El ser humano es un ser dinámico o activo: ha de “moverse” para lograr lo que le falta (esto es característico de todos los seres que conocemos, dado que ninguno de ellos es “perfecto” o “completo”) Investigar al ser humano consiste, por tanto, en investigar su forma de actuar y de moverse, es decir: su conducta.
Ahora bien, la conducta de los humanos (y de otros animales) está determinada por la mente . Si suponemos al ser humano como un compuesto de cuerpo y mente (o cerebro), la parte mental (o cerebral) es la que controla y dirige al resto. Por eso, para estudiar la conducta humana, lo que más nos interesa estudiar es la conducta o actividad mental.
En general, la mente (o cerebro) parece ser aquello que organiza la conducta entera de un ser en relación al medio (la realidad) y a ciertos fines (los propios de ese ser), dotando así de forma y unidad a su comportamiento.
En el caso del ser humano, esta tarea organizativa de la mente es muy compleja, y siempre se ha dividido en "partes" o “facultades”. Las divisiones más tradicionales consistían en separar la parte racional, cognoscitiva y más activa, de un lado, y la parte emotiva y sensible, más pasiva y supuestamente irracional, del otro. Nosotros proponemos la siguiente distinción básica y muy general (pero que, creemos, recoge toda la fenomenología mental): la sensibilidad, la emotividad, la voluntad y el entendimiento.
La mente humana sería como una conducta o actividad interna que dirige todo lo que hacemos en función de lo que creemos que es la realidad y lo que creemos que nos conviene (y entiéndase aquí creencia en el sentido más amplio posible, como representación psíquica -y no solo, ni principalmente, como creencia o representación consciente-). Más en concreto, el entendimiento y la sensibilidad organizan nuestra conducta en relación a lo real, generando pensamientos y sensaciones acerca de lo que es el mundo, para así poder orientarnos en él. De otro lado, la voluntad y la emotividad generan intenciones y emociones que nos señalan cuáles son nuestros intereses, de manera que guiemos nuestra conducta en relación a ellos.
Muy simplificadamente, podríamos decir que cuando la mente actúa para conformarse a sí misma con la realidad (según las leyes del pensamiento), se produce el entendimiento; y que cuando la mente actúa para conformar el resto del organismo (el cuerpo) a la realidad (según leyes físicas, psicológicas...), se da la sensibilidad. De otro lado, cuando la mente actúa para dirigirse a sí misma ("empujando" al cuerpo) a ciertos fines (según leyes morales), se produce la voluntad; y cuando la mente actúa para dirigir al resto del organismo (incluyéndose a sí misma) hacia fines (según pautas culturales), se da la emotividad...
Soi Patry de 1ºB . Yo creo que todos tenemso mente porque si estamos en una vida imperfecta sera para algo y por algo aunque esas respuesta no las conozcamos todavia por nuetsra imperfeccion. Siempre queremos conseguir, tener y aprender lo que no tenemos, no conseguimos o no aprendemos para creer y acercarnos a la perfeccion aunque esa meta en la tierra no la consiga nadie. Siempre queremos mejorar y hacer todo bien pero eso es imposible porque de los errores el ser humano aprende. pPor mi experiencia que que cuand ago algo bien me motivo y cuando lo ago mal me decepciono conmigo misma por eso buscamos la forma de motivarnos dia a dia.
ResponderEliminarHola Patry. De acuerdo contigo. Estamos aquí para ser un poco mejores cada día, y para eso tenemos mente: una mente que tira de nosotros hacia esa perfección que no tenemos, ¡pero que somos capaces de soñar!... En cuanto a la decepción y la motivación, no deberían estar tan lejos una de otra. Al fin y al cabo, cuando hacemos mal las cosas y nos damos cuenta, la vida nos da una oportunidad estupenda para mejorar. De los errores se aprende más que de los aciertos, se dice.
ResponderEliminarUn saludo!
La voluntad está totalmente al servicio de las emociones, por ejemplo, si estoy triste y deprimido porque estot empezando a demenciar, haga lp que haga, no tendré voluntad para hacer nada, ni siquiera para aprender.
ResponderEliminarDe acuerdo, Anónimo. Gracias por el comentario.
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