domingo, 21 de febrero de 2010
Resumen de la reunión sobre el Amor y el Banquete de Platón.
Entramos confundidos (o sin saber que lo estábamos) y salimos más confundidos aún. Mira tú, como en los diálogos de Platón. Es decir: que seguimos sin tener ni idea de lo que es el Amor. Eso sí: nos comimos todos los dulces que trajo la dulce Silvia y los folios de notas aparecieron al final llenos de corazones dibujados. ¿Qué será eso del Amor? Os recordaré lo que dijeron Ángela, Antonio, Alvaro, Esther, Daniel, Silvia, Paloma, Mónica, MªÁngeles, Rubén y Elena, que, como los comensales del Banquete de Platón, intentaron uno a uno descubrir que es eso que tanta felicidad o dolor nos da, y que, como dijo Elena, es lo que nos mueve a todos: el Amor.
Estuvimos casi cuatro horas discutiendo, así que se me olvidarán muchas cosas. Podéis incorporarlas a través de los comentarios, asi como comentar el resumen (seguramente no muy objetivo) que voy a perpetrar, y continuar la discusión si queréis...
1. ¿ES EL AMOR FÍSICA Y QUÍMICA? La mayoría pensó que sí, al menos en gran parte. La ciencia descubre genes y enzimas debajo de cada emoción o deseo (incluso parece haberse encontrado el "gen de la fidelidad"). ¿Será esto verdad? ¿Podríamos enamorar a alguien de nosotros mediante brebajes o pastillas? ¿Podremos curarnos de una pena amorosa mediante cirugía?... Sea o no todo esto verdad, con ello no definimos lo que es el Amor. Una vez definido, ya veremos si eso que es el Amor es traducible o no a genes y enzimas...
2. ¿ES EL AMOR BUSCAR LO QUE NOS COMPLEMENTA? Sí: ¿Pero qué nos complemente? ¿Lo opuesto a nosotros, o lo similar? ¿Buscamos lo similar o lo diferente?
3. ¿ES AMOR LO MISMO QUE PASIÓN? ¿Es siempre bueno el Amor? ¿Hay un amor "bueno" y otro "malo"? En el Banquete se diferencia entre el amor "bueno" (racional, lúcido, profundo y duradero, pues tiene que ver con el alma) y el amor "malo" (irracional, ciego, superficial y fugaz, pues tiene que ver con el cuerpo). El amor "malo" es identificable con la "pasión", que curiosamente es el prototipo de amor romántico que consumimos en las películas, novelas, etc. (¿y el que desea la mayoría de la gente?): un amor ciego, arrebatador, que te hace perder la cabeza y te hace esclavo del amado... A este propósito discutimos si el Amor debe ser cosa de la cabeza o del corazón (de la razón o los sentimientos). También valoramos la pretensión de muchos de vivir una "pasión" duradera (como si lo fugaz por definición pudiese durar años y años). También comparamos la "pasión" con el estado de enamoramiento, distinguible del amor (?) que queda después... Y llegamos a distinguir la "pasión" (algo que parece más bien enfermizo) del "entusiasmo". La pasión parece que supone pasividad (te pasa, sin que puedas evitarlo, manda el corazón) y el amor entusiasta parece más activo (lo creas tú, la cabeza dirige al corazón). ¿O qué?
4. ¿PODEMOS DECIDIR A QUIÉN QUEREMOS QUERER? Si el amor es pasión irracional, no podemos decidir, ella (la pasión) elige por nosotros incluso a quién sabemos que no nos conviene. Si el amor es un entusiasmo racional, quizás tampoco tengamos opción: elige la lógica por nosotros. Se sugirió que eran ciertas fijaciones inconscientes (como decía Freud) las que nos hacían elegir a un tipo determinado de persona. Aunque si uno llegaba a descubrir ese mecanismo podría liberarse de esa fijación. Por cierto, también Freud hablaba de dos tipos de amor: el instinto de vida (eros), más activo, y el de muerte (thanatos), más pasivo e irracional.
5. AMOR Y EGOÍSMO. Se dijo que el Amor es simpre egoísta: búsqueda de lo que nos interesa, incluso aunque eso sea ayudar "desinteresadamente" a los demás. El "desinteresado" no deja de satisfacer sus intereses, pues obtiene siempre beneficio de su acción (el sentirse "bueno" y "útil", etc.). Siempre somos egoístas. Ahora bien: ¿es ser egoísta siempre malo? ¿No podríamos tener intereses que nos sean interesantes en cuanto que lo son también para los demás?...
6. EL AMOR COMO "NEGOCIO" O "RECIPROCIDAD". Una de las teorías del Amor (por ejemplo, de Pausanias y Euriximaco en el Banquete) es la del Amor como reciprocidad: yo te doy tanto como tu me das. O como armonía de opuestos (yo te doy lo que no tienes y tu al revés, siendo ambos "dones" de valor equivalente). Esta visión del amor como pacto equitativo es también muy contemporánea. Se busca a alguien similar a tí en cuanto a valor en el "mercado social" y se negocian los deseos e intereses comunes hasta llegar a un equilibrio o armonía de intereses. Es como un sociedad en la que dos individuos (socios) cooperan de manera igualmente interesante para ambos. ¿Pero es esto el Amor Verdadero? También se habló aquí de si es mejor dar que recibir, regalar que ser regalado. Y de la pederastia griega, como relación (según el Banquete) equitativa en la que se iguala el valor de la belleza física (del joven) con la sabiduría (del viejo).
7. ¿SE AMA AL IGUAL O AL SUPERIOR? Nos planteamos si el amor debe ser una armonía de iguales o un relación más bien asimétrica, en la que uno (el peor) orbita alrededor de otro (el mejor). Si el AMOR ES BÚSQUEDA de lo que nos falta para ser mejores, el Amor tendría que ser del que es mejor que nosotros. Pero algunos pensaban que esto era denigrante para el que "está en órbita". Otros que esto era lo mejor que le podía pasar al orbitante: encontrar alguien mejor del que aprender. A este propósito hablamos de la relación entre Amor y admiración: ¿se puede amar a alguien sin admirarlo? Algunos dijeron que entre dos o más personas puede haber mútua admiración por cualidades distintas (tu eres el mejor en X y yo en Y), con lo que volvemos al Amor-armonía de iguales. Pero esto resultó discutible, pues: ¿no podría ser que X fuera mejor cualidad que Y, o al revés? A lo que se opuso que, en todo caso, era un problema cómo medir qué es mejor y qué es peor. ¿Qué vara de medir objetiva tenemos para ello?
8. EL AMOR ES IMPULSO O BÚSQUEDA DE LA BELLEZA. Se propuso esta definición y se discutió qué era belleza. Se dijo que era "lo que a cada uno le gustaba". Y volvimos a preguntarnos "por qué nos gustaba algo" (¿por algo explicable o por algo inexplicable?). Discutimos si era necesario una definición universal de lo que es bello o gustoso, o si podía ser definido como "lo que es así según el gusto de cada uno". Esta definición nos dejaba un poco insatisfechos, pues si cada uno entiende o siente una cosa distinta como bella, no tendría sentido utilizar la palabra "bello" para comunicarnos (carecería de una definición igual para todos). Lo mismo pasaría con lo que es el "gusto", etc. ¿Podríamos siquiera utilizar la palabra para comunicarnos con nosotros mismos: es decir, para pensar?... ¿O qué? A propósito de esto llegamos a plantear si objetivamente había artes (la pintura o la música) más bellos que otros...
