martes, 16 de noviembre de 2010

La "discoteca" de Dios y el laboratorio de los hombres.


Oscuridad y luces parpadeantes, música (un chill out a base de órgano y voz), un olor muy especial (a incienso, claro), palabras misteriosas y poéticas (no en inglés, pero a veces en latín) que se repiten, rítmicamente, como un mantra, como un rezo... A veces (en algunas "discotecas" sagradas) un animador o varios que bailan frenéticamente, como posesos... ¿Es para entrar en trance o no?...





Los ritos religiosos tienen como finalidad excitar las emociones, provocar entusiasmo o temor, a veces incluso visiones, y desde luego, fortalecer la fe (ese modo de creernos algo porque sí, por pura voluntad). El objetivo es purificar a los fieles de su entendimiento racional, liberarlos de su razón. Porque la razón (el pecado de querer saber por su cuenta y riesgo) es lo que separa al hombre del Creador. Una vez purificado, el creyente está preparado para recibir a Dios y a su Verdad revelada a traves de la fe, la emoción, la visión...

Cambiemos de escenario: luz abundante y clara, silencio, un olor a desinfectante, palabras para nada poéticas entre un grupo de personas que discute y toma notas en sus ordenadores... No es una iglesia, es un laboratorio o aula. Los científicos intentan ser objetivos en su trabajo, de lo que han de purificarse no es de su razón, sino justo lo contrario: de la mera fe, de las emociones particulares de cada uno, de sus subjetivas visiones... El objetivo no es recibir la Verdad revelada por Dios, sino descubrir la Verdad desvelándola mediante la razón...




¿Tienes claras las diferencias entre religión y ciencia (entre saber irracional o racional)? Ambos buscan la Verdad. Pero no del mismo modo. Ahora responde: ¿qué tipo de búsqueda te parece que es más apropiada? ¿En cual de ellas (la religiosa o la científica) se "realiza" más un ser humano?

13 comentarios:

  1. Buenas Victor Soy Jose de 1a del nocturno
    En este argumento que usted a planteado esta claramente visible que prefiero un saber racional es decir la ciencia porque son teorías que demuestran claramente lo que los hechos presenta y no es mas que una simple creencia que por fe no puedes ver los puntos subjetivos del inicio de la vida como ese ejemplo que usted a puesto hay aquí hay que demostrar hechos lógicos y que sean certeros no basta como t e comentado y usted en la clase dijo ayer que un científico no se basa por su creencia sino por los hechos que son demostrables y por esto yo m baso enel objetivo científico y sobre la vida esta claramente visible con este punto que te he comenta

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  2. Hola Víctor.
    Desde luego y claramente soy partidario y férreo defensor de los saberes lógico racionales (como las matemáticas) y de los basados en experiencias pero expresadas a través de hechos total o parcialmente irrefutables como los científicos.
    Opino que para conocer una verdad lógica y racional debemos de basar nuestra búsqueda de la verdad (investigaciones en lenguaje científico) en primero encontrar explicación a los hechos que nos rodean y que nos hacen ser como somos, (esto lo explican todas las ciencias: biología, geología, física, química) ayudadas por la lógica que proporcionan las matemáticas; y en segundo lugar conocer porque estamos aquí y cuál es nuestro cometido (de esto se encarga la filosofía). De ésta manera conseguiremos llegar a una verdad que tendremos certeza de que es correcta y no falsa, inventada o imaginaria, como la que proporcionan las religiones en menor o mayor medida.

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  3. Hola Chanquete. Entiendo lo que dices. ¿Pero por qué hemos de fiarnos más de la lógica o los experimentos que de la fe o el corazón? ¿Hasta que punto la lógica o el modo experimental de conocer no son también invenciones nuestras? Al fin y al cabo, la religión, al menos, da respuestas (sobre el sentido de nuestra vida, por ejemplo, sobre por qué estamos aquí y para qué) que la filosofía busca sin mucho éxito y en las que la ciencia ni siquiera se mete (ni puede hacerlo). No sé. ¿Qué piensas de todo esto?
    Un saludo!

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  4. Hola Victor.

