¿Se han preguntado ustedes alguna vez por qué los maestros
tenemos tantas (presuntas) vacaciones? Vamos a intentar explicarlo. No se trata
solo, ni fundamentalmente, de descansar – que también: imagínense protagonizar
cuatro o cinco “funciones” teatrales al día (eso son las clases), durante más
de nueve meses, ejerciendo, a la vez, de actor, guionista, director, jefe de
sala, y acompañante de un público, por demás, no siempre bien dispuesto –...
Tampoco se trata, únicamente, de dar a ese “público” – al alumnado – el tiempo de juego, ocio y vida familiar que
todo niño o adolescente necesita para desarrollarse más allá de (y más aún que
en) las clases. Por encima de todo eso, la verdadera razón de las vacaciones
que tenemos no es otra que la de disponer de tiempo para... renovar nuestra
propia condición de maestros... De esto tratamos en nuestra última colaboración en El Periódico Extremadura. Para leer el artículo completo pulsar aquí.
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Hace 3 años