lunes, 28 de noviembre de 2016

Diálogo y cambio político: esos son nuestros deberes.

Una condición del aprendizaje es tener una experiencia genuina de aquello que se aprende. Pero nadie obtiene una experiencia semejante cuando se ve obligado a “tenerla”. No hay experiencia de aprendizaje que valga sin dar autonomía (y, por tanto, responsabilidad) al que ha de protagonizarla. Y dar autonomía no puede ser que consista en reducirla, forzando a alguien a hacer lo que no quiere (como suele ocurrir con los deberes y, a ser sinceros, con gran parte de las actividades escolares). Nadie aprende nada a la fuerza, ni tampoco (¡mucho menos!) a ser autónomo y responsable de sus actos, pues no los ha elegido él... De todo esto: del presunto valor educativo de los deberes y de la necesidad (como mínimo) de regularlos trata nuestra última colaboración en el diario.es Extremadura. Puedes leer el artículo completo pulsando aquí.  

viernes, 25 de noviembre de 2016

Españoles: Rita Barberá ha muerto.




No sé cuantos de los lectores siguen recordando el NO-DO, la serie de noticieros propagandísticos que, durante el régimen de Franco, eran de obligada proyección en los cines. Si no lo recuerdan, no importa, basta con ver el telediario de casi cualquier canal público o privado. Durante veinte minutos nos azotaron ayer con la muerte de Rita Barberá. En el estilo del viejo NO-DO se glosó la figura política de la difunta, el traslado (con grandes medidas de seguridad) del cadáver, los ramos de flores y los tres días de luto en Valencia, la oferta del Ayuntamiento de instalar allí la capilla ardiente, los minutos de silencio en el Senado y el Congreso...   De esto y más va nuestra última colaboración en el Correo Extremadura. Para seguir leyendo pulsa aquí. 

jueves, 24 de noviembre de 2016

domingo, 20 de noviembre de 2016

Sáhara libre... de patriarcado.

La injusta persecución y opresión del pueblo saharaui no debe servir para justificar de forma incondicional todos los aspectos de su cultura ancestral. Ninguna tradición debe estar por encima de los Derechos Humanos, y muy especialmente de aquellos que afectan a la libertad y dignidad de las mujeres. De esto trata nuestra última colaboración en el diario.es

miércoles, 16 de noviembre de 2016

Piropos. Contra el hombre galante.

Con el piropo irrespetuoso el varón exhibe, de nuevo, su rol de protector (la mujer a la que se piropea es justo la que va sin «protección» masculina), reivindica su dominio del espacio público (la calle, el lugar de trabajo, allí donde la mujer, fuera de su «lugar natural» --el hogar--, se ofrece a la «caza»), y se apresta a revalidar, casi siempre delante de otros machos, su virilidad u hombría. Pocas cosas hay más ajenas a una relación respetuosa entre seres humanos que esa costumbre, típica de hombres jóvenes, de acosar en manada. ¿Qué se puede esperar tras semejante rito de iniciación?... De esto trata nuestra última colaboración en El Periódico Extremadura

lunes, 14 de noviembre de 2016

Más sobre la huelga de deberes.

Nuestra última colaboración en el diario.es Extremadura trata de los argumentos de algunos padres y sindicatos para oponerse a la huelga de deberes. Podéis leerlo pulsando aquí. 

viernes, 11 de noviembre de 2016

Defensa y contradefensa de Trump

Lo cierto es que la única diferencia estimable entre Trump y Clinton es la de los valores con los que cada uno de ellos envuelve o edulcora una política económica que es, en sus aspectos esenciales, la misma. El problema para Clinton y la socialdemocracia (tanto americana como europea) es que sus valores (cosmopolitismo, ecología, feminismo, tolerancia sexual...) solo interesan a unas élites sociales y culturales confundibles, además, con las élites económicas y la clase media alta urbana, mientras que los valores que venden Trump o los ultraconservadores del Tea Party son los que seducen a la inmensa mayoría.