    Un ser humano se realiza tanto en la ciencia como en la religión, ambas se necesitan mutuamente, la ciencia y la religión no están reñidas, ¿crees que si no existiera la ciencia podría existir la religión? O si solo existiera la religión podría existir la ciencia? Están las dos en un mismo árbol, en ramas diferentes, pero de la misma raíz. Lo más curioso es que las dos se nutren de un mismo motor, la fe. Están los dos en la misma casa, bajo el mismo techo o si lo prefieres están las dos bajo el mismo cielo. ¿Puede ser ese cielo la filosofía ?

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  5. Hola José Fco.

    Disculpa no contestarte antes (estoy seguro que lo hice, pero mi comentario no ha aparecido, seguramente porque soy un manazas en lugar de un manitas con esto de los ordenadores). Veo que has captado la diferencia entre saber racional, o empírico-racional (como la ciencia) y saber no racional (como la religión). En principio, como vimos, tienen un objeto común: explicar el mundo, dar sentido a la vida. Lo que les diferencia es el modo de hacerlo: unos buscan explicaciones fundadas en la razón y el experimento y otros en la fe y la emoción. Ahora bien: ¿es esta diferencia tan clara? No hemos hecho más que empezar a pensarlas. En el siguiente punto del tema (y en las siguientes entradas del blog) veremos que las ciencias (incluso la propia matemática) han de hacer concesiones a la fe, por ejemplo, para sustantar la verdad de sus principios o ideas fundamentales (como la idea de número o de espacio en matemáticas) y para justificar la validez de sus métodos experimentales (que no se pueden justificar experimental ni lógicamente a sí mismos). Esto no quiere decir que ciencia y religión sean lo mismo (la ciencia acepta los menos dogmas posibles, la religión vive de ellos), pero sí que las fronteras no son tajantes... Espero a ver que opinas cuando lo expongamos en clase y aquí en el blog.

    Saludos!!

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  6. Hola anónimo ser.

    Tu comentario (“la ciencia y la religión no están reñidas, se necesitan”) lo encuentro un poco falto de justificación. La religión sí puede existir sin la ciencia. De hecho, en muchas culturas no ha florecido la ciencia, pero en todas ha germinado la religión. Tampoco creo que la filosofía sea exactamente el cielo (aunque sí lo que está más cerca de él). Claro que todo depende de lo que entendamos por “religión”, “ciencia”, “fe” o “filosofía”. Te cuento cómo lo entiendo yo (y luego, si quieres, me cuentas tú tu cuento).

    El árbol del que hablas somos nosotros. La raíz y la savia que lo alimenta y mueve es el deseo de saber y dar sentido a la existencia, es decir, el amor por la sabiduría (eso es la “filosofía”). El sol y el cielo son la sabiduría misma, aquello a lo que el árbol aspira a llegar estirándose, creciendo todo lo que puede y más. En ese esfuerzo por acercarse a la luz el árbol despliega muy variadas ramas: el saber común, el arte, la religión, la ciencia o la propia filosofía. Todos son formas de filosofía, pero unas menos filosóficamente puras que otras. Suena extraño, pero lee:

    Una de estas ramas (la primera en un sentido histórico, y también en un sentido lógico) es el saber vulgar o común. Este nace de los ojos y de ciertas ideas que nos transmiten los demás, por él la gente cree saber lo que sus ojos ven (interpretándolo según las ideas que tienen, por educación, metidas entre ceja y ceja): si ven lo que le han enseñado a interpretar como “verde” o como “muerte” creerán que hay cosas verdes y que la gente muere. Su lema es “si no lo veo, no lo creo”. Su mundo está hecho de sensaciones. La verdad es lo que perciben. En esa rama puedes distinguir a mucha gente sencilla, tan simpática, rústica y amante de los refranes como Sancho Panza…

