5R58uTA/s880/d1152065-8412-4bac-9bf2-1a0cbebe7be2_16-9-aspect-ratio_default_0.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="495" data-original-width="880" height="225" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEg0mMlMAAxZCSJYXeeoFlfb1I4iZur81Fj6E6dRU0FU-COndIlhibL58HQ2V_7vbMJwUxk3ghoV-Xd_Q8M3EBSqCIB8cKg5LZ68rN6SW0ZNItPAfMQuMaxmDRdrLzKL9BfxxglN8PSmuPC3EMvWyrSdDe4ZVGxyKKVPkNg_Vgjyq3JFVZlDAA5S5R58uTA/w400-h225/d1152065-8412-4bac-9bf2-1a0cbebe7be2_16-9-aspect-ratio_default_0.jpg" width="400" /></a></div><br /><span style="color: red; font-size: large;"><i><a href="https://www.elperiodicoextremadura.com/opinion/2024/01/17/genocidio-curso-96988885.html">Este artículo fue originalmente publicado por el autor en El Periódico Extremadura.</a></i></span><p></p>
<p class="MsoNormal"><span lang="ES-TRAD"><span style="font-size: large;">Siento repetirme. Pero es difícil
escribir de otra cosa mientras hay un genocidio en marcha sin que nadie mueva
un dedo para frenarlo. Solo Suráfrica se ha decidido a llevar al gobierno
israelí ante la Corte Internacional de Justicia de la ONU, acusándolo de
prácticas genocidas y exigiendo al tribunal que ordene urgentemente un alto el
fuego en Gaza.<o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal"><span lang="ES-TRAD"><span style="font-size: large;">Lo de la urgencia no es un capricho:
según UNICEF, cada día mueren o resultan heridos más de cuatrocientos niños
debido al bloqueo y la incursión militar israelí. Y no se trata solo de niños.
En total, y solo en Gaza, la cifra de muertos supera ya los 25.000, la mayoría
civiles víctimas de ataques aéreos. Esto sin contar los heridos y
desaparecidos, o los que mueren más lentamente por no contar con asistencia
médica, fármacos o alimentos suficientes. <o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal"><span lang="ES-TRAD"><span style="font-size: large;">¿Es esto un genocidio? Pues ustedes
verán. Si encerrar a más de dos millones de personas en 45 kilómetros
cuadrados, dejarles sin comida, agua o asistencia médica, y bombardearles día y
noche durante meses no responde a la intención de acabar con ellos, que venga
Dios – incluido el de Israel – y lo vea.<o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal"><span lang="ES-TRAD"><span style="font-size: large;">¿Es demostrable la intención genocida?
Pues no hay más que escuchar las proclamas del propio Netanyahu, o de alguno de
sus ministros o diputados, llamando al ejército a borrar Gaza de la faz de la
tierra, incluso con armas nucleares si hiciera falta. Aunque lo más grave aquí
es que, más allá de la camarilla de fanáticos supremacistas y ultrarreligiosos
que gobierna el país, parte de la población se ha dejado llevar por la creencia
de que «<i>los palestinos se lo merecen»,</i> y que son la mayoría de ellos, y
no solo Hamás, los responsables de los ataques terroristas del 7 de octubre
(misteriosamente conocidos, por cierto, y desde hacía meses, por la
inteligencia israelí).<o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal"><span lang="ES-TRAD"><span style="font-size: large;">A esta tendencia a culpabilizar a todo un
pueblo (increíblemente prendida en quienes tantas veces han sufrido de la misma
e injusta acusación colectiva) se le suma la idea, exhibida sin complejos, de
que los palestinos, salvo como mano de obra barata, ya no pintan nada en
Palestina, dado que esta es, definitivamente, la tierra prometida por Dios a
los judíos (y no el Estado que les concedieron, por su divina gracia, las
potencias coloniales occidentales tras la 2ª Guerra Mundial). De ahí que,
además de la masacre de Gaza, se haya incrementado la política de acoso y
asesinatos a palestinos por parte de colonos judíos ultraortodoxos en
Cisjordania, la otra «reserva india» en que sobreviven confinados los
descendientes de los expulsados de sus casas en 1947 para construir la <i>patria
judía</i>. <o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal"><span lang="ES-TRAD"><span style="font-size: large;">Ante todo esto, la defensa israelí en La
Haya ha consistido en esgrimir el derecho a la autodefensa, afirmar que se está
haciendo todo lo posible por evitar víctimas civiles, acusar a Suráfrica de
tener vínculos con Hamás, y recordarnos que ellos sí que vivieron realmente un
genocidio. <o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal"><span lang="ES-TRAD"><span style="font-size: large;">Dejando esto último a un lado, y obviando
la tramposa frivolidad con que se acusa de antisemita, y poco menos que de nazi,
a todo aquel que se atreve a ponerle el más mínimo pero a la matanza de Gaza,
el resto de los argumentos son de un cinismo que corta la respiración. <o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal"><span lang="ES-TRAD"><span style="font-size: large;">En cuanto a la autodefensa, nadie ha
negado el derecho de Israel a defenderse. Lo que se cuestiona es el modo de
hacerlo. El derecho a repeler los ataques terroristas de Hamás no implica que
se pueda bombardear y matar de hambre a dos millones de personas <i>por si cae
algún terrorista en el lote</i>. ¿Se imaginan que ante el acoso reiterado del
terrorismo del IRA o de ETA, los gobiernos británico o español hubieran
encerrado a la gente del Ulster o el País Vasco, les hubieran dejado sin
comida, luz y agua, y les hubieran bombardeado día y noche durante meses? ¿Cuántos
«<i>Guernicas</i>», uno detrás de otro, tendría que haber pintado Picasso para denunciar
esa masacre? Pues es esto, y no menos, lo que se está perpetrando impunemente
en Gaza. <o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal"><span lang="ES-TRAD"><span style="font-size: large;">En cuanto a acusar a Suráfrica de tener
vínculos con Hamás, tiene gracia que lo haga el país y el dirigente (Netanyahu)
que ha defendido personalmente la necesidad de financiar a Hamás como
estrategia para mantener divididos a los palestinos e impedir que avanzaran
hacia la consecución de un Estado propio.<o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal"><span lang="ES-TRAD"><span style="font-size: large;">Así que no. Es una repugnante mentira
afirmar que el gobierno y el ejército israelí están haciendo lo posible para
evitar víctimas civiles. Están perpetrando una matanza sin paliativos en el
campo de concentración en que han convertido previamente a Gaza. Y Occidente
entero, salvo la honrosa excepción de Suráfrica, está tapándose los ojos y la
nariz ante este hecho. Algo que, por cierto, tendrá consecuencias.
Porque tengan por seguro que si algo van a provocar estos crímenes de Estado es más
violencia e inseguridad para todos. Denle tiempo al tiempo.<o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal"><span lang="ES-TRAD"><o:p><span style="font-size: large;"> </span></o:p></span></p>Victor Bermúdez Torreshttp://www.blogger.com/profile/01752938388267250110noreply@blogger.com2tag:blogger.com,1999:blog-2905185876370548983.post-25695821364139556352024-01-10T12:02:00.005+01:002024-01-11T00:09:25.757+01:00Disfrazarse de Baltasar<p> </p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEg6mrPL1qAT1o3ifYdC14yLWkHR2qic5kXTFBBBIPZNWklhM10PB5-dX3QP6EOMMAqHddgYQa4W_D-EpCzK7TLSQqnMkZlt-EUp3dTzZ1shHaVK1C3v0e45V4rU_sBBXh6dx_rE1EsMLRbf_iKtbj-Q9DMvSz8TXi5fWBQ2f3X_C_tM3zC2MA_RwqBMR_U/s1200/4064ade3-ffdf-4e47-953d-35c7b0107a84_source-aspect-ratio_default_0.jpg" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="675" data-original-width="1200" height="225" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEg6mrPL1qAT1o3ifYdC14yLWkHR2qic5kXTFBBBIPZNWklhM10PB5-dX3QP6EOMMAqHddgYQa4W_D-EpCzK7TLSQqnMkZlt-EUp3dTzZ1shHaVK1C3v0e45V4rU_sBBXh6dx_rE1EsMLRbf_iKtbj-Q9DMvSz8TXi5fWBQ2f3X_C_tM3zC2MA_RwqBMR_U/w400-h225/4064ade3-ffdf-4e47-953d-35c7b0107a84_source-aspect-ratio_default_0.jpg" width="400" /></a></div><span style="color: red; font-size: large;"><i><a href="https://www.elperiodicoextremadura.com/opinion/2024/01/10/disfrazarse-baltasar-96691876.html">Este artículo fue originalmente publicado por el autor en El Periódico Extremadura</a></i></span><p></p><p class="MsoNormal"><span style="font-size: large;"><br /></span></p>
<p class="MsoNormal"><span lang="ES-TRAD"><span style="font-size: large;">Esta última semana hemos asistido de
nuevo a la controversia acerca de si disfrazarse de rey Baltasar sin tener la
piel negra es o no una práctica racista. Algunas asociaciones y opinadores de
tendencia progresista piensan que sí, comparando el hecho con esa especie de
delito moral que es el «blackface» norteamericano (severamente castigado allí
con la <i>pena de cancelación</i>). Ahora bien, ¿es esta posición razonable
aplicada a nuestros reyes y pajes navideños? Atendamos a los argumentos de la
acusación. <o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal"><span lang="ES-TRAD"><span style="font-size: large;">El primero y principal es que disfrazarse
de negro era común en ciertas operetas decimonónicas en las que se
caricaturizaba de forma humillante a los negros, por lo que disfrazarse también
ahora supondría una autorización implícita de aquellos viejos y denigrantes
espectáculos y un insulto a todo el colectivo. ¿Es este un buen argumento? La
verdad es que no. Aceptarlo supone incurrir en la falacia de enjuiciar la
totalidad de una práctica (maquillarse de negro) por el uso particular que se
hizo originalmente de ella (maquillarse así para burlarse de los negros). Y
esto no es muy sensato. Si fuera justo no hacer nada que otros hayan hecho antes
con aviesas intenciones, sería injusto hacer casi cualquier cosa. ¿Deberíamos
entonces negarnos a llevar un pendiente en la nariz (objeto con que se hacía
algo más que burla a los esclavos negros), o dejar de adorar crucifijos (dado
que también los usan los fantoches criminales del <i>Ku Klus Klan</i>), o
negarnos a interpretar ciertos temas de jazz por haber sido popularizados en aquellos
«<i>minstrels»</i> en los que se caricaturizaba a los negros hasta principios
el siglo XX? Todo esto no parece lógico: algo puede ser aceptable <i>independientemente
de su origen</i>; y quien se maquilla de negro para encarnar al rey Baltasar y
su corte de pajes no lo hace hoy para burlarse de las personas negras, sino
para encarnar la figura de un rey oriental sabio, justo y generoso.<o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal"><span lang="ES-TRAD"><span style="font-size: large;">Otro argumento esgrimido por los que se
oponen a la tradición de los <i>baltasares</i> maquillados es que esto
invisibiliza o contribuye a marginar a las personas realmente negras, que son
las que deberían representar a dicho rey mago en celebraciones como la
cabalgata del cinco de enero. Ahora bien, este argumento confunde el rito
teatral de la cabalgata con un problema social. Y no son lo mismo. Una cosa es
que en un rito festivo haya maquillaje y disfraces, y otra que se discrimine
(en ese rito o en cualquier otro ámbito) a quien no sea blanco. Tan lícito es
lo primero como inaceptable lo segundo. Maquillarse de negro es tan legítimo
como ponerse una barba postiza o una capa real. No conozco ningún criterio
estético serio (ni el del realismo más naíf) que impida a alguien representar
cualquier papel si lo hace bien, independientemente del color de su piel, su
género u otras circunstancias particulares. Y si nadie en su sano juicio
pediría que quien hiciera de Melchor fuera realmente un mago venido de Oriente y
perteneciente a la realeza, tampoco se debería exigir que quien representara a
Baltasar tuviera que ser obligatoriamente negro. Otra cosa, esta sí repudiable,
es que se margine o invisibilice a las personas de piel negra, y no se las
acepte para representar a Baltasar (o a Melchor, o a Gaspar, o a lo que sea)
solo por ser negras, y no por no ser actores o personas relevantes para la
comunidad, que son dos de los criterios más frecuentes para escoger a quienes
hacen de Reyes Magos en las cabalgatas. En las cabalgatas que conozco, al menos, se escoge a las personas que van a representar a los RR.MM. por su relevancia social, y no me parece mal que esto sea lo que prime por encima del color de piel (al contrario sí que me parecería racismo). Otro asunto, distinto, es que todas las personas, sean del color que sean, puedan aspirar en igualdad de condiciones a esa relevancia social, pero esto, digo, es otro asunto, previo y más trascendental al de quién se disfraza de Baltasar en una cabalgata.<o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal"><span lang="ES-TRAD"><span style="font-size: large;">Un tercer argumento es que disfrazarse de
Baltasar con maquillaje incluido supone hacer una caricatura insultante que
fomenta prejuicios. ¿Pero es esto necesariamente cierto? Piensen que cualquier
disfraz implica casi consustancialmente hacer una caricatura o síntesis de
aquello que representamos a través del maquillaje, la ropa, los ademanes, etc.
¿Deberíamos entonces prohibir todo disfraz (no solo de negro, sino también de
blanco, pijo, ruso, roquero, geisha, obispo, mendigo…), toda vez que siempre
podría haber un colectivo acusándonos de estar haciendo una caricatura
prejuiciosa de sus rasgos identitarios? Tomen nota, ahora que se acerca el
carnaval… <o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal"><span lang="ES-TRAD"><span style="font-size: large;">Pero incluso si fuere ese el caso (que
dudo que lo sea en el caso de nuestras cabalgatas de Reyes), ¿por qué habríamos
de censurar las caricaturas? No veo por qué en una sociedad libre, abierta y
plural no se haya de poder caricaturizar todo lo que se desee, siempre que la
intención no sea la de agredir o discriminar a nadie, y que se trate del lugar
y el momento adecuado (vale en un carnaval o una revista satírica, pero no en
un parlamento o aula de enseñanza).<o:p></o:p></span></span></p><p class="MsoNormal"><span lang="ES-TRAD"><span style="font-size: large;">Un cuarto y último argumento es el de que los niños no creen con el mismo fervor en los Reyes Magos si Baltasar no está encarnado por una persona realmente negra. Pero esto me parece francamente ridículo. Los niños no tienen una imaginación necesariamente realista, y son bastante duchos en el juego simbólico: pueden aceptar perfectamente a un actor no negro haciendo de Baltasar (como han hecho siempre) mientras posea los correspondientes atributos simbólicos (entre ellos, la tez morena), y sin que dichos atributos tengan que ser reales (¡para algo son magos!). Igualmente, podrían aceptar un Rey Mago mujer o un Papa Noel asiático, siempre que los personajes portaran dichos atributos simbólicos (corona, barriga, etc.). Si los niños solo pudieran ilusionarse con personajes realistas <i>Disneylandia</i> tendría que cerrar mañana...</span></span></p>
<p class="MsoNormal"><span lang="ES-TRAD"><span style="font-size: large;">Por cierto, y como me las veo venir: con todo
esto nadie quiere decir que no haya que luchar ferozmente contra el racismo (como
se ha hecho desde esta columna tantas veces), sino solo que hay que ser más
sensato y no dar pretextos al enemigo para que ridiculice esa misma lucha – ni
motivos a los amigos para que tengan miedo de ella –. Eso es todo. </span><o:p></o:p></span></p>Victor Bermúdez Torreshttp://www.blogger.com/profile/01752938388267250110noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-2905185876370548983.post-24665704464282087692024-01-03T09:12:00.001+01:002024-01-03T09:12:21.209+01:00La suprema virtud de procrastinar<p> </p><p class="MsoNormal"><table cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="float: left;"><tbody><tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEisBHpBuabXSWIef5Ni5CEgzerwYDlNDtq1I-VbQn333V7f9751ThzjMhVfVWtKAoFKP45cY41dkKd0RZsUtISKcX-6bWz7nQRyvwClsvsz_hnffclwfj-3ZLOr71qCiimkq4b2UJphH6pY1d-cAz9-39_i1Mir3d-s-F7gPNkrkBDB6XK5oobsiFFf_sM/s2700/pexels-mo-eid-11643390.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; margin-bottom: 1em; margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" data-original-height="2700" data-original-width="2160" height="400" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEisBHpBuabXSWIef5Ni5CEgzerwYDlNDtq1I-VbQn333V7f9751ThzjMhVfVWtKAoFKP45cY41dkKd0RZsUtISKcX-6bWz7nQRyvwClsvsz_hnffclwfj-3ZLOr71qCiimkq4b2UJphH6pY1d-cAz9-39_i1Mir3d-s-F7gPNkrkBDB6XK5oobsiFFf_sM/w320-h400/pexels-mo-eid-11643390.jpg" width="320" /></a></td></tr><tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Foto de Mo Eid</td></tr></tbody></table></p><p class="MsoNormal"><span lang="ES-TRAD"><span style="color: red; font-size: large;"><i><a href="https://www.elperiodicoextremadura.com/opinion/2024/01/03/suprema-virtud-procrastinar-96476345.html">Este artículo fue originalmente publicado por el autor en El Periódico Extremadura</a></i></span></span></p><p class="MsoNormal"><span lang="ES-TRAD"><span style="font-size: large;">¿Es
bueno obsesionarse con los planes y propósitos de año nuevo? Por supuesto.