De todo esto va nuestra última colaboración en El Correo Extremadura


Llevo dos días leyendo artículos pseudo apocalípticos sobre el triunfo de Donald Trump. La mayoría son superfluos y se limitan a hacer una caricatura del personaje, de sus electores y del contexto político. No es que yo quiera defender, ni mucho menos, todo lo que representa Trump, pero me molesta ver como se hace pasar por información u opinión una simple lista de tópicos tipo “estamos en manos de un loco”, “la guerra estallará en breve”, “el mundo no volverá a ser lo que era...”. ¿Cuántas veces no habremos escuchado esta misma sarta de insensateces? Miles. A veces parece que vivimos de esa efímera ración de emociones que nos brindan los medios vendiéndonos (uno o dos cada mes) acontecimientos que, presuntamente, cambiarán el rumbo de la historia.

Pues siento ser aguafiestas, pero no creo que Trump vaya a empezar ninguna guerra mañana ni que sea ningún perturbado mental. Si necesitan tranquilizarse al respecto abran las páginas de economía y vean las cotizaciones bursátiles al alza. Fíjense, también, en las primeras intervenciones públicas. Han sido las típicas de un presidente electo, sin estridencias ni golpes de efecto. Recuerden que las payasadas o las declaraciones extravagantes son casi la única estrategia electoral para todo aspirante al poder que no pertenezca al establishment. Si no tienes el apoyo de las élites políticas, económicas y (por tanto) mediáticas, solo hay un apoyo posible, el de la gente común, y solo un camino posible para lograr ese apoyo: el del show business y los medios sensacionalistas. Pasadas las elecciones, y en tanto no haya demasiados problemas o bajen los índices de popularidad, verán como Trump hace menos el payaso y dice menos sandeces.

Tampoco creo que Trump sea un racistamisógino u homófobo especialmente recalcitrante. O, al menos, no creo que lo sea mucho más (ni menos) que los millones de personas que lo han votado. Curiosamente, y más allá de la intención de los medios de explotar hasta el límite la imagen de loco fanático de Trump y sus seguidores, en sus mítines hemos visto muchos inmigrantes y no menos mujeres que varones (a los homosexuales no se les distingue a simple vista). No pocos de ellos confesaban, además, haber votado en otras ocasiones a los demócratas.

Un analista nada sospechoso de congeniar con Trump, Thomas Frank (autor de un libro imprescindible: ¿Qué pasa con Kansas? Cómo los ultraconservadores conquistaron el corazón de Estados Unidos) contaba hace meses en un artículo en The Guardian lo que le extraño comprobar que en los mítines de Trump de lo que más se hablaba, con diferencia, era de comercio y economía (no de inmigrantes o de la supremacía de la raza blanca). Las encuestas que menciona Frank, realizadas entre trabajadores industriales blancos del “Rust Belt” (la zona que más ha sufrido la recesión industrial), confirman que el apoyo prestado a Trump está relacionado con la imagen de contundencia y eficacia que les transmite (tan distinta de la ambigüedad y la retórica de los políticos tradicionales) y con propuestas económicas que tienen que ver con mejorar su nivel de vida (y no especialmente con el asunto de la inmigración ilegal, que ocupaba tan solo el tercer puesto en la lista de sus preocupaciones).

En un reciente artículo, Ignacio Ramonet sacaba a la luz lo que los medios suelen ocultar acerca del programa electoral de Trump. Con un infalible estilo de telepredicador Trump ha vendido a sus votantes el sueño de la reindustrialización de América a través de la derogación de tratados comerciales y la adopción de políticas proteccionistas. Ha prometido también enfrentarse a los arrogantes ejecutivos de Wall Street rescatando impuestos contra la especulación y reestableciendo, incluso, una ley de 1933 – la ley Glass-Steagall – contra la conversión de la banca tradicional en banca de inversiones. Se ha mostrado partidario de frenar los recortes en seguridad social y en sanidad con que suelen amenazar los republicanos. Ha anunciado, también, que se enfrentará al lobby farmaceútico para bajar el precio de los medicamentos, y al lobby de la industria armamentística para rebajar el presupuesto militar (a la vez que anuncia una política exterior menos intervencionista). Su argumento es que siendo multimillonario no necesita de las donaciones ni del apoyo financiero de estos lobbies y puede hacer política independientemente de ellos. Trump ha vendido, en suma, la vieja pero siempre efectiva idea de que se enfrentará a los poderosos para beneficiar a sus “amigos” los más humildes, la gente sencilla y trabajadora que es la única que entiende su lenguaje llano y franco, etc.