    La segunda rama no nace tanto de los sentidos como de la emoción. Es el camino del arte (que tiene, a su vez, muchas ramificaciones, unas más bajas y otras más altas). Desde ella no se busca la verdad y el sentido en lo que se ve, sino en lo que uno se imagina, que es más hermoso que lo que se ve (y que también se ve, en la mente y, más imperfectamente en las obras de arte en que se plasman esos hijos ideales de la imaginación). Su lema es “si es bello, es más real que lo que veo”. Este mundo está hecho de imágenes (visuales, sonoras, táctiles…) hermosas. La verdad es lo que es bello y nos emociona (lo que nos gusta). En esta rama están todos esos seres lánguidos, lunáticos y mal alimentados que son los poetas, entre ellos podrás distinguir a Don Quijote, y también al maltrecho Cervantes…

    La tercera rama nace de una mezcla entre la emoción y la voluntad. Es la rama de la religión y la fe (con sus ramificaciones, tantas como religiones). Desde ella, la verdad es lo que uno siente y cree que es verdad, únicamente porque lo siente y lo cree. Ese esfuerzo de la voluntad por querer que la verdad sea lo que ella quiere es la fe. La fe es ciega, no está iluminada por la luz del entendimiento, sino por la sola penumbra del deseo. Su lema es “si deseo que sea verdad, será verdad”. Este mundo esta hecho de imágenes y de creencias sostenidas por una voluntad a prueba de lógica. La verdad es lo que uno quiere que sea, con toda la fuerza de su voluntad y el auxilio de tremendas emociones de temor o entusiasmo divino. En esta rama están esos seres ascéticos, con ojos alucinados y el cuerpo consumido por el afán de creer a ciegas y de huir del pensamiento y la experiencia vulgar: los profetas, los visionarios, los chamanes, los que buscan la verdad en los chakras, en la religación con el Padre Celestial o con la Madre Tierra, o en la pura nada del silencio más absoluto…

    (sigue en el siguiente comentario)

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  7. (continuación del comentario anterior)

    La cuarta rama (la de la ciencia) nace de otra mezcla: entre la voluntad y el entendimiento. La verdad es lo que uno entiende con la razón (y el experimento razonado) a partir de ciertas creencias que asume sin más, por fe o voluntad (y a lo que los científicos llaman axiomas). Por ejemplo, los físicos asumen que hay algo misterioso que llaman “energía” y algo contradictorio como que “de lo uno puede surgir lo múltiple”; y a partir de esas creencias increíbles entienden (y prueban en sus experimentos) como funcionan el átomo y la gravedad. Su lema es “si es lógico y experimentable que X ocurra de cierto modo, es verdad que X ocurre así (excepto los axiomas que dicen que X es esto u lo otro sin que sea lógico ni experimentable)”. Su mundo es un mundo de conceptos abstractos, salteado de imágenes del mundo y de creencias sostenidas por la fe. (Aquí, como ves, te doy la razón). En esta rama están los hombres de ciencia, mirándolo todo con ojos desconfiados y analíticos (todo menos las creencias que iluminan su iluminar)…

    La última rama (la de la propia filosofía) pretende llegar al cielo desde la pura razón, sin más escala que la lógica, sin más experiencia que la reflexión, sin fe en creencias incomprensibles, y sin más emoción que la de la evidencia que a uno le embarga cuando todo encaja. Su lema es “si es lógico es real, si no, no”. Su mundo es un mundo de ideas relacionadas lógicamente unas bajo otras, en el que los conceptos ya no son nombres abstractos, sino seres reales, y en el que las creencias de los mitos y las imágenes de los poetas saben a muy poco. En esta rama están los filósofos, razonándolo todo del derecho y del revés, buscando esa única y última idea en la que la mente y lo real se hacen indistinguibles, contando las ramas del árbol y buscando comprenderlas a todas como una escalera al cielo. No aceptan lo que ven, sino lo que entienden. No gustan de cosas bellas, sino de aquello por lo que son bellas. No creen en un dios que nos separe de la razón, sino en uno que nos una a ella. No se convencen de una ciencia que no puede hacer ciencia de sí misma. Sólo se conforman con un saber que ilumine todo iluminándose del todo a sí mismo. Un saber que sea igual al sol. Sólo ahí puede estar la verdad y el sentido. En esta rama seguramente no hay nadie. Y si lo hubiera, sería lo más parecido a un ángel que mi pobre razón pueda concebir…

    ¿Desde qué rama podemos llegar más alto? La respuesta tal vez esté en la Tierra de los Sanchopanzas, o en el Barro de los creadores, o en la Piscina de Aire de la fe, o en el Cielo Nuboso de la ciencia, o en el Fuego eterno del pensamiento puro... Tú verás, quiero decir: tú sabrás; yo estoy convencido de las pistas que te doy, y de que tú... te estás quemando ya...

