viernes, 2 de noviembre de 2012

¿Qué sentido tiene la filosofía en la educación secundaria?




Como es habitual en cada reforma educativa, la filosofía vuelve a estar en el aire (o en las nubes, como los filósofos de Aristófanes), y algunos profesores de filosofía, entre los que me cuento, nos reunimos (también como nubes) a tronar y alumbrar argumentos que justifiquen ante la sociedad la pertinencia de la filosofía en la educación secundaria. ¿Es posible dar algún argumento poderoso (es decir, no taimadamente “gremial”) a favor de esta pertinencia? Como comentaba a algunos compañeros en la última reunión de la Plataforma para la defensa de la filosofía en Extremadura, la respuesta dista mucho de estar clara. A mi modesto entender son dos los argumentos que se suelen esgrimir para justificar la presencia de la filosofía en secundaria, y los dos son demasiado fácilmente contestables por la opinión común (más por lo que esta tiene de "opinión" y de "común" que por otros más serios motivos, pero así es).

  1. El argumento del valor procedimental o instrumental de la filosofía. Según este argumento, la filosofía es necesaria como un conjunto de técnicas de razonamiento lógico, crítico y dialógico, por las que el alumno aprende a argumentar y contrastar racionalmente sus opiniones; estas técnicas son, por lo demás, de sumo interés para el logro de una ciudadanía políticamente activa y responsable.
Réplica común: El razonamiento lógico, crítico y dialógico es una habilidad que ha de enseñarse de modo transversal, en todas y cada una de las materias. ¿O acaso pretende el profesor de filosofía que solo en sus clases se piensa, se argumenta, o se debaten críticamente las cosas? No se puede tachar sin más al resto de las materias de simple colección de contenidos impartidos de forma irracional o acrítica. El profesor de matemáticas, lengua, historia, economía, etc., dirán que entre sus objetivos también está el de enseñar al alumno a pensar, a justificar racionalmente la validez de los contenidos (los teoremas, las leyes de la economía, etc.) y a tener una visión crítica (de los sucesos históricos, de los movimientos artísticos, etc.).

  1. El argumento del valor de los contenidos propios a la filosofía. Según este argumento, la filosofía es valiosa por los asuntos de que trata, que no se pueden tratar en ninguna otra asignatura y que tienen un indudable valor científico o teórico, y una gran utilidad práctica. Por lo primero, la filosofía supone una tipo específico de reflexión teórica acerca de la realidad y sus subconjuntos (la realidad humana, la realidad del conocimiento, etc.). Por lo segundo, la filosofía proporciona un marco de reflexión racional práctica acerca de los valores (la ética, la política, la estética, etc.).
Réplica común: El valor teórico de la filosofía es muy limitado. Lo que tenga que decir sobre la realidad lo dice mejor y con más precisión la ciencia (¡en donde también existe la reflexión!). La metafísica ha muerto, como Dios ("¡eso de la metafísica es cosa de curas!", he oído más de una vez a algunos profesores de filosofía). Y lo que le queda (ser filosofía de la ciencia o el lenguaje, etc.) es de un “meta-nivel” tal que queda muy lejos de lo que hay que enseñar en secundaria (mejor reservarlo para facultades especializadas en filosofía). El valor práctico también es muy ambiguo, pues por un lado la ética y la política no son ciencias, y si no son ciencias no tiene sentido enseñarlas en la escuela (nuestra sociedad sitúa justamente los valores en el ámbito de la subjetividad, de lo privado, por lo que es en esa esfera –la familia, las experiencias particulares, etc.— donde deben ser fundamentalmente transmitidos). De otro lado, si queda algo que enseñar en ética o política, como informar y debatir acerca de ciertos mínimos éticos y políticos comunes –los principios constitucionales, por ejemplo—, esto no parece que tenga que ser prerrogativa del profesor de filosofía. Cualquier profesor, como ciudadano y pedagogo, está preparado para informar y debatir sobre estos asuntos con los alumnos (¿O es que vale más o tiene más calidad el voto de un filósofo que el de un historiador, un economista o un profesor de educación física?)