Hacer planes tiene muchísimas ventajas. Es útil para fingir que controlas tu
vida, para soñar, para entretener el amor, para gozar con los amigos y, sobre
todo, <i>para no hacer otra cosa que esa</i>. Hacer planes es algo tan
insuperablemente bueno que, de hecho, anula cualquier otra posibilidad de
acción.<span style="mso-spacerun: yes;"> </span><o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="mso-bookmark: _Hlk155083086;"><span lang="ES-TRAD"><span style="font-size: large;">Que
planear sea un bien insuperable es algo que todo el mundo sabe. Por mucho y
bueno que sea lo que hagamos, siempre podemos soñar o planear algo mejor.
Nuestra capacidad de imaginar es infinita; nuestras fuerzas, no. Entonces,
¿para qué matarse intentando llevar a cabo lo que nos proponemos?<span style="mso-spacerun: yes;"> </span>¿No es mejor pasarse el día concibiendo y
compartiendo ensueños? ¿Quién quiere ser una alienada hormiga amontonando
logros en lugar de la cigarra que los inspira? Los humanos, como decía el poeta,
estamos hecho de la materia de los sueños.<o:p></o:p></span></span></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="mso-bookmark: _Hlk155083086;"><span lang="ES-TRAD"><span style="font-size: large;">Que
los seres humanos somos más cigarras que hormigas está claro. Nos define lo que
hacemos con la cabeza, no con las manos. Para esto último (y para la parte
mecánica de lo primero) ya están las máquinas. De ahí el lógico desprecio a los
oficios menestrales y mecánicos que nos deshumanizan, y el gusto por la
especulación y el vagabundeo mental. En esto, los católicos latinos siempre
tuvimos la razón frente el sombrío culto al trabajo de los protestantes
anglosajones. Y que estos hayan impuesto su diabólico mundo de hormigas,
consagrado a los peores vicios (esa obsesión por explotar, producir,
acumular…), no desdice la superioridad moral de nuestros hidalgos, filósofos y santos,
dados al ocio, la contemplación y a una saludable pobreza (que no miseria)
material.<span style="mso-spacerun: yes;"> </span><o:p></o:p></span></span></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="mso-bookmark: _Hlk155083086;"><span lang="ES-TRAD"><span style="font-size: large;">Deshágase,
pues, la idea de que procrastinar es un vicio. Lo será para algunos bárbaros.
Aquí lo reconocemos como una virtud. Y de las mayores. El ser humano se realiza
procrastinando, esto es: deseando, proyectando, imaginando y pensando, sin
nunca pasar de ahí… Más que nada porque no hay «a donde pasar». Toda
realización de lo planeado es por fuerza dolorosa, decepcionante, mortal e
inútil. Ya lo decía Oscar Wilde: «cuando los dioses quieren <i>castigar </i>a
los hombres les conceden sus deseos». <o:p></o:p></span></span></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="mso-bookmark: _Hlk155083086;"><span lang="ES-TRAD"><span style="font-size: large;">Un
viejo cuento pitagórico afirmaba que de los tres tipos de personas que van a un
estadio, solo el espectador hace lo que no puede hacer ningún otro animal:
contemplar ociosa y libremente el mundo. El resto – el comerciante, el atleta –
no hace más que someterse a la ley natural del interés y el músculo (y que
nuestra sociedad idolatre hoy a comerciantes y deportistas ofrece la medida
justa del desastre). Es por ello por lo que grandes artistas y pensadores se
han dedicado «solo» a idear y teorizar con mayúsculas. ¿Para qué más? (ya
vendrían discípulos y escolásticos a hacer lo más minúsculo y degradante).
Incluso el protestante Kant reconoció que la libertad y perfección de los
humanos solo podían darse en el ámbito etéreo de los fines, y no en el de las
acciones mundanas, fatalmente determinado por las leyes físicas.<o:p></o:p></span></span></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="mso-bookmark: _Hlk155083086;"><span lang="ES-TRAD"><span style="font-size: large;">Así
que ya saben: no se dejen tentar por la conformista y mortal tentación del <i>hacer</i>.
No hay caricias, versos, amores ni mundos que puedan superar a los que
albergamos en nuestra calenturienta sesera. Ni placer más excelso que compartir
delirios. Recuerden cuántos castillos en el aire (negocios, viajes, proyectos,
teorías salvadoras del mundo…) hemos edificado con amigos y amantes, gozando de
cada pieza, y sin necesidad de exponerse al fracaso, contraer deudas, pagar
comisiones morales o dejar muertos en las cunetas.<o:p></o:p></span></span></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="mso-bookmark: _Hlk155083086;"><span lang="ES-TRAD"><span style="font-size: large;">No hay peor pecado que lo que los pobres de espíritu llaman «acción» (y que
no es más que triste pasión del alma sometida a lo que ni le va ni le viene).
Tenemos el mundo podrido de tanto botarate hiperactivo no dejando infinitamente
para mañana lo que se siente torpemente impelido a hacer cuanto antes, sin
realmente hacer ni aprender nada. El verdadero sabio aprende de la reflexión,
no de la acción (solo el más burro tiene que dejarse caer para descubrir la
fuerza de la gravedad). Mientras que el paladín del hacer cosas pierde el
tiempo, el que procrastina <i>lo hace</i>. «Hacer tiempo», y no ocuparlo vana y
angustiosamente; esa es la clave de una vida buena y feliz. <o:p></o:p></span></span></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="mso-bookmark: _Hlk155083086;"><span lang="ES-TRAD"><span style="font-size: large;">Dicho
todo lo cual, y frente a la legión de bandarras que ofrecen cursos para no
procrastinar, propongo hacer de la procrastinación (palabra horrible cuya
pronunciación dan ganas de aplazar <i>sine die</i>) una suerte de nuevo culto.
Lo llamaría «dejadismo» (o algo así), y sería un término medio entre el «hacer
todo lo que deseas» del protestantismo triunfante, y el «hacer por no desear
nada» del budismo alternativo; su principal y único mandamiento sería este: «limítate
a desear». ¿Os parece esto poco? Pues es lo mejor que tenemos. Así que, ya
saben: a soñar los mejores planes para este 2024. Con el firme propósito de no
cumplirlos.</span><o:p></o:p></span></span></p>Victor Bermúdez Torreshttp://www.blogger.com/profile/01752938388267250110noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-2905185876370548983.post-70562815128125028982023-12-31T18:46:00.009+01:002023-12-31T18:46:54.459+01:00En un abrir y cerrar de ojos<p> </p><p class="MsoNormal"></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEja_bztAcGOHtSigIJHf-GN9g_TD5vqoFd29VyzWv5bupMyICw6icT0df4K9ttuOWq4fCjbEQxDyco5WZ0tQ-Hqi383YTCW7ZvBmUCvtV29PIzHBHVhimkyrU0wbNvpCXcKlwyozOmMSMunFF3vrngzC12-0GW_dUEfF_0p2av7zV8TwPsGkO9IPK6OcX4/s1124/In_ictu_oculi%20(1).jpg" imageanchor="1" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="1124" data-original-width="1106" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEja_bztAcGOHtSigIJHf-GN9g_TD5vqoFd29VyzWv5bupMyICw6icT0df4K9ttuOWq4fCjbEQxDyco5WZ0tQ-Hqi383YTCW7ZvBmUCvtV29PIzHBHVhimkyrU0wbNvpCXcKlwyozOmMSMunFF3vrngzC12-0GW_dUEfF_0p2av7zV8TwPsGkO9IPK6OcX4/s320/In_ictu_oculi%20(1).jpg" width="315" /></a></div><span style="color: red; font-size: large;"><i><a href="https://www.elperiodicoextremadura.com/opinion/2023/12/31/abrir-cerrar-ojos-96311600.html">Este artículo fue publicado originalmente por el autor en El Periódico Extremadura<br /></a></i></span><span style="font-size: large;"><br /></span><p></p>
<p class="MsoNormal"><span lang="ES-TRAD"><span style="font-size: large;">Me acorde del famoso cuadro de Juan de
Valdés Leal, <i>In ictu oculi</i>, mirando un cementerio por la ventanilla del
tren. Contemplar aquel lejano y solitario camposanto a través de los furiosos
parpadeos de un AVE a trescientos por hora, daba qué pensar (sobre todo a un
extremeño acostumbrado al Talgo); pensar en las cosas de este mundo traidor, y
en cuán fácilmente se emborronan ante el horizonte de la muerte, el final del
juego, el reverso absoluto de todo... No hay tren que no conduzca a esa última
estación.<o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal"><span lang="ES-TRAD"><span style="font-size: large;">Meditar sobre el fin, como aconsejan
místicos y sabios, disuelve vanas preocupaciones, pero nos inunda, a cambio, de
una tétrica melancolía. En poco tiempo – pensaba – se apagará la vela de este
año sombrío. Como se apaga la luz en la mirada de los niños diariamente
sacrificados por el nuevo Herodes-Netanyahu, o en la de los migrantes que se
ahogan sin un adiós en el foso de nuestros encastillados paraísos, o en la de
tantas mujeres asesinadas o amortajadas en vida en Irán, Afganistán y medio
mundo … Luz a extinguir como la esperanza de los que yacen sin remedio en ese
infierno sin fechas, trenes ni encuentros que son la guerra, la miseria, la
ausencia irreparable, la soledad, la explotación, el abuso… <o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal"><span lang="ES-TRAD"><span style="font-size: large;">Cavilaba también en cómo pasa fugazmente
todo, menos la muerte (y algunas deudas): contratos laborales, sueldos, amigos,
amores, gustos y géneros. Y eso por no hablar de la palabra de los políticos,
el barniz democrático de algunos, o la unidad de la izquierda fetén, verdadero
paradigma del «tempus fugit». También en como las certezas se disuelven, de
boca en boca, en ese patio de vecinos global y virtual que son las redes. O en
cómo la inteligencia humana es desbordada por la de sus hijos de silicio. O
incluso en cómo este planeta nuestro, acabose de todo aparente pasar, parece
condenado a pasar página por la insostenible codicia de unos y de otros…<o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal"><span lang="ES-TRAD"><span style="font-size: large;">Sin embargo, pese a tanto pesar y pasar,
hay algo – seguía pensando – que se nos debiera haber quedado, vivo y fijo, en
el recuento de traviesas de este ardoroso y traqueteante año. A saber: que todo
lo que creíamos ilusoriamente seguro (una relativa paz, unas democracias
asentadas, la lucha por los derechos humanos, la alerta ante el desastre
ecológico y climático…) no lo es ni por el forro. Y que si no queremos
descarrilar prematuramente, debemos anclar nuestros más locos y optimistas
deseos a algo más fuerte que la vida, tan fugaz y veleta ella. Los artistas y
teólogos barrocos señalaban a una justicia eterna y trascendente; la modernidad
ilustrada eligió otro tipo de justicia, más inmanente y política, aunque
también trascendente (al menos a naciones y mercados): la de un proyecto
cosmopolita fundado en derechos y valores universales. Ahora bien: llegar a esa
estación implica reconducir un tren que, si nos dormimos, puede llevarnos <i>in
ictu oculi</i> – ya saben la cantidad de Trumps, Mileis, Pútines y otros locos
ególatras que andan sueltos – al lugar de nuestras peores pesadillas. ¿Seremos
capaces de mantener los ojos abiertos?</span><o:p></o:p></span></p>Victor Bermúdez Torreshttp://www.blogger.com/profile/01752938388267250110noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-2905185876370548983.post-82196112958862054182023-12-27T11:21:00.004+01:002024-01-13T00:54:59.579+01:00Una de ética navideña<p> </p><p class="MsoNormal"></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhESrmfsj76ILRr7o_ZmuCxnP9qq0QknJbk5b_Jz9SEiXZUS7542q2TzpEwZsEQjz23RLjkn9AH3MC2ewALE-6OQdadoY5GlbmVLgcyTu3ZRckVdp4G022QJcm7xt6w-4icx-Ojkl5oXfBXlS38D6yAvGNcZxU5gHH6X1LrB7PvTYtp0n57uiU9OFXVCaM/s1280/reyes%20magos.jpg" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="548" data-original-width="1280" height="171" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhESrmfsj76ILRr7o_ZmuCxnP9qq0QknJbk5b_Jz9SEiXZUS7542q2TzpEwZsEQjz23RLjkn9AH3MC2ewALE-6OQdadoY5GlbmVLgcyTu3ZRckVdp4G022QJcm7xt6w-4icx-Ojkl5oXfBXlS38D6yAvGNcZxU5gHH6X1LrB7PvTYtp0n57uiU9OFXVCaM/w400-h171/reyes%20magos.jpg" width="400" /></a></div><span style="color: red; font-size: large;"><i><a href="https://www.elperiodicoextremadura.com/opinion/2023/12/27/etica-navidena-96272833.html">Este artículo fue publicado originalmente por el autor en El Periódico Extremadura</a> y en <a href="https://www.epe.es/es/opinion/20231229/etica-navidena-opinion-victor-bermudez-96347884">El Periódico de España</a><br /></i></span><span style="font-size: large;"><br /></span><p></p>
<p class="MsoNormal"><span lang="ES-TRAD" style="mso-ansi-language: ES-TRAD;"><span style="font-size: large;">La
Navidad no solo es tiempo de cenas y regalos familiares, sino también de
benevolencia hacia el prójimo. Toda la estética y la retórica navideña insiste
en ese acostumbrado mensaje de fraternidad entre los seres humanos. Ahora bien,
¿puede este mensaje ser algo más que simple retórica? ¿Tenemos alguna razón de
peso para comportarnos fraternalmente con los demás? ¿Es cosa de «razones» esto
de ser bueno, o es más bien una cuestión emotiva o de pura fe religiosa? ¿Qué
podría convertir el sentimental ramalazo navideño de solidaridad universal en
principio rector de nuestra conducta?<o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal"><span lang="ES-TRAD" style="mso-ansi-language: ES-TRAD;"><span style="font-size: large;">Es
fácil empezar a responder a esto último. Para ser fraternalmente bueno de
verdad – y todo el año – solo hace falta tener el deseo sincero de valorar y
tratar a los demás como a nosotros mismos. Ahora bien – y aquí empiezan los
problemas—, ¿qué pasa si no albergamos <i style="mso-bidi-font-style: normal;">per
se</i> ese deseo? ¿Por qué habríamos de desear desearlo? ¿Qué nos debería
importar a nosotros lo que importe a otros?...<o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal"><span lang="ES-TRAD" style="mso-ansi-language: ES-TRAD;"><span style="font-size: large;">Podemos
soñar con que los humanos tengamos una cierta inclinación natural a considerar
el interés de los demás con similar cuidado y comprensión que el nuestro, pero
esta presunta empatía universal es puesta constantemente en duda por los
hechos. Hechos que muestran que la mayoría de las personas, y salvo que
pertenezca a su círculo más próximo, solo sienten una empatía fugaz y
superficial por la suerte de su prójimo; prójimo del cual no tienen empacho
alguno en aprovecharse si con ello ganan algo para sí y «los suyos». ¿Hace
falta que demos ejemplos?<o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal"><span lang="ES-TRAD" style="mso-ansi-language: ES-TRAD;"><span style="font-size: large;">Otra
respuesta más alambicada (por paradójica) es la que supone que tras el deseo de
interesarse realmente por los demás hay una suerte de cálculo egoísta: «si soy
genuinamente bueno con otros, ellos también lo serán conmigo». Pero, de nuevo,
no parece que esta «ley del egoísmo inteligente» pueda tener rango universal. Tal
vez si respeto a mis iguales más cercanos (a mis vecinos, por ejemplo) haya más
probabilidades de que ellos me respeten a mí. ¿Pero qué pasa si en vez de «mis
vecinos» hablamos de «mis súbditos» o de «mis trabajadores»? La mayoría de los
tiranos mueren de viejos. Y es harto improbable que la relación entre patronos
y obreros cambie de tal modo que sean estos los que puedan explotar a aquellos.