9. HABLAMOS DE MUCHAS MÁS COSAS, pero para no cansar, las nombro solo: SI HAY QUE MANTENER LA INDIVIDUALIDAD EN EL AMOR (O BUSCAR LA FUSIÓN, SEGÚN EL MITO DE LA "MEDIA NARANJA" QUE CUENTA ARISTÓFANES EN EL BANQUETE). También de si SE PUEDEN QUERER A MÁS DE UNA PERSONA A LA VEZ (¿Tiene sentido la monogamia si nadie es perfecto? ¿No será mejor tener muchos amantes y que cada uno aporte algo?). Se menciono varias veces que el AMOR ES UNA POTENCIA O ACTIVIDAD QUE VA MUCHO MÁS ALLÁ DEL AMOR ENTRE PERSONAS. Se dijo, que el amor es una energía que lo mueve todo (como el alma o psique, como decían algunos filósofos griegos) hacia la unión con lo que le falta.
10. Nos quedamos con las ganas de hablar del... AMOR PLATÓNICO. Este era el objetivo, pero salieron antes muchos otros problemas, así que, lamentablemente, no tocamos este asunto. Si tengo tiempo colgaré una entrada sobre esto, como complemento a la Reunión.
11. Al final, hicimos un última ronda para que cada uno intentara una definición. Lo que salió fue: que el Amor es una experiencia (dolorosa o gozosa) de búsqueda entusiasta de lo que nos falta o complementa, lo cual está revestido de belleza y relacionado con las ideas; y que esta búsqueda incesante mueve el mundo (y, desde luego, nos movió a nosotros para venir a discutir todo esto).
Por último se citaron varios libros y películas interesantes sobre los asuntos tratados: La princesa que creía en los cuentos de Hadas. Memorias de Idhún (de Laura Gallego). El arte de amar (de Erich Fromm). Etc.
Gracias a todos por venir!
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¡Vaya! Si que dio juego la reunión (y veo que los dulces también).
ResponderEliminarTodos los puntos referidos al amor pienso que tienen su jugo pero me interesa especialmente esa idea que no he visto tocada tanto como quisiese y que está en relación con "la búsqueda". Contestándote, Víctor, decir que no me parece que siempre “lo más” sea “lo mejor”. Y a eso… ¿Qué es lo mejor?: ¿lo que nos conviene? (hay muchos casos de matrimonios basados en esto) ¿lo que nos dicen que es lo mejor? (muchos enlaces matrimoniales a lo largo de la historia han seguido este patrón) o, por ejemplo, ¿lo que nos conviene porque nos dicen que es lo mejor?... Si damos estas acepciones de “lo mejor” no lo considero relacionado con “lo más” en sentido positivo, sino en negativo: “lo más (ruin, aprovechado…)”.
Creo que es claro que el “amor” se entiende en un aspecto positivo y amplio (tanto de conocimiento como de sensaciones) y oponiéndose claramente al “desamor” (otra cuestión que creo que sería importante tratar para avanzar más en el objetivo y en la que tenemos conocimientos y sensaciones negativas que provocan expresiones del tipo: “no pensé que fuese así”, etc.). Es enigmático también como el “amor” se puede convertir en “desamor”, o como un camino bueno orientado a una persona que nos lo da “todo” puede convertirse en un camino de “espinas”.
Pienso, siguiendo esto, que hay un único camino (persona amada) hacia ese “lo mejor” (en todos los niveles que ya mencioné en el otro comentario) y a través del cual conocemos, mientras vamos dando “pasitos”, la minuciosidad de su recorrido para así seguir adelante en esa búsqueda de “lo mejor” o, por el contrario, cerciorarnos de que no nos encontramos ante el camino correcto. Todo esto me recuerda mucho a la “media naranja” citada en El Banquete (que le habéis dado rienda suelta en la reunión).
Pienso que el amor es algo complejo (prueba de ello es que no lo habéis capturado en 4 horas -aunque tampoco pienso que sea posible tan fácilmente ni en más horas puesto que toca todos los campos, desde mi punto de vista, que habéis “arañado” pero que no se deja “atrapar” tan fácilmente-) y que hay que seguir tanteando y ganándole terreno.
En cuanto a tus punzadas preguntas pienso que el amor, al ser complejo, no podemos ubicarlo en una zona concreta de la otra persona (en muchas ocasiones se habla de ese “amor que revolotea por el aire, que se cuela, que sale, que sube, que baja…”, lo que veo como una explicación de la inmensidad de ese sentimiento y de la incapacidad de situarlo en un espacio determinado). De hecho pienso que al conocer a esa persona y ver cómo, en todos los sentidos, “encaja” con nosotros (volviendo a lo de la “media naranja”) podemos llegar a amar (tanto la piel como los gallones -entiéndase el paralelismo-) la proyección de sus acciones (ya sé manifieste en el arte o no: por ejemplo una carta de amor, como la que todos hemos recibido, o un mensaje “bonito” para nosotros, en cierto sentido, podría ser válido para situarlo en el mejor de los Museos y al verlo decimos: “¡oh, qué bonito!”).
Creo que con este extenso comentario he contestado a todo lo que dejé abierto.
Un saludo a todos.
¿Seguro que el amor es siempre búsqueda? Más de uno lo definió como un tropiezo
ResponderEliminarHola Anónimo.
ResponderEliminarSi uno se tropieza es porque se mueve, ¿no? ¿Y para que se movería uno si no buscara nada?
Hola Fernando. Tu comentario me sugiere muchísimas cosas. Escribiré alguna de ellas.
ResponderEliminarEstoy de acuerdo contigo en que lo mejor no es lo que nos dicen, sino más bien lo que decidimos nosotros (aunque sea decidir que lo que nos dicen es lo mejor). Ahora bien: ¿lo que decidimos según qué: la razón, el corazón? ¿Qué dices tú?... Por otra parte: ¿por qué distingues "lo mejor" de "lo que conviene"? ¿No nos conviene acaso lo mejor?...
Tu segundo pensamiento es precioso. ¿Cómo puedes ser el amor trocarse en desamor, o convertirse en un camino de espinas? Si pensamos que Amor es búsqueda, el desamor sería dejar de buscar. ¿Es esto posible? El desamor hacia un objeto o persona es, quizás, "buscarla en otro sitio" (porque esa persona que queríamos no estaba en el lugar y el tiempo que creíamos, ni tenía esa cara y ese nombre que creíamos...)... En cuanto al dolor, qué decir: todo lo bello es difícil. El propio amor o deseo es por definición dolor (ausencia de lo que se desea), pero ese dolor es a la vez prueba de que lo que se desea existe...
¿Hay un único camino o persona hacia lo mejor? Ja,ja. Esto dicen lo que quieren justificar la monogamia y la fidelidad! Es broma. Lo que si te preguntaría es: ¿crees que hay personas distintas? ¿O que todos somos, en cuanto a personas, lo mismo? ¿Y habría grados de perfección en esas personas? ¿No sería cada persona un camino, en diferente grado de "construcción", hacia esa perfección? ¿Podríamos querer a una y sólo a una, o más bien a una más que a muchas otras (también queribles) y a cada una en lo que merezca?
En lo que sí creo que tienes absoluta razón es en que amar a una persona es amarla como una unidad indivisible y que se proyecta en todo. ¿Se puede amar a alguien sólo en cuanto al cuerpo? ¿O sólo en cuanto a su mente o sus acciones (como cree la gente que ocurre en los amores mal llamados "platónicos")? ¿Qué crees?
Un saludo!
¿Qué tal con la filosofía? ¡Como se nota que estás dándole a la cabeza!
nos movemos buscando algo, conforme, pero nunca se busca un tropiezo.
ResponderEliminarNo sé si me explico...