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  8. Hola Víctor, soy Ángel del nocturno “cielo” o del nocturno “instituto”



    Sobre la religión “sí puede existir sin la ciencia” (no lo tengo claro) intento explicarte:

    Imaginemos la creación del mundo.Por lo visto el universo nació de un punto en la nada, si es nada no puede haber nada sin embargo hay algo: un punto. El cual creció por elevadas temperaturas; calor, después llega el famoso Big Bang (eso es lo que creemos, nadie puede hablar de lo que había antes del punto) la gran explosión, 10 segundos después se produjo la gran fuerza, expansión del universo a velocidades superiores a la luz, es decir, de un granito de arena se creo lo que hoy no podemos ver ni con los mejores telescopios.

    El nacimiento del espacio ( vaya un nombre) Comienza entonces el gran baile; partículas, electrones,neutrinos,quark,sin parar de girar, girar y girar, después se genero un concurso al mejor grupo y se formaron los fotones y neutrones consiguiendo así los núcleos de hidrogeno, helio y litio, claro y lo que pasa en algunos bailes, nace el amor, los electrones y los núcleos atómicos se enamoran ( menuda bomba) y claro aquí nace la luz, radiación electromagnética pura de la unión, pura belleza, que es la que hoy podemos observar desde cualquier “punto” y enamorarnos de su hermosura..Después de todo esto se generaron grandes escuelas de bailes por doquier, que son las galaxias y así hasta formar lo que hoy llamaos como sistema solar.

    ¿Que fue primero la ciencia o la religión?

    Después de los primeros seres vivos y de un montón de años nacen nuestros antepasados prehistóricos, con ellos las primeras experiencias como ser humano, como “pensador”, la sabiduría del “primigenio conocimiento “ y con todo esto la creencia religiosa, la divinidad celestial, Dios.¿como? la respuesta es por ejemplo “ fuego” te cuento:

    El hombre comenzó a caminar erguido sobre la tierra hace unos cuatro millones de años, habitaban en una tierra hostil y llenas de calamidades y peligros y el fuego era una de ellas.Ese miedo a lo desconocido (que aún habita en nosotros) les hacia temblar cuando derepente a causa de un rayo se incendiaba el lugar.¿Te imaginas en ese momento que pensarían?, ¿Qué es? Salio de allí arriba, Tengo miedo pero curiosidad, voy a tocarlo y claro me quemo, duele, pero otro de la tribu se da cuenta de que también da calor, sienta bien en el cuerpo y además en la noche no duerme y proyecta luz. Es un regalo del cielo. Como no conocen y tienen tanto miedo por propio instinto del ser humano nace una creencia, esa creencia yo la llamo “religión.” Claro a partir de ahí el hombre evoluciona a través de la experiencia hasta que descubren que ellos mismos pueden hacer fuego.No se si me entiendes.Es extraño pero puede ser, igual como hoy sigue siendo un enigma la razón por la que empezaron a pintar, es bastante probable que lo hicieran por razones mágico religiosas. En fin…

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  9. ( continuación del comentario anterior)



    La astronomía es el estudio de los cuerpos celestes, sus movimientos, los fenómenos ligados a ellos y es sin duda la ciencia mas antigua.Puede decirse que nació con el hombre y que esta íntimamente ligada a su naturaleza de ser pensante, a su deseo de medir el tiempo, de poner orden en las cosas conocidas ( o que cree conocer) a su necesidad de hallar una dirección, de orientarse en sus viajes, de organizar las labores agrícolas o de dominar la naturaleza “ el fuego “ y las estaciones, planificar el futuro, como tu decías (voluntad y entendimiento) en la cuarta rama de ese precioso árbol que juntos vamos creando y regando para que crezca con cada palabra aun más, para “morir” en la escalera hacia el cielo, en la quinta rama y fundirse con ella hasta la puerta celestial…Donde tu dices que puede estar la verdad y el sentido, donde crees que no hay nadie y que si lo hubiera seria lo mas parecido a un ángel, a ese ángel lo llamo yo fe…

    Te cuento un cuento para terminar, pues mi ignorancia no me deja seguir mas navegando en este mar de sol, cielo y estrellas, tengo polvo de nubes en el pensamiento y además como tu bien decías “ya me estoy quemando”

    Cuenta una leyenda hindú que durante una visita del maharajá de la región, el jefe de la aldea lo llevo por la calle principal y le mostró a un hombre inclinado ante el fuego y recitando una plegaria.

    Es un sacerdote- dijo el maharajá

    Y luego vieron a un hombre que, alimentando el fuego con un fuelle, derretía el metal y fabricaba una espada.

    Es un herrero- dijo el maharajá

    Después llegaron hasta un hombre que volcaba oro puro, en estado líquido, sobre un molde cuidadosamente labrado.

    Es un orfebre- dijo el maharajá

    Y al final de la calle encontraron a otro hombre, sentado, sin hacer nada, pero mirando fijamente al fuego.

    ¿Qué hace?-pregunto desconcertado el maharajá.
    Trata de averiguar que es el fuego- contesto el jefe de la aldea-.Es un filósofo.



    Nos vemos en clase¡¡¡ saludos¡¡¡

    Ángel.

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  10. Hola noctívago ángel, veamos esos celestiales problemas que planteas:

    1. ¿Puede existir religión sin ciencia?
    Para responder a esta pregunta me cuentas el cuento del Big bang. Y yo me pregunto cuál será tu intención. Tal vez me quieras decir que la ciencia nos cuenta mitos, como la religión. Y en eso te doy la razón: la teoría del Big bang es un maravilloso mito fundamentalmente (es decir, lógicamente) increíble. Tú lo has dicho: en la nada no puede haber nada; de la nada nada sale. Y sin embargo la teoría afirma que algo surgió de la nada (no de un punto, sino el punto mismo surgió y al mismo tiempo comenzó a expandirse)… De donde no había espacio ni tiempo surgió el tiempo y el espacio, y el espacio se expandió donde no había espacio, y el tiempo se comenzó a sí mismo justo antes de sí mismo... De lo que sólo era una cosa (pura energía) surgieron multitud de cosas distintas (tal como de lo que sólo era agua hizo Jesús surgir el vino), cosas como partículas, fuerzas, y aun cosas que no son cosas, como las leyes físicas que lo regían todo)… Sí, la ciencia es en gran medida mito, religión, pero sólo en gran medida. Hay diferencias de grado, o de rama, como ya te conté: ambas dependen de la voluntad o la fe, pero una (la religión) vive del todo en la fe, y la otra (la ciencia) solo convive con ella; una habla más con el lenguaje de la imaginación, y la otra más con el lenguaje de los conceptos, etc. Si admites estas diferencias, admitirás que en las culturas más primitivas había religión tal como la conocemos ahora, pero no ciencia tal como la conocemos ahora. Sí que había conocimientos, incluso matemáticos, astronómicos, etc., pero vinculados a la supervivencia y a intereses prácticos (como la agrimensura o la navegación) y religiosos (como la astronomía en muchas culturas). La ciencia, como un afán de explicación puramente teórico (sin un interés práctico directo) y lo más racionalmente autónomo posible (aunque una gran medida de fe parezca inevitable), surge después. Por ejemplo, los egipcios tenían amplios conocimientos geométricos, pero estaban ligados a cuestiones prácticas y legales relacionadas con la agrimensura. Más tarde, los griegos comienzan a sistematizar esos conocimientos y a reflexionar acerca de ellos, y así comienza la Geometría, que es la ciencia razonada de las formas en el espacio, y que es independiente de todo interés práctico (los matemáticos griegos se obstinaban en demostrar lógicamente la relación entre la hipotenusa y los catetos del triángulo rectángulo, por mucho que se supiera ya cuál era esa relación y lo útil que era para ciertas cosas).

    2. ¿Que fue primero la ciencia o la religión?
    Si admites que la sabiduría del “primigenio conocimiento” no es lo mismo que la ciencia, la religión fue primero que la ciencia. Tú misma lo dices cuando te imaginas lo que pasaba en esos lejanos tiempos cavernícolas en las que los hombres descubrieron y dominaron el fuego. La explicación religiosa del rayo y el fuego no estuvo históricamente muy lejos de los primeros conocimientos acerca de cómo dominarlo y utilizarlo (en los panteones aparece siempre el dios del fuego, pero también con frecuencia el héroe o ángel que lo trae a los hombres, y más tarde el dios herrero…). Pero estos conocimientos eran un compendio de artes y técnicas (a menudo celosamente guardadas en secreto por magos, alquimistas y herreros, roles que, a veces, se confundían entre sí) más que una teoría lógicamente sistematizada y demostrada a la luz pública de los experimentos.

    (continua en el siguiente comentario)

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  11. (continuación del comentario anterior).

    3.Del ángel y de la fe.
    En el lenguaje de los mitos y la religión, el ángel es el mediador entre el Cielo y la tierra, entre Dios y el hombre. Esa mediación significa muchas cosas. Por ejemplo, significa “creación”: el “ángel demiúrgico” es un dios menor que da forma al mundo en orden al modelo celeste representado por el Dios supremo (es el dios que se mete en el barro para esculpirlo). También significa “salvación”: el “ángel salvífico” es también una divinidad menor, emanación o creación del Dios supremo, que en lugar de formar el mundo viene a reformarlo, a salvarlo del pecado y el caos. Jesucristo es un tipo de ángel salvífico, es el dios que se hace barro (carne), el ideal que se encarna (el hijo), etc., para salvarnos justamente del barro y la carne (de la tierra)... Ángel también significa “comunicación, palabra, vocación”: el “ángel mensajero o profético” nos anuncia, vocea la Verdad, y nos invoca a seguirla (nos ilumina, despierta nuestra verdadera vocación, nos orienta, etc.). Este es un ángel un poco más alejado de los dioses, de hecho entre ellos están los profetas, los chamanes y las sibilas, los iluminados, los sacerdotes (intermediarios que comunican el mensaje divino a los fieles), e incluso los poetas (en las culturas antiguas el poeta o rapsoda era asimilado a otro tipo de “poseído” por el fuego divino cuya pura luz sólo podía adivinarse o intuirse a partir de las crípticas palabras del poeta). Los primeros filósofos eran casi indistinguibles de estos iluminados y poetas... Por último, la mediación entre Cielo y tierra significa también “deseo, eros, amor”. Este es el ángel más alejado de los dioses, es el “ángel caído” y somos, evidentemente, nosotros, los seres humanos, seres intermedios entre lo divino y lo animal, lo sagrado y lo profano, etc. Este ángel está en nosotros, somos nosotros, nos acompaña y guarda (es el “démon” que nos habla en la consciencia, decía Sócrates), pero sobre todo nos habita: es el deseo o amor que nos anima a unirnos a aquello que nos hace más divinos, aquello que nos acerca más al cielo…
    Pues bien, en ninguno de estos casos, “ángel” significa esencialmente “fe”. El ángel demiurgo no es fe, es dios que se deshace en un ángel para hacer el mundo. El ángel salvífico no es fe, es dios hecho carne que viene a salvarnos (quizás mediante la fe, pero la fe no es del ángel, sino nuestra). Ni siquiera el ángel mensajero, pues el comunica la Verdad, la fe en ella es cosa nuestra. ¿Y en nosotros? ¿El ángel caído es equivalente a la fe? Tampoco, el ángel caído es el amor, es decir, el deseo de unión con lo celeste, y este deseo no sólo mueve a la fe (la voluntad) a creer a ciegas, sino también al entendimiento a buscar la unión con la verdad mediante el puro principio de identidad y no contradicción (la razón), o a la imaginación del artista a buscar la unión con la belleza, etc…

    (continua en el siguiente)

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  12. (continuación del anterior)