Piensen, por ejemplo, en los niños o mujeres que exprimimos en África o Asia
para gozar de productos baratos aquí. ¿Creen que tendría sentido ser buenos con
ellos «para que ellos también lo sean algún día con nosotros»?<span style="mso-spacerun: yes;"> </span><o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal"><span lang="ES-TRAD" style="mso-ansi-language: ES-TRAD;"><span style="font-size: large;">Tampoco
el recurso a las leyes o acuerdos normativos nos libra del problema. La ley por
sí misma, desprovista de otros argumentos, no es más que retórica y coacción.
Pero la capacidad humana de coacción es limitada. ¿Por qué íbamos a respetar
las leyes cuando nadie nos viera, o cuando pudiéramos corromper al juez?
Tampoco los acuerdos o consensos sirven de mucho si no hay una voluntad y una
convicción firme que los sustente. Ahí tienen las resoluciones de la ONU u
otros acuerdos internacionales, convertidos en papel mojado en cuanto dejan de
interesar a unos u otros. <o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal"><span lang="ES-TRAD" style="mso-ansi-language: ES-TRAD;"><span style="font-size: large;">Por
supuesto, tenemos también a la religión. Las religiones procuran una retórica
mucho más poderosa que la política y una coacción ilimitada (Dios lo ve todo,
así que no hay escapatoria al que incumple su ley). El problema es que hay que
creerse el cuento; y que gran parte de él ocurre en un ámbito trascendente, que
es donde realmente cabría una solidaridad y una justicia real.<o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal"><span lang="ES-TRAD" style="mso-ansi-language: ES-TRAD;"><span style="font-size: large;">¿Entonces?
Si ni las emociones, ni la utilidad, ni la ley (tampoco la de Dios) ofrecen
motivos suficientes, ¿por qué habríamos de comportarnos fraternalmente con el
prójimo?... A esta pregunta, la ética puede proporcionar una visión que, sin
dejar de ser crítica, recoja, a través de una criba racional, «lo mejor de cada
casa». Así, se podría llegar a reconocer que hay un cierto afán natural (aunque
insuficiente) por empatizar y cooperar con los demás; que comportarse bien con
los de tu especie es bastante útil (aunque no en un sentido estrecho de
utilidad); que la conducta moral es intrínsecamente normativa (aunque no solo
eso); y que la alusión a lo trascendente acaso sea inevitable (aunque no bajo
el lenguaje mítico de la religión) … <o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal"><span lang="ES-TRAD" style="mso-ansi-language: ES-TRAD;"><span style="font-size: large;">Tal vez
– y recogiendo todo lo anterior – la clave para ser bueno con el prójimo esté
en incluir entre nuestros intereses personales el de habitar un mundo coherente
y armonioso, en el que a seres reconocidos como iguales les correspondan
propiedades y derechos iguales, y en el que el conjunto de nuestras acciones,
tanto en presente como a lo largo del tiempo, adquieran sentido en orden a un
marco mayor que trascienda y dote a nuestra particular existencia de valor,
belleza y verdad universal… No es fácil, pero sin entender algo como esto la
posibilidad de que la retórica navideña nos salve de nuestra discapacidad moral
es poco más o menos la misma que la de que nos toque el gordo de la lotería. </span><o:p></o:p></span></p>Victor Bermúdez Torreshttp://www.blogger.com/profile/01752938388267250110noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-2905185876370548983.post-20590781453479172602023-12-20T13:43:00.002+01:002023-12-24T12:13:16.887+01:00Demonizar el móvil<p> </p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEg1XxipVOYLIcJVJEKLv1ta3Wz422rARWsGmVtbHUDfH1BfhC5SpltPyaKUGC7kM0OO3VwbWr8ZLson0ZFJjEyD_95DUPFe463IAaLVIiCfizzJoYGSma18Rnu6PpUpBy5wMAIt7JNmP12GU0APuE1gregAmbfTkZ4EEoIwOekRAsI4ljEfnw4-l_fkNUo/s1200/movil%202.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="675" data-original-width="1200" height="225" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEg1XxipVOYLIcJVJEKLv1ta3Wz422rARWsGmVtbHUDfH1BfhC5SpltPyaKUGC7kM0OO3VwbWr8ZLson0ZFJjEyD_95DUPFe463IAaLVIiCfizzJoYGSma18Rnu6PpUpBy5wMAIt7JNmP12GU0APuE1gregAmbfTkZ4EEoIwOekRAsI4ljEfnw4-l_fkNUo/w400-h225/movil%202.jpg" width="400" /></a></div><span style="color: red; font-size: large;"><i><a href="https://www.elperiodicoextremadura.com/opinion/2023/12/20/demonizar-movil-96052056.html">Este artículo fue originalmente publicado por el autor en El Periódico Extremadura.</a></i></span><p></p><p class="MsoNormal"><br /></p>
<p class="MsoNormal"><span style="mso-ansi-language: ES;"><span style="font-size: large;">Se veía venir y ha
venido. La insistente presión de varias plataformas de padres y madres,
organizados en frenéticos grupos de wasap y alarmados por el mismo frenesí
mediático que creen ver en sus hijos, han forzado a la ministra de educación a
cambiar su posición con respecto al asunto del móvil en colegios e institutos. Donde
antes se decía, con tino, y de acuerdo con la OCDE, que hay que educar en su
uso, ahora se dice que de <i style="mso-bidi-font-style: normal;">educar</i> en
centros <i style="mso-bidi-font-style: normal;">educativos</i> nada, que lo de
los padres conectados por móvil contra el móvil es más juicioso, y que donde
esté una buena prohibición que se quiten todas las tonterías. ¡Ya aprenderán
cuando sean mayores de edad! ¿Dónde? No se sabe. En la universidad, en el
curro, en la calle…<o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="mso-ansi-language: ES;"><span style="font-size: large;">Así que ya saben, el
Ministerio de Educación, reconvertido en Ministerio del Interior, recomendará
que los docentes, en lugar de educar y acompañar, se dediquen – más aún – a
vigilar y apercibir. Y ojo que la prohibición no será solo en las aulas (donde
ya existía), sino en patios, recreos, pasillos, cafeterías y comedores. No se
podrá ir a mandar un mensaje a la/el churri o la madre de uno/a ni a la misma
puerta (esa en las que aún se echan el pitillo a escondidas los profes más
disolutos).<o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="mso-ansi-language: ES;"><span style="font-size: large;">Y hablando de puertas, nada
de ponérselas al campo, como dijo, insegura, la ministra hace unos meses. Para
conseguir lo que quieren los padres basta con amenazar un poco más a niños y
adolescentes (que, como el papel, lo soportan todo) e instalar inhibidores de
frecuencia para que nadie use internet salvo con permiso del director. También
sería útil formar brigadas mixtas para requisar móviles en los baños. O tener
alumnos infiltrados que diesen información mediante móviles ocultos. Y, por supuesto,
instalar cámaras en los pasillos, para que así podamos, como en China, quitar
puntos (en nuestro caso con rúbricas, para dar un toque innovador) al alumnado
que no se comporte como debe.<o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-size: large;"><span style="mso-ansi-language: ES;">Es cierto que algún
alumno o alumna podría alegar que está haciendo un uso educativo del móvil (escuchando
música, buscando información, mirando un vídeo educativo…), pero ¿quién se va a
fiar de ellos? Seguro que la mayoría solo lo quiere para acosar a sus
compañeros, ver porno o jugarse al póker el dinero de la merienda. Así que
nada, a prohibir su uso <i style="mso-bidi-font-style: normal;">recreativo</i> en
el <i style="mso-bidi-font-style: normal;">recreo</i>. ¡Además, qué a la escuela
no viene uno a divertirse, sino a aburrirse y a sufrir! Y si quieren diversión
que jueguen al corro de la patata o a pegar balonazos, que es mucho más sano,
básicamente porque es la forma en que nos entreteníamos los que tenemos la
sartén por el mango para definir lo que es </span><span style="mso-ansi-language: ES; mso-bidi-font-family: Calibri; mso-bidi-theme-font: minor-latin;">«</span><span style="mso-ansi-language: ES;">sano</span><span style="mso-ansi-language: ES; mso-bidi-font-family: Calibri; mso-bidi-theme-font: minor-latin;">»</span><span style="mso-ansi-language: ES;"> (es decir, </span><span style="mso-ansi-language: ES; mso-bidi-font-family: Calibri; mso-bidi-theme-font: minor-latin;">«</span><span style="mso-ansi-language: ES;">bueno</span><span style="mso-ansi-language: ES; mso-bidi-font-family: Calibri; mso-bidi-theme-font: minor-latin;">»</span><span style="mso-ansi-language: ES;">, pero con ese soniquete científico-médico que
epata a los tontos del bote).<o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-size: large;"><span style="mso-ansi-language: ES;">Y charrando de tener la
sartén por el mango. ¿No deberían los profes y el personal no docente dar
ejemplo, y dejar también de utilizar el móvil durante la jornada lectiva?
Porque si, como wasapean papis y mamis, y defienden opinadores de toda especie,
el móvil resulta tan lesivo para la sociabilidad, la concentración y la pureza
moral, ¿no sería mejor promover el control de su uso en salas de profesores,
departamentos y dependencias varias? Y ya puestos, y para ser aún más
coherentes, ¿no tendríamos que reconvenir también a todos esos ciudadanos que
usan </span><span style="mso-ansi-language: ES; mso-bidi-font-family: Calibri; mso-bidi-theme-font: minor-latin;">«</span><span style="mso-ansi-language: ES;">obsesivamente</span><span style="mso-ansi-language: ES; mso-bidi-font-family: Calibri; mso-bidi-theme-font: minor-latin;">»</span><span style="mso-ansi-language: ES;"> su móvil por la calle, en el
metro, en la sala de espera o hasta en el mismísimo Parlamento (siempre que no
esté hablando el jefe)? ¿No dan un pésimo ejemplo a nuestra maleable juventud? <o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-size: large;"><span style="mso-ansi-language: ES;">Una juventud a la que,
como es habitual, nadie ha preguntado nada, y a la que nos hemos limitado a
tachar de adictos, como si por hacer cientos de cosas en el móvil fueses un
pobre loco, y por hacer una sola (babear) ocho horas ante la tele, o pasarse el
día entero en el bar, el gimnasio o el trabajo, fueras un adulto </span><span style="mso-ansi-language: ES; mso-bidi-font-family: Calibri; mso-bidi-theme-font: minor-latin;">«</span><span style="mso-ansi-language: ES;">sano</span><span style="mso-ansi-language: ES; mso-bidi-font-family: Calibri; mso-bidi-theme-font: minor-latin;">»</span><span style="mso-ansi-language: ES;"> y con licencia para prohibir.
Pero ya ven, quien manda, manda. Y pese a que los estudios científicos no son
en absoluto concluyentes, están llenos de mil matices, y advierten de que la
prohibición impide una alfabetización digital crítica, debilita a los niños
frente al mundo que les toca vivir, y les obliga a mentir y a usar el móvil a
escondidas, las soluciones simples y tajantes enardecen a la gente, siempre
necesitada de panaceas y chivos expiatorios.<span style="mso-spacerun: yes;">
</span><o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-size: large;"><span style="mso-ansi-language: ES;">Así que ya sabéis, niños
y no tan niños, los sabios consejeros de todos los reinos, </span><span style="mso-ansi-language: ES; mso-bidi-font-family: Calibri; mso-bidi-theme-font: minor-latin;">«</span><span style="mso-ansi-language: ES;">aplicando una estrategia de
bienestar emocional</span><span style="mso-ansi-language: ES; mso-bidi-font-family: Calibri; mso-bidi-theme-font: minor-latin;">»</span><span style="mso-ansi-language: ES;">
(lo ha anunciado la consejera de Educación asturiana, pero podría haberlo dicho
Xi Jinping o el Gran Hermano de Orwell), van a prohibiros chatear, hablar,
jugar, oír música, ver vídeos, informaros, leer, consultar vuestra agenda y
revisar vuestros correos, durante vuestro (escaso) tiempo de ocio en los
centros, que tendréis que ocupar de manera más </span><span style="mso-ansi-language: ES; mso-bidi-font-family: Calibri; mso-bidi-theme-font: minor-latin;">«</span><span style="mso-ansi-language: ES;">sana</span><span style="mso-ansi-language: ES; mso-bidi-font-family: Calibri; mso-bidi-theme-font: minor-latin;">» (ya os dirán los
«sanatólogos» cómo)</span></span><span style="mso-ansi-language: ES;"><span style="font-size: large;">. Pero tranquilos,
que todo será por <i>vuestro bien</i>; algo que esos padres y madres que han
torcido la voluntad de la ministra conocen mucho mejor que nadie. Para eso se
pasan todo el santo día wasapeando sobre el tema.</span><o:p></o:p></span></p>Victor Bermúdez Torreshttp://www.blogger.com/profile/01752938388267250110noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-2905185876370548983.post-3408402579082053742023-12-13T17:06:00.006+01:002023-12-13T17:06:41.024+01:00Democracia, educación e informe PISA.<p> </p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgFuWYY0sQec59z65qWyG269B_g230XatxpdKmfibTGVlltCGTBWZecqPI47PrGWby1QtkHKrJ5A1kKdmKYEYx1TbYpTAVyZL7YH47nh1D-MuzCFg7ktj3wbdWCqbFCvCRK-9M83veq6vaTgyjrAoTf804AlGjYjzW7iNJ0jPvkwQxzCrJOFlQmovc5Kjg/s300/descarga.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><span style="color: red;"><img border="0" data-original-height="168" data-original-width="300" height="224" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgFuWYY0sQec59z65qWyG269B_g230XatxpdKmfibTGVlltCGTBWZecqPI47PrGWby1QtkHKrJ5A1kKdmKYEYx1TbYpTAVyZL7YH47nh1D-MuzCFg7ktj3wbdWCqbFCvCRK-9M83veq6vaTgyjrAoTf804AlGjYjzW7iNJ0jPvkwQxzCrJOFlQmovc5Kjg/w400-h224/descarga.jpg" width="400" /></span></a></div><span style="color: red; font-size: large;"><i><a href="https://www.elperiodicoextremadura.com/opinion/2023/12/13/democracia-educacion-informe-pisa-95728957.html">Este artículo fue originalmente publicado por el autor en El Periódico Extremadura. <br /></a></i></span><p class="MsoNormal"><br /></p>
<p class="MsoNormal"><span lang="ES-TRAD" style="mso-ansi-language: ES-TRAD;"><span style="font-size: large;">No hay
régimen político que dependa tanto de la educación como la democracia. Las
razones son al menos dos. La primera es la obligada y constante perfectibilidad
de un régimen fiado a una consideración utópica del poder (aquella por la que
este pretende distribuirse igualmente entre todos); y la segunda, la obligación
de preparar a quienes ostentan idealmente ese poder – es decir: a la ciudadanía
– para el ejercicio de su función soberana. <o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal"><span lang="ES-TRAD" style="mso-ansi-language: ES-TRAD;"><span style="font-size: large;">Un
régimen como el democrático, fundado en el ideal de elevar la voz de todos a
autoridad suprema, exige ciudadanos dotados de determinadas competencias o
virtudes que no son innatas ni surgen por ensalmo y que, por lo mismo,
requieren de educación. De mucha educación. Uno no nace, sino que se hace
demócrata. La pregunta es cómo.<o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal"><span lang="ES-TRAD" style="mso-ansi-language: ES-TRAD;"><span style="font-size: large;">Veamos.
