La injusta persecución y opresión del
pueblo saharaui no debe servir para justificar de forma incondicional
todos los aspectos de su cultura ancestral. Ninguna tradición debe
estar por encima de los Derechos Humanos, y muy especialmente de
aquellos que afectan a la libertad y dignidad de las mujeres. De esto trata nuestra última colaboración en el diario.es
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