Hola Anónimo. Por supuesto que te explicas. Siempre se tropieza uno sin querer. Por eso el querer no tiene nada que ver con los tropiezos. ¿O aún sí?
ResponderEliminarA eso me refiero...¿Seguro que nunca se quiere sin querer? suena paradójico, lo sé, pero así todo,no me parece imposible.
ResponderEliminarY ambos, amor y tropiezo, desestabilizan...y te pueden hacer sentir un poco idiota; algo en común parecen tener.
Un saludo
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarSí, sí, veo que está haciendo sus primeros (o segundos) estragos la filosofía en mí. Ojalá pudiésemos charlar sobre todo esto en una de esas reuniones. A ver si acudo a alguna.
ResponderEliminarEn cuanto a la cuestión de qué nos rige (corazón o la razón) en el tema del amor pienso que el corazón es lo que tiene protagonismo, en un primer momento, ya que de una manera más irracional se nos empuja hacía esa persona y no podemos controlar con nuestro intelecto (ni con nuestro corazón) el no hacerlo. Sin embargo, si nos encontramos ante ese “querer verdadero” la razón aprobará ese primer impulso en un segundo instante. Es decir, creo que, en el amor, el primer paso de “conocimiento” o aproximación lo da el corazón (de la misma manera que lo da el corazón ante una obra de arte, una canción…) y éste nos ofrece una “buena señal” (por decirlo así) que se convierte en el punto de partida del entendimiento. Ese momento es cuando ya entendemos lo que nos pasa (esos primeros “impulsos” –señales de enamoramiento-) y decidimos, racionalmente, encauzarlo con esta segunda facultad como regidora del corazón. Pienso que el corazón es la parte que nos invita a dar un paso más (aún pudiendo caer y, al fin y al cabo, sin el cual no obtendríamos nada) y ese paso es analizado por la razón, facultad que asemejaría a un “motor” que da ese impulso controlado al corazón, que asemejaría a unas “ruedas”. De hecho, en la mayoría de los enamoramientos se sufre primero ese “impacto” incontrolable y después comenzamos a valorar los primeros pros y contras desde una perspectiva racional. Por lo tanto, el primer encuentro ante el amor nos pilla desprevenidos, sin guardia, desnudos… y, posteriormente, nos “vestimos” gracias a la razón.
En cuanto a la distinción de “lo que nos conviene” y “lo mejor”, a lo que yo me quería referir es que “lo más” y “lo mejor” no me parecen expresiones equivalentes ya que pienso que “lo más” está relacionado con la cantidad y “lo mejor” con lo cualitativo: no siempre se cumple eso de “cuantos más, mejor”. Y en cuanto a “lo que nos conviene” no me parece que sea lo mejor porque “lo que nos conviene” parece algo no dado por nosotros mismos, como una recomendación exterior con tintes de mandato. Además, “lo mejor” es un término que entiendo más en relación con lo abstracto y no tan vinculado a lo material como entiendo el término de conveniencia. De otra manera, si se quiere, “lo mejor” nos habla en valores absolutos mientras que “lo que nos conviene” es algo más cambiante. Sin duda, siempre nos conviene lo mejor pero creo que nunca se expresan esas dos expresiones juntas sino que aparecen por separado y, según la noción popular de ellas, tienen valores diferentes, a mi juicio.
Si, pienso que el amor es una búsqueda y que el desamor sería como un camino que nos es tapiado o que no nos conduce a lo que, racionalmente, buscamos en la otra persona: esa perfecta unión. El desamor sólo es perceptible por la razón ya que el corazón, como dije antes, simplemente “nos empuja”. De hecho, aunque el amor no esté presente en el ambiente (algo misterioso también es ese cambio) no lo percibimos hasta que no somos conscientes de él. Pienso que el desamor no es que sea un “buscarla en otro sitio” porque si hemos tenido esa experiencia alguna vez no somos capaces de dar ese paso. El desamor es algo doloroso y lo asemejo más a un camino que, de golpe, se nos hace impracticable. Una vez que seamos conscientes (mediante la razón) de que hay más caminos para llegar a ese fin que se persigue con el amor, aunque partiendo de un mayor peso de lo racional, volveremos comenzar el proceso de forma idéntica a la primera, (nos enamoraremos como la primera vez…).
En cuanto al dolor es otro tema en el que coincido contigo pero también discrepo. Estoy de acuerdo en que el amor se puede relacionar con ese deseo o anhelo pero no pienso que el dolor, entendido como “ausencia de lo que se desea”, esté presente en el amor. Cuando estamos enamorados no es dolor lo que sentimos puesto que, aunque la otra persona no se encuentre presente con nosotros, sabemos (racionalmente) que la tenemos puesto que hemos compartido con esa persona unos vínculos, es decir: hemos ido construyendo el edificio de esa relación. De hecho, pienso que no sentimos un dolor como tal sino que es una tristeza, en el fondo, no degradante (e incluso positiva, aunque suene contradictorio) ya que nos muestra, entre otras cosas, que la otra persona está presente en nosotros, que la necesitamos y que nos sirve para reafirmar, aún más si cabe, nuestro sentimiento. Ese “dolor” es notablemente distinto al dolor que se siente con el desamor ya que esté es un sentimiento degradante que ha de ser controlado mediante la razón o puede tener fatales consecuencias (casos de gente separada que opta por el suicidio, que acude a psicólogos…). Ese es un auténtico dolor que nos “come por dentro” y es producido por ese “batacazo” al dejar un campo mayor que el que le corresponde al corazón. Sin duda, estoy totalmente de acuerdo en que ese “primer dolor” es muestra de que eso hacia lo que lo transmitimos existe (y, es más, lo poseemos), mientras que el “segundo dolor” es una ausencia ante lo perdido.
ResponderEliminarSobre lo único camino hacia lo mejor sigo pensando lo mismo y defiendo la monogamia ya que, según he leído, en muchos casos, tanto de poligamia como de poliandria, el hombre o la mujer acaba sintiendo preferencias por uno/a más que por los demás. Yo pienso que sólo hay un camino (pero un camino por persona, ¿eh?, que no quiero justificar las relaciones múltiples, jaja). Sin duda creo que hay personas distintas aunque partamos de la misma especie, ya no a niveles exteriores –razas…-, qué no lo considero diferencias, sino en lo que de verdad nos define como seres humanos: el entendimiento o, en un sentido más amplio, nuestra “forma de ser”. De hecho pienso que no haría falta política, ni ética, ni tendría sentido el individualismo, si todos fuésemos iguales (o como dije antes, si siguiésemos el mismo camino). Sin meterme en eso (que tiene mucho jaleo), pienso que en el amor algo ocurre similar (como en todos los ámbitos de la vida). De hecho pienso que para que en esas personas haya grados de perfección (que pienso que existen firmemente) hemos de ser unos diferentes a otros y avanzar en nuestro camino y hacia nuestra autorrealización. De hecho creo que sin esa conducción hacia la perfección, sin ese cebo que nos tira y nos empuja, sin ese impulso u “olor” no tendría sentido la vida (la cual carecería de contenido) y la filosofía, la ética y demás disciplinas (la mayoría) que giran en torno a conseguir esa idea no tendrían cabida.
No pienso que cada persona sea un camino en diferente grado de construcción. Un camino, para empezar, no se construye sólo. Un camino no evoluciona sólo. Esa perfección indica movimiento, indica un trayecto (un principio y un fin) y ese camino, en parte, ya tiene ese fin. El camino pienso que es nuestra vida y a través de la cual nosotros podemos perfeccionarnos a nosotros mismos y el amor constituiría uno de esos caminos ya que al encontrar al “amor verdadero” podemos estar seguros de tener un acompañante de viaje, una persona que, aún cuando los golpes de la vida nos den fuerte, nos tenderá la mano y seguirá junto a nosotros hacia la meta. No quiero que nada de lo que digo suene ni materialista ni religioso, por favor, jajaja.