Gobernar consiste en juzgar y tomar decisiones. Así que lo primero para educar
en democracia sería preparar a la ciudadanía para emitir juicios certeros y
ponderados. Un buen ciudadano ha de ser diestro en el análisis crítico de la
realidad, del conocimiento de que dispone, y de los valores que subyacen a las
opciones entre las que ha de escoger, evitando supuestos infundados, dogmas,
sesgos y prejuicios. Y todo esto no cae del cielo, ni se aprende en la barra de
un bar…<o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal"><span lang="ES-TRAD" style="mso-ansi-language: ES-TRAD;"><span style="font-size: large;">Lo
mismo cabe decir con respecto al diálogo y la argumentación, componentes clave
de la vida democrática. La competencia dialéctica no se adquiere viendo las
tertulias de la tele, sino a través de un tipo complejo de ejercicio crítico
por el que, tras examinar racionalmente todas las opciones (propias y ajenas),
se intenta reconstruir colectivamente una tesis común<u>.</u> Es lamentable que
a los niños se les enseñe a leer, escribir, calcular o recordar hechos
históricos, pero no a dialogar de modo cooperativo, valorando con objetividad
las razones del otro y evitando falacias y errores lógicos, habilidades de la
que depende esencialmente – mucho más que de todas las leyes juntas – nuestro
sistema de convivencia.<span style="mso-spacerun: yes;"> </span><o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal"><span lang="ES-TRAD" style="mso-ansi-language: ES-TRAD;"><span style="font-size: large;">A las
capacidades para el juicio y el diálogo crítico hay que sumar una buena
educación ética. No moral, ojo. Sino ética. La moral inculca valores y nos
indica lo que debemos hacer. La ética somete a análisis racional los valores y
nos proporciona herramientas y marcos argumentativos para que seamos <i>nosotros</i>
los que decidamos lo que debemos hacer. La diferencia está bien clara. Y si
bien es deseable que la ciudadanía asuma ciertos valores democráticos, aún es
más deseable y democrático que los escoja por sí misma. La moral mínima
socialmente exigible no se aprende con homilías laicas, sino por pura convicción,
dando y exigiendo razones, si es que las hay…<o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal"><span lang="ES-TRAD" style="mso-ansi-language: ES-TRAD;"><span style="font-size: large;">Por lo
demás, no hay forma de inculcar el valor supremo de cualquier democracia – a
saber: el de considerar al otro realmente como un igual, y no como un simple
medio para nuestros fines– sin esa profunda reflexión ética y filosófica que
nos hace entender que entre nuestros intereses más particulares está el de
darles sentido en el marco de una realidad, más coherente y armoniosa, en la
que quepan los intereses de todos. En esta profunda comprensión de la conexión
entre individuo y sociedad está, entre otras cosas, la raíz de actitudes y
emociones tan democráticas como la empatía y la fraternidad. <o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal"><a name="_Hlk153231563"><span lang="ES-TRAD" style="mso-ansi-language: ES-TRAD;"><span style="font-size: large;">Más aún, la relación entre democracia y educación no se agota en esta
relación de competencias; implica también un principio pedagógico muy simple:
no se puede enseñar democracia más que democráticamente, esto es, contando con la
racionalidad y la voluntad del que aprende y promoviendo su participación
directa en la vida pública.<o:p></o:p></span></span></a></p>
<span style="font-size: large;"><span style="mso-bookmark: _Hlk153231563;"></span>
</span><p class="MsoNormal"><span lang="ES-TRAD" style="mso-ansi-language: ES-TRAD;"><span style="font-size: large;">Toda
esta educación democrática ha de dirigirse, por último, a todos (el saber, como
el poder, ha de ser patrimonio de todos), a través de un currículo único y una
escuela pública y plural que refuerce los vínculos comunitarios (no se trata de
que haya tantos colegios como opciones ideológicas, sino de que todas las
opciones puedan convivir en el mismo colegio, para que sean los propios alumnos
quienes puedan elegir entre ellas).<o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal"><span lang="ES-TRAD" style="mso-ansi-language: ES-TRAD;"><span style="font-size: large;">Es una
pena, por cierto, que todas estas competencias, principios y características no
sean evaluadas y puntuadas en las pruebas PISA. O que en dichas pruebas no se
consideren las diferencias entre países más o menos democráticos y
totalitarios. Es claro que los segundos pueden concentrarse en una educación
técnico-científica, dirigida a satisfacer intereses productivos o estratégicos
sin «perder el tiempo» promoviendo el pensamiento crítico, el diálogo, la
reflexión ética o el desarrollo integral del alumnado. ¿Pero es eso lo que queremos?
La tecnología y la ciencia nos ayudan a vivir, pero es más importante saber – y
poder decidir democráticamente – cómo queremos vivir – y convivir— sin
equivocarnos más de la cuenta. <o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal"><span lang="ES-TRAD" style="mso-ansi-language: ES-TRAD;"><o:p><span style="font-size: large;"> </span></o:p></span></p>Victor Bermúdez Torreshttp://www.blogger.com/profile/01752938388267250110noreply@blogger.com2tag:blogger.com,1999:blog-2905185876370548983.post-24316438343978399882023-12-06T11:48:00.004+01:002023-12-06T11:49:13.673+01:00El nuevo idiota político<p> </p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgs2gUTeXAeyNYLxlhyDNWnsMwLxsKxjt5EkRi1U1C4ec9vYBkIOIV-Fv7-lW96CUshlaGGbvh1kDry5bbYV_t6Mojt9UPDb5sFxAZSSOCQQzbMp4dE-XL8ZcDzFYFOOD7U1DuoIyoSWvquUBBeYUrVPTGZgLkCMewmWU-LW0dZBjAgkxw7FA0sG-8o-y8/s259/descarga%20(1).jpg" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="194" data-original-width="259" height="300" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgs2gUTeXAeyNYLxlhyDNWnsMwLxsKxjt5EkRi1U1C4ec9vYBkIOIV-Fv7-lW96CUshlaGGbvh1kDry5bbYV_t6Mojt9UPDb5sFxAZSSOCQQzbMp4dE-XL8ZcDzFYFOOD7U1DuoIyoSWvquUBBeYUrVPTGZgLkCMewmWU-LW0dZBjAgkxw7FA0sG-8o-y8/w400-h300/descarga%20(1).jpg" width="400" /></a></div><span style="color: red; font-size: large;"><div style="text-align: left;"><i><a href="https://www.elperiodicoextremadura.com/opinion/2023/12/06/nuevo-idiota-politico-95506934.html">Este artículo fue originalmente publicado por el autor en El Periódico Extremadura</a></i></div></span></div><span style="font-size: large;"><br /></span><p class="MsoNormal"><span style="font-size: large;"><span>Los que han visto </span><i>El Padrino</i><span>, la
legendaria película de Francis F. Coppola sobre la mafia, recordarán la escena
en que los miembros de la familia Corleone reaccionan con ira e incredulidad al
saber que uno de ellos (Michael, el hijo menor) se ha alistado para defender a
su país en la guerra: no entienden que nadie en su sano juicio cometa la
idiotez de anteponer el interés público al de «la propia sangre». Algo parecido
he oído muchas veces en mi propio entorno: que lo único importante es la vida
privada, la familia, y que el compromiso cívico y político, si no sirve
inmediatamente a aquella, carece de valor y sentido. De hecho, todavía se oye
exclamar aquello de «yo no me meto en política» como expresión de decencia y
buen sentido, dando a entender que el que lo hace es un sinvergüenza o un
idiota que descuida sus verdaderos intereses.</span></span></p>
<p class="MsoNormal"><span lang="ES-TRAD"><span style="font-size: large;">Es curioso que este uso del término «idiota»
sea el opuesto al que se cree que tuvo originariamente, al menos en una de sus
acepciones. En la Grecia clásica «idiota» no se refería al que descuidaba lo privado
para ocuparse de lo público, sino al que descuidaba su faceta pública y actuaba
como simple particular. Justo lo contrario. Y eso que los antiguos griegos
vivían en un ecosistema político parecido al nuestro: democracias más o menos
convulsas e inestables rodeadas de amenazantes (y tentadores) regímenes
totalitarios. Tan peligroso era el mundo – antes y ahora – que seguro que las
abuelas griegas dirían a sus nietos lo mismo que las nuestras: que, hiciesen lo
que hiciesen, no se «significaran» nunca. ¿Pero por qué les haríamos más caso
los de nuestra generación que los griegos de hace dos mil quinientos años?<o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal"><span lang="ES-TRAD"><span style="font-size: large;">A este desprecio de lo político en
sentido amplio han contribuido, sin duda, muchos factores: el espectáculo
mediático en torno a la corrupción política, el «coste de información» que
supone para el ciudadano medio valorar problemas cada vez más complejos, la
concepción ultraliberal del Estado como una empresa limitada a asegurar el
bienestar particular, o la idea – no menos liberal – de que la democracia no es
más que negociación de intereses y que toda invocación a la justicia o a las
virtudes cívicas es idiotez o hipocresía. <o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal"><span lang="ES-TRAD"><span style="font-size: large;">No obstante, algo parece estar cambiando
en todo esto. Hace tiempo que se observa un interés cada vez mayor y general
hacia los asuntos públicos. La gente se manifiesta por doquier (especialmente
en redes sociales) y se apasiona por la discusión política, frecuente en los
medios. Encender la televisión o la radio y encontrarte una tertulia, por
sesgada o bronca que sea (en lugar de un desfile, un partido de fútbol o una
corrida de toros), es un síntoma de que la democracia mantiene sus constantes
vitales. Es cierto que la discusión en redes es a menudo sórdida, pero
demuestra que la ciudadanía está deseando participar en el debate público y
que, además, lo hace con convicción, sin caer en el prejuicio falaz de que toda
opinión es igualmente subjetiva y equivalente a su contraria. <o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal"><span lang="ES-TRAD"><span style="font-size: large;">Ahora bien, en este tumultuoso retorno a
la actividad cívica no es oro todo lo que reluce. Los medios y redes que
promueven el debate fomentan también su polarización extrema, generando
burbujas ideológicas que actúan a modo de <i>estructuras familiares</i> (dan y
exigen apoyo incondicional, desconfían de los extraños, sirven a objetivos tribales,
y promueven autoestimas, identidades y afectos fraternos). Estas «fratrias» o «familias»
mediáticas o internáuticas, a las que muchos individuos sienten que pertenecen
de modo tácito o anónimo, parecen una forma de conciliar la actividad cívica
con algunos de los factores que la dificultan (el esfuerzo de analizar temas
complicados, la falta de tiempo, el aislamiento social…), pero acarrean un
nuevo tipo de idiotez política, una manera más sibilina de reducir nuestras
acciones al ámbito privado, consistente ahora en creer que participas en la
vida pública cuando, en el fondo, solo lo haces en tu <i>grupo particular</i>
de referencia. Esos universos ideológicos paralelos, cerrados y definidos unos
contra otros – y que parecen reproducir ya los propios partidos políticos –, escenifican
un estado casi prepolítico de lucha de clanes que no conviene en absoluto a la
vida democrática. <o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal"><span lang="ES-TRAD"><span style="font-size: large;">¿Cómo librar a la vida pública de esta
nueva forma de idiotez? La única manera es demostrar a la ciudadanía que el
interés particular es inseparable del general, y que las opiniones o posiciones
políticas son, en general, tan contrapuestas como complementarias. Ni la
realización plena y moral de los individuos puede prescindir del ejercicio de
la ciudadanía (y si viviéramos en una tiranía lo comprenderíamos mejor), ni el
desarrollo de una sociedad democrática es posible sin el diálogo crítico,
empático y honesto con uno mismo y con los demás, especialmente con aquellos
que no piensan como nosotros. Convencerse de esto es la única forma de evitar
la idiotez; la política y la otra. <o:p></o:p></span></span></p><br />Victor Bermúdez Torreshttp://www.blogger.com/profile/01752938388267250110noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-2905185876370548983.post-41287302292697454222023-11-29T19:14:00.001+01:002023-11-29T19:14:06.720+01:00Inteligencia artificial: ¿Frankenstein o Prometeo?<p> </p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgPxw7RtQdzlRdi7K6RWPJVQM0APCDLnApQ6RZVmYlYZhrIMKBdF3BBbddB1fDIVH1mdjQJxzenKugN_jQtcRkz70Jju6ExmLiGbwem76XJWQwlZ9wzQBLgz-OVmwk0TgCUmngfmQhS9ocG6pWOqGOFg1xdmGt-FFbpT3KuCjNDUkx7G-1oYrfWeH8rhiE/s1200/5f9733c2-8472-4d7d-99cc-fd51fc3ce9d1_16-9-discover-aspect-ratio_default_0.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><span style="font-size: large;"><img border="0" data-original-height="675" data-original-width="1200" height="225" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgPxw7RtQdzlRdi7K6RWPJVQM0APCDLnApQ6RZVmYlYZhrIMKBdF3BBbddB1fDIVH1mdjQJxzenKugN_jQtcRkz70Jju6ExmLiGbwem76XJWQwlZ9wzQBLgz-OVmwk0TgCUmngfmQhS9ocG6pWOqGOFg1xdmGt-FFbpT3KuCjNDUkx7G-1oYrfWeH8rhiE/w400-h225/5f9733c2-8472-4d7d-99cc-fd51fc3ce9d1_16-9-discover-aspect-ratio_default_0.jpg" width="400" /></span></a></div><span style="color: red; font-size: large;"><a href="https://www.elperiodicoextremadura.com/opinion/2023/11/29/inteligencia-artificial-frankenstein-o-prometeo-95212910.html"><i>Este artículo fue originalmente publicado por el autor en El Periódico Extremadura</i></a></span><p></p><p class="MsoNormal"><span style="font-size: large;"><br /></span></p>
<p class="MsoNormal"><span lang="ES-TRAD"><span style="font-size: large;">Uno de los logros más espectaculares,
pero también perturbadores, de la revolución digital es la inteligencia
artificial (IA). La investigación en IA comenzó hace más de setenta años, pero
se ha popularizado como nunca desde que <i>ChatGPT</i> y otras aplicaciones
demostraron al gran público que podía imitar tareas que creíamos exclusivamente
humanas, como manejar eficazmente el lenguaje natural o crear textos o imágenes
a partir de él. Antes de llegar aquí, la IA se ha aplicado con éxito a la gestión
empresarial, el diagnóstico médico, la educación, el entretenimiento, la
traducción, la robótica, la seguridad, el control del clima, los transportes,
la agricultura, las redes sociales o la investigación científica, entre otras
muchas cosas. Todo esto lleva a pensar que la IA no es una moda pasajera, sino
un cambio imparable sobre el que, sin embargo, aún nos falta por emprender una
seria reflexión colectiva. Y cuando falta reflexión, la polarización y los
prejuicios son inevitables.<o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal"><span lang="ES-TRAD"><span style="font-size: large;">Así, en torno al vertiginoso fenómeno de
la IA han proliferado dos polos contrapuestos de opinión, no solo en el ámbito
público y mediático, sino también en el de las propias empresas y organismos
que promueven su desarrollo y (mucho más tímidamente) su regulación. Por un
lado los tecnófilos, para los que la IA es el nuevo fuego prometeico destinado
a salvar a la humanidad. Y por otro lado los tecnófobos, que solo ven en la IA
a un peligroso Frankenstein pronto a descontrolarse o incluso a tomar el
control del mundo. ¿Tienen algo de razón estas dos concepciones extremas?
