Lo cierto es que la única
diferencia estimable entre Trump y Clinton es la de los valores
con los que cada uno de ellos envuelve o
edulcora una política económica que es, en sus aspectos esenciales,
la misma. El problema para Clinton y la socialdemocracia (tanto
americana como europea) es que sus valores (cosmopolitismo, ecología,
feminismo, tolerancia sexual...) solo interesan a unas élites
sociales y culturales confundibles, además, con las élites
económicas y la clase media alta urbana, mientras que los valores
que venden Trump o los ultraconservadores del Tea
Party son los que seducen a la inmensa
mayoría.
De todo esto va nuestra última colaboración en El Correo Extremadura
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