La ciencia puede explicar muchas cosas, pero no puede explicarse a sí misma ni aquello en lo que se fundamenta para explicar todo lo que explica. La razón es que ni la ciencia misma ni sus fundamentos son de la misma naturaleza que los objetos estudiados por el científico. Dicho de otro modo: la física no puede estudiarse a sí misma, porque la física no es algo físico. Ni la biología algo biológico, ni la psicología algo psicológico, ni la historia algo histórico... Veamos, por ejemplo, el caso de las ciencias naturales. Éstas tienen como objeto de estudio a la naturaleza, pero para estudiar a la naturaleza emplean leyes, fórmulas y conceptos que no pueden ser en sí mismos “cosas naturales”. Las leyes físicas no son una parte concreta de la naturaleza, si así fuera no podrían aspirar a explicar la naturaleza en su conjunto. Además, sería absurdo pensar la ley de la gravedad como una cosa física (¿cuánto pesa la ley de la gravedad) o la ley de la evolución como un fenómeno natural (¿evoluciona y varía la ley de la evolución explicando a la vez e invariablemente cada uno de sus cambios?). De poco sirve decir que estas leyes son productos mentales (explicables por el psiconeurólogo) pues en ese caso no podrían suponerse como leyes de toda la naturaleza (ni como las leyes por las que el psiconeurólogo explica la producción mental de leyes)... Por otro lado, las leyes y conceptos científicos se refieren obviamente a algo, a las realidades fundamentales del mundo natural: la energía, la materia, el espacio y el tiempo, el movimiento, la vida, etc. A partir de ellas el físico o el biólogo explican multitud de fenómenos. ¿Pero son capaces de explicar estas mismas realidades fundamentales? La noción de energía es tan oscura para el físico como la noción de Dios para un teólogo (dado que la energía es el punto de partida de todo fenómeno físico, nada físico queda para explicar a la propia energía). La explicación física de la conversión de la energía inicial en elementos materiales diferentes es tan convincente como la noción de “milagro” (¿cómo de la sola energía surge algo distinto de ella?). El espacio y el tiempo no pueden entenderse como fenómenos físicos (¿qué densidad tiene el espacio? ¿qué lugar ocupa? ¿durante qué tiempo transcurre el tiempo?...). El movimiento tampoco (¿es móvil y cambiante el movimiento, o más bien es constante e inmóvil, dado que “siempre” lo hay?), etc... A todo esto, hemos de recordar que el científico trabaja metódicamente, pero ¿es demostrable científicamente la validez del método científico? Por supuesto que no: ningún experimento puede demostrar la validez del método experimental, ninguna observación ni procedimiento inductivo puede justificar la validez de la inducción lógica (la lógica pura tampoco, por cierto)... En suma, podríamos decir que cada ciencia es como un “foco” que alumbrara cierta parte de la realidad, pero que, a su vez, fuera incapaz de enfocarse a sí mismo: a sus propios engranajes o fundamentos, a aquello mismo que genera su luz... Ahora bien: si la ciencia no puede ocuparse científicamente de sus propios fundamentos, es que depende de otro saber (más fundamental) que se ocupa de ellos. Según algunos, este saber (o proyecto de saber) es la filosofía...
1. Según algunos filósofos (y científicos) la ciencia es un saber “prefilosófico”. Pero según otros muchos filósofos y científicos, es la filosofía la que representa un saber “precientífico”. ¿Qué crees que significa esto último? ¿Cuál de estas dos posturas crees que es más defendida en la actualidad? ¿Podrías hacer de “abogado defensor” de la última de ellas?
2. ¿En qué sentido crees que podría la filosofía ocuparse del “fundamento” de las ciencias?
3. ¿No le ocurrirá a la filosofía lo mismo que a la ciencia: que dependa de ideas que carezcan de justificación filosófica?
1. Según algunos filósofos (y científicos) la ciencia es un saber “prefilosófico”. Pero según otros muchos filósofos y científicos, es la filosofía la que representa un saber “precientífico”. ¿Qué crees que significa esto último? ¿Cuál de estas dos posturas crees que es más defendida en la actualidad? ¿Podrías hacer de “abogado defensor” de la última de ellas?
2. ¿En qué sentido crees que podría la filosofía ocuparse del “fundamento” de las ciencias?
3. ¿No le ocurrirá a la filosofía lo mismo que a la ciencia: que dependa de ideas que carezcan de justificación filosófica?
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