¿Deberíamos posicionarnos en uno u otro lado de la disputa? <o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-size: large;"><span lang="ES-TRAD">Como en tantas otras ocasiones, en cuanto
uno lo piensa (y piense el lector si ese pensar suyo es mucho menos artificioso
que el de las máquinas) las posiciones extremas comienzan a perder su fuerza.
Veamos. En primer lugar, los tecnófilos incurren en el error o ilusión de suponer
que la ciencia y la técnica pueden no solo solventar todos nuestros problemas
materiales – cosa ya de por sí discutible –, sino también los conflictos
sociales, políticos, morales e ideológicos que están en la raíz de aquellos, y
que no cabe tratar desde ninguna ciencia o tecnología. La pobreza, por ejemplo,
no se resuelve simplemente con nuevas técnicas productivas (que seguirían
distribuyendo los recursos igual de desigualmente), ni la crisis ambiental con
simples soluciones tecnológicas (cuyo abuso, con objeto de asegurar el
crecimiento, generaría tanto daño o más que las tecnologías vigentes). <a name="_Hlk152014439">En general, y sin ningún cambio añadido, las </a></span><span style="mso-bookmark: _Hlk152014439;"><span lang="ES-TRAD" style="mso-bidi-font-family: Calibri; mso-bidi-theme-font: minor-latin;">«</span><span lang="ES-TRAD">asépticas</span></span><span style="mso-bookmark: _Hlk152014439;"><span lang="ES-TRAD" style="mso-bidi-font-family: Calibri; mso-bidi-theme-font: minor-latin;">»</span><span lang="ES-TRAD"> soluciones
que promete la tecnología reproducirán las estructuras y creencias sociales,
económicas, políticas e ideológicas vigentes y, con ellas, los mismos problemas
que se pretenden resolver. </span></span><span lang="ES-TRAD" style="color: red;"><o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal"><span lang="ES-TRAD"><span style="font-size: large;">Por otra parte, los tecnófobos caen en la
equivocación de interpretar sistemáticamente como degeneración lo que no es
sino una profunda transformación de cuyas consecuencias a medio y largo plazo aún
no es posible saber nada a ciencia cierta. En cualquier caso, los que, tal vez
inspirados por la ciencia ficción, imaginan ya a la Tierra dominada por
perversos autómatas, olvidan que gran parte de la historia del mundo es la
historia de la perversidad humana, y que la posibilidad de que las máquinas nos
esclavicen no es mucho mayor que la de que nos dominen otros seres humanos. <o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-size: large;"><span lang="ES-TRAD">Más que posicionamientos extremos como
los citados, lo que necesitamos ante el fenómeno imparable de la IA es una
dosis extra de racionalidad. Y no hablo de una racionalidad científica o
meramente instrumental, de la que ya tenemos de sobra, sino de su
imprescindible contrapeso: una racionalidad ética que clarifique los fines y
valores que han de orientar el desarrollo tecnológico. Repárese en que los
fines y valores no son objetos físicos observables por ninguna ciencia
positiva, sino ideas a considerar desde un punto de vista trascendente, es
decir, desde el punto de vista de cómo deben ser idealmente (y no como son </span><span lang="ES-TRAD" style="mso-bidi-font-family: Calibri; mso-bidi-theme-font: minor-latin;">«</span><span lang="ES-TRAD">de facto</span><span lang="ES-TRAD" style="mso-bidi-font-family: Calibri; mso-bidi-theme-font: minor-latin;">»</span><span lang="ES-TRAD">) el mundo
y nuestra existencia en él. <o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal"><span lang="ES-TRAD"><span style="font-size: large;">Para esta consideración ética es
imprescindible un diálogo racional (y cabe decir global) en torno al
significado básico de ciertos conceptos (identidad, consciencia, verdad,
autonomía…), una reflexión rigurosa en torno a la naturaleza humana y sus
fines, y un ejercicio de clarificación crítica en torno a la barahúnda de
prejuicios, ideas y propuestas que bulle en el ámbito de la IA. <o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-size: large;"><span lang="ES-TRAD">Ahora bien, todas estas acciones son irreductibles
a la mecánica del algoritmo y a la acumulación estadística de datos que
caracterizan a los sistemas de IA, y dependen directamente del empoderamiento
crítico y ético de la ciudadanía. De que logremos desarrollar esta racionalidad
cívica – y construir, a partir de ella, un nuevo </span><span lang="ES-TRAD" style="mso-bidi-font-family: Calibri; mso-bidi-theme-font: minor-latin;">«</span><span lang="ES-TRAD">contrato <i>tecno social</i></span><span lang="ES-TRAD" style="mso-bidi-font-family: Calibri; mso-bidi-theme-font: minor-latin;">» –
depende </span></span><span lang="ES-TRAD"><span style="font-size: large;">el mundo que se nos avecina. </span><o:p></o:p></span></p>Victor Bermúdez Torreshttp://www.blogger.com/profile/01752938388267250110noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-2905185876370548983.post-16357052398565970592023-11-22T18:53:00.002+01:002023-11-22T18:53:12.156+01:00Reflexiones sobre la fruta<p> </p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhKVwcpJk22hyF8hVhdweW2-2iuIVjbO7Dz3z_tq_9HJyk223hvRE4x5vrVpCVS0r9TPVIqLb2U7IdEQ-8W-VQyk_uIcKTT_39b4QI1xRozQzMdyXWqXSOl4iDsCq05LMftPUuNy759S5hyoGScuWRfqe3Jvl1V8Gga0ec00U46CUAM44VVCjOAcepMjOg/s1200/32aef6e5-c5af-44f6-a809-75fa7cbdb679_alta-libre-aspect-ratio_default_0.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="689" data-original-width="1200" height="230" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhKVwcpJk22hyF8hVhdweW2-2iuIVjbO7Dz3z_tq_9HJyk223hvRE4x5vrVpCVS0r9TPVIqLb2U7IdEQ-8W-VQyk_uIcKTT_39b4QI1xRozQzMdyXWqXSOl4iDsCq05LMftPUuNy759S5hyoGScuWRfqe3Jvl1V8Gga0ec00U46CUAM44VVCjOAcepMjOg/w400-h230/32aef6e5-c5af-44f6-a809-75fa7cbdb679_alta-libre-aspect-ratio_default_0.jpg" width="400" /></a></div><span style="font-size: large;"><span style="color: red;"><i><a href="https://www.elperiodicoextremadura.com/opinion/2023/11/22/reflexiones-fruta-94926981.html">Este artículo fue originalmente publicado por el autor en El Periódico Extremadura.</a></i></span><br /></span><p class="MsoNormal"><span style="font-size: large;"><br /></span></p>
<p class="MsoNormal"><span lang="ES-TRAD"><span style="font-size: large;">No sé cómo ni cuándo la política
española, o buena parte de ella, ha entrado abiertamente en la esfera de ese
nuevo populismo preadolescente y prepolítico que exhiben de modo ejemplar
personajes como Trump en EE. UU., Bolsonaro en Brasil o Milei en Argentina. Una
exhibición que, si bien en un modo mucho más amateur e inocente, no nos es del
todo desconocida a los docentes. De hecho, viendo estos días a la presidenta
del Congreso llamar constantemente al orden, o los gritos, burlas e insultos de
buena parte de los diputados, o a la presidenta Ayuso llamar hijo de puta a
Sánchez desde el fondo del hemiciclo mientras no dejaba de teclear en su móvil
(solo le faltaba estar mascando chicle), era difícil no imaginarse una de esas
aulas de la ESO en las que uno se juega su vocación: «A ver, Isabelita, ¿cómo
has llamado a Pedrito?». «Nada; solo le he dicho que me gustaba la fruta». «¿Y
no crees que deberías pedirle disculpas?» «¡Ay, pero es que a mí también me
dicen cosas, maestro!» …<o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-size: large;"><span lang="ES-TRAD">Otra muestra de la política impúber que
caracteriza con frecuencia a los niños es la del berrinche y el boicot cuando
la realidad no se ajusta a sus intereses y deseos. Ante esa frustración, los
más pequeños suelen reaccionar con rabietas, y los que son un poco más mayores
con actitudes desafiantes en relación con las normas y el statu quo. Las
manifestaciones de estos días, incluyendo las algaradas frente a la sede del
PSOE en Madrid, han tenido algo de esa rebeldía infantil. Aun con dos añadidos
peligrosos: la disparatada pero corrosiva plasta ideológica del </span><span lang="ES-TRAD" style="mso-bidi-font-family: Calibri; mso-bidi-theme-font: minor-latin;">«</span><span lang="ES-TRAD">antisanchismo</span><span lang="ES-TRAD" style="mso-bidi-font-family: Calibri; mso-bidi-theme-font: minor-latin;">»</span><span lang="ES-TRAD">
(dictadura, alianza con el terrorismo, gobierno ilegítimo, ruptura de España, golpismo,
comunismo…), ya activa desde mucho antes del polémico pacto con los
independentistas, y una capacidad de alteración violenta de la convivencia que
no deberíamos poner en duda.<o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal"><span lang="ES-TRAD"><span style="font-size: large;">La ira de algunos, como el filósofo
Savater, ha sido tal, que no ha tenido reparos en promover públicamente la
desobediencia a las leyes en defensa de lo que para él, y no para la – según el
filósofo – <i>piara</i> (sic) de <i>cretinos</i> (sic) que ha votado al
principal partido del gobierno, es lo «constitucionalmente verdadero». No sé
muy bien qué mensaje pretendían transmitir Savater y otros con esta idea ¿Tal
vez el de que las instituciones y procedimientos democráticos no son capaces
por sí mismos de acabar con las presuntas ilegalidades del gobierno y necesitan
de un empujoncito subversivo? ¿De quién, por cierto? Porque si la mayoría de la
ciudadanía ha votado a los partidos que sustentan al gobierno, solo queda
recurrir, en modo platónico, a los sabios (como Savater) y a los valerosos
guardianes (como esos intrépidos militares jubilados que, con su pensión bien a
salvo, han solicitado la intervención del ejército). <span style="mso-spacerun: yes;"> </span><o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal"><span lang="ES-TRAD"><span style="font-size: large;">El precio político que ha pagado Sánchez
(y el otro, que vamos a pagar todos) por armar un marco de gobernabilidad más
que complicado, y ya veremos si útil, para evitar la llegada al poder de la
ultraderecha, es, desde luego, muy alto, y no tiene por qué convencer a todos.
Pero en un Estado de derecho ha de primar la confianza en los procedimientos
democráticos. Si el Estado o la democracia están siendo subvertidos, ha de
poder demostrarse y denunciarse, en el Parlamento, ante la justicia y, por
supuesto, y si hace falta, en las calles, Siempre que sea de forma civilizada y
siguiendo los cauces propiamente democráticos, y no alentando al asedio diario
de la sede de un partido político por parte de una legión de <i>hooligans </i>neonazis.<span style="mso-spacerun: yes;"> </span><o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal"><span lang="ES-TRAD"><span style="font-size: large;">Mientras tanto, el gobierno recién
constituido tiene tanta legitimidad como cualquier otro, y declarar o insinuar
lo contrario o difundir acusaciones hiperbólicas y demagógicas (dictador,
etarra, golpista…) que nada tienen que ver con la realidad – ¿en qué dictadura
podría rodearse la sede del principal partido del gobierno durante días o
insultar abiertamente al presidente sin que pasara nada? –, son muestras de esa
manifestación de ira entre infantiloide y fascistoide que, aun cuando no sea
suficiente, de momento, para derribar a la fuerza a un gobierno, genera otras
consecuencias democráticamente disruptivas de las que tendríamos que ser, al
menos, mucho más conscientes. <o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal"><span lang="ES-TRAD"><span style="font-size: large;">Piensen, por ejemplo, con qué autoridad
moral va a exigir mañana un maestro o maestra a su alumnado que cumpla las
normas incluso cuando no le gusten, o que confíe en la institución y en sus
procedimientos para resolver conflictos (empezando por los que se generan al
establecer normas y pactos), o que los chicos y chicas no se griten, ni se
insulten unos a otros, ni consideren una «piara de cretinos» a los que piensan
de otro modo, ni que, tras haber llamado hijo de puta por lo bajini a algún
compañero (o al propio docente), repitan con una sonrisa cínica, como hacen sus
gobernantes, que a ellos lo que les pasa es que les gusta mucho la fruta.<span style="mso-spacerun: yes;"> </span></span><o:p></o:p></span></p>Victor Bermúdez Torreshttp://www.blogger.com/profile/01752938388267250110noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-2905185876370548983.post-79463889788486023282023-11-08T11:46:00.002+01:002023-11-08T14:14:02.721+01:00¡Móvil caca!<p> </p><p class="MsoNormal"></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjhWKIuG0NcDeQesMrryBd94W6t8ZTQltvFgfzJFeDIgPDbxlP2pf_xy8JpRdevnvi5DBVDW7jBOGUKgDhu-jX5FkA95DWuUDuAo8bn8QFQhQCR0wQsBqXbyq6g4J1dOdQKComKxrS-IZgMg_kR4mEWMtjfznMlwEdQOfCDp3gN35c6uB986LFPO0pOT2c/s1200/687e792f-11f5-4076-84b5-63a94fdff35a_alta-libre-aspect-ratio_default_0.jpg" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="675" data-original-width="1200" height="225" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjhWKIuG0NcDeQesMrryBd94W6t8ZTQltvFgfzJFeDIgPDbxlP2pf_xy8JpRdevnvi5DBVDW7jBOGUKgDhu-jX5FkA95DWuUDuAo8bn8QFQhQCR0wQsBqXbyq6g4J1dOdQKComKxrS-IZgMg_kR4mEWMtjfznMlwEdQOfCDp3gN35c6uB986LFPO0pOT2c/w400-h225/687e792f-11f5-4076-84b5-63a94fdff35a_alta-libre-aspect-ratio_default_0.jpg" width="400" /></a></div><br /><span style="color: red; font-size: large;"><i><a href="https://www.elperiodicoextremadura.com/opinion/2023/11/08/movil-caca-94335813.html">Este artículo fue originalmente publicado por el autor en El Periódico de Extremadura.</a></i></span><p></p>
<p class="MsoNormal"><span lang="ES-TRAD"><span style="font-size: large;">A los humanos nos mola lo simple, nos
chifla <i>tenerlo claro</i>, nos pone atajar un problema con una frase
sentenciosa o una solución presuntamente infalible. Y más aún hacerlo con esa
vehemencia sandunguera y gesticulante que gastamos por aquí, y que viene de
perlas para disimular la incapacidad de analizar con rigor asuntos mínimamente
complejos. <o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-size: large;"><span lang="ES-TRAD">Tomemos como ejemplo el incremento de los
problemas de salud mental entre los más jóvenes. ¿Podría alguien negar que este
sea un asunto complejo? Pues sí: hay gente (expertos nacionales incluidos) que
cree que el problema es sencillísimo. Su causa fundamental estaría en el uso
del móvil, y la solución definitiva: prohibirlos. Más fácil imposible.