Aunque no compartamos estas "replicas" (yo, al menos, no las comparto en absoluto), hemos de reconocer su fuerza de convicción en el entorno que nos rodea (incluyendo en él a muchos compañeros del gremio). Creo que el grueso de la opinión pública los compartiría. Y los políticos, que son los representantes de esa opinión, obviamente, no van a contradecirlos. 

Haciendo un poco de caricatura, los políticos y gentes de izquierdas piensan que la filosofía es algo de otro tiempo, que la metafísica es “cosa de curas”, y que lo que queda es convertir a la asignatura en divulgación científica y en teoría política (barriendo de paso para casa). De ahí los programas vigentes (esbozados en la época del PSOE) en primero y segundo de bachillerato (divulgación científica, antropología, psicología, sociología, etc. en primero; textos de carácter político, insistiendo en Ilustración, Marx, Escuela de Francfort…en segundo). Los de derechas piensan, por el contrario, que tal vez la filosofía tenga todavía algo que decir teóricamente (hay algo más allá de la ciencia, y cerca de Dios, claro), y es ese su escaso papel, pues sobre los valores éticos y políticos se ha de respetar la absoluta libertad de cada cual y, por tanto, no han de ser materia curricular (la escuela transmite conocimientos, no adoctrina –para eso ya esta la familia, la parroquia, el club de golf o la cédula anarquista, según escoja uno libremente—). Hay que añadir que en esta defensa de la libertad o el libertinaje liberal en materia de valores coinciden a menudos los de izquierdas y los de derechas (ambos coinciden que la ética y política no es materia racional, unos porque la ética no es de ciencias, y otros porque la ética es asunto de Dios, y en cierta medida ámbos porque la ética es cuestión de cada individuo y sus particulares creencias, laícas o religiosas).

¿Qué cabe hacer ante este cúmulo de opiniones vigentes? De entrada, reconocer que lo tenemos crudo. Que hay una gran probabilidad de que la filosofía, lenta pero inexorablemente, vaya convirtiéndose (y da igual el partido y la reforma educativa de la que se trate) en una asignatura residual. No es necesario que esto ocurra, claro, pero si tenemos alguna salvación sí que es necesario que (como mínimo):

(a) Sepamos defender (con razones de verdad, no sofismas interesados) el valor de los contenidos que identifican a la filosofía con una ciencia de primer orden (no de segundo): la ontología, la epistemología, la antropología y psicología filosóficas, etc., en el sentido más fuerte. Y que, por tanto, podamos defender la necesidad de una asignatura de filosofía teórica en la que se trate de asuntos tanto o más reales que aquellos de los que habla la física o la historia, e impartida por especialistas en tales asuntos ontológicos y epistemológicos (y no por meros aficionados a la divulgación científica). A propósito de esto no deja de ser divertido notar que en el ámbito de la filosofía anglosajona se vuelve desde hace muchos años, y sin complejo alguno, a la ontología y la epistemología más estrictamente filosóficas, mientras que aquí (en el culo del mundo) las despreciamos en nombre de todo lo que suena menos filosófico: la filosofía de la ciencia, la sociología marxista, etc., como si así fuéramos más rabiosamente contemporáneos (o, peor aún, como si esto fuera lo único que cabe ya hacer a la filosofía)

(b) Sepamos defender (a contracorriente de la ideología imperante) que la esfera de los valores (la ética, la política, la estética) está tan sujeta a la racionalidad como cualquier otro ámbito de la realidad y que, por tanto, es imprescindible una asignatura de ética (de la ciencia de lo bueno y lo justo), impartida por especialistas en la cuestión (y no por relativistas diletantes o por descarados ideólogos en pos de la revolución o de la reacción).

(c) Hagamos nuestros, en la teoría (¡y en la práctica!) educativa, los principios pedagógicos más coherentes con los contenidos de nuestra materia: el método dialógico en las clases, el escrúpuloso respeto por la autonomía racional y la libertad de pensamiento y expresión de los alumnos, el desprecio de toda coacción o argumento de autoridad en el trato con ellos, el uso ejemplar de la racionalidad en todos y cada uno de los avatares que ocurren dentro y fuera del aula, el rechazo de todo sistema de trabajo que no sirva a la actividad racional (la memorización de contenidos, la mera preparación técnica para superar exámenes estandarizados, la clase magistral, etc.).

