jueves, 30 de septiembre de 2010

Hoy cine, "An education", no os lo perdáis.


Esta tarde, a las 20.30, en el Centro Cultural Alcazaba (C/John Lennon) de Mérida, y por muy poco dinero (un euro, si no recuerdo mal) podéis ver una película estupenda, de esas que provocan luego discusiones filosóficas interminables (en este caso, la discusión sería, seguro, sobre el amor y la educación). Si podeis ir no os la perdáis...

Sipnosis:
Corre el año 1961 y la atractiva y brillante estudiante de 16 años Jenny (Carey Mulligan), que vive en los tranquilos suburbios londinenses, sólo piensa en estudiar para poder ir a Oxford. Pero también es conciente de que está en plena era de efervescencia de la cultura de los 60, así que su mundo se tambalea cuando un día conoce a Brit (Peter Sarsgaard), un tipo seductor de 35 años. Brit comenzará a cortejarla con cenas elegantes, clubs y viajes junto a sus divertidos amigos Danny (Dominic Cooper) y Helen (Rosamund Pike), poniendo a Jenny en un dilema sobre si en el futuro deberá seguir con Brit y su ajetreada vida, o bien ir a la Universidad. (FILMAFFINITY)

viernes, 24 de septiembre de 2010

¿Qué le dijo a Eva la serpiente?

He aquí una nueva versión (descubierta bajo los cimientos de una casa arrasada por el ejército israelí) del famoso mito del génesis. Para sorpresa de los teólogos es una versión dramatizada. Esta traducido del paradisiés, un lenguaje de gruñidos y silbidos que según se cree se hablaba en el paraíso original...

Eva.- (Se refriega los ojos soñolienta) Bueeeno, pues un día más siendo feliz junto al oso panda y estos leones hambrientos tan graciosos. Adán seguramente habrá ido a retozar por la hierba y a que los buitres le rasquen la barriga...
La serpiente (que baja desde la rama de un árbol).- Buenos días, Eva. Te veo muy bien.
Eva.- Natural...Esto es el paraíso, chica. Por cierto, no te habían prohibido acercarte por aquí.
La serpiente.- Sí, en este paraíso abundan las prohibiciones por lo que parece...
Eva.- ¿Por qué lo dices?
Serpiente.- ¡Jo, todo el mundo lo comenta! El Viejo os ha prohibido comer del árbol de la sabiduría...
Eva.- Ah, sí. Ya no me acordaba... Es la ventaja de ser como un niño. Se te olvidan en seguida las rabietas. ¿Y qué más se comenta de nosotros?
Serpiente.- Ja, ja. ¿De verdad quieres saberlo?
Eva.- ¿Eh? Bueno, yo... No debería... Pero ¡qué demonios! Me muero de ganas. Cuéntame antes de que vuelva Adán, que es un histérico con eso de la ley y el orden.
Serpiente.- Pues mira hija, la verdad es que no se dicen cosas muy buenas. Que mucho ser los reyes de la creación, pero que luego no tenéis personalidad ninguna. Que para qué tanto estar hechos a su imagen y semejanza si no podéis hacer lo que hace Él y comer del árbol que os de la gana...
Eva.- Pero es que está totalmente prohibido comer del árbol del conocimiento.
Serpiente.- Sí, ya sé. Él os dicta lo que está prohibido, sin una sola explicación, y vosotros agacháis la cabeza y obedecéis. ¡Menudos reyes estáis hechos! Os trata como a niños de teta...
Eva.- Eso de saber debe ser muy malo, por eso Papá nos lo prohibe. El sabe lo que nos conviene.
Serpiente.- ¿Y cómo sabes que saber es malo?
Eva.- Ni idea. Me fío de Él. Tengo fe. ¡Es Dios, tía!
Serpiente.- Claro, y yo el diablo, no te j... ¡Él que va a decir!... (Sibilinamente y en voz baja) ¿Y no te gustaría, Eva querida, saber qué efectos tiene comer del fruto prohibido?
Eva.- Eh, bueno. Aunque no sé si debería...
Serpiente.- Ja, ja, ja (ríe diabólicamente durante un buen rato). Para tener tanta fe quieres saber un montón de cosas hoy, ¿eh?
Eva.- ¡Venga, dilo ya, antes de que me arrepienta!
Serpiente.- (En susurros) El Viejo sabe que si coméis del fruto podréis ser, de verdad, como Él, sabios y poderosos. Y me temo que no le gusta la competencia...
Eva.- ¡Dios mío, no me lo puedo creer!
Serpiente.- ¿Cómo que no? ¡Te crees cosas mucho menos lógicas a lo largo del día gracias a tu famosa fe!
Eva.- (Que se ha quedado muda y pálida unos instantes, mira fijamente a la serpiente y le pregunta casi tartamudeando): ¿De verdad crees que podríamos ser como dioses?
Serpiente.- Ja, ja, ja... Mira, háblalo con Adán y llámame luego. Ya sabes mi móvil: 666...