Comprobemos ahora si esta </span><span lang="ES-TRAD" style="mso-bidi-font-family: Calibri; mso-bidi-theme-font: minor-latin;">«</span><span lang="ES-TRAD">genialidad</span><span lang="ES-TRAD" style="mso-bidi-font-family: Calibri; mso-bidi-theme-font: minor-latin;">»</span><span lang="ES-TRAD"> tiene algún fundamento. <o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-size: large;"><span lang="ES-TRAD">Conviene empezar recordando que el uso
masivo de teléfonos inteligentes es solo la punta del iceberg de una imparable
transformación cultural generada, sí, por el </span><span lang="ES-TRAD" style="mso-bidi-font-family: Calibri; mso-bidi-theme-font: minor-latin;">«</span><i><span lang="ES-TRAD">malvado</span></i><i><span lang="ES-TRAD" style="mso-bidi-font-family: Calibri; mso-bidi-theme-font: minor-latin;">»</span><span lang="ES-TRAD">
tecno-capitalismo,</span></i><span lang="ES-TRAD"> pero también por las
necesidades y deseos humanos. A quien le dijeran hace cien años que iba a poder
utilizar una máquina de bolsillo para comunicarse en tiempo real con cualquier
persona del mundo, procesar todo tipo de información, trabajar a distancia,
proveerse de bienes en un mercado global y administrar todos los aspectos de su
vida, no dudaría en calificarlo como una mejora indiscutible… ¡Qué esta
revolución cultural supone efectos imprevisibles! Sin duda; como cualquier
otra. ¡Qué debemos vigilar esos efectos y tomar medidas de protección de los
menores! Está claro; como también que la principal medida de protección es
educar a esos menores en el uso benéfico y controlado de esas tecnologías y no
en prohibirles su uso, algo que resulta tan contraproducente como
incapacitante. <o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal"><span lang="ES-TRAD"><span style="font-size: large;">Pero vayamos al aspecto capital del
asunto: como en muchas otras épocas de la historia, lo novedoso y disruptivo se
convierte en el chivo expiatorio de problemas previamente existentes. En este
caso no solo de la salud mental, sino de muchos otros, tal como la violencia,
el acoso, el fracaso escolar y toda la gama de conflictos sociales y
existenciales que suelen afectar a niños y adolescentes. ¿De todo esto tienen
la culpa las nuevas tecnologías? ¿Hay algo que realmente justifique la
demonización del uso del móvil entre los jóvenes? Veamos.<o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-size: large;"><span lang="ES-TRAD">Si uno escucha desprejuiciadamente a esos
jóvenes presuntamente </span><span lang="ES-TRAD" style="mso-bidi-font-family: Calibri; mso-bidi-theme-font: minor-latin;">«</span><span lang="ES-TRAD">enganchados</span><span lang="ES-TRAD" style="mso-bidi-font-family: Calibri; mso-bidi-theme-font: minor-latin;">»</span><span lang="ES-TRAD"> al móvil comprobará que los problemas que les aquejan son los
mismos de siempre: desorientación, incomprensión, soledad, acoso, indecisión, inseguridad...
¿Los móviles y la tecnología digital han amplificado todos estos problemas?
Quizás. Pero también han generado nuevas formas de afrontarlos. Por ejemplo:
las agresiones que antes quedaban impunes ahora generan una censura
generalizada en <i>las redes</i>; frente al acoso y la homogenización a la
fuerza de los viejos espacios sociales (la calle o el aula), las nuevas
tecnologías ofrecen lugares alternativos donde poder cultivar libremente la
diversidad; a la idea de Internet como fuente de distracciones, la sigue la de la
red como un yacimiento casi infinito de recursos formativos; y si bien es
cierto que las interacciones <i>on line</i> no permiten un pleno contacto
físico, también lo es que proporcionan nuevas y más abiertas formas de
sociabilidad…<o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-size: large;"><span lang="ES-TRAD">Hay otros argumentos tópicos, pero igualmente
endebles, para demonizar el uso del móvil en la gente joven. ¿Matan las <i>pantallas</i>
la imaginación? Tal vez las de la tele o el cine, porque las de los móviles ofrecen
posibilidades nunca vistas para crear y recrear imágenes y textos de forma
interactiva. Tampoco está claro que las nuevas tecnologías promuevan la
pasividad, o la </span><span lang="ES-TRAD" style="mso-bidi-font-family: Calibri; mso-bidi-theme-font: minor-latin;">«</span><span lang="ES-TRAD">intolerancia a la
espera o a la frustración</span><span lang="ES-TRAD" style="mso-bidi-font-family: Calibri; mso-bidi-theme-font: minor-latin;">»</span><span lang="ES-TRAD">; siempre
que entendamos correctamente el concepto de <i>actividad</i> (curioso esto de
tachar de </span><span lang="ES-TRAD" style="mso-bidi-font-family: Calibri; mso-bidi-theme-font: minor-latin;">«</span><span lang="ES-TRAD">pasiva</span><span lang="ES-TRAD" style="mso-bidi-font-family: Calibri; mso-bidi-theme-font: minor-latin;">»</span><span lang="ES-TRAD"> la conducta de jugar o interactuar con el móvil, y no a la de pasar
la tarde en el bar o viendo la tele) o que reconozcamos que el ritmo del
tráfago social, cultural o productivo es hoy distinto al que era hace años. Y
en cuanto a los problemas que suscita el estar comparándose continuamente con
los demás, o con modelos </span><span lang="ES-TRAD" style="mso-bidi-font-family: Calibri; mso-bidi-theme-font: minor-latin;">«</span><span lang="ES-TRAD">irreales</span><span lang="ES-TRAD" style="mso-bidi-font-family: Calibri; mso-bidi-theme-font: minor-latin;">»,
no es más que la última versión de ese invencible afán humano por conocerse a sí
mismo a través del espejo del otro (incluyendo ese «</span><span lang="ES-TRAD">otro
mítico</span><span lang="ES-TRAD" style="mso-bidi-font-family: Calibri; mso-bidi-theme-font: minor-latin;">»</span><span lang="ES-TRAD"> que antes eran dioses, santos o reyes,
y ahora son artistas o famosos) ... <o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal"><span lang="ES-TRAD"><span style="font-size: large;">Nadie niega, en fin, que el uso masivo de
móviles u otras tecnologías genere problemas nuevos (la privatización del
espacio público, por ejemplo), pero de ahí a suponerlo como la causa principal
de problemas tan complejos como el incremento de las agresiones sexuales o los
suicidios va un abismo insondable. Dicho incremento tiene causas mucho más
profundas y preocupantes, y vulgarizar el diagnóstico o clamar por soluciones
simplonas no genera más que confusión, ruido y furia inquisitorial.<span style="mso-spacerun: yes;"> </span><o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal"><span lang="ES-TRAD"><o:p><span style="font-size: large;"> </span></o:p></span></p>Victor Bermúdez Torreshttp://www.blogger.com/profile/01752938388267250110noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-2905185876370548983.post-38440677061830820162023-11-01T10:52:00.001+01:002023-11-01T10:52:10.066+01:00¡Mételos en tu casa!<p> </p><p class="MsoNormal"><span style="font-size: x-large;"> </span></p><p class="MsoNormal"><span lang="ES-TRAD"><o:p><span style="font-size: large;"></span></o:p></span></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><span style="font-size: large;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgNhw5MWo98kgqc0V4RfZaJLDGTNzFBpC99rU4OkXV8o1Mn3w6z85NdoJQioyRW9T6oaX5ky6heOEBZOGolKZ_ZajL2n7oYoOuSxXug8wBIWBH205-UWB7B_TXiFmIUGxn5LeZLZUsg5M01b2vwUTQlubVM0dHm35m1tWFmNnuwfGaQmbBqStNwEOo1P8k/s1248/inmigrantes-kw3H-U901312088635YjG-1248x770@Diario%20Sur.webp" imageanchor="1" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="770" data-original-width="1248" height="246" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgNhw5MWo98kgqc0V4RfZaJLDGTNzFBpC99rU4OkXV8o1Mn3w6z85NdoJQioyRW9T6oaX5ky6heOEBZOGolKZ_ZajL2n7oYoOuSxXug8wBIWBH205-UWB7B_TXiFmIUGxn5LeZLZUsg5M01b2vwUTQlubVM0dHm35m1tWFmNnuwfGaQmbBqStNwEOo1P8k/w400-h246/inmigrantes-kw3H-U901312088635YjG-1248x770@Diario%20Sur.webp" width="400" /></a></span></div><span style="font-size: large;"><span style="color: red;"><i><a href="https://www.elperiodicoextremadura.com/opinion/2023/11/01/metelos-casa-94064104.html">Este artículo fue originalmente publicado por el autor en El Periódico Extremadura.</a></i></span><br /></span><p></p>
<p class="MsoNormal"><span lang="ES-TRAD"><span style="font-size: large;">Durante estos días hemos tenido que
soportar declaraciones vergonzosas acerca de los migrantes llegados a la
península desde Canarias; algunas de ellas de dirigentes políticos con mando en
plaza. Ahí tienen al inefable vicepresidente de Castilla-León anunciando una
invasión extranjera. O a la presidenta de la Comunidad de Madrid invocando nada
menos que a la seguridad nacional. O a un increíble concejal de cultura (¡) de
Málaga proponiendo que se marque a los migrantes como a animales (sic) para
protegernos, según él, de delitos y enfermedades contagiosas.<o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-size: large;"><span lang="ES-TRAD">Pero lo preocupante no es solo la
irresponsable demagogia de algunos políticos, sino también las cosas que se
dicen por esas nuevas calles y plazas que son las redes sociales. Entre todas
las simplezas, bulos y barbaridades que he tenido que escuchar, hay una que me
llama especialmente la atención. Es la de invitarnos, a los que pedimos que se
acoja a los migrantes como la ley, el deber y Dios mandan, a que los metamos en
nuestras casas. </span><span lang="ES-TRAD" style="mso-bidi-font-family: Calibri; mso-bidi-theme-font: minor-latin;">«</span><span lang="ES-TRAD">Si tan solidario
eres – te dicen – llévatelos a tu casa y ocúpate tú de ellos</span><span lang="ES-TRAD" style="mso-bidi-font-family: Calibri; mso-bidi-theme-font: minor-latin;">»</span><span lang="ES-TRAD">. <o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-size: large;"><span lang="ES-TRAD">Se podrían dar muchos argumentos para
explicar por qué no es fácil, y ni tan siquiera posible crear un centro de
acogida o un hospicio clandestino en tu casa. Y decenas más acerca no solo de
la necesidad legal y moral de socorrer a estos migrantes, sino también de la
conveniencia a todos los niveles de hacerlo. Pero hay algo especialmente
interesante de analizar en esa desabrida </span><span lang="ES-TRAD" style="mso-bidi-font-family: Calibri; mso-bidi-theme-font: minor-latin;">«</span><span lang="ES-TRAD">invitación</span><span lang="ES-TRAD" style="mso-bidi-font-family: Calibri; mso-bidi-theme-font: minor-latin;">» a que nos metamos los migrantes…
donde nos quepan. </span><span lang="ES-TRAD"><o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal"><span lang="ES-TRAD"><span style="font-size: large;">Veamos: se supone que el que te pide que
te lleves los migrantes a tu casa es porque le parece inaceptable que sea el
Estado el que los acoja y ayude. Bien: es la posición ultraliberal de que la
caridad o la solidaridad son cosa de cada uno, no del Estado. Quien quiera ser
solidario que se haga socio de una ONG o que se lleve a los migrantes a su casa
– dirán –; pero nadie debería obligarnos a tal cosa a través de nuestros
impuestos – añaden –.<o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-size: large;"><span lang="ES-TRAD">Sobra decir que esta posición es
perfectamente legítima. Faltaría más. Lo que no es tan aceptable es ser
inconsecuente con ella, so pena de volverse uno loco y volver locos a los
demás. Así, si uno es ultraliberal y niega el derecho del Estado a intervenir
en las relaciones económicas o laborales con otras personas, tendría que estar
contentísimo de que llegaran migrantes. ¿No ha de ser el mercado de trabajo un
mercado libre? ¿No es la mano de obra una mercancía más? Para un liberal, desde
luego que sí. Por ello, nadie entendería que ese mismo liberal exigiera al
Estado que no interviniera para socorrer a los migrantes, pero que sí lo
hiciera para impedirles venir, </span><span lang="ES-TRAD" style="mso-bidi-font-family: Calibri; mso-bidi-theme-font: minor-latin;">«</span><span lang="ES-TRAD">no sea que
le quiten el trabajo a los de aquí</span><span lang="ES-TRAD" style="mso-bidi-font-family: Calibri; mso-bidi-theme-font: minor-latin;">»</span><span lang="ES-TRAD">. Si lo que
debe imperar es el mercado, y un senegalés o un sirio trabajan igual o mejor
por menos dinero, ¿a quién deberíamos contratar – desde una perspectiva liberal
– para nuestra empresa o para lo que sea?<o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-size: large;"><span lang="ES-TRAD">Por supuesto que aquí se entrecruzan los
sentimientos nacionalistas (aquello de </span><a name="_Hlk149480739"><span lang="ES-TRAD" style="mso-bidi-font-family: Calibri; mso-bidi-theme-font: minor-latin;">«</span><span lang="ES-TRAD">los españoles</span></a><span lang="ES-TRAD"> primero</span><span lang="ES-TRAD" style="mso-bidi-font-family: Calibri; mso-bidi-theme-font: minor-latin;">»</span><span lang="ES-TRAD">, o </span><span lang="ES-TRAD" style="mso-bidi-font-family: Calibri; mso-bidi-theme-font: minor-latin;">«</span><span lang="ES-TRAD">los extremeños</span><span lang="ES-TRAD" style="mso-bidi-font-family: Calibri; mso-bidi-theme-font: minor-latin;">»,
o «</span><span lang="ES-TRAD">los navarros</span><span lang="ES-TRAD" style="mso-bidi-font-family: Calibri; mso-bidi-theme-font: minor-latin;">», etc.).
Pero ojo, esto ya no es ser un liberal, sino más bien todo lo contrario: es ser
una especie de nacionalsocialista. </span><span lang="ES-TRAD">Un ultraliberal ha
de defender a ultranza la libertad económica y la libre concurrencia del
talento individual, venga de donde venga. Desde una perspectiva liberal-meritocrática,
ser español no tiene ningún mérito (nadie elige su lugar de nacimiento), ser un
buen médico o albañil sí, seas de Cuenca o de Tombuctú.<o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal"><span lang="ES-TRAD"><span style="font-size: large;">Así que fíjense, tanto los que creemos en
el valor de esa casa común que es el Estado (a ser posible sin el siniestro
sótano del nacionalismo), como los que reniegan de ella (los más
ultraliberales), deberíamos estar de acuerdo en lo lógico y conveniente de
acoger e integrar a los migrantes. No solo son personas con los mismos derechos
que nosotros, entre ellos el de competir e intentar mejorar su vida (diría el
liberal), sino la única esperanza que tiene este país, o Europa entera, para
renovar su ímpetu productivo (empezando por su población en edad de trabajar) y
refundarse como una civilización capaz de integrar otras culturas bajo un mismo
sistema universal de valores. La otra opción (cerrar fronteras – y pudrirnos
dentro –) solo es retóricamente válida para falsos ultraliberales deseosos de
lograr el poder – y vivir del Estado – al precio de sembrar todo el odio que haga
falta. Puro nacionalsocialismo.</span><o:p></o:p></span></p>Victor Bermúdez Torreshttp://www.blogger.com/profile/01752938388267250110noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-2905185876370548983.post-4382472336667470462023-10-26T15:05:00.003+02:002023-10-26T15:05:31.038+02:00Educación cívica y pensamiento crítico: cómo educar en valores sin adoctrinar al alumnado.<p> </p><p class="MsoNormal"></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjkEVwsJxiH9eRlQQsOcgLHkOrMwlhLYMCngBPAOFJec9EFg2euFXLoFsuXs_xXa1YfdfBjpAq3vUK2y5c8_f7FwPLkP4Yq9VJxmP85JS5-v2mOu5dfu1wREAzL0GB0xUECsx9mhu-xTM_bRhCnpegMF6jRAN3j9ssmAXbbchLnzSoec99qvWdhK6ppp5o/s1600/WhatsApp%20Image%202023-10-11%20at%2015.59.10.jpeg" imageanchor="1" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="1200" data-original-width="1600" height="300" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjkEVwsJxiH9eRlQQsOcgLHkOrMwlhLYMCngBPAOFJec9EFg2euFXLoFsuXs_xXa1YfdfBjpAq3vUK2y5c8_f7FwPLkP4Yq9VJxmP85JS5-v2mOu5dfu1wREAzL0GB0xUECsx9mhu-xTM_bRhCnpegMF6jRAN3j9ssmAXbbchLnzSoec99qvWdhK6ppp5o/w400-h300/WhatsApp%20Image%202023-10-11%20at%2015.59.10.jpeg" width="400" /></a></div><span style="font-size: large;"><span style="color: red;"><i><a href="https://elpais.com/educacion/2023-10-25/educacion-civica-y-pensamiento-critico-como-educar-en-valores-sin-adoctrinar-al-alumnado.html">Este artículo fue originalmente publicado por el autor en el diario El País.</a></i></span><br /><br /></span><p></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-size: large;">Hace unas semanas, con motivo de la presidencia española de
la UE, se reunieron en Madrid un buen número de autoridades educativas para
esclarecer el rol de la educación en la promoción de los valores europeos y la
ciudadanía democrática. La jornada, que fue inaugurada con una magnífica
ponencia de la filósofa Adela Cortina, se cerró con un mensaje claro y
esperanzador, pero también con la constatación de una serie de problemas a
resolver. <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-size: large;">El mensaje es que el proyecto europeo no podrá desarrollarse
ni ampliarse sin una política clara de refuerzo de aquellos valores y actitudes
que comparten sus cuatrocientos cincuenta millones de ciudadanos y veintisiete
naciones (de momento). Dichos valores, expuestos en los tratados más
importantes y en la Declaración de los Derechos Humanos, representan una visión
común de lo que es justo y promueven actitudes (la tolerancia, el diálogo
democrático…) que permiten la convivencia entre naciones, culturas y personas
con concepciones relativamente distintas de lo que es bueno, deseable o sagrado.
