miércoles, 12 de julio de 2017

Deberes y renovación pedagógica.

Hay muchos motivos para que miremos con desconfianza la práctica o, cuando menos, el abuso de los deberes (suponen una intromisión en la vida familiar, disminuyen el tiempo de ocio y formación extraescolar del alumno, crean situaciones de desigualdad – hay familias más preparadas o adineradas para ayudar a los niños con los deberes –, apagan el interés de los chicos por la escuela, al aumentar el estrés y multiplicar tareas repetitivas y aburridas, etc.), pero más allá de todos estos motivos está una cierta idea, mísera y falsa, de la educación: aquella que la entiende como un penoso esfuerzo, ni deseado ni elegido por los niños, y al que, por tanto, hay que forzarles continuamente a través de tareas obligatorias... Sobre todo esto trata nuestra última colaboración en El Periódico Extremadura. Para leer el artículo completo pulsar aquí.

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