Te doy la razón en lo de qué podemos “amar” a varias personas pero no en el sentido en el que estoy hablando sino en diferentes aspectos. Es decir: podemos sentir amor a nuestro padre, madre, hermano o hermana pero me refiero a un amor más amplio: el amor a la otra mitad de la naranja a la que te unes. Siguiendo ese símil gracias a esos otros “amores” adquieres la estructura de una bella y lograda naranja pero no son tu media naranja. Es decir, digamos que esas personas tendrán sus respectivas “medias naranjas” y que para ti se convertirían en el “naranjo” donde tu adquirirás tu forma que se unirá a otra. Pienso que a una persona se la ama en todos los sentidos, como has dicho y pienso lo mismo: se proyecta en todo: se proyecta en su parte material, se proyecta en sus ideales, se proyecta en el ambiente, en todo. De hecho, en cuanto al cuerpo me parece absurdo basar un amor ya que hay muchas parejas que, aunque su cuerpo cambien (por la edad…), se aman como el primer día. En cuanto a su mente pienso que tiene más peso el asunto pero aunque ese cambio de acciones provoque la ruptura de la pareja, el afectado seguirá queriéndola. Pongo eso como un caso muy, muy extremo.
ResponderEliminarCreo que le he contestado a todo, lo siento por lo largo que es todo pero espero que merezca la pena. Bonita charla la que estamos sacando. Un saludo Víctor y compañeros.
Hola Fernando y Anónimo. Lamento no poder contestaros ahora, pero estoy sin luz y con los últimos minutos de bateria. En cuanto pueda lo hago.
ResponderEliminarSaludos
Creo que el libro "Memorias de Ida" al que se hace referencia es en realidad "Memorias de Idhún", de Laura Gallego
ResponderEliminarHola Anónimo. ¿Querer sin querer? Creo que entiendo a qué te refieres. Hay filósofos (y muchos poetas) que creen que esto es posible. Yo creo que no: o quieres o no quieres. Es posible, eso sí, que tengas quereres opuestos y que creas que quieres más A cuando aun no sabiéndolo quieres más B (si quieres profundizamos en esto, si no quieres no)...
ResponderEliminarAmor y tropiezo desestabilizan, cierto. Pero uno hacia arriba (al cielo) y otro hacia abajo (al suelo). En el amor hasta caerse es subir, aprender. ¿Te parece idiota esto? Idiota, me parece, es ir contra uno mismo (y contra toda la realidad), y no amar todo lo posible. ¿No crees?
Un saludo.
Hola Fernando. Te contesto parte a parte.
ResponderEliminarCorazón o cabeza. Antes de nada: ¿crees que el corazón (es decir, la emoción) puede elegir algo por sí solo? Las emociones se consideran una reacción a una interpretación que nos hacemos del mundo (racional, pero rápida, superficial y, a menudo, muy inconsciente). Y esa interpretación la hace la cabeza. Es decir, que nos late el corazón porque la cabeza nos dice que esa persona (por ej.) que acabamos de conocer es estupenda. Yo creo, por tanto, que no hay corazonada previa a la razón; lo que sí habría es, como tú indicas, varias fases en la interpretación de aquello que quiero o amo (una primera superficial, luego otras sucesivas más profundas, etc.).
Como tú dices, la distinción entre "lo mejor" y "lo que conviene" se debe al uso vulgar del lenguaje, pero no creo que aporte nada filosóficamente relevante. Yo los entiendo como sinónimos. Lo que creo mejor es lo que creo que me conviene (y lo que amo, eligo, intento hacer, etc.), y viceversa. De acuerdo con la diferencia entre "lo más" y "lo mejor".
Amor y desamor. Es duro admitir que un camino o persona está racionalmente tapiado para nuestro amor. Prefiero pensar que es un camino de recorrido más lento. Y lo prefiero pq tiendo a pensar que todo es esencialmente racional, por lo que un desamor en sentido fuerte (irreversible) no puede darse. Por otro lado, Fernando, si nos enamoramos siempre como la primera vez: ¿no aprendemos nunca nada?
Dolor de amor y dolor de desamor. Para ser coherente con lo que acabo de decir, yo diría que sólo hay un dolor, y es de amor (no de desamor). El enamorado nunca logra su fin en ningún objeto o persona, pq la perfección que buscamos no está en nada particular. Por eso siempre hay dolor, como signo de la ausencia de esa perfección. Eso sí, hay grados: el que vive feliz con su amado/a quizás tenga menos dolor (aunque lo hay, pues la imperfección se revela de continuo, y lógicamente siempre se quiere más de lo que se tiene). El que no tiene tan cerca a su amado (o incluso lo tiene en contra o muerto o cosas así) sufre mucho más (hay mucha más ausencia), pero este dolor es también de amor, y como tal es activo, constructivo (aunque, poniéndonos dramáticos, esa elección o construcción sea la de una muerte preferible a una vida sin el objeto amado; no digo que esto sea correcto, pero si que obedece a un razonamiento, es decir, a acción constructiva, y eso es, en sentido amplio, amor).
(sigo)
Hola Fernando otra vez. En cuanto a la cuestión de la monogamia, creo que tu argumento principal es que siempre se quiere más a una persona que a otras. En esto coincidimos, y también en que ese amor se debe al grado de perfección que esas personas nos muestran. Nosotros, a su vez, estaremos en esa misma escala para otros. En este mismo sentido, los afectos son distintos para unos y otros. Ahora bien, esto no implica que la convivencia y otros aspectos de la relación amorosa (como el sexo, pero no solo) deban reservarse en exclusiva para la persona que ocupe el "primer lugar". ¿Por qué no convivir, por ejemplo, con un grupo de personas, de entre las mejores que conozco y relacionarme con ellas (si bien en distinto grado) en todos los aspectos? De otro lado, pienso que prometer a una persona que siempre va a ser la "primera" en nuestro amor es ilógico e injusto (para los dos), pues nada garantiza que no aparezca una persona mejor, etc. En fin, que la monogamia, basada en reservar ciertos aspectos del amor para una persona (la pareja o media naranja) y además de forma indeterminada (para siempre o casi), me parece irracional. ¿Sigues pensando lo mismo tú?
ResponderEliminarUn saludo. Y encantado de discutir todo esto contigo.
Hola Anónimo. Supongo que tienes razón con del título del libro, así que lo corrigo. Gracias.
ResponderEliminarEl caso que dices de A y B es sencillo -quizás esto debería de ir entre comillas-, y semejante a cuanto te hallas en una aparente disyuntiva moral..es cosa de reflexionar y escalonar valores y querencias de forma fundamentada, a mi opinión(claro que aquí puedo equivocarme y estar metiéndome en un zarzal..)
ResponderEliminarAún pienso en la posibilidad de querer sin querer... parece ser que no podemos definir nuestros gustos a voluntad - llevo toda la vida esforzándome porque me guste el mero, en todas sus formas probé, y siempre lo reprobé, así que como se ve...fracasé- en todo caso podemos descubrir nuevos...
