Ayer volvieron a invitarme (no sé muy bien por qué) a una tertulia radiofónica, y esta vez el tema era la crisis económica (en concreto: la nacionalización de Bankia). Esto me obligó a ponerme al día en asuntos que desconozco casi totalmente durante el prolongado espacio de dos horