miércoles, 22 de febrero de 2012
La educación para la ciudadanía no adoctrina como Dios manda.
No me resisto a copiar la respuesta que daba al comentario de una lúcida cavernícola en este mismo blog , y que es la siguiente:
Una de las más grandes faltas de respeto que se le puede tener a un ser humano (es decir, a un ser racional) es adoctrinarlo en creencias dogmáticas desde pequeño, antes de que desarrolle plenamente su capacidad crítica. Y si esto es una falta grave en muchas familias católicas (no en todas, algunas respetan más a sus hijos y les dejan decidir sin obligarles a nada), todavía es peor en una institución tan poderosa y con tanta influencia como la Iglesia católica, que cínicamente despotrica contra la asignatura de educación para la ciudadanía, por considerar que adoctrina a los alumnos, mientras que, a la vez, defiende con uñas y dientes su presunto derecho a adoctrinar en fe y moral católica a los niños de todo el país, insistiendo en mantenerse como asignatura optativa de obligada oferta en todos los colegios e institutos. ¡Tiene narices! Acusar de adoctrinamiento a educación para la ciudadanía (asignatura cuyo fin es transmitir y discutir racionalmente la validez de los principios y valores constitucionales comunes a todos) SIN TENER EL MÁS MÍNIMO ESCRÚPULO MORAL en inculcar en los niños, año tras año, sus dogmas religiosos, sin discusión ninguna (pues son dogmas) y antes de que esos niños desarrollen su capacidad crítica y puedan cuestionar (o asumir voluntariamente) tales creencias. Lo de la pederastia de algunos curas es una minucia al lado de esta VIOLENCIA INTELECTUAL DE LOS NIÑOS que practica la Iglesia desde hace siglos. Y aún hoy, en el instituto donde trabajo, en cuyas sesiones de evaluación (en las que se evalúa la educación de mis alumnos como personas racionales, científicamente formadas, ciudadanos de un país democrático, etc.) tengo que compartir mesa ¡con un cura!, es decir, por definición, con un dogmático para el que la razón es pecado excepto cuando confirma sus dogmas. ¡SI ESTO NO ES UNA BRUTAL INCOHERENCIA Y UNA FALTA DE RESPETO A LOS ALUMNOS QUE VENGA DIOS (PERO NO EL SUYO) Y LO VEA!
(...) creo que hay una gran diferencia, al menos teóricamente, en lo que pretende la asignatura educación para la ciudadanía y lo que pretende la asignatura religión católica. La primera informa de los principios legales y morales que democráticamente hemos decidido establecer para nuestra sociedad y, además, abre un debate sobre ellos, para analizarlos, discutirlos, ponerlos en cuestión, y celebrarlos si lo merecen. La segunda inculca a menores de edad (muchos de ellos sin apenas conciencia crítica) ciertas ideas y valores instituidos por la Iglesia (que afirma haberlos recibido de Dios) y que son declarados como dogmas o verdades de fe, por lo que solo cabe creerselas, no cuestionarlas racionalmente. Y de todos es sabido lo fácil que es hacer creer casi cualquier cosa a un niño (de ahí el insano interés que los miembros de la Iglesia tienen por las mentes vírgenes de los niños). Educación para la ciudadanía y religión católica son, pues, dos cosas muy diferentes. Una consiste en educar a seres racionales en el diálogo acerca de principios que se ha puesto a sí misma la sociedad (de forma argumentada y democrática). La otra consiste en crear adeptos de una secta religiosa y cuanto más jóvenes mejor (pues son más moldeables, claro).
Esto es lo que yo creo, al menos.
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