Sin esos valores y actitudes las leyes y procedimientos carecerían de
legitimidad y eficacia, y el proyecto político europeo resultaría sustancialmente
inviable.<span style="mso-spacerun: yes;"> </span><o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-size: large;">Ahora bien, ¿cómo lograr que los ciudadanos europeos
entiendan y compartan la vinculación identitaria que supone el compromiso con
estos valores y actitudes en un contexto, además, en que todo (populismo
xenófobo, nacionalismo divisor, radicalización política, fundamentalismo
religioso, guerras…) parece ponérseles en contra? Está claro que esta tarea
incumbe a la educación, pero con declararlo no basta.<span style="mso-spacerun: yes;"> </span><o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-size: large;">Los problemas para promover educativamente los valores que
nos unen como europeos son varios. Uno tiene que ver, sin duda, con la falta de
articulación entre los distintos sistemas y currículos educativos nacionales y
regionales. Otro, más importante, radica en la resistencia de muchos gobiernos
a dotar del peso educativo que se requiere a la formación cívica, considerada a
menudo como una materia<span style="mso-bidi-font-family: Calibri; mso-bidi-theme-font: minor-latin;"> marginal sin apenas dotación horaria ni especialización docente. </span>Una
consideración que supone un verdadero contrasentido si la contrastamos con el
acostumbrado discurso político en torno al papel de la educación en una
sociedad en la que proliferan los discursos de odio, la violencia de género, el
acoso sexual, la homofobia, la desinformación, la desigualdad, los radicalismo
de toda laya o la irresponsabilidad medioambiental. <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-size: large;">¿A qué se debe este desprecio hacia aquello en lo que se
funda nuestra identidad común y la resolución de muchos de nuestros problemas?
No es fácil de averiguar. Aunque hay causas que son bastante visibles. Una de
ellas es el temor a la instrumentalización política de la educación cívica, a
la que se tacha en ocasiones de adoctrinadora y que sirve a menudo como campo
de batalla en la lucha ideológica entre partidos (algo de lo que sabemos
bastante en nuestro país). <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-size: large;">Ante el riesgo de instrumentación política de la educación
cívica, algunos países europeos han optado directamente por reducirla al mínimo.
Otros han apostado por estrategias más laxas, pero igualmente esterilizantes,
como la de <i>transversalizarla</i>, diluyéndola en otras áreas o materias, o como
la de limitarse a promover metodologías más o menos innovadoras para
impartirla, como si el problema fuera técnico o didáctico y no netamente político.
<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-size: large;">Pero la solución a la crisis de identidad y valores que
experimenta Europa no se resuelve disolviendo la educación cívica en otros
ámbitos educativos (a nadie se le ocurriría hacer lo mismo con la enseñanza de
la Lengua o la Historia), ni limitándose a aplicarle estrategias didácticas
innovadoras. Lo que de verdad se precisa es una política educativa que ponga la
educación cívica y en valores europeos en el centro del currículo, dándole el
mismo peso que a las materias tradicionales, y dotándola de un enfoque crítico
que aleje toda tentación o sospecha de adoctrinamiento o instrumentalización
partidista. <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-size: large;">La incidencia en el enfoque crítico es fundamental. Los
profesores de educación en valores actúan a veces como simples apologetas (y en
esto da igual lo innovadores que sean sus métodos), asumiendo que no hay que justificar
la suprema <span style="mso-bidi-font-family: Calibri; mso-bidi-theme-font: minor-latin;">«</span>verdad<span style="mso-bidi-font-family: Calibri; mso-bidi-theme-font: minor-latin;">»</span>
de lo que enseñan. Craso error; más aún cuando los jóvenes no dejan de recibir
mensajes y argumentos tendentes a relativizar o negar esos <span style="mso-bidi-font-family: Calibri; mso-bidi-theme-font: minor-latin;">«</span>verdaderos
valores<span style="mso-bidi-font-family: Calibri; mso-bidi-theme-font: minor-latin;">»</span>.
Sabemos por experiencia que sin una ardua tarea de argumentación, análisis crítico,
diálogo participativo y reflexión personal, es imposible que el alumnado
interiorice como propios los principios y valores que queremos sembrar en
ellos.<span style="mso-spacerun: yes;"> </span><o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-size: large;">La disposición de la educación cívica en un lugar central
del currículo y la adopción de un enfoque crítico, entrenando al alumnado en
las competencias en las que ha destacado históricamente la tradición cultural
europea (el análisis racional, la reflexión filosófica, el diálogo
argumentativo…) son, pues, los componentes clave para promover la educación en
valores cívicos y democráticos de un modo realmente eficaz y sin instrumentalización
política de ningún tipo. Saberlo ya es algo. Poner en práctica este saber y
articularlo en los sistemas educativos de toda Europa sería todo un hito. Pero
un hito del que depende el futuro del modelo y el proyecto político que
defendemos: el de una Europa unida, próspera y pacífica, en la que, pese a todo
lo que queda por mejorar, y casi a contracorriente de lo que ocurre en el resto
del mundo, siguen aconteciendo hoy las mayores y más profundas conquistas sociales,
morales y legislativas que ha visto nunca la humanidad.</span><o:p></o:p></p>Victor Bermúdez Torreshttp://www.blogger.com/profile/01752938388267250110noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-2905185876370548983.post-72942266708219706252023-10-25T08:01:00.003+02:002023-10-25T08:01:20.153+02:00Clases de derechos humanos<p> </p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEj7w6sc_L2lwpZ2aZnW8x_BcN8ys656Kc_XPoj2V6Osw2n4-xz4_6d_n3-3oXXB0LHT9xgqt9WNkPBuQ9FSrFY7cYBnOmF9MyC1z0zSps3JmJ7lHcZW9vLhr6w3RlKGMepzksaN-aaH_Cl18S2RuI54osmtVbtGMsUZgj0-Gju03kwT49p-J0ds6egrfJ0/s1280/d0195c5e-50cb-4a8b-b2c5-969e13b0e9a5_21-9-aspect-ratio_default_0.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="548" data-original-width="1280" height="171" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEj7w6sc_L2lwpZ2aZnW8x_BcN8ys656Kc_XPoj2V6Osw2n4-xz4_6d_n3-3oXXB0LHT9xgqt9WNkPBuQ9FSrFY7cYBnOmF9MyC1z0zSps3JmJ7lHcZW9vLhr6w3RlKGMepzksaN-aaH_Cl18S2RuI54osmtVbtGMsUZgj0-Gju03kwT49p-J0ds6egrfJ0/w400-h171/d0195c5e-50cb-4a8b-b2c5-969e13b0e9a5_21-9-aspect-ratio_default_0.jpg" width="400" /></a></div><span style="font-size: large;"><span style="color: red;"><i><a href="https://www.elperiodicoextremadura.com/opinion/2023/10/25/clases-derechos-humanos-93754934.html">Este artículo fue originalmente publicado por el autor en El Periódico Extremadura</a></i></span><br /></span><p class="MsoNormal"><span style="font-size: large;"><br /></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-size: large;"><span lang="ES-TRAD">Este curso no estoy dando clases; cosa de
la que me alegro en estos días aciagos. ¿Con qué cara trataría, por ejemplo
hoy, de la importancia de los derechos humanos en una clase de Valores Éticos?
Es fácil declamar puntualmente en un papel o un foro político acerca del
respeto a la dignidad humana mientras, por detrás, permitimos que </span><span lang="ES-TRAD" style="mso-bidi-font-family: Calibri; mso-bidi-theme-font: minor-latin;">«</span><span lang="ES-TRAD">uno de los nuestros</span><span lang="ES-TRAD" style="mso-bidi-font-family: Calibri; mso-bidi-theme-font: minor-latin;">»</span><span lang="ES-TRAD"> mate
impunemente a miles de civiles; pero hacerlo todos los días frente a los ojos
de veinte o treinta adolescentes es… agotador, imposible, patético...<span style="mso-spacerun: yes;"> </span><o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal"><span lang="ES-TRAD"><span style="font-size: large;">Es cierto que mis alumnos huelen ya que
el mundo se mueve bajo los parámetros del más crudo realismo político; que las
naciones se construyen a sangre y fuego; y que buena parte de la riqueza que
atesoran y disfrutan es proporcional al empobrecimiento y el expolio de otras
naciones y personas. Pero, aun así, no dejan de pensar que el <i>ser</i> no es
exactamente lo mismo que el <i>deber ser</i>. <o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal"><span lang="ES-TRAD"><span style="font-size: large;">Esto último no es un trabalenguas
filosófico ni un alarde de optimismo insensato. Fíjense que, de hecho, no hay
nación, ejército o grupo terrorista, por bárbaras o despiadadas que sean sus
acciones, que no tenga la necesidad de justificar(se)las como <i>un deber</i>.
Las ideas morales, las creencias, los mitos y las palabras van también a la
guerra, y no son armas poco eficaces o temibles. Vencer sin convencer(se) de lo
<i>justo</i> de la victoria y de la necesidad moral de asumir su coste en dolor
y sangre, no constituye una verdadera victoria, ni ante uno mismo ni ante
nadie. <o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal"><span lang="ES-TRAD"><span style="font-size: large;">Es cierto que las dos ideas fundamentales
que han servido tradicionalmente para justificar como justas casi todas las
guerras, guerrillas, genocidios o atentados de este mundo – las ideas de <i>Dios</i>
y de <i>Patria</i> – no han servido en absoluto para desarrollar una ética
distinta a la de la diferencia y el conflicto con los demás (todos infieles o
extranjeros). Egipcios, griegos, persas, cartagineses, romanos, bárbaros,
cristianos, musulmanes, chinos, rusos, ucranianos, israelís o terroristas de
Hamás, han matado y muerto desde los comienzos de la historia hasta nuestros
días (y fueran cuales fueran sus motivos más materiales), bien en nombre de su
país, imperio, ciudad o nación, bien en nombre de su dios particular (o bien en
nombre de ambos, a menudo simbólicamente unidos).<o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-size: large;"><span lang="ES-TRAD">Sin embargo, hace poco más de dos siglos
se asentó (o se </span><span lang="ES-TRAD" style="mso-bidi-font-family: Calibri; mso-bidi-theme-font: minor-latin;">«</span><span lang="ES-TRAD">normalizó</span><span lang="ES-TRAD" style="mso-bidi-font-family: Calibri; mso-bidi-theme-font: minor-latin;">»</span><span lang="ES-TRAD">, como se dice ahora) un discurso alternativo al de las mitologías
religiosa o nacionalista, una nueva forma de comprender a las personas, no ya
como creyentes o nativos de una religión o patria particular, sino como
individuos pertenecientes a la clase común de los humanos. Clase que pretendía
hacernos a todos y a todas ciudadanos poseedores de derechos, razón, libertad y
de una natural inclinación fraterna hacia todos los que guardaran ese nexo
esencial con nosotros que llamamos </span><span lang="ES-TRAD" style="mso-bidi-font-family: Calibri; mso-bidi-theme-font: minor-latin;">«</span><span lang="ES-TRAD">humanidad</span><span lang="ES-TRAD" style="mso-bidi-font-family: Calibri; mso-bidi-theme-font: minor-latin;">»</span><span lang="ES-TRAD">.<o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-size: large;"><span lang="ES-TRAD">Estas palabras e ideas, viejas en su raíz
clásica pero modernas en su eclosión revolucionaria e ilustrada, nos hicieron
concebir esperanzas acerca de un mundo progresivamente en paz, sin absurdos
muros o creencias excluyentes que justificaran el presunto deber de la guerra.
Es verdad que las ideas ilustradas sirvieron también de máscara moral a la
codicia y el miedo, y que en nombre de la </span><span lang="ES-TRAD" style="mso-bidi-font-family: Calibri; mso-bidi-theme-font: minor-latin;">«</span><span lang="ES-TRAD">civilización</span><span lang="ES-TRAD" style="mso-bidi-font-family: Calibri; mso-bidi-theme-font: minor-latin;">»</span><span lang="ES-TRAD"> se
colonizaron y destruyeron civilizaciones enteras; pero aun así, esas ideas
parecían prometernos una moral nueva y mejor que las de la imaginería
nacionalista o religiosa, dadas, por su condición particular e irracional, casi
obligatoriamente a la violencia. <o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal"><span lang="ES-TRAD"><span style="font-size: large;">Eso creíamos… Y eso resulta cada vez más
difícil de creer. Comprobar en estos días como Occidente se rinde por entero,
una vez más, al pragmatismo de corto alcance y al retoricismo más cínico ante
el conflicto palestino-israelí, es demoledor. Volver a aplicar el doble rasero
a Israel, permitiendo que triture a millones de civiles (para acabar a cañonazos
con las moscas del terrorismo que él mismo contribuyó a crear), mientras se
demoniza a Rusia o Irán por hacer lo mismo, equivale a desproveerse de toda
autoridad moral; esa autoridad ilustrada con la que Occidente podría aspirar a
vencer – y convencer – a esos males crónicos que son el totalitarismo
nacionalista y el fundamentalismo religioso.<o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-size: large;"><span lang="ES-TRAD" style="mso-bidi-font-family: Calibri; mso-bidi-theme-font: minor-latin;">Pero no. «</span><span lang="ES-TRAD">¿Quiénes
se creían que eran estos europeos con sus derechos humanos y sus valores
colonialistas?</span><span lang="ES-TRAD" style="mso-bidi-font-family: Calibri; mso-bidi-theme-font: minor-latin;">»</span><span lang="ES-TRAD"> – dirán ahora los
profesores rusos de <i>Defensa de la Patria</i>, o los imanes radicalizados en
sus madrasas –. </span><span lang="ES-TRAD" style="mso-bidi-font-family: Calibri; mso-bidi-theme-font: minor-latin;">«</span><span lang="ES-TRAD">¡Si son igual que
nosotros – deberían decir también – y utilizan las palabras solo para recubrir
de humo su codicia y deseo de poder!</span><span lang="ES-TRAD" style="mso-bidi-font-family: Calibri; mso-bidi-theme-font: minor-latin;">»</span><span lang="ES-TRAD">. <o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal"><span lang="ES-TRAD"><span style="font-size: large;">Si es así, y asumimos sin complejos que
somos sin remedio iguales en rapacidad y discordia (en lugar de en derechos y
razones), no hay la más mínima esperanza de salvar nuestras milagrosas clases
sobre derechos humanos del histórico tsunami de horror y vergüenza que se nos
viene a todos encima.<span style="mso-spacerun: yes;"> </span><o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal"><span lang="ES-TRAD"><o:p><span style="font-size: large;"> </span></o:p></span></p>Victor Bermúdez Torreshttp://www.blogger.com/profile/01752938388267250110noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-2905185876370548983.post-65050237777001746972023-10-18T09:41:00.003+02:002023-10-18T09:49:27.550+02:00¿Para qué sirve la palabra «terrorismo»<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjnV4b00YkU4_35uWHdFqgY-7pY7vEi6R8xO93sbzzWVdoJVLTfG-d4DamL7834jO9-yeJaB8LeJymQRZV_oBGXq7qh3hN353wu4u1C9cmXRVK_lTk2jMh-Lq0baDLs_YJAT58XtKkGPKXYo1Ux5x82oo6BPf2diKqfcLufIO53bNcSU7VvSf_0hzvHQOI/s1200/cba52325-4657-49d9-b555-809173ff2d74_16-9-discover-aspect-ratio_default_0.jpg" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="675" data-original-width="1200" height="225" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjnV4b00YkU4_35uWHdFqgY-7pY7vEi6R8xO93sbzzWVdoJVLTfG-d4DamL7834jO9-yeJaB8LeJymQRZV_oBGXq7qh3hN353wu4u1C9cmXRVK_lTk2jMh-Lq0baDLs_YJAT58XtKkGPKXYo1Ux5x82oo6BPf2diKqfcLufIO53bNcSU7VvSf_0hzvHQOI/w400-h225/cba52325-4657-49d9-b555-809173ff2d74_16-9-discover-aspect-ratio_default_0.jpg" width="400" /></a></div><span style="color: red; font-size: large;"><i><a href="https://www.elperiodicoextremadura.com/opinion/2023/10/18/sirve-palabra-terrorismo-93470830.html">Este artículo fue originalmente publicado por el autor en El Periódico Extremadura.</a></i></span><br /><p><br /></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-size: large;"><span lang="ES-TRAD">Recuerda mi colega Eduardo Infante que
presionar a la gente para que se posicione es una manera, consciente o no, de
evitar que se pregunte por lo correcto. No puedo estar más de acuerdo. Y aún es
peor cuando esa presión viene dada desde el propio lenguaje con el que se
interpela: </span><span lang="ES-TRAD" style="mso-bidi-font-family: Calibri; mso-bidi-theme-font: minor-latin;">«¿es que no vas a rechazar el <i>terrorismo</i>?»
