La perspectiva de género es necesaria,
pero no es un fin en sí misma –el fin es acabar con una situación
de dominio– , ni una «genero-logía» de los valores (diabólicos
los de los varones, salvíficos los de las mujeres). El asunto de la
identidad personal ligada al género es, por supuesto, relevante (y
muy complejo: incorpora constantes biológicas y variables culturales
muy diversas), pero no es el único elemento a tratar, ni su
tratamiento debe reducirse a una dialéctica estéril entre burdos
estereotipos (ya saben la fábula: las mujeres son empáticas, dadas
al consenso y al cuidado, al pensamiento y la perspectiva relacional,
etc., por lo que no solo acabarán con el dominio del varón, sino
que traerán por sí mismas una arcadia democrática y ecológica
imposible de lograr por los varones –competitivos, individualistas,
de pensamiento unilateral, etc.–)... Sobre todo esto trata nuestra última colaboración en El Periódico Extremadura. Para leer el artículo completo pulsar aquí.
Hola, Víctor.
ResponderEliminarQuería darte la enhorabuena por este artículo. Me ha parecido una reflexión muy lúcida y muy próxima también a mi perspectiva sobre el asunto. Yo creo que el problema de fondo es que bajo la etiqueta de "feminismo" ya no se encuentra sólo la distinción clásica entre feminismo de igualdad y feminismo de género, que se remonta al siglo XIX, sino que también se esconden el hembrismo, el femisexismo, el comunismo, y otra serie de corrientes ideológicas posmodernas que no respetan el principio de iguadad y que se están disfrazando bajo la etiqueta de feminismo.
Un saludo.
Gracias, Luis. Coincido contigo en que hoy, el feminismo refiere un conjunto muy amplio de doctrinas e ideologías, lo cual, por otra parte, me parece un buen síntoma de su vitalidad. Lo que no es admisible, desde luego, es que ninguna de esas doctrinas o interpretaciones pretenda erigirse como la única válida acallando y excluyendo a las demás.
ResponderEliminarUn cordial saludo.