sábado, 26 de diciembre de 2009

Cinco formas de acabar con el materialismo. 5. Si todo cambia, ¿cambia algo?


¡Todo está cambiando en el Universo! Nadie se baña dos veces en el mismo río: de baño a baño el río ha cambiado. Pero no sólo el río: también el bañista. Si todo está cambiando, nada ni nadie es lo mismo durante dos instantes seguidos. Decir “yo he cambiado” resulta absurdo, pues si todo esta cambiando no hay ningún “yo” invariable que sea el sujeto de ningún cambio…
Imaginaos que todo estuviera cambiando a la vez y a la misma velocidad (si todo fuera cambio, nada podría distinguir entre cambios más o menos veloces) ¿Notaríamos algún cambio? Si fuéramos en un tren a velocidad constante y todo el exterior se moviera a la misma velocidad: ¿habría cambio o movimiento alguno?... Parece imposible, ¿no?
Además, si en el Universo todo cambia, también lo hacen las leyes que explican el cambio (¡). ¿Y el propio cambio también cambia? ¿Cómo podría ser?...
Zenón de Elea, un viejo filósofo griego, decía que por mucho que una cosa parezca moverse, a cada instante está en algún sitio, y sólo en uno, por lo que siempre (en todo instante) “está”, y lo que siempre “está”: ¿cuándo se mueve?...
El materialista puede decir que él “ve” que las cosas cambian y se mueven. ¿Pero es esto verdad? ¿Se puede ver el movimiento y el cambio? Parodiando a Zenón, podríamos decir que a cada pequeñísimo instante en que vemos algo lo vemos estando en algún sitio, sin moverse, como si le hiciéramos una fotografía, pero ¿vemos el cambio en sí?...

En fin: el cambio carece de lógica y ni siquiera puede verse. ¿Qué clase de truco de feria es entonces?...

martes, 15 de diciembre de 2009

Resumen de la reunión sobre la Biblioteca de Babel.


El pasado sábado 12 de diciembre celebramos en Mérida nuestra tercera reunión extracavernaria. Cambiamos el fuego de la Caverna por unos cafés y unas copas, y discutimos sin casi parar de interrumpirnos (y a pesar de la música) sobre un montón de cuestiones, todas ellas alrededor del cuento de Borges “La biblioteca de Babel”. Para que, si nos apetece, podamos retomar el asunto (aquí en el Blog, o en la próxima reunión) ahí va un pequeño resumen de los temas que tratamos (y, según recuerdo, en el orden en que los tratamos). Todos ellos surgieron de las privilegiadas mentes de Álvaro, Toni, Ángela, Silvia, Elena G., José, Carlos, Rubén, Elena, Mª Ángeles, Mónica, Juandi, y Ana, que llegó al final.

• ¿Qué sentido tiene la vida humana si todo está ya “escrito” o predeterminado a suceder? (Incluyendo todo lo que digamos en esta reunión) ¿Tendría sentido la libertad y la moral?...

• Si aunque sepamos que todo se puede conocer, no podemos llegar a ese conocimiento absoluto (nos moriremos antes). ¿Tiene sentido nuestro esfuerzo filosófico?

• ¿Es la realidad (el Universo) como un libro escrito en algún lenguaje que tendríamos que descifrar? ¿Qué representan los libros en la “biblioteca” de Borges? ¿Quiénes son esos misteriosos bibliotecarios? ¿Por qué se llama biblioteca de “Babel”? ¿Por qué castigó Dios al hombre (por levantar la torre de Babel) con la confusión de las lenguas, obligándonos, así, a comunicarnos y reunirnos en busca de la “unidad” perdida?...

• Si nuestra vida sucede, con variaciones, en múltiples y diferentes libros (como si viviéramos, a la vez, en universos paralelos, en cada uno de ellos una vida diferente), ¿perderíamos nuestra identidad?

• ¿Es posible que exista el “libro de los libros”? La paradoja del conjunto de los conjuntos. ¿Se pertenece ese conjunto a sí mismo?... La paradoja del barbero que solo afeita a todos los que no se afeitan a sí mismos. ¿Se podría afeitar el propio barbero a sí mismo?

• ¿Por qué Dios se representa como un “gran libro circular de lomo continuo”?

• ¿Por qué la existencia de espejos hace pensar a Borges que el Universo (biblioteca) no puede ser infinito?

• ¿Siendo la naturaleza tan compleja, podría ser fruto del azar, o más bien es obra de un Dios? ¿Qué es más complejo, perfecto y difícil de reproducir, lo que crea la naturaleza o lo que crea el hombre? ¿Qué deberíamos salvar antes de un incendio: a un gato o a la Capilla Sextina?