– te preguntan, asumiendo que aceptas sin más lo que tu interlocutor entiende y
señala como tal –. «¿Apoyas a un gobierno que pacta con el partido de los <i>etarras</i>?»
– te interrogan, pretendiendo que, aún antes de contestar, confirmes la
filiación proetarra del gobierno –…. Se trata de la vieja falacia de plantear
la pregunta de manera que casi no sea posible contestarla sin asumir los
(discutibles) presupuestos de tu interlocutor. <o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal"><span lang="ES-TRAD" style="mso-bidi-font-family: Calibri; mso-bidi-theme-font: minor-latin;"><span style="font-size: large;">Ahora bien, a una pregunta capciosa lo mejor
es responder con otra más honesta. Por ejemplo, a la burda pregunta de si
rechazas el terrorismo, la respuesta podría ser: «Sí, claro; ¿pero de qué
terrorismo estamos hablando?». Porque «terrorismos» hay muchos, y si uno adopta
una posición de principios sin saber claramente de lo que habla se puede
encontrar con problemas para mantenerla. <o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal"><span lang="ES-TRAD" style="mso-bidi-font-family: Calibri; mso-bidi-theme-font: minor-latin;"><span style="font-size: large;">De entrada: ¿Qué es exactamente el
«terrorismo»? Según el diccionario, la ejecución de actos de violencia
criminal, por parte de bandas organizadas, con el objetivo de infundir terror y
lograr determinados objetivos políticos. Según la ONU – que admite que los
Estados definen el terrorismo de modo diferente y a veces ambiguo – el
terrorismo implica la coerción de poblaciones o gobiernos mediante la amenaza o
la violencia, con el resultado de muertes, lesiones graves, toma de rehenes,
etc. <o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal"><span lang="ES-TRAD" style="mso-bidi-font-family: Calibri; mso-bidi-theme-font: minor-latin;"><span style="font-size: large;">Es obvio que la definición anterior le encaja
como un guante a los fanáticos de Hamás. Pero también a casi cualquier acción
bélica (todas comprenden actos de violencia criminal destinadas a generar
terror y lograr objetivos políticos) o a determinadas políticas gubernamentales
(en China, Irán o incluso los EE. UU se ejerce la coerción hasta la muerte en
la horca o la silla eléctrica, y se toman rehenes, tal como presos políticos o
personas detenidas sin juicio, incluso en épocas de paz).<o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal"><span lang="ES-TRAD" style="mso-bidi-font-family: Calibri; mso-bidi-theme-font: minor-latin;"><span style="font-size: large;">Más aún: ¿serían «terroristas» las acciones
violentas dirigidas a aterrorizar al opresor o al invasor? ¿Eran «terroristas»
las acciones de la resistencia contra los nazis? ¿Lo eran las bombas colocadas
por grupos sionistas armados para expulsar a los ingleses de Palestina? La
legitimidad del <i>derecho al tiranicidio</i> es un viejo problema filosófico.
Y no es fácil encontrar un país o cultura que no se hayan fundado sobre el
terror y la destrucción de poblaciones o culturas anteriores. En el caso del
conflicto árabe-israelí, el terrorismo de Hamás (grupo que en sus inicios
recibió apoyo de Israel, igual que los talibanes lo recibieron de EE. UU.) no
es sino la última expresión, fanatizada y hambrienta de venganza, de esa
violencia mutua por la que unos se han hecho sitio en un país que no era el
suyo, y otros se han resistido, como es natural, a cedérselo… <o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-size: large;"><span lang="ES-TRAD" style="mso-bidi-font-family: Calibri; mso-bidi-theme-font: minor-latin;">¿Significa entonces algo el término
«terrorismo»? Fíjense además que la palabra se ha convertido en una muletilla retórica
con la que justificar cualquier medida política más o menos polémica (invasión
de otros países, eliminación de minorías, represión policial, bloqueos,
recortes de libertades, etc.). Así, se usa lo mismo para justificar la invasión
de Irak que la de Ucrania, para legitimar la brutalidad de una y otra facción
en cualquier lucha civil, para bendecir el acoso a toda minoría que se resista
a ser aplastada y para autorizar moralmente la resistencia armada de dicha
minoría, etc., etc. No hay una sola guerrilla o ejército de todos los que
desangran el mundo que no justifique su reinado de terror en la lucha contra el
«terrorismo» de la guerrilla vecina. Ni un solo demagogo que defienda la mano
dura con los inmigrantes o el incremento de la seguridad (a costa de las
libertades cívicas) que no acuda al terrorismo como argumento principal. En
nuestro país, la estrategia más importante (si no la única) de la oposición al
gobierno es la de agitar una y otra vez</span><span lang="ES-TRAD"> </span><span lang="ES-TRAD" style="mso-bidi-font-family: Calibri; mso-bidi-theme-font: minor-latin;">el
espantajo del extinto terrorismo etarra (o «movimiento vasco de liberación»,
como lo llamaba el expresidente Aznar) … <o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal"><span lang="ES-TRAD" style="mso-bidi-font-family: Calibri; mso-bidi-theme-font: minor-latin;"><span style="font-size: large;">Ya ven que la alusión al terrorismo parece,
pues, servir para todo; con lo que acabará por no servir para nada. Una posible
ventaja de esta insignificancia es que la palabra deje de ocultar o confundir
(al menos mientras no surjan otras) la discusión en torno a conceptos mucho más
importantes y políticamente resolutivos, como el de «justicia».<span style="mso-spacerun: yes;"> </span>Porque – ¿lo tendremos claro alguna vez? – sin
justicia no hay ni habrá paz duradera, ni en Palestina ni en ningún otro lugar.
Sin justicia acabaremos todos, tarde o temprano, bajo las bombas de algún tipo
de «terrorismo»; terrorismo que no es más que la punta del iceberg mediático de
un mundo que sigue rigiéndose fundamentalmente por la ley de la fuerza. </span><o:p></o:p></span></p>Victor Bermúdez Torreshttp://www.blogger.com/profile/01752938388267250110noreply@blogger.com2tag:blogger.com,1999:blog-2905185876370548983.post-13948195309440640182023-10-11T07:41:00.009+02:002023-10-12T12:20:21.624+02:00El pin estudiantil<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiRJGOJFx3ZNQJqHc0Aptk2oM213Hc2QzaAoWMPsTDqMEAqWzmhk5Fms9crTHbQOpNykBwMGFUobe2WaV8OqDPxTatv7QxEX-HYjbpKK8GqMY8cEYVOiun-HrhhVbjuT6PJVC7a89GFSF_SGtVrqEivvoq2HnNG6cbN6lJ29K5ncjsSZ4LdZAvaIP4KQn0/s2815/P1200200.JPG" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="2286" data-original-width="2815" height="325" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiRJGOJFx3ZNQJqHc0Aptk2oM213Hc2QzaAoWMPsTDqMEAqWzmhk5Fms9crTHbQOpNykBwMGFUobe2WaV8OqDPxTatv7QxEX-HYjbpKK8GqMY8cEYVOiun-HrhhVbjuT6PJVC7a89GFSF_SGtVrqEivvoq2HnNG6cbN6lJ29K5ncjsSZ4LdZAvaIP4KQn0/w400-h325/P1200200.JPG" width="400" /></a></div><span style="font-size: large;"><span style="color: red;"><i><a href="https://www.elperiodicoextremadura.com/opinion/2023/10/11/pin-estudiantil-93197569.html">Este artículo fue originalmente publicado por el autor en El Periódico Extremadura</a> y en <a href="https://www.epe.es/es/opinion/20231012/pin-estudiantil-victor-bermudez-93234910">El Periódico de España.</a></i></span><br /></span><p><span style="font-size: large;"><br /></span></p><p class="MsoNormal"><span style="font-size: large;">Ya saben que los políticos de VOX andan empeñados en
implantar el llamado <span style="mso-bidi-font-family: Calibri; mso-bidi-theme-font: minor-latin;">«</span>pin parental<span style="mso-bidi-font-family: Calibri; mso-bidi-theme-font: minor-latin;">»</span> en la educación de niños y
adolescentes. Dado el poder que han adquirido como sostén de los gobiernos del
PP la propuesta ha pasado, en algunas comunidades, de extravagancia más o menos
inaceptable a <span style="mso-bidi-font-family: Calibri; mso-bidi-theme-font: minor-latin;">«</span>iniciativa política a considerar<span style="mso-bidi-font-family: Calibri; mso-bidi-theme-font: minor-latin;">»</span>. <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-size: large;">El <i>pin</i> o veto parental exigido por VOX consiste en
conceder a las familias la prerrogativa de aceptar o rechazar los contenidos
educativos en los que se educa a sus hijos; más concretamente aquellos que, por
su temática afectivo-sexual o su carácter ideológico<span style="mso-bidi-font-family: Calibri; mso-bidi-theme-font: minor-latin;"> (sic)</span>, no concuerdan con sus
creencias morales y religiosas (las de los padres, claro, no las de los hijos,
que se conciben aquí como simples émulos de sus progenitores). <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-size: large;">El primer problema que presenta la propuesta es el de los
contenidos sujetos a veto. Empecemos por los referidos al ámbito
afectivo-sexual. Aquí se encontrarían los contenidos biológicos y relativos al
conocimiento del cuerpo y los contenidos culturales y morales, que son los más
relevantes para prevenir conductas indeseadas (violencia de género, abusos
sexuales, homofobia, etc.). ¿Cuáles quedarían sujetos al veto parental según
VOX? ¿La educación científica sobre afectos y sexualidad o la educación moral
acerca de los valores (respeto, igualdad, libertad, etc.) que han de presidir
la experiencia sexual y las relaciones humanas? Por otra parte, en el caso de
vetar estos contenidos en el colegio o instituto, ¿quiénes y cómo se
encargarían de educar a chicos y chicas en estos asuntos? ¿La familia, los
amigos, las redes sociales, la jungla de Internet…? <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-size: large;">Vayamos ahora a la cuestión de lo <span style="mso-bidi-font-family: Calibri; mso-bidi-theme-font: minor-latin;">«</span>ideológico<span style="mso-bidi-font-family: Calibri; mso-bidi-theme-font: minor-latin;">»</span>
(viejo concepto marxista, por cierto, ya naturalizado en el lenguaje). Un <i>contenido
ideológico</i> es, en el uso común, aquel que transmite de forma acrítica o
dogmática una idea o mensaje de cariz político o moral al alumnado. Ahora bien,
¿es frecuente este tipo de contenidos en la escuela? Solo en algunas materias,
como en <i>Religión</i>, que además es optativa. En otras, como <i>Educación en
Valores Cívicos y Éticos</i>, dado que los contenidos se transmiten desde una
perspectiva ética y crítica (y de mano de profesores de filosofía),
difícilmente pueden calificarse de ideológicos (ya saben que en filosofía se
discute todo, también los valores cívicos). <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-size: large;">Sí es cierto que hay asignaturas no optativas en las que los
contenidos relativos a valores se transmiten de forma transversal y más
acrítica, pero los valores que se transmiten allí (igualdad de género, respeto
por la diversidad, rechazo de la discriminación y la violencia, cuidado de la
naturaleza, equidad, cooperación, etc.) no son otros que los que rigen nuestra
convivencia, es decir, aquellos que requiere una sociedad para serlo y que son
siempre, y en cualquier cultura, transmitidos a través de la educación.<span style="mso-spacerun: yes;"> </span><o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-size: large;">Otro asunto espinoso es el de la supuesta legitimidad que
asiste a las familias para vetar los contenidos escolares. En principio, dicho
veto es contrario tanto a la ley como a la razón común. Es contrario a la ley
en cuanto esta establece que la determinación de los contenidos curriculares
sea competencia exclusiva de las autoridades educativas (bajo la supervisión de
organismos, como los consejos escolares, en los que <i>ya están representadas
las familias</i>). Y es opuesta a la razón en cuanto esta dictamina que la
educación de las personas, en cualquiera de sus aspectos, sea mancomunada, de
manera que la formación que corresponde a padres y madres – y que es
fundamental para sus hijos – se vea complementada con la que proporciona la
escuela, igualmente imprescindible para asegurar una completa socialización de
niños y jóvenes. <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-size: large;">En cualquiera de los casos, y dado que lo que debe primar
siempre es el interés del menor, lo que debería reclamar VOX, y cualquier otro
partido, para evitar adoctrinamientos o un exceso de contenidos ideológicos
(tanto en la escuela como fuera de ella), es que se eduque a niños y niñas para
evaluar críticamente todo lo que se les enseña, así como a desarrollar su
propio juicio y escala de valores. Al fin y al cabo los niños son, ante todo,
personas, por lo que han de ser educadas para ejercer como tales, esto es, como
seres libres y racionales capaces de pensar y decidir <i>por sí mismos</i> el
rumbo y los principios que han de orientar su vida. <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-size: large;">No hace falta, así, ningún <i>pin</i> parental; lo que hace
falta es procurar que los estudiantes desarrollen, lo antes posible, su propio <i>criterio
personal</i>, esto es: su capacidad para evaluar crítica y racionalmente toda
la inmisericorde cantidad de mensajes (morales, políticos, religiosos,
publicitarios…) que reciben, desde su más tierna infancia, a través de todos
los medios, incluyendo entre ellos a las familias y a las instituciones
educativas. </span><o:p></o:p></p>Victor Bermúdez Torreshttp://www.blogger.com/profile/01752938388267250110noreply@blogger.com0