Como hice en otra ocasión ("¿Otra educación es posible?"), os cuelgo aquí una entrada del blog vecino "Cavernisofía", de nuestro amigo Juan Antonio, y que también trata de educación (él la ha titulado "Educoacción"). En él se refiere a las cosas que pasan en su Instituto de Sax (Alicante), pero las cosas que dice me parece que son aplicables a cualquier otro centro. A ver qué os parece...
Hoy me ha pasado como otros días: cuando iba a salir del instituto, con mi llave de la salida principal, esperaban a la puerta una bandada de alumnos que, por diversos motivos, querían salir: unos no tenían clase, otros querían aprovechar los veinte minutos del “recreo” para fumar; otros sencillamente, supongo, creerían que es más rentable charlar con amigos en la primavera del parque cercano que asistir a la clase de tutoría, donde aprenderían a aprender el aprendizaje de esquematizar esquemas (si es que no tenían la suerte de escuchar que fumar es malo o que el clítoris existe). ¡Y han tenido la desfachatez de pedirme por favor que les dejase salir!
Como otros días, se me han venido a la cabeza otras cuantas cosas en cadena:
-Me he acordado de que soy capaz de reconocer un instituto en cuanto entro en un pueblo o ciudad (porque es el edificio más parecido a una cárcel y menos parecido a una obra de arte).
-Que soy capaz de reconocer qué habitáculos del instituto dan cobijo a qué miembro del escalafón sólo con notar la temperatura al entrar (lo más caliente es la sala de profesores, o el despacho de dirección; lo más frío son las aulas).
-Que siempre soy capaz de encontrar mi mesa cuando entro en las aulas (porque es el doble de grande que las de los alumnos, aunque la uso la mitad que ellos), y mi sillón (porque acaba, precisamente, en -ón, y no en –illa).
-Que se supone que en clase soy el único que puedo pasear, estirar las piernas y sentar mis posaderas en la mesa.
-Que yo puedo retrasarme a la entrada de clase sin sufrir muchas ni graves consecuencias,
-Que yo no voy a ser evaluado en mi trabajo de evaluar
-Que yo, a diferencia de los alumnos, tendría que poner cara de gran extrañeza si alguien me acusase de no hacer nada si no es a cambio de recompensa,
-Que las faltas de respeto que me permito con los alumnos no podrían tolerarse en la otra dirección,
-Que yo sí llevo mi teléfono móvil sin temor a que me lo requisen
-Que yo, si fuese fumador, podría salir a fumar en la hora del “recreo”, y de hecho me colocaría a fumar en la puerta del instituto, justo al otro lado de donde los alumnos envidiarían mi maligno placer,
-Que yo no podría soportar que me tuviesen encerrado seis horas sin mi permiso,
-…
Y me he dicho: "¿qué quieren, entonces, estos malditos niños? ¿Por qué no se hacen personas responsables, críticas y libres? ¿Por qué son tan violentos y egoístas? ¡Espera que nos pongan la tarima y nos concedan el título de autoridad pública! ¡Entonces terminarán de comprender lo que es la libertad y la excelencia!"
Y, soñando con eso, me he marchado contento para casa, sabiendo que el mundo, efectivamente, progresa.
(Publicado por Juan Antonio en "Cavernisofía". Os recomiendo que busquéis la entrada original, así podreis leer los interesantes comentarios que la entrada provocó y, si queréis, dejar vuestro propio comentario).
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Esto me recuerda a las empresas (no sólo ocurre en el ámbito académico, pero es 100% itercambiable) que aparentan tener una estructura horizontal, y no es más que una fachada de moda y que vende. Estas empresas aplican una 'jerarquía horizontal' que si cabe es aún más enfermiza que la propia jerarquía tradicional (de puertas para fuera viven horizontalmente y hacia dentro sus trabajadores se someten al modelo caducado). No entiendo lo que se trasluce del post como un alarde de revolución en el sentido estricto(alguien puede pensarlo, digo), sino como el entendimiento profundo de que las instituciones educativas (personas de este y de otros ámbitos también) tienen una proclividad hacia lo que en su día alguien (no creo que un maestro) les enseñó como correcto y que nunca más se preocuparon, ni durante un instante, en poner en duda. Es que no aplican ni el sentido común, que caramba!!! Tanta metodología novedosa y didáctica a la última bañadas con poderosas dosis de nuevas tecnologías, pa'qué, ¿para crear una 'jerarquía horizontal'?
