En política, nunca conviene despreciar
lo “gestual”. Escenificar simbólicamente el triunfo de la
legitimidad democrática sobre el siniestro interregno dictatorial
del franquismo puede contribuir – por ejemplo – a superar otras
escisiones entre españoles que son, hoy, más preocupantes. No solo
de pan vive el hombre y, mucho menos, una comunidad política.
También, y sobre todo, vive de símbolos. De esto trata nuestra última colaboración en El Periódico Extremadura. Para leer el artículo completo pulsar aquí.
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