11 comentarios:

  1. ME parece bien iniciar una discusión de este tipo. Curioseando he encontrado estos dos documentos que podrían sernos de interés y que se encuentran en la Association Internationale des Professeurs de Philosophie (Aipph):

    Educazione del pensiero. Filosofare con i ragazzi

    http://www.aipph.eu/download/filoithomepage.pdf

    Rapport introductif portant sur «l’introduction de davantage de philosophie dans l’enseignement, que ce soit à court ou à long terme»

    http://www.aipph.eu/download/Wynants.pdf

    Por si a alguien le interesa existen multitud de materiales en

    http://www.aipph.eu/bulletins.html

    El siguiente es un congreso sobre la enseñanza de la filosofía en Europa

    http://www.amazon.de/Philosophie-f%C3%BCr-europ%C3%A4ische-Jugend-Philosophieunterrichts/dp/382582313X

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  2. Muchas gracias por toda esa información. Aunque hay que ser políglota para poder aprovecharla toda (haremos lo que podamos).
    Saludos.

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  3. Hola, Victor: he escrito (inspirado por tu reflexión) lo siguiente:

    http://dialecticayanalogia.blogspot.com.es/2012/11/que-pinta-la-filosofia-en-la-educacion.html

    Un abrazo

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  4. Muchas gracias Juan Antonio. Lo he leído y me parece una reflexión magnífica, tan profunda como rigurosa, y un ejemplo en sí mismo del valor que tiene la filosofía.
    Un abrazo.

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  5. Buenas!! Después de mucho tiempo vuelvo a comentar en el blog!

    Estoy de acuerdo Víctor contigo en los argumentos que atribuyes al valor y al necesario mantenimiento de la Filosofía en la educación. Bien es verdad, que casi todo el mundo ve como el objetivo de la Filosofía el hacer que el alumno reflexione y que adquiera capacidad para hacer razonamientos lógicos y desarrollar una actitud crítica, pero como dices eso es algo afín a todas las materias impartidas; a mi entender, es el fin que tendría que tener la educación y en lo que deberían estar de acuerdo todos los educadores sean de la materia que sea, pues es imposible que alguien aprenda matemáticas, economía, historia... sin desarrollar la "razón", aunque más bien la educación que recibimos parezca buscar lo contrario, la simple memorización de contenidos para "aprobar" y obtener "premios".

    Sigo sin comprender cómo es posible que todo alumno que estudie en España no haya tenido una asignatura de Filosofía hasta 1º de Bachillerato, a los 16 años, y que lo más cercano a ello sea "Ética" que no se da hasta 4º de la E.S.O., y todo con unas horas mínimas, por no decir ridículas, para después pasar a 2º de Bachillerato en la que se trata de dar en un año la Historia de la Filosofía. Personalmente, el año en el que cursé por primera vez Filosofía fue para mí uno de los más fructíferos en cuanto al desarrollo de mi conocimiento y capacidad crítica porque aunque poco sacase en claro, al menos mi "mente" se abrió a conocimientos hasta antes desconocidos, y que, por lo menos, a mí me parecen imprescindibles para el desarrollo de un ser humano. Nunca había oído a hablar de aquello de la "metafísica", "epistemología"... Si bien muchos pueden decir que eso son materias en las que uno puede indagar si tiene interés y que no son imprescindibles para el desarrollo escolar, creo que es necesario que en la escuela te proporcionen esos saberes.

    ¿Cómo es posible que estemos desde los tres años recibiendo conocimientos, impuestos por programas educativos según el partido político de turno (aunque todos tengan como método básico la memorización) y que en la escuela no se ofrezca a los alumnos materias específicas en las que plantearse por los conocimientos en sí mismos, su valor, el por qué de ellos? ¿Cómo podemos llamar educación si no inculcamos el valor de la reflexión? A parte de no dar esta oportunidad en la escuela hasta ya entrada la adolescencia, la actitud crítica que se supone debería ser propia de todas las materias impartidas no se desarrolla por lo común en la mayoría de los casos ya que depende mucho de los profesores que las impartan ya que no todos consideran que sea un objetivo para él, sino que se "aprenda" de su materia, sea como sea.

