(...) Perdí la virginidad (moral) a mediados
de carrera. Ya había notado cosas que no cuadraban, como profesores
que te ponían siempre – hicieras lo que hicieras – la misma
nota, o que no preparaban sus clases, o que vivían, año tras año,
de contarnos su vieja tesis doctoral. A estos últimos les llamábamos
en broma “ascidios”, por aquel animal marino – la ascidia –
que se come su cerebro una vez ha encontrado un lugar en que
instalarse (...)
Sobre la endogamia, el nepotismo y el fraude en la universidad española trata nuestra última colaboración en El Periódico Extremadura. Para leer el artículo completo pulsar aquí.
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