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Cada dos por tres aparece en los
periódicos la penúltima investigación sobre la naturaleza natural
de la moral. Una veces es el cerebro la clave para desentrañar los
problemas éticos. Y otras es la conducta animal, de la que – según
nos dicen – la moral humana sería una simple prolongación. Son
dos formas clamorosas de reduccionismo falaz, pero gustan mucho al
público, especialmente al que se cree más descreído (pero muestra
una fe bastante crédula en la ciencia)...
Sobre esto trata nuestra última colaboración en El Periódico Extremadura. Para leer el artículo completo pulsar aquí.