jueves, 9 de mayo de 2019
Bolsonaro contra la filosofía
El rechazo de la filosofía como saber irrelevante (o impertinente) en Brasil (y otros lugares) no es solo cuestión de ignorancia. Ni de política. Es cierto que – especialmente en Latinoamérica – algunas facultades tienen fama de “subversivas” o “izquierdistas” (entre ellas las de Filosofía), y que el gobierno de Bolsonaro amenaza con una política educativa fascistoide (control ideológico de los profesores, régimen policial en las escuelas, retirada de fondos a universidades “conflictivas”). Pero ni la filosofía es, en rigor, de “izquierdas” (ni de “derechas”), ni ha dejado de ser relativamente tolerada por estados mucho más fascistas que el de Bolsonaro (muy conscientes de la eficacia de aquella cuando se la pervierte e instrumentaliza ideológicamente).
Más que a simple ignorancia o motivos políticos, la impugnación de la filosofía obedece, en sentido amplio, a la expansión del espíritu pragmático y puritano de la cultura anglosajona. Ahí tienen, por ejemplo, la influencia cada vez mayor del evangelicalismo, no solo en Brasil (donde es la fuente reconocida de autoridad moral del gobierno de Bolsonaro), sino en toda Latinoamérica. Hay que recordar que, a diferencia de lo que ocurre en la tradición católica, las iglesias evangélicas – y, en general, protestantes – se fundan en una concepción radicalmente fideísta y anti-intelectualista de la religiosidad. A Dios – afirman – solo se accede a través de la fe (y no de razonamientos teológicos o representaciones sensibles). Consecuentemente, y a imagen del presunto cristianismo primitivo, el prototipo moral del evangelicalismo es el de una persona sencilla que se limita a trabajar, amar a los suyos, y satisfacer el resto de sus necesidades espirituales en el templo. “Ora et labora”. No hay más. La búsqueda del conocimiento per se es vana curiositas. Y la razón – como decía Lutero – la prostituta del diablo... Sobre todo esto trata nuestra última colaboración en El Periódico Extremadura. Para leer el artículo completo pulsar aquí.
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Señor Bermúdez...la filosofía es agua...es subjetiva y es muy fácil...no es una ciencia...no es una disciplina...no es una forma de hacer crítica ni un instrumento al servicio del Estado para hacer a unos ciudadanos libres...usted no puede decirme qué es la libertad..usted no puede negar un dogma por el simple hecho de ser un dogma...sin hacer mención a la verdad...la filosofía es otra forma de fe...es otro espiritualismo...me puede decir cómo la filosofía demuestra que la pedofilia es un hecho criminal y horrible??...no puede...sólo los sentimientos, la empatía y el sentido común que nos une nos hace pensar que es un hecho execrable y que quien lo cometa es digno de un castigo severo..pero si quiere rizar el rizo...le diría que su sentido común,su forma de ver la vida,su doctrina,su moral...puede chocar frontalmente con el de otra persona...entonces...estaríamos abocados a una guerra,a una distopía..??...deje de juzgar..mírese más al espejo..y piense que la filosofía tiene todo el valor que usted le da y que legítimamente yo le quito...desde que leí una columna suya en un diario digital diciendo que es el Estado y no los padres los que pueden educar a sus hijos...sólo siento un rechazo sano y un sentimiento de pena no hacia usted...sino a su forma de pensar...recuerde a Nietzsche: "el Estado es el más frío de los monstruos"...usted no siente frío cuando al releer sus artículos se da cuenta de lo que nos quiere transmitir??
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