Intenta ahora responder a estas preguntas...
1. ¿Es común a las religiones culpabilizar el saber? ¿Por qué?
2. ¿Puede un Dios (un padre, un gobernante, un profesor...) permitir que sus criaturas (sus hijos, sus súbditos, sus alumnos...) se le igualen? ¿No nos han hecho a su imagen y semejanza? ¿No quieren acaso lo mejor para nosotros?
3. ¿Por cierto, qué simboliza realmente la serpiente? ¿Un diabólico dragón o demonio? ¿Un príncipe que nos despierta del sueño (de la inconsciencia) de la infancia? ¿Una de esas “malas compañías” (temidas por nuestros padres) que nos “corrompen” al mismo tiempo que nos empujan a crecer?...
4. ¿Por qué crees que cuando nos prohiben algo nos entran tantas ganas de hacerlo?

miércoles, 22 de septiembre de 2010

La píldora de la felicidad


Como os dije, soy el distribuidor de un nuevo medicamente (aún por legalizar, por lo que habría que llamarlo más bien droga) realmente alucinante, al que llamaré de momento "felicitina" o píldora de la felicidad. Esta milagrosa sustancia se introduce en el cerebro de quien la toma, descubre allí lo que realmente le hace feliz y produce a continuación una alucinación en la que sucede todo lo que desea. Esta alucinación es perfecta, indistinguible de la vida real, como uno de esos sueños maravillosos de los que nos cuesta trabajo despertar. La píldora no produce efectos secundarios nocivos y es, de momento, gratuíta. Vuestro cuerpo permanecería sano y cuidado en una cámara de congelación. Y para vuestros padres y amigos crearíamos un clon idéntico a vosotros para que no os echaran de menos. Podéis probar con una primera dosis, cuyos efectos duran 24 horas. La segunda dosis tiene efectos para toda la vida. Y lo mejor: una vez que toméis la segunda dosis: ¡no vais a acordaros jamás de que habéis tomado la píldora y de que vuestra vida de ensueño no es más que una alucinación... ¿La tomareis o no? (Y por qué)...

viernes, 17 de septiembre de 2010

Si los tontos son más felices: ¿Para qué venir a clase?


“Filosofía” significa en griego “amigo o amante de la sabiduría”. El “filósofo” es el que “ama el saber”, el que “busca la sabiduría”. Ahora bien, ¿nos conviene este amor?, ¿es bueno esto de querer saber?... Algunas filosofías y doctrinas religiosas piensan que el hombre en “estado natural” (como un animal o un niño) es ignorante, bueno y feliz, y que es la educación lo que le corrompe, volviéndolo malo e infeliz. ¿Será esto cierto? ¿Es mejor no saber demasiado? ¿Son más felices los animales, o los niños, o los tontos, que nosotros? ¿No será mejor no venir a clase (o venir, a lo sumo, para aprender algún oficio con que ganarnos la vida y ya está)? Tal vez, las asignaturas más teóricas que daís en el instituto habría que suprimirlas (sobre todo la filosofía, que es la más teórica de todas). Al fin y al cabo, ¿para qué sirven realmente? Para nada. Si queremos ser felices lo mejor es no pensar ni saber demasiado (ser, algo así, como Homer Simpson: cuanto más tonto e inocente, mejor)...

Bienvenidos a la filosofia!! Curso 2010-11


Cada vez que comienzo un curso yo mismo he de preguntarme qué demonios es esto de la filosofía, para qué sirve, qué sentido tiene dar un curso de filosofía. Y es curioso, pero en cuanto me hago estas preguntas, e intento responderlas, me parece que…ya estoy filosofando, y que la filosofía tiene sentido… ¡Incluso cuando dudamos de que lo tenga!...

Tenemos necesidad de comernos el tarro, de darle un sentido a lo que hacemos, a nuestra vida (y ya puestos, al mundo entero). No siempre claro. Cuando somos gusanillos más o menos obedientes y vivimos tranquilos y felices (adormecidos en el dulce vaivén de lo cotidiano) no pensamos demasiado, la verdad. Pero, ay, cuando sufrimos decepciones y la vida se nos pone en contra, empezamos a hacernos preguntas: ¿Por qué lo pasamos mal? ¿Qué hemos de hacer para ser felices? ¿Qué mundo es este y por qué pasan cosas como las que pasan? ¿Quiénes somos nosotros mismos, qué queremos en realidad?...
Y no es nada fácil responder a estas preguntas. Las respuestas habituales (las que nos han enseñado otros, casi desde niños) no siempre sirven (si sirvieran –nos decimos—no estaríamos ahora así, decepcionados, angustiados, perdidos…). ¡Así que tenemos que encontrar nuestras propias respuestas! ¡¡Y en esa búsqueda consiste la filosofía!!