Quiero decir que igual que no se pueden dominar gustos, quizás tampoco la forma -entiéndase cualquiera, del alma o del cuerpo- de la persona a quien querer, acaso no se pueda escoger entre quererla o no, luego si no es voluntario, puede ir contra tu querencia, y convertirse en un "querer sin querer"
Aquí se podría decir lo mismo que en el caso de A y B, realmente, siendo A no querer, B sí, y entender que finalmente quería B, pero así todo, no me termino de convencer... será que soy menos razonable que yo
Un saludo
Víctor, este fin de semana le contesto que ando liado con las clases. Encantado yo también de "argumentar" contigo. Un saludo.
ResponderEliminarLa verdad es que me parece un tema complicado. Pienso que el primer “paso” lo da el corazón de una manera muy inconsciente y que a partir de ahí comienzan las varias fases. No sé, relacionado con esto pienso que si puramente y únicamente partes de la razón no te enamoras, es decir: pienso que una persona no puede guiarse por la razón, únicamente, para enamorarse. Creo que enamorarse es, en parte, salir de tu cauce para adentrarte en otro mejor (pues por eso racionalmente lo preferimos) y ese “arriesgarse” no lo hacemos, en un primer momento, con la razón ya que no abandonas tu carril porque racionalmente te sientes seguro. Pienso que ese “arriesgarse” lo haces por un impulso, en un primer momento, del corazón (una corazonada) y que luego ya vas recorriendo y aprehendiendo con la razón (que juega el papel más importante, sin duda). Además cuando vemos a una persona primero nos entra por los ojos y luego por la razón. Creo que primero interpretamos el mundo porque, en un primer momento, lo vemos, nos llega a los sentidos.
ResponderEliminarEntiendo perfectamente lo del uso vulgar del lenguaje en cuanto a la posible distinción entre “lo mejor” y “lo que conviene”. Pero no sé, veo algo que flojea al ver como sinónimos un “lo mejor” en valores absolutos y un “lo que conviene” que lo vinculo con lo relativo.
Pienso lo mismo que tú en el sentido de que veo ilógico que del “amor” se pase al “desamor” o si se quiere: “que ahora haya amor y que, en X tiempo, no”. Pero pienso que el amor es algo tan fuerte, tan grande que, incluso, a la razón se nos escapa completamente. De hecho, como dije antes, pienso que no se puede enamorar uno completamente mediante la razón. Pienso que es un camino y que, aunque resulte incierto, no tanto como que esté tapiado sino que no es el nuestro, digamos que su suelo no está hecho para nuestros pies. Y sí, en ese momento se puede ver, como tú dices, de que es un camino de recorrido más lento: si el suelo se vuelve empedrado pues se intenta hacer llano con nuevas zapatillas (lo que provoca una mayor lentitud al intentar allanar el suelo) pero hay veces que es tan empedrado que, aunque racionalmente (en un pensamiento muy rápido y no profundo) y emocionalmente, tendamos a él, no es el correcto. De hecho, pienso que, aunque nos demos cuenta de que es un camino impracticable para nosotros y aunque sepamos lo que es mejor racionalmente para nosotros (abandonar ese camino), necesitamos de otro nuevo impulso que nos indique un camino mejor. No, no. No pienso que siempre nos enamoremos como la primera vez. No, no. Cuando tu avanzas con una persona, aunque no fuese el camino correcto, digamos que, como dije arriba, llegas a un “tope” y de ese punto del camino hacia atrás has aprendido muchas cosas (tus errores, aciertos…) que tendrás en cuenta con la otra persona. Por supuesto que aprendes. Pienso que de verdad sólo te enamoras, de verdad, una vez, la que consideras “la más verdadera de todas” en el sentido de que “una persona te llena más que otras…”.
Pienso lo mismo que tú, también, en el sentido de que el enamorado nunca logra su fin en ninguna persona sino que lo puede lograr junto a una persona. Sin duda, la perfección no está en nada particular pero pienso que el primer paso para esa perfección es partir de una perfección o autorrealización de nosotros mismos (entendida como un “completarnos” como personas) y ahí entra también el amor, ya que completa esa faceta de nosotros mismos. Sin duda, siempre se quiere más de lo que se tiene y aunque creamos que lo tenemos “todo”, no es cierto. Por eso pienso que el “amor” es un camino.
Pienso que el que vive feliz con su amado/a tiene menos dolor e incluso puede llegar a no tenerlo ya que puede alcanzar la felicidad, aunque no plena (y el crea que sí), pues nadie puede conseguirla completamente, por lo menos puede irle ganando terreno (ir avanzando el camino) al dolor y ser más feliz pues, en una de tus facetes como ser humano, te completas y te vas “actualizando”. Lógicamente se quiere más de lo que se tiene y por eso racionalmente elegimos a una persona como “compañera de viaje” si nos aporta cada vez más. Pienso que el dolor de tener al amado en contra y el tenerlo muerto, por ejemplo, son dos diferentes. En el primer caso tenemos el recuerdo del daño que nos ha hecho, por ejemplo, o de su indiferencia o abandono, algo que se convierte en un dolor muy grande. Sin embargo, en el segundo caso (el de tener muerto al amado/a), su recuerdo nos alimenta y, si de verdad hemos entendido el amor como algo racional más que como algo emocional, entenderemos que la muerte no es algo lógico y sabemos que esa persona no está “muerta” del todo para nosotros pues su recuerdo sigue presente y, lo más importante, está con nosotros. En el primer caso, aunque la persona esté viva (físicamente), para nosotros está muerta desde un punto de vista más ideal, pues no comparte con nosotros ese lazo afectivo e invisible. Por eso pienso que hay dolor de amor (menos frustrante) y dolor de desamor, gracias al cual, podremos iniciar un nuevo itinerario.
ResponderEliminarComo hemos coincidido en que se quiere más a una persona que a otras y como pienso que “querer es conocer”, se conoce más a unas personas que a otras y, por eso, una vez que nos enamoramos de verdad, conocemos de verdad. Comparto que nosotros entramos también en esa escala de grado de perfección para otros. Pienso que el amor entendido como la búsqueda, según muchos poetas de mi “otro yo”, tiene una parte, la menos importante, animal (sexo…) y la mayor parte, racional. De hecho, en el amor a una pareja siempre se dice que el sexo no es lo más importante, algo que pienso que es totalmente cierto. Puesto que el amor tiene esa doble cara, únicamente se siente “amor” con esa persona en la que se juntan esos dos factores. Por ejemplo, amar a un padre sería un equivalente a querer, un lazo afectivo que no tiene nuestra parte “animal” pero que basta con la ideal o racional. Siempre se dice también que no hay amor más bonito que el de un padre a su hijo (también pienso que es cierto). Por lo tanto, pienso que el amor comprende esas dos dimensiones en la que, desde luego, una tiene un peso infinitamente mayor que la otra, pero que implica dos puesto que amar a una persona consiste en unirnos a ella, en ser uno con ella y esa unión (volviendo a la media naranja) sólo se consigue al unir nuestra parte racional (la más importante y la auténtica) y nuestra parte animal (que, aunque nos avergüence hablar de ella e incluso se vea como un tabú –pues a la gente no le gusta reconocerse, en parte, como animal- está presente). Pienso, y se dice, aunque no esté totalmente de acuerdo que se le otorga un papel demasiado importante al sexo (a completarnos en ese sentido más mundano, si se quiere) y se le resta importancia a la unión racional. Eso no es verdaderamente amor. En cuanto a la posible convivencia con diferentes personas no pienso que el amor tenga X caminos diferentes, entre otras cosas porque no podemos seguirlos todos al mismo tiempo y en ese caso que indicas creo que lo que estamos haciendo es dividir lo que compone al amor por separado. ¿No será mejor vivir de verdad el amor (y no apariencias de amor) en una persona? ¿No será más fácil seguir el camino hacia la perfección si seguimos una misma indicación y no si seguimos indicaciones contrapuestas y contradictorias?
