Me pregunto qué pensaría un escritor o un profesor de literatura si oyera
decir al presidente del Instituto del Cómic del Consejo Superior de
Investigaciones Literarias (el CSIL) --caso de que existiera-- que el cómic es la literatura de hoy, que
satisface todos lo que se exige a la literatura, que la literatura clásica está obsoleta, y que la palabra sin el respaldo de la imagen carece de
valor literario. ¿Qué sentiría si, además, dichas opiniones fueran emitidas con
absoluta seguridad, como verdades obvias (y que, además, comprendiera que, en efecto, tales opiniones pasan por obviedades para el sentir común)?
El domingo pasado escuchaba por la radio al presidente del
Instituto de Física Teórica del CSIC decir que la física es la filosofía de
hoy, que satisface todo lo que se exige a un conocimiento racional sobre la realidad, que la filosofía clásica está
obsoleta, y que las especulaciones sin el respaldo de los experimentos no
tienen valor cognoscitivo.
Nada nuevo bajo el sol. La vieja osadía de la nueva ignorancia. Pero...¿He dicho nueva?
Nada nuevo bajo el sol. La vieja osadía de la nueva ignorancia. Pero...¿He dicho nueva?
En la entrada anterior a esta escribía sobre el poco sentido
que se le atribuye a la filosofía en la educación secundaria. Ahora no puedo
dejar de pensar en lo fácil que es, sin embargo, percatarse de todo lo
contrario, de su absoluta utilidad. En segundo curso de bachillerato comenzamos estudiando la rudimentaria (y aún empapada de mitología) filosofía de los primeros filósofos griegos, también llamados “fisicos”:
Tales de Mileto, Anaxímenes, etc. ¿Haría falta mucho esfuerzo
para colocar entre ellos a la generalidad de los físicos actuales? Ninguno.
Cometen todos y cada uno de los errores lógicos del atomista más tosco y
primario (incluso, en ocasiones, con menos conciencia de tales errores). ¡Y estamos hablando de los filósofos más simples! ¿Podrían llegar las teorías físicas contemporáneas, en cuanto a sus supuestos ontológicos y epistemológicos, al nivel de exigencia racional y de profundidad de teorías filosóficas como las de Platón o Aristóteles? Ni por el forro. La ciencia moderna está presa de la más ingenua y dogmática filosofía que quepa concebir.
Pues bien, solo por esto, por la necesidad de estimular la necesidad de los seres racionales de crecer y dejarse de cuentos, es ya imprescindible la filosofía en la educación. No ya solo como liberación frente a los mitos del saber común o de la religión. Sino, más aún, frente a esos otros mitos, más peligrosos en tanto no son tomados como tales, que hoy llamamos teorías científicas.
Necesita la filosofía entusiastas como tú . Felicidades por tu blog , lo añadiré a la hora más silenciosa .
ResponderEliminarGracias por tu comentario, y por añadirme. Tu blog es muy sugerente, lo he añadido también; espero que alguna vez me prestes unos de esos versos y fotos. Un saludo
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