Cuenta un viejo sabio (al que los griegos llamaban Platón) que los hombres somos como prisioneros en una oscura caverna. En ella vivimos atados de tal modo que sólo podemos mirar hacia la pared del fondo, en la que aparecen imágenes con voz y movimiento (es algo así como si, desde pequeños, viviéramos en un cine y solo pudiéramos ver una pantalla en la que no cesaran de proyectarse imágenes). Resultado: creemos que el mundo no es otra cosa que lo que vemos en esa pared (o pantalla).

Así vivimos todos los humanos -dice Platón- antes de empezar a filosofar: creyendo que el mundo es lo que vemos y lo que oímos que nos dicen desde pequeños… Pero algunos de estos cavernícolas (sigue diciendo Platón) no se acaban de fiar. Lo que ven y oyen en esa caverna es a veces contradictorio o absurdo, malo, injusto, feo… Por eso les da por pensar que debe haber “algo más”, y se empeñan en buscarlo… ¿No les pasa a estos cavernícolas lo mismo que decíamos antes que nos pasa a nosotros? A veces, el mundo que vemos nos parece tan extraño y contradictorio, que nos preguntamos: ¿qué es de verdad la realidad? ... Otras veces nos pasa que lo pasamos tan mal (o vemos a otros pasarlo tan mal) que nos preguntamos: ¿Cómo podríamos pasarlo bien de verdad? ¿Cómo podríamos hacer un mundo más justo y hermoso? ¿Cómo podríamos llegar a ser de verdad felices?...

Insisto: de todas estas preguntas nace la filosofía, y también nuestro curso de filosofía. En él charlaremos, alrededor del fuego (que simboliza a la razón), acerca de lo que es el mundo (y de lo que somos nosotros) y de cómo podemos llegar a conocerlo. Pero también de cómo pegarnos una buena vida juntos... Es decir, que charlaremos de todo lo que realmente importa.

Con una única regla: nos atreveremos a hablar de todo: nada habrá sagrado o indiscutible (salvo, precisamente, “que todo es discutible”)... El objetivo final será salir todo lo que podamos de la oscuridad de esta caverna, levantar cabeza, abrir los ojos y despertar, como en el cuento la bella durmiente despierta tras el beso del príncipe (¿quién o qué será ese príncipe?) para, quizás, empezar a vivir...de verdad...

¡! Bienvenidos, pues, a la aventura del pensamiento, sentaos junto al fuego y preparáos para invocar a lo que aún no tiene nombre!

Reunión y teatro para cavernícolas. ¿A qué nos suena la música?



En la última reunión, aunque inicialmente volvimos a hablar del amor (ese era el motivo de la tertulia: el amor platónico), y volvimos a discutir esos viejos asuntos (la diferencia entre amistad y amor, la relación entre amor y admiración, el significado del amor platónico como vínculo entre el inferior y el superior por el que ambos "ganan", la relación entre amor y egoísmo, el significado de la experiencia del "flechazo", y tantas otras cosas que, de seguro, volveremos a tratar), al final surgió, de nuevo, el tema del arte y la belleza. Así que, como planeamos allí, este domingo 19 (a las 5 en el Economato, C/Marquesa de Pinares), hablaremos del arte y la belleza, pero esta vez, más concretamente, en relación a la música. Antes veremos una película acerca de la vida de Glen Gould, el gran (y extrafalario) pianista especialista en Bach. Se admiten todo tipo de cuestiones, por ejemplo: qué es la música, qué valor tiene dentro del conjunto de las artes, qué música es buena y cuál es mala, qué relación guarda la música con la realidad, con nosotros mismos, con la verdad, con la felicidad... (Ir pensando todo esto y mucho más, traeros todo el material que queráis en relación con la música, y leeros si podéis el resumen de la reunión que ya tuvimos sobre el arte, y todo lo que tenéis en el blog con la etiqueta "estética").

Recordad que, después de la discusión, iremos a ver una interesante obra de teatro, Yla y Lia (La Puerta de las estrellas), en la que actua y baila nuestra amiga Gema Ortiz. Será en las cavernas del Centro Cultural Alcazaba, en la C/John Lennon, y tenemos algunas invitaciones (de todos modos lleváos 3 euros por si no hay para todos).


Nos vemos a las 5 en el Economato con las orejas bien limpias y la boca adecuadamente afinada...

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