• ¿Todo se puede decir o expresar? ¿Se puede expresar y comunicar todo lo que subjetivamente experimentamos y sentimos? ¿Se puede traducir sin perder significado de una lengua a otra? ¿Se puede decir o expresar algo ilógico? (¿Puede existir en la biblioteca de Babel un libro que sea la demostración verdadera de que dos más dos son cinco?)

• Si fuéramos inmortales, tendría sentido elegir hacer algo. ¿No sería cierto que lo haríamos todo (lo bueno y lo malo) en todos los órdenes posibles?...

• ¿Es la biblioteca infinita o no? ¿Puede haber algo finito pero sin límites, como dice Borges (como la superficie de una esfera)? ¿Qué diferencia hay entre lo infinito y lo eterno?

• ¿Qué relación hay entre apariencia y realidad? ¿Qué realidad tiene la apariencia? ¿Qué es la realidad para Platón?

No recuerdo más. Si me he olvidado algo importante que lo diga alguien. Añadir que se plantearon propuestas para la próxima reunión (además de la de cambiar de bar): alguna leyenda de Bécquer, cuentos de Cortazar o Kafka, algo de Nietzsche… Todo el que quiera proponer algo (libro, cuento, película, lo que sea) que lo haga aquí mismo, en los comentarios. Gracias a todos (También a los que no pudieron venir, pero vendrán a la próxima).

lunes, 14 de diciembre de 2009

Cinco formas de acabar con el materialismo. 4. ¿Pasa el tiempo por el tiempo?



¡Todo es temporal! Eso han dicho muchos filósofos, poetas y, hoy en día, la totalidad (o casi) de los científicos. El Universo entero –dicen muchos físicos— es un proceso temporal que comenzó hace unos 13.000 millones de años. Todo nace, se desarrolla y acaba deshaciéndose en ese proceso universal que es el tiempo… ¿Pero puede ser TODO temporal? ¿Lo pensamos?...

Si todo lo existente fuese temporal, el tiempo sería ilimitado, infinito, pues ¿qué límite habría que no fuese también temporal? Los físicos no tienen respuesta a esta pregunta. Algunos afirman que, sencillamente, antes de comenzar el tiempo no hay ningún “antes”, porque no hay tiempo, luego (como todo es tiempo) antes del tiempo "no hay nada", y de la nada, ¡plof!, brota el tiempo, como un milagro…

Además, si todo fuese tiempo, ¿qué distinguiría un instante de otro? ¿podría el tiempo dividirse a sí mismo? Imposible. Luego si todo fuese tiempo no habría más que un único instante eterno que jamás dejaría de “pasar”, luego no “pasaría” nada, no habría “pasado”, ni futuro, ni… Tiempo…

Pero aún hay otra consecuencia, más estrafalaria aún, de la idea de que todo es tiempo. Si todo lo que existe es temporal, y el tiempo también existe, el tiempo también habrá de ser, él mismo, “temporal”. ¿Pero puede ser que por el propio tiempo pase el tiempo?... No parece que sea eso lo que ocurra. El propio tiempo no es temporal. Al menos, ninguna de sus partes lo es: todas las horas son la misma, jamás cambian, entre las dos y las tres quizás hayan pasado muchas cosas, pero no el tiempo, pues una hora es idéntica a otra (la hora tres no es está más vieja y estropeada que la hora dos). Pensemos ahora en fechas: ¿Alguna cambia alguna vez? ¿Por el 12 de octubre de 1942 o por la fecha de tu cumpleaños pasa el tiempo? No: la fecha de tu cumple es siempre la misma, no envejece jamás. Por supuesto, tampoco pasa el tiempo por el concepto de “tiempo”, ni por las leyes y fórmulas con las que el físico pretende comprender el tiempo… Entonces, ¿cómo va a ser todo tiempo, si el propio tiempo es ajeno a lo temporal?

Ahora bien, si el tiempo no es lógicamente posible, ¿cómo es que lo percibimos?...Aunque, la verdad, eso de que lo percibimos...¿Alguien ha visto alguna vez al tiempo? ¿Alguien podría capturar el instante presente e introducirlo en una probeta para observarlo? ¿Podríamos capturar o ver el pasado –que ya no es—o el futuro –que todavía no existe—?...



Pensadlo: ¿Qué es el tiempo? ¿Es algo real? Pero pensadlo sin prisa, tomaos vuestro tiempo…

Por cierto, os recomiendo que consultéis la interesante y enigmática entrada de mi colega bloguero juanantonio: "¿Es real el tiempo?", de la que he tomado los videos. Está en Cavernisofía, por esta galería un poco hacia arriba y a la derecha... Ojo con perderos también en el espacio!

jueves, 10 de diciembre de 2009

Cinco formas de acabar con el materialismo. 3. ¿Se puede dividir la materia hasta el infinito?



