Es un profundo error marginar las materias
filosóficas, o confinarlas, como se hace con la formación ética en
la LOMCE, a aquellos alumnos que no cursan ninguna opción religiosa,
como si fueran ellos (los que no dan religión) y no los que son
educados en dogmas religiosos desde pequeños, los únicosque
necesitasen ser educados en el ejercicio libre y crítico de la
razón. Así,
por paradójico que resulte, y pese a las constante apelaciones al
diálogo y la comprensión de los credos del prójimo (incrementadas,
como es habitual, tras un atentado terrorista), nuestro sistema
educativo se empeña en segregar al alumnado según sus creencias
religiosas o la ausencia de ellas, distinguiendo, además, y
peligrosamente, la formación religiosa de la formación en el
espíritu crítico y racional que proporciona la filosofía (enviando
a unos alumnos a las aulas de religión y a otros a las de ética y
ciudadanía). La escuela deja de ser, así, un lugar de integración
y convivencia para convertirse en un archipiélago de islas separadas
por muros ideológicos difícilmente franqueables...
De todo esto trata nuestra última colaboración el diario.es, esta vez junto a mi colega Ricardo Hurtado Simó.
Muy de acuerdo con el planteo en general y en buena hora que se hable de lo religioso, lo cívico y lo filosófico en la educación.
ResponderEliminarme importa n culo vieja hijueputa
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ResponderEliminara mi me gusta que el pan tengarrelleno y que me chupen laverga
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