Hace unas semanas, a un joven publicista se le ocurrió utilizar a
Kant en una campaña contra las conductas incívicas en el tranvía
de Barcelona. En un divertido vídeo, el filósofo prusiano del
XVIII, con monopatín bajo el brazo, “rapea” aquello de “no
hagas a los demás lo que no quieres que te hagan a ti”.
La campaña está muy bien. Pero peca de ingenua. El macarra que
pone los pies en los asientos o te atrona con la música en el
tranvía dispone de un poderoso argumento con el que replicar a Kant:
“¿Qué pasa si soy tan chulo que me puedo permitir hacer a los
demás lo que no permito que me hagan a mi (porque si lo intentan les
parto la crisma)?” – réplica que no es sino una versión de la
“regla de oro” del abusón: “si puedes aprovecharte de la gente
sin correr demasiados riesgos (porque no puedan corresponderte con la
misma moneda), ¿cómo vas a ser tan tonto de no hacerlo?” – .
Esta última regla no solo justifica al pobre macarra de tranvía,
sino a todos los potentados de este mundo, para los que presenta,
además, una “extended version” conocida como la “ley del
embudo”: “¿Qué pasa si soy tan poderoso que me puedo saltar las
leyes que no se pueden saltar los otros?”...
¿Entonces? ¿Gana el macarra incívico? No tan rápido. Veamos
con detalle lo que tiene que decir a todo esto el bueno de Kant… (De esto trata nuestra última colaboración en El Periódico Extremadura. Para leer el artículo completo pulsar aquí).
El pensamiento crítico –la filosofía– ha de ser la espina
dorsal de una escuela que, como mera transmisora de conocimientos,
carece ya de sentido. Desarrollar la capacidad para organizar y
verificar el torrente de información que nos inunda (y nos mantiene
dispersos e inactivos), y ser competentes para evaluarlo de acuerdo a
criterios propios y razonados, debería ser a todas luces la
prioridad de las prioridades educativa. Y cuanto antes mejor.
Abandonar a los niños frente a la tele o el móvil y no darles,
también desde el principio, y a su nivel, las herramientas críticas
para defenderse de ese tsunami (des)informativo, es una
irresponsabilidad gravísima. ¿Quieren algo mejor –e infinitamente
más efectivo– que el control parental, las prohibiciones o la
censura de lo que el Estado o las compañías entiendan como «nocivo»
o «falso»? Enseñen a los niños a pensar de forma crítica, o lo
que es lo mismo –pero mejor–: enséñenles a filosofar... Sobre todo esto trata nuestra última colaboración en El Periódico Extremadura. Para leer el artículo completo pulsar aquí.
Para
avivar la versión vulgar y a menudo politizad del debate sobre los
modelos educativos, surge, de vez en cuando, la voz indignada del
«docente anti-pedagogía», algo –ya sé– tan extraño de
concebir como el «médico anti-medicina» o el «camarero
anti-hostelería», pero que se da con frecuencia en el mundo de la
enseñanza. Se podría citar a muchos. Algunos afirman hablar, no
desde la pedagogía –que desprecian–, sino desde la ciencia
infusa que les proporciona su propia experiencia, y desde el «sentido
común» (esa inexplicable fuente de autoridad que todo grupo se
atribuye para justificar sus creencias). Y todos dicen cosas muy
parecidas. Básicamente dos: (1) que la «nueva» educación –regida,
según ellos, por ignorantes pedagogos– resta importancia a los
contenidos, lo que hace que los alumnos aprendan cada vez menos; y
(2) que en ella se sustituye la «cultura del esfuerzo y la
excelencia» por la tendencia a priorizar el bienestar psíquico del
estudiante, lo que da lugar a una «infantilización» de la escuela
y a la formación de personas incapaces de afrontar la realidad. ¿Por
qué todo esto me parece mero «populismo» y «pedagogía castiza»?
En este artículo lo expongo. Última colaboración en El Periódico Extremadura. Para leer el artículo completo pulsar aquí.
Maravillosos
todos los amigos, compis, alumnos y lectores que asististeis ayer a
la presentación en la librería La
Selva Dentro de Historietas de la Filosofía Griega. Gracias
al maestro Esteban
Cortijo Parralejo por la presentación, a la actriz Eva
Romero por su genial interpretación de Jantipa, al
actor Javier
Llanos por su Pitágoras, a los actores Juan
Carlos Tirado Aguilar y Rubén
Aznar Fernández por su genial recreación del diálogo
entre Diógenes y Alejandro, y a la sinpar Hipatia, Inma
Morillo y a su discípula -- y una de las ilustradoras del
libro -- Marien
Sauceda Polo. Gracias también a Mario
Quintana, por abrirnos su encantadora librería, al gran
ilustrador Daniel
Gil Segura, al que echamos de menos, y, sobre todo, a mi querido,
amigo, compinche y maestro Juan
Antonio Negrete Alcudia, el otro padre de la criatura, que,
además de con sus palabras, amenizó el evento con su música.
El pasado sábado 9 de marzo se celebraron en Mérida las I Jornadas de Didáctica
de la Filosofía en Extremadura, que hemos organizado para el Centro de
Profesores de Mérida. Durante todo el día, más de setenta docentes venidos
de toda la región, acudieron a distintas ponencias, talleres y
espacios de debates para conocer de primera mano los distintos
enfoques didácticos que pueden aplicar en sus clases.
Las Jornadas fueron inauguradas por la Delegada
Provincial de Educación, Dª M.ª Piedad Alvarez Cortes, y la Presidenta de la Asociación de Filósofos Extremeños, Dª Raquel Rodriguez Niño, y contaron con ponentes como el filósofo y pedagogo Juan Antonio Negrete ("El diálogo filosófico en el aula"), el
escritor y experto en Filosofía para Niños, Esteban Cortijo, la
presidenta de la Comisión de Educación Secundaria de la Red
Española de Filosofía, Esperanza Rodríguez ("El rol de la mujer en la Filosofía"), o yo mismo, que expuse la ponencia "Apuntes para una didáctica filosófica de la Filosofía".
En estas Jornadas, que quisieron dar el protagonismo a los
docentes y su práctica cotidiana en el aula, también se realizaron talleres de pensamiento visual (Ramón Besonias) y de gamificación aplicada al aula (Lourdes Cardenal). Con estas Jornadas
los profesores de filosofía extremeños mostramos nuestra vocación
pedagógica y nuestras ganas de mejorar nuestras competencias,
correspondiendo así a la confianza que la sociedad ha depositado en
nosotros como educadores en cosas tan importantes para todos como son
el pensamiento crítico o la ética.
Para más información (y fotos) pulsar aquí.
Notas en prensa aquí, o aquí.
Hace
unos días, en una entrevista a pie de calle emitida por un conocidoprograma de TV, se preguntaba a unos chicos veinteañeros por la
fecha de las próximas elecciones y el nombre de determinados
políticos. La mayoría no supo contestar o cometió errores de
bulto, lo cual supongo que bastó para que muchos telespectadores se
reafirmaran en su opinión acerca de la ignorancia y el desinterés
de los jóvenes con respecto a la política. ¿Es esto cierto? ¿Saber
de política consiste en conocer una serie de fechas y nombres? ¿En
qué consiste entonces? ¿Se puede enseñar política? ¿Quién ha de
hacerlo? ¿Los medios, los politólogos, los filósofos?..
De todo esto trata nuestra última colaboración en El Periódico Extremadura. Para leer el artículo completo pulsar aquí.