En cuanto a lo de prometer a una persona que siempre va a ser la misma estoy totalmente de acuerdo contigo. No es ni justo para nosotros, ni para esa otra persona. Es más, si la queremos no debemos de hacerlo. Y en cuanto a lo irracional de la monogamia, por lo dicho anteriormente, pienso que es más irracional seguir una actitud de “veleta”.
ResponderEliminarUn saludo Víctor. ¡Increíble conversación!
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarHola Anónimo. Sé de que hablas (¿quién no lo sabe?). A veces quiero lo que no quiero, y lo que quiero querer no lo quiero. Aquí caben, a mi juicio, dos posibles explicaciones. A ver cual quieres tú.
ResponderEliminarLa primera explicación (la más común) afirma que cada yo es varios yoes independientes, al menos dos: un yo emotivo e irracional y un yo racional, ya sabes, el corazón y la cabeza, y claro, a veces cada diferente yo quiere legitimamente una cosa (la cabeza comer mero y el corazón comida china). Esta opción conduce más o menos directamente a la esquizofrenia.
La otra explicación insiste en aseguraranos que "yo" solo hay uno, pero que a veces, de lo insconsciente que es de sí mismo, se ve doble (como los borrachos, que tb suelen estar bastante inconscientes), como si en lugar de un deseo o querencia tuviera dos (mero y no mero, dejar de beber o seguir bebiendo, etc.). Yo apostaría por esta opción: si te conocieras a fondo a ti mismo/a descubrirías que lo que realmente quieres es mero, o bien una mera hamburguesa, y no te pareceria que quieres lo que no quieres, etc., lo cual además suena muy contradictorio ¿no? ¿Podría ser el mundo así de raro? Me apuesto un mero a la plancha que no.
Saludos!
Fernando, te contesto mañana. No tengo ahora conexión rápida y me estoy poniendo nervioso. Así, además, me das más tiempo para pensarlo, ¿vale?
ResponderEliminarUn saludo!
O sea que finalmente es elegir entre esquizofrénico y borracho...me quedo con la segunda, si quiera porque se vuelve antes de la embriaguez que de la locura.
ResponderEliminarPero si "yo" solo hay uno y sólo tiene una querencia -mero o hamburguesa-, enlazando con la poligamia que después comentas ¿no plantea en el fondo los mismos problemas el querer a dos -o doscientas, tanto da- personas diferentes que querer las diferentes situaciones de querer y no a un único sujeto?
Un saludo
Por cierto, no acepto la apuesta, los negocios donde nada gano y puedo perder no me hacen gracia, pero buen intento
Hola Fernando. Intento responderte por partes.
ResponderEliminar1. Del corazón y la cabeza.
De acuerdo contigo en que la razón y la emoción colaboran en la elección amorosa. Pero entiendo que esa relación es jerárquica. El corazón empuja a "arriesgarse" sólo si la cabeza ya entiende (aunque sea de forma preliminar o superficial) que esa aventura nos conviene. No creo que que las corazonadas ni las visiones antecedan a las razones, más bien es al contrario. Una corazonada o una visión dependen de un razonamiento o interpretación previa del mundo. Veo en función de lo que previamente se (sólo veré un árbol verde si sé previamente lo que es un árbol y lo que es el verde). Siento en función de lo que previamente creo con la cabeza (sólo tendré celos si previamente creo o pienso que mi pareja es de mi propiedad, que la infidelidad es un grave defecto, que mi honor está en juego, etc.). Otra cosa es que esas ideas y creencias actúen de forma inconsciente (y por eso, quizás, parece que no actúan y que es el corazón o los ojos solos los que sienten y ven)...
2. Tal vez "lo conveniente" sea algo relativo, pero finalmente será relativo a "lo que más conviene de todo", es decir, a lo "mejor de todo". Por ej., es conveniente trabajar para poder vivir, y es conveniente vivir para poder hacer las cosas que dan sentido a la vida, y esto es conveniente para realizarme en plenitud, y esto... tendrá que haber un "fin final", un objetivo terminal, algo que sea "lo mejor" de todo (y, por eso "lo que más me conviene lograr"). ¿No? De todas formas, estas discusiones sobre términos no sé si son muy convenientes (o interesantes). Parecen más propias de filósofos analíticos. ¿No te parece?
3. De amor y desamor.
No sé si entiendo bien tus ideas sobre este asunto. Yo tiendo a pensar que el amor es, como dices, tan "grande" en cuanto que es la actividad más racional que existe (sí, ya sé que suena poco convencional esto, pero lo creo de veras). Por supuesto que hablo del amor en general, como una actividad de comprensión y asimilación de todo lo que no somos aparentemente nosotros (de otros cuerpos, otras almas, otras ideas...). En este sentido, el amor busca poseerlo todo, unirnos o identificarnos con todo, comprenderlo todo, recorrer todos los caminos, etc. Otro asunto es que, en tal o cual circunstancia unos caminos nos queden más "cercanos" y "accesibles" que otros (y eligamos primero esos). Pero me niego a aceptar que haya, por principio, caminos vedados a nuestro amor (tan sólo acepto que se postergen por motivos circunstanciales, estratégicamente...).
4. De amar a uno a no sé cuantos.
De acuerdo contigo en que sólo se ama a Una persona. Pero esa persona yo no la identificaría con níngún particular. No sería ni Juan ni María, pero a la vez estaría tanto en Juan como en María. No sé si puedo explicarme mejor. ¿Qué crees que debemos hacer: amar (buscar) a La Persona en un solo particular o amarla (buscarla) en todos (amar a lo Uno en la parte o en el todo)? O si quieres: amar a todos en uno, o amar a uno en todos? En otro ejemplo (¿válido?): ¿qué deberíamos: buscar toda la Verdad en un mismo libro, o buscar la misma Verdad en todos los libros? (sigo)
Sigo contigo, Fernando:
ResponderEliminar5. Del dolor de amor y dolor de desamor.
Creo que tienes razón que es más doloroso, en principio, una ruptura amorosa irreversible que la muerte (aparente, quizás) de tu pareja. En lo que no coincido es que existan rupturas o desacuerdos irreversibles y terminales. Si el amor y el mundo son racionales (y en eso creo que coincidimos, y si alguien no coincide, lo demostramos en un momento --¡vaya chulería, eh!--), no puede haber desencuentros absolutos (solo temporales). Es decir: toda ruptura amorosa puede volver a recomponerse (otra cosa es que nos resulte más cómodo o conveniente, por motivos circunstanciales, "recomponerla" a través de una relación con otro individuo...).
6. Monogamia.
En esto te remito a lo de más arriba (¿amar a uno o a no sé cuantos?). Añado (o insisto) en que no hay más que Una persona. Los individuos particulares, en cuanto son persona, no pueden ser absolutamente opuestos, sino siempre complementarios. Amar a varios es seguir también un mismo y único camino, pues nadie es diferente de nadie en cuanto a persona (ni siquiera nosotros somos distintas personas de quién amamos: amar a alguien es a la vez amarse a uno mismo). Y ¿por qué piensas que es "veleta" el que ama a muchos? ¿No crees que puede haber gente con la capacidad de amar profundamente a más de un individuo?
Un abrazo. Y sí, increible pero cierto. ¡Estamos discutiendo de filosofía en lugar de andar ligando por ahí, jaja!
Hola persona (pq supongo que lo eres).
ResponderEliminarHaces bien. Aunque me temo que la embriaguez no es elección, sino condición (así "venimos" al mundo, ciegos, borrachos de la oscuridad del cavernoso vientre materno...). Y librarse de esa condición tampco es elegido: ¿quién que haya entrevisto la luz al final de este pasadizo va a negarse a recuperar la lucidez?