    Claramente, cada vez va quedando menos hueco para la Filosofía en las aulas y, en general, todas las materias relacionadas con las "Letras". Si ya cada vez estaban más deterioradas, no podría ser menos con este gobierno que sufrimos ya casi hace un año y que está aplicando muy bien su ideología, no puede dejar que crezcan "las letras y la artes", pues son, en mi opinión, los ámbitos en los que siempre ha surgido el razonamiento crítico, y ellos no pueden dar cabida que surjan criticas a sus medidas... ni en las aulas ni fuera de ellas, ya se están encargando de reprimirlas a golpe de autoridad... Esperemos que no lo consigan...
    Un abrazo,
    Elena dlgala.

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  6. Hola Elena, y encantado de que vuelvas a escribir aquí. No se me ocurre mucho que decirte, salvo que estoy plenamente de acuerdo contigo. Yo tampoco puedo entender que mucha gente (no solo el gobierno actual) no comparta la doble idea de que
    (a): la actitud y la capacidad crítica y reflexiva (para con toda la información que nos "meten" desde pequeños, y para con los valores que nos inculcan de modo más o menos inconsciente) es parte IMPRESCINDIBLE del bagaje de toda persona (mucho más si hablamos de ciudadanos que, en un país democrático, han de ser parte activa en la toma de decisiones políticas que afectan a todos).
    (b): esta actitud y capacidad NO SURGE ESPONTÁNEAMENTE (más que a un nivel mínimo), por lo que HA DE SER OBJETO PRIORITARIO de todo sistema educativo (que se precie de ser realmente educativo, es decir, de educar personas o ciudadanos, no simples obreros o empresarios).

    Por desgracia, Elena, se (nos) impone la idea de que todo esto (las ideas, la crítica, la reflexión) es irrelevante comparado con los asuntos económicos (la crisis, el paro...), lo cual nos encierra en la IDEOLOGÍA más miserable de todas, la que presupone que lo único que nos interesa es el bienestar, que el bienestar depende fundamentalmente de poseer bienes materiales (piso propio, automóvil, etc.), y que la única manera de acceder al bienestar material es confiando en la libertad de mercado y el capitalismo financiero libre de trabas políticas (y, por tanto, éticas). Sucumbir a este mísero "pensamiento único" es igual que cualquier esclavitud y, desde luego, supone, como tú dices, prescindir o marginar de todo aspecto de la cultura que pueda ponerlo en cuestión.

    Yo también espero que no lo consigan, en gran medida porque confío en la fuerza de convicción que, ahora y en el futuro, mantengan personas como tú.

    Un abrazo.

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  7. Esperemos que la razón se imponga o si no estaremos perdidos... yo seguiré confiando en que sigua habiendo educadores ya sean profesores, como tú y muchos otros que me lo han demostrado, o padres, o ambas cosas,que se empeñen, y no desistan, en demostrar que el camino de la reflexión es el acertado y no el sistema actual impuesto por "partidos políticos" o "gracia divina", ya no sé...

    Elena

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  8. Esperemos, Elena. Aunque mientras habrá que hacer algo y, como tú dices, no desistir, sino insistir, aunque parezca que es poco lo que se logra. Resistir así es ya una victoria. ¿Qué hacer? Lo que hacemos nosotros es ya muchísimo. No dejar de hablar, de dar ejemplo. Yo no creo que el "sistema" está solo impuesto por partidos (ni por la gracia divina). Esta fundamentalmente impuesto y mantenido por nosotros, por la gente. Si la gente se negara no habría políticos, ni banqueros, ni policias suficientes para imponer nada. Por eso lo importante es, creo, eso... No dejar de pensar, de dialogar nosotros, la gente. Solo de nosotros mismos puede surgir ese cambio que soñamos.
    Un saludo!

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  9. Lo que si sería interesante es ver como son los planes de estudio de la Filosofía en España, porque donde yo vivo tiene una mejor protección la carrera

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  10. Lo que si sería interesante es ver como son los planes de estudio de la Filosofía en España, porque donde yo vivo tiene una mejor protección la carrera

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    Respuestas
    1. Hola Domitris. Pues son regresivos. A cada reforma educativa hay menos horas para formación filosófica. Aunque hablo de secundaria, no de la universidad. Me alegro de que en tu país la carrera, al menos, esté más valorada. Un cordial saludo

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