    Por decírtelo de otra forma. En el lenguaje de los cuentos populares, el ángel salvífico equivale al príncipe que salva a la princesa del dragón (o a la niño del lobo o del ogro o del bosque tenebroso en que se ha perdido, etc.). La princesa es, obviamente, el ángel caído, desorientado, aún dormido o ignorante de su naturaleza angélica, etc. El príncipe salva a la princesa venciendo al dragón, es decir, al mal, a la fuerza bruta (sin alma, sin forma o inteligencia), cuyo poder es en el fondo aparente, etc. Quizás el príncipe haya de tener confianza (fe) en su fuerza, pero lo que más ha de tener es conocimientos, pues esto es lo que hace más poderosa a su fuerza (el que esté guiada por la astucia, es decir, por la inteligencia, a diferencia de la del dragón). La princesa (el ángel caído) es salvada así por la inteligencia, no por la fe…
    En el lenguaje de un famoso mito filosófico (el de la Caverna), el príncipe es el filósofo que, gracias a su sabiduría, convence (educa) a la princesa (es decir, a la humanidad, poseída por el dragón de la ignorancia) y la conduce desde la caverna al Sol (al conocimiento pleno, al Cielo), igual que en los cuentos el príncipe conduce a la princesa al Palacio del Rey (del Padre, de Dios). El beso que realmente despierta (hace abrir los ojos) a la Bella durmiente es, en su traducción mítico-filosófica, la palabra, el boca a boca del diálogo… En un lenguaje más puramente filosófico y menos mítico, el ángel salvífico, el príncipe, es la Idea, la verdadera forma atemporal de la realidad que se hace “lógos” (palabra, lógica) y que al comprenderla nosotros (los ángeles caídos) logra, a nuestro través (el de nuestra ciencia, por ejemplo) dar forma (identidad) a las cosas y a nosotros mismos, salvándonos y salvando al mundo de la deformidad y sinsentido de la materia caótica y del tiempo en el que toda identidad se difumina… En todo este último caso está más claro aún: la mediación entre Cielo y tierra que representa lo angélico es la de la comprensión (de todo lo terrenal bajo la forma de lo celeste, por decirlo así), y resulta que la fe es lo opuesto a la comprensión (como decían los teólogos medievales es “creer sin entender”, y cuanto más incomprensible es aquello en que se cree más se demuestra la fortaleza de la fe).

    Resumiendo todo esto último: lo angélico es la escalera entre Cielo y tierra. Unos ángeles bajan (el demiurgo) y otros suben (nosotros, el ángel caído). En medio, subiendo hacia arriba y bajando a tirar de nosotros (a enamorarnos, pues el ángel caído es eros), están el ángel salvador y el ángel anunciador, el profeta, el poeta, el filósofo, el educador... Es cierto que la fe es la cuerda que a veces nos tiran, pero lo que más tira, a la vez del corazón y la cabeza, es la comprensión. El que más ama no es el que pide (como el sacerdote de tu cuento), ni el que más hace (como el herrero o el orfebre), sino el que más comprende (y comprende así lo que debe pedir y hacer). Y lo que más enamora (y nos conmueve así a hacer y pedir) es lo que nos hace comprendernos más cerca del Cielo.

    Gracias por tu precioso cuento y tus aladas palabras.

    ¡Un saludo lleno de plumas que quieren ser alas!

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  13. Después de mucho tiempo si visitar el blog, me surgen muchas dudas, preguntas, y respuestas al mismo tiempo. Ilógico pero lógico. Siempre igual.

    Bajo mi punto de vista, la religión es la manera de muchos de creerse una absurda pantomima que les ayude a no pensar. ¿Desquitarse de la lógica para acoger la "Verdad"? Desde luego, eso es abrazar lo ilogica, pero como ya he dicho, desde la lógica, aunque sin embargo, demuestra poco afán de romperse la cabeza. Ganas de esperar a que alguien descubra la verdad por ellos y nombrarle "su salvador" (luego las diferentes religiones se darían de ostias por acogerle en SU casa, ya que en el fondo es una vista de diferentes formas...)

    Bueno, en fin, no espero ninguna respuesta, sólo es por comentar mi opinión.

    Un saludo.

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