Y sí, haces una buena comparación: meros y hamburguesas con personas (jaja!). A ver. Yo sostengo (si eres quien sospecho ya me lo habrás oído decir) que persona solo hay Una (igual que Comida guay solo hay una). Bien es cierto que la Persona está más en unos que en otros (hay gente con más personalidad que otras: personas-mero y personas-hamburguesa, por ej.). En este sentido uno querrá más a unos que otros (en la poligamia siempre hay favoritos), igual que preferirá más una comida que otra (la que tenga más de "comida guay"). Por cierto, te planteo lo mismo que a Fernando: ¿hay que amar a La Persona en un solo individuo o en todos? (monogamia o poligamia). O, si quieres: ¿hay que buscar toda la Verdad en un mismo libro, o la misma Verdad en todos los libros? ¿Qué piensas tú?
Lo del mero, tú te lo pierdes. O crees que no sé que sabes que ibas a salir ganando (incluso aunq lo pagaras tú). ¿En qué? En ese ocioso negocio de buscar la verdad que tanto nos apasiona (o creías que de un mero mero se trataba...). Un saludo!!
LA PALABRA
ResponderEliminarLa mano que reposa en la mano de amante,
jugando con la joya de algún aniversario.
Los tacones rojos de una puta vestida de rojo
por el pasillo de un hotel de alfombras rojas.
La adolescente que se pone los calcetines escoceses
en un almacén de bebidas,
sentada sobre un fardo de cartones, mirando su reloj,
contando unos billetes.
El jubilado que vuelve
a casa con un ramo
de rosas sin abrir -y medio siglo
vivido ya- con esa vieja
que cocina sin sal y apenas habla.
El cliente del peep-show, mirando
a través del cristal de la cabina
-como un caleidoscopio de quimeras y bragas-
el girar de unos cuerpos que sonríen.
El muchacho que entra en el bar de ambiente
con ojos de gacela lastimada.
El viajero que besa la foto familiar.
El viajero que desliza
por el mostrador la tarjeta
de crédito y se pierde
con la muchacha elegida por el laberinto de los reservados
bajo las luces especiales de un reino de peluche.
El que pronuncia un nombre, y no se duerme,
y abraza la almohada,
Los colegiales que se besan en los jardines del internado.
La separada joven que mira el teléfono,
rogándole que suene.
El señor atildado que detiene su coche en una esquina
y cierra un trato
con el chapero de las zapatillas de deporte.
El niño que busca el cuarto oscuro
para quedarse a solas con la gélida
imagen de una modelo de revistas de moda.
Contra nosotros mismos: lo que llamamos amor.
Y cada cual pronuncia esa palabra
con un secreto temor y una secreta demencia.
Felipe Benítez Reyes
Es hielo abrasador, es fuego helado,
ResponderEliminares herida que duele y no se siente,
es un soñado bien, un mal presente,
es un breve descanso muy cansado.
Es un descuido que nos da cuidado,
un cobarde, con nombre de valiente,
un andar solitario entre la gente,
un amar solamente ser amado.
Es una libertad encarcelada,
que dura hasta el postrero parasismo;
enfermedad que crece si es curada.
Este es el niño Amor, éste es su abismo.
¡Mirad cuál amistad tendrá con nada
el que en todo es contrario de sí mismo!
F. de Quevedo.
Pd: la poesía te favorece...
Víctor, la idea de un amor completamente racional la veo preciosa (o preciosamente racional jaja). Pero de esa manera se me ocurren muchas objeciones: ¿Cómo es que entonces podemos admitir que hay cierta corazonada –aún como dices, posterior a una interpretación racional? Si la razón, concepción que creo que compartimos, es una forma de conocimiento (y puesto que entendemos al amor como conocimiento) más completa que la percepción, ¿por qué no se parte de esa interpretación racional inconsciente –como dices- y se evoluciona hacía una mayor consciencia de la razón tras, según pienso, haber superado (con esa racionalidad inconsciente o “medio dormida”) las corazonadas? O, por otro lado, ¿cómo ver lo consciente como algo, en un primer momento, inconsciente? ¿no nos encontramos ante ese mismo problema?
ResponderEliminarPienso (nos guste o no) que somos corazón y cabeza, entiéndanse como dos facultades para conocer (amar). Cuando “amamos” con el corazón exclusivamente el resultado es algo sin estructura y que, cuando amamos, únicamente con la cabeza, no hay contenido. Por lo tanto, pienso que la unión con otra persona, es la unión “en cuerpo y alma” (como se dice habitualmente). Si admites que sólo participa la razón en el amor, ¿por qué aparece algo ilógico como el desamor? (otra muestra de que no todo “está atado” por la razón, de que hay algo que, aunque nos duela –o nos deba doler como filósofos y seres humanos-, se nos escapa). En cuanto a lo del desamor, sigo, no pienso que la razón nos mueva hacia algo malo. En cuanto a los celos, pienso que, como el miedo, es fruto de lo desconocido o no controlamos: tanto el miedo como lo desconocido son debidos a que, aunque perceptivamente no haya evidencias, la razón no ha dado el visto bueno. Si sucede al revés no pienso que haya celos (ni miedo). Con esto quiero apoyar que el papel fundamental (en el amor) lo tiene la razón, pero que no es el único papel sobre el que el amor se escribe.
Por eso digo que pese a que la “corazonada” va en primer lugar y es menos importante, la razón tiene el peso fundamental y que, aunque tras esa experiencia emotiva, encauza el rumbo del nuevo camino.
Estoy de acuerdo contigo en que tiene que haber un “fin final”, sin duda ya que creo que sin esa “meta” nada tendría sentido y la vida sería aburrida. Es mejor dejar eso porque nos aparta de este intento que tenemos de “arañar” un poco más lo qué es el amor.
¿Entiendes el amor como la actividad más racional que existe? Sin duda, la razón tiene el papel determinante y mayoritario según mi postura. El amor, en sentido amplio, es conocer y comprender. Yo entiendo que el amor es tan “grande” que toca todas nuestras facetas como seres humanos e incluso se irradia a nuestro alrededor. En el sentido de identificarnos con otras ideas pienso que es diferente, pues son ideas, nos entran “directamente” a la razón pero no es lo mismo el contacto con otros cuerpos (o seres: parte racional y parte emotiva) y el contacto con otras ideas, de la misma manera que no veo igual el amor al conocimiento y el amor a una persona (aunque este segundo tipo sea también conocimiento): pienso que los dos “manuales” son distintos. El sentido que tú me estás comentando lo veo precioso y pienso que, aunque tengamos esa parte sensitiva y emocional por nuestra naturaleza, sólo podemos tener esa unión con la otra persona y autorrealización propia gracias a su aporte si, previamente, nuestras “corazonadas” son sostenidas por la razón y con ésta entendemos y afianzamos nuestros conocimientos sobre la otra persona.
ResponderEliminarSi fuese el amor totalmente racional no pienso que tuviese cabida el desamor como ya he mencionado o incluso esos caminos, como dices estratégicamente postergados ya que… ¿Qué caminos se postergan a un amor absolutamente racional? ¿Qué motivos son aquellos contra los que la razón absoluta no puede y ha de optar por otros?