Ahora bien, es obvio que todo esto es falso. Ni Trump es Robin Hood, ni es amigo de los humildes, ni tiene más dinero o poder que los lobbies de Washington. Tampoco va a acabar con la globalización ni con el libertinaje financiero de Wall Street, ni con los recortes al escuálido sistema de asistencia social, ni con la necesidad estratégica de intervenir en el exterior... La política del gabinete Trump no será, de hecho, muy distinta, en sus aspectos esenciales, de la que hubiera emprendido Clinton. Trump no es un loco fanático y antisistema, sino un líder pragmático que quería su ración de poder y ha jugado sus cartas para lograrlo.

Trump ha mentido a sus electores, como han de hacer todos para ganar las elecciones. Una vez en el despacho oval se dedicará a vender la misma política neoliberal que pensaba vender Clinton, aunque con una retórica y una serie de concesiones superficiales diferentes. Lo cierto es que la única diferencia estimable entre Trump y Clinton es la de los valores con los que cada uno de ellos envuelve o edulcora una política económica que es, en sus aspectos esenciales, la misma. El problema para Clinton y la socialdemocracia (tanto americana como europea) es que sus valores (cosmopolitismo, ecología, feminismo, tolerancia sexual...) solo interesan a unas élites sociales y culturales confundibles, además, con las élites económicas y la clase media alta urbana, mientras que los valores que venden Trump o los ultraconservadores del Tea Party son los que seducen a la inmensa mayoría.

Como afirma Frank, el populismo neoliberal ha sabido compensar la enorme inseguridad y desorden económicos que generan sus políticas con la seguridad y el orden moral (social, racial, sexual...) tradicional que, aún más en tiempos de incertidumbre, cautiva a las clases populares. Así, frente al humanismo laico y abstracto de la socialdemocracia, Trump defiende cosas infinitamente más tangibles y emotivas: la familia, la patria, la religión, las viejas tradiciones... Frente a la “pereza hedonista” (el “asistenciado” ) asociada al estado social, Trump reivindica la vieja moral puritana del mérito y el esfuerzo. Frente a la élite de snobs de clase alta corrompidos por los poderes económicos que representa Hillary Clinton, Trump representa la edénica y no menos puritana reivindicación del hombre sencillo y virtuoso que triunfa por sus propios medios.

Curiosamente, a la versión básica del American dream que vende Trump se han incorporado con suma astucia, y cambiados totalmente de bando, gran parte de los viejos valores de la izquierda: la dignidad del trabajo, el amor por la industria, la defensa del oprimido por las élites, o del manipulado por los medios de propaganda de esas mismas élites –son memorables los insultos que Trump ha dedicado a la prensa del “sistema” (prácticamente toda) durante la campaña– .  Como afirma Frank, es tomando por objetivo a la élite de la cultura, y a una socialdemocracia desvaída y corrupta, y lanzando contra ella los viejos argumentos de la izquierda tradicional, como el populismo de derechas protege hoy a la élite del dinero.

Ante este panorama mucho me temo que tenemos Trump y populismo neoliberal para mucho tiempo. Tanto a un lado como a otro del mundo. Y peleando por los mismos (y cada vez más escasos) recursos. Por cierto, dije antes que la guerra no iba a empezar mañana, no que no fuera a empezar. Hay veces en las que me alegro de no ser joven.

miércoles, 9 de noviembre de 2016

Nuevo debate en Radio 5: ¿Educar en casa o en la escuela?


Algunos de mis alumnos de Filosofía de 4º de la ESO dialogan en nuestra caverna radiofónica en RNE. Podéis escucharlos si pulsáis aquí Esta vez, el tema del debate es la educación. Gracias Noa, Alma, Marta, Juan Carlos, Cesar, Helena y al amigo y filósofo Juan Carlos Vila por vuestra interesantísima discusión. Y más que vendrán...




















sábado, 5 de noviembre de 2016

Lo que nos faltaba

Aquí el reciente artículo en el diario.es Extremadura, que hemos escrito a seis manos junto a los amigos Paco Molina y Ricardo Hurtado, acerca de la cuestión del lugar de la filosofía en la futura reválida a que obliga la LOMCE. 

jueves, 3 de noviembre de 2016

La muerte como truco.

Nuestra colaboración para el día de los difuntos en el Periódico Extremadura. Sobre la muerte. Con ilustración de lujo de la pintora Carmen Palop.

Carmen Palop, Sudario (2012) Técnica mixta /papel.