ResponderEliminar¡Genial, Juan Antonio, genial! Totalmente de acuerdo. ¿Por qué no hacemos de las clases un "gran recreo"?
ResponderEliminarVoy a ver la entrada original ahora mismo!
Mónica,
ResponderEliminaren los centros educativos ni siquiera se simula lo de la estructura horizontal (salvo en que todo el mundo tiende a la posición mental de la horizontalidad, es decir, con la mayor superficie posible descansando sobre el suelo). Tú que estás ahora ejerciendo ahí (que lo sé) ¿crees que la asimetría es tan grande en alguna empresa?
Saludos!!
Fernando,
ResponderEliminarno se hace de las clases un gran recreo por pura lógica:
la educación está concebida como el medio para conseguir el trabajo, es decir, como el medio para conseguir un medio. Y todo el mundo sabe quye los medios (especialmente si son el TRABAJO o algunas de sus epifanías) tiene que ser doloroso. (¿Te imaginas que te pagasen por divertirte?). "Trabajarás con el sudor de tu frente".
Si una sola persona llegase un solo instante a escapar del sistema y a disfrutar en una clase... se colapsaría el universo, ocurriría lo que los físicos llaman una singularidad: en vez de un agujero negro que lo engullese todo, se produciría un agujero blanco que lo iluminaría todo. Entonces la vida sería irreconocible, porque no se puede reconocer un cuerpo sin las sombras (al menos para nuestras mentes de medios, es decir, mediocres).
Saludos
Si no se hace de las clases un gran recreo quizás sea porque esté mal concebida ¿no? Pienso que la educación tiene que ser divertida, ante todo. Nos encontramos ante una sociedad marcada por las causas y los efectos pero, no sé, suena utópico que flipo pero, ¿y una clase puro efecto? ¿puro aprendizaje y meta? No sé. Quiero ser profesor y me gustaría algo diferente y no dar clase en una especie de cárcel, ¿entiendes?
ResponderEliminarPienso que nunca, por nuestras mentes como dices, tendremos un agujero completamente blanco, pero por lo menos blanquear algo más la educación, que creo que hace falta. ¿no?
Mil reformas se hacen en la educación y la verdad que parece que vamos hacia atrás en vez de hacia adelante porque interesan diversas causas (resultados). El problema, creo, que está en que no se valora el proceso educativo sino que se ve como un medio (no como un fin). Si, por ejemplo, cada clase la viéramos más como un fin disfrutaríamos más ese tiempo que si la vemos como un medio (y el tiempo lo invertimos igual)...
Un saludo!
¡¡Hola Juan Antonio!! Creo que la asimetría es grande, seguramente igual de grande que en una empresa privada, pero eso no es el quiz de la cuestión. Tanto en uno como en otro tipo de empresa, el problema son las personas que consideran esos modelos como los adecuados para salvaguardar-se, seguramente porque creen que esas asimetrías los hacen más fuertes e intocables y sobre todo, respetables y reputables. Es un problema del individuo acomplejado y con miedo (y sin duda inconsciente de su tarea), y por lo tanto de un colectivo de las mismas características (aunque esto da para mucho hablar, siento no tener mucho tiempo). También quería apoyar los otros post con las palabras Agustín García Calvo, que dice: En mi época de docente ponía las mejores notas a aquellos que más se divertían en mis clases. (ah!La experiencia ha sido un bonito regalo, con ganas de seguir y conseguir).
ResponderEliminarMónica,
ResponderEliminarGarcía Calvo me dió clases en la universidad y me parece que puede decir eso que dice. Estoy totalmente de acuerdo con lo que dices: el problema está en las cabezas "amargadas" y resentidas de los que hacen el sistema, sea en la educación o sea en la empresa (que no son cosas diferentes, ni para los profesores ni para los alumnos).
Seguramente también los buenos empresarios pagan mejor a los trabajadores que más se divierten en su trabajo...
Me alegro de tu experiencia. A ver si pronto estás tú ahí. Besos