En cuanto a lo del amor dirigido a Una persona (no concreta) pienso que habrá una Verdad “más verdadera” que las demás y, en el caso del amor, habrá una persona a la que amemos más que a otras. De otra manera, pienso también que habrá un camino que se amolde más a nuestros pies que otro ¿no? Entiendo tu postura pero pienso que nos encontraríamos ante un “caos” en el sentido de que no vamos a encontrar la misma verdad (aunque sea por gradación) en todos los libros (ni personas). Incluso entendiendo esto desde una postura absolutamente racional pienso que hay un camino para el “amor absoluto” y el “conocimiento absoluto”. Se ha visto en filosofía: “ser” (Parménides), “Fe y Dios” (gran parte de la filosofía medieval), etc. Todo conocimiento se ha visto como un camino y si el amor es conocimiento ¿por qué no entenderlo así (y no como una “multiplicidad de pequeños caminos o atajos)? Pienso que si en una persona podemos encontrar toda la “Verdad”, ¿para qué buscarla en varias? Y aunque admitiese eso, ¿en cuántas personas se puede encontrar la Verdad? Creo que se dejan demasiadas cosas sueltas ante todo esto.
Entiendo perfectamente tu postura en cuanto al dolor de amor y de desamor. No pienso que el amor sea completamente racional. Me cuesta mucho entender los desencuentros, desde la absoluta racionalidad, ya sean absolutos o temporales. No comprendería los “vacíos” sentimentales si todo fuese un absoluto continuo racional (de la misma manera que sí la el amor es racionalidad y conocimiento absolutamente racional y reciproco, no entiendo por qué se hacen “cortas y pegas” al cambiar de individuo). ¿Acaso la razón no nos indica el camino más correcto de todos?
ResponderEliminarSin duda, pienso que todas las personas, en cuanto a esta cualidad, son complementarias y nos complementan (en menor o mayor grado). Pienso que son muy “culpables” de nuestra felicidad. Pero no pienso que, aunque sean completamente iguales en cuanto a persona, nos aporten todas lo que necesitamos (y así compongan un único camino: el del “aporte absoluto” si se quiere, pues así seríamos tropecientas personas siguiendo un camino ¿no?)
Jajaja. Pienso que si el amor es conocimiento. No hay mejor manera de ligar que esta.
Hola otra vez
ResponderEliminarA lo primero que dices, pues puede negarse cualquiera que tenga miedo, tanto de la luz, como de abandonar el conocido pasillo, etc… no digo que sea lo lúcido, y más, si de evitar la luz se trata, pero ya dio de que hablar el miedo, artículos atrás…
En cuanto a la segunda pregunta, la segunda respuesta, obviamente, si sólo buscásemos la Verdad en un libro, cerraríamos esto y nos dedicaríamos a biblias, coranes y similares (y si soy quien sospechas que soy, sabrás que ese estilo de libros no es mi predilecto - y si no, casi que también, me atrevo a suponer)
De todos modos, dicen que eso de amar sin ser correspondido es fuente de mucho dolor, y es poco probable que todo el mundo vea aceptable la poligamia, luego si en vez de un amor no correspondido tienes 500, ¿No sería algo más allá de lo humanamente soportable ?
Mejor cerramos el asunto del mero, y es que el negocio de buscar la verdad no está dentro de la apuesta, ya que empezó antes de la misma. Pero si gustas, a la próxima ocasión que se presente, tu café corre de mi cuenta.
Un saludo
Hola Fernando. Planteas muchos asuntos interesantes, los resumo (con tu permiso) en tres:
ResponderEliminar1. ¿Es el amor algo absolutamente racional?
2. ¿Es el amor a las ideas igual o diferente que el amor a las personas?
3. ¿Es el amor a las personas cosa de dos o cosa de muchos?
1. Tienes toda la razón en pensar que no todo es razón en el amor. Pero aún tendrías más, creo, si pensaras que no todo PARECE razón en el amor. Pero ¿y las corazonadas? ¿Y el desamor? ¿Y los caminos postergados y los "vacios sentimentales? ¿No es todo esto irracional?... Yo creo que no. El que algo resulte irracional no quiere decir que LO SEA, tan sólo que (¿todavía?) no sabemos explicarlo, y eso es lo que duele (el mayor dolor en el desamor es precisamente no comprender lo que ha pasado). Creo, sin embargo, que esto no lo vas a aceptar, dado lo kantiano (es decir, dualista) que te veo. Usas distinciones (corazón y cabeza, contenido y forma, cuerpo y alma, etc.) que a mi juicio son imposibles de mantener sin contradicción (a no ser que se asuman como un axioma o dogma, cosa que es más propia de la ciencia que de la filosofía). Por eso, esta cuestión habría que discutirla más despacio, así que ve pensándolo si quieres.
2. La distinción entre amor a las ideas y amor a las personas es otra expresión de tu dualismo. Yo no creo que haya tanta diferencia, salvo "al principio" (no “por principio”). O ni tan siquiera “al principio”, pues ¿no es cierto que, cuando te enamoras de alguien al principio (el flechazo, la corazonada, etc.) te enamoras de una idea de ese alguien, es decir, de un ideal (la gente suele decir que el enamorado idealiza a su amado/a)?... Y cuando continuas amando a esa misma persona, ¿no es tb por lo "ideal" que resulta tu vida junto a ella, es decir, por lo que te "realiza" como persona esa relación (y esto último tiene que ver con las ideas más que con el cuerpo, con el conocimiento más que con cualquier otra cosa --como tú mismo reconoces--)?
3. Aquí tu argumento es muy difícil de rebatir. Si como parece es cierto que, mejor o peor, en el amor "todos los caminos llevan a Roma (Roma es amor al revés, jeje)", tienes razón en pensar que mejor seguir uno sólo (el que creamos mejor) que marearse tomando uno detrás de otro. Ahora bien, si por otra parte pensamos que "todos los caminos son el mismo camino", ¿por qué no pensar que todos los amores que tengamos, aquí y allá, o al mismo tiempo (como si no nos importara el tiempo y el espacio, porque el amor está por encima de todo eso) son parte del mismo camino? En fin: ¿crees que el "ideal" que amorosamente perseguimos puede residir en un solo individuo particular? Tal vez eso sólo puede pensarse si eligiéramos como objeto de amor a Dios (como hacen los monjes), pero claro, Dios no es ningún individuo particular...
De todos modos, no creas que esto me parece tan claro. Así que lo seguiré pensando.
Un abrazo.
Hola Anoni (como ya hemos discutido mucho, te tuteo).
ResponderEliminarEl miedo es comprensible, pero nadie que quiera crecer vive sometido a él. Temer a la luz no tiene sentido (se teme a la oscuridad) y, como todo error, es un mal transitorio. Se arregla con unas sesiones más de lúcida conversación y protección solar (del dos).
Si te asustan los libros sagrados, tienes razón, porque no los hay. Y no los hay porque todo (y no sólo los libros), en un grado u otro, es divinamente lógico. Todo es, por tanto, digno de nuestro amor (y no un sólo libro ni un sólo ser humano). Aunque desde luego que no todo del mismo modo ni con la misma intensidad. No sé si esto justifica la poligamia, pero sí el "poliamor" o algo así ¿no te parece?
En cuanto a tu reflexión sobre los 500, no sé que decirte. Es como si me dijeras que, dado que al músico le duele mucho fracasar tocando una pieza, mejor que no intente saberse 500 (si sólo se sabe una fracasará menos). Yo creo que lo que distingue a un buen músico de uno malo (y si quieres en lugar de músico pon “amante”) es saber interpretar muchas piezas (todas, además, con una estructura común). El mal músico, en cambio, se equivocará tanto o más que el bueno, incluso sabiendo sólo una.
Arriesgas poco. Pero sea! Seas ángel o humano, sea en el cielo o en la tierra, creo que me debes un café. ¿O no?
Saludos!