Las democracias liberales en las que vivimos no
tienen otro soporte firme más que la vigilancia y el crecimiento
económico. Su fundamento ideológico es tenue, confuso, abstracto y
carece de todo poder de encantamiento. Es por eso que son tan
vulnerables a los cantos de sirena del nacionalismo más identitario,
del fundamentalismo religioso, o de los populismos neofascistas.
Especialmente en momentos en que el crecimiento económico ilimitado
deja de ser creíble (o de entenderse como necesariamente ligado al
modelo de sociedad liberal)... De esto trata nuestra última colaboración en el Periódico Extremadura; para leer el artículo completo pulsar aquí.
No hay comentarios:
Publicar un comentario