Personas ante un ventanal en el Museo Stedelijk (Amsterdam) |
Decía el filósofo Gustavo Bueno que
la cultura es el nuevo opio del pueblo, una versión secularizada de
la gracia divina. Promete librarnos de la mediocridad y la
insignificancia tal como la gracia de nuestra naturaleza
pecaminosa y mortal. Pensaba en esto mientras bostezaba, días atrás,
ante una de las obras clásicas del Festival de Teatro de Mérida.
Era insufrible. Pero nadie se movía. ¿Cómo es que la gente no se
levanta en masa y se va – me preguntaba – con la misma rapidez
con que cambia de canal en la TV? ¿Será que disfrutan de verdad,
como no soy capaz de hacerlo yo?¡Quia! … Me juego lo que
sea a que mis vecinos de localidad estaban tan aburridos como yo. Es
imposible que personas formadas en el espectáculo audiovisual puedan
disfrutar con versiones pedantes, mortecinas y de cartón piedra de
lo mismo que pueden ver y entender, mil veces mejor, en el cine.
¿Entonces?...
De esto trata nuestra última colaboración el El Periódico Extremadura. Para leer el artículo completo pulsar aquí.
Muchas gracias Victor
ResponderEliminarComo casi siempre me alivia leer lo que escribes
Una duda muy básica y desde luego no importante: ¿Te levantaste y te fuiste?
Gracias de nuevo por tu trabajo
De nada, Unknown. Me hubiera ido si no fuera tan curioso. Además, el teatro es un acto social, y casi nunca va uno solo. Un cordial saludo.
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