Supongamos que la realidad, como quiere el materialista, es corpórea y extensa, es decir, tiene superficie y dimensiones (por muy pequeñas que sean). Si así fuera podríamos dividirla una y otra vez, pues los trocitos que obtuviéramos en cada división serían también extensos y, por lo mismo, divisibles de nuevo. ¿Tendríamos acaso alguna razón lógica para pensar que alguno de estos trocitos fuera indivisible? Todo lo que tiene extensión y se puede medir, se puede volver a dividir en medidas aún más pequeñas… Y así, hasta el infinito. Ahora bien, si cada trocito de una cosa se puede dividir hasta el infinito, es que dicha cosa tiene infinitas partes. Pero si una cosa tiene infinitos trocitos, ¿no será ella misma infinita? Tiene que serlo. Y, a la vez, tiene que ser finita, pues una cosa infinita y sin límites, ¿qué cosa es? ¿Cómo la delimitaríamos o definiríamos separándola de las demás, si ella misma carece de límites o fines?...

Todo esto sin contar con que si una cosa es divisible hasta el infinito, cada parte suya tiende a tener una extensión “cero”, lo cual nos obligaría a comprende a la cosa como una suma de partes cada una de las cuales mide “cero”. ¿No es esto el colmo del absurdo?...

Y falta aún un argumento. Si la materia es divisible, y no hay más que materia (como reza el materialista), ¿con qué podríamos dividir a la materia? ¿Puede la materia dividirse a sí misma? Es como preguntar: ¿puede el agua dividir al agua? ¿Podríamos cortar la mantequilla con un cuchillo hecho de la misma mantequilla que cortamos?...

Absurdo, ¿no?... Y sin embargo parece posible. En el siguiente video podéis ver a los físicos preparándose para hacer colisionar partículas pequeñisimas, y descubrir, así, las partes aún más pequeñas que estas partículas contienen...

miércoles, 9 de diciembre de 2009

Cinco formas de acabar con el materialismo. 2. ¿Qué espacio ocupa el espacio?




¿Qué es el espacio? Tiene que ser algo físico, como el resto de las cosas (si no fuera algo físico, ¿cómo iban a “estar en él” las cosas físicas?). Pero si es algo físico, ¿no tendría que ocupar el mismo un espacio, como le ocurre a todo lo físico? ¿Y qué espacio ocuparía el espacio? (¿Y qué espacio ocuparía el espacio ocupado por el espacio?...)... Dicho de otro modo, si el espacio contiene todas las cosas: ¿no tendría que contenerse a sí mismo, siendo él, como es, una cosa física más?... Por otro lado, si el espacio es algo físico, tendrá cierta densidad, cantidad de materia, etc. Siendo así, ¿cómo es que “caven” las cosas en él? ¿No “tropezarán” las cosas con el espacio, en lugar de “ocuparlo”?...

En fin, sólo queda pensar que el espacio no sea físico, o que “esté hecho” de otro tipo de realidad física, diferente a la de las cosas que contiene. ¿Pero es esto posible? Si no fuera físico, o fuera de “otro” tipo de realidad física (¿podría haber otro tipo de realidad “física”, siendo también “física”?), no parece que pudiera “contener” (o relacionarse de algún otro modo) con lo físico. ¿No?



¿Has pensado alguna vez que es el espacio, de qué está hecho? ¿Qué crees que dicen los físicos al respecto? ¿Dicen algo con sentido? ¿Y tú? ¿Cómo creer entonces en el espacio que supuestamente ocupamos? Pero si no hay algo así como el espacio, ¿cómo es que estamos AQUÍ y no en otro SITIO? ¿Serías capaz de responder a todo esto sin volverte loco?...

Cinco formas de acabar con el materialismo. 1. ¿Cuántas cosas hay?


El materialismo afirma que la realidad es el mundo físico que nos presentan los sentidos y que describen las ciencias naturales. Según esta teoría la realidad es plural (compuesta de muchas cosas), espacial (las cosas ocupan espacio), extensa (las cosas tienen cuerpo, dimensiones, etc.), temporal (aparecen, envejecen, desaparecen etc.) y cambiante (se transforman, cambian de posición, etc.)... ¿Es todo esto cierto?

Imaginemos que la realidad fuese plural, es decir, que en ella hubiese MUCHAS COSAS diferentes una de otras. ¿Qué separaría entonces una cosa de otra? Otra cosa, claro. ¿Y esta otra cosa de las anteriores? Otra. Y así hasta el infinito. Luego lo que separaría una cosa de otra sería algo infinito: un límite ilimitado. ¡Qué contradicción! ¿O no?

¿No pasa esto mismo con los números? (Los números, por cierto, son el “nombre” de las cosas en cuanto a su pluralidad o cantidad). Se supone que el 3, por ejemplo, se separa del 1 gracias a que el 2 está por en medio. Pero a su vez, el 3 se separa del 2 gracias al 2.5, y se separa del 2.5 gracias al 2.75... Y así hasta el infinito. El límite entre los números es ilimitado. Los propios números son finitos (el dos “está” entre el 1 y el 3) e infinitos (entre el 1 y el 3 hay infinitos números)...

Además, si las cosas fueran muchas habrían de ser todas diferentes unas de otras. Pero entonces, ¿cómo iban a tener nada en común? (Por ejemplo: ser todas ellas “cosas”, o ser todas ellas “diferentes”...). Si tuvieran algo en común tendríamos que imaginar “algo” que estuviera en todas ellas, pero ¿qué podría ser esta extraña “cosa” que puede estar en tantos sitios a la vez? ¿Podría ser algo material o físico?...

¿Cuántas cosas hay: muchas, una sola, o ninguna? ¿Qué crees tú?

martes, 8 de diciembre de 2009



¡Cavernícolas todos! Estáis convocados a nuestra próxima reunión extracavernaria. Será el sábado 12 de diciembre desde las 6.30 en la taberna irlandesa (junto a la Asamblea de Extremadura). Podéis traeros a todos los amigos que queráis. El asunto a tratar será el cuento de Jorge Luís Borges "La Biblioteca de Babel" (se puede leer en cualquier antología del autor o en la entrada del blog titulada: El universo es una biblioteca).

martes, 1 de diciembre de 2009

Filósofos de la materia y filósofos de la forma.




Los filósofos han venido notando, desde hace tiempo, que a las cosas les pasa algo muy raro. Imaginaos, por ejemplo, una mesa. De un lado, la mesa es un objeto material, que ocupa un espacio, y que como todo lo material se puede dividir en partes; además, todas las partes de la mesa (sus átomos y partículas elementales) están moviéndose constantemente, por lo que la mesa entera está sujeta al tiempo (cambia, envejece cada día, etc.)… Ahora bien: si la mesa cambia toda ella a cada instante, ¿cómo es que la reconocemos, de un instante a otro, como la “misma” mesa? Raro, ¿no? Además, siempre la captamos como “una” mesa, como un “todo”, aunque en el fondo en ella no hay unidad ninguna: la mesa no es más que partes separables una y otra vez en otras partes. Para más confusión, resulta que, aun siendo un objeto espacial, la mesa sigue siendo ella misma aunque la cambiemos de sitio (como si el espacio no la afectara del todo)… ¡Madre mía con la mesa!... Los filósofos han intentado arreglar este problema suponiendo que las mesas (bueno, los objetos, y los animales y las personas y casi todo lo demás) tienen como dos lados o aspectos. De un lado son MATERIA (cuerpos extendidos en el espacio, divisibles, sujetos al cambio y al tiempo). Pero, de otro lado, parecen tener una FORMA o estructura que, a diferencia de la materia ha de ser INCORPÓREA, INDIVISIBLE, INVARIABLE Y ATEMPORAL. Sin esta forma, dicen, las cosas carecerían de identidad, no podrían ser “una mesa”, “Madrid”, “Juan Pérez”, ni nada…

Ahora bien. ¿Cómo va a existir algo –como la Forma— incorpóreo como un fantasma, carente de espacio y ajeno al tiempo, como si estuviera en otro mundo distinto al Universo físico?... Increíble, ¿no? Por eso, algunos filósofos niegan la existencia de la forma: las cosas (y las personas y todo lo demás) son únicamente materia. A estos filósofos se les llama materialistas (nosotros les llamaremos, con más precisión, INMANENTISTAS).
Sin embargo, a otros filósofos (bastante más raros) lo que les parece increíble es que exista la materia. ¿Cómo va a existir –dicen— algo divisible hasta el infinito y que está siempre cambiando? ¡No podría ser nada, se disolvería a cada instante! Por eso, a estos filósofos lo que les parece real es la forma. Les suelen llamar idealistas o platónicos (nosotros les llamaremos TRASCENDENTALISTAS)…



Entre estos dos extremos está todo el juego de la filosofía: los filósofos de la materia y los filósofos de la forma, los filósofos que defienden que la única realidad es esta Caverna (el Mundo que vemos), y los que defienden que la verdadera realidad está fuera de la Caverna, en un Mundo distinto al que ahora vemos… ¿Cuál de estos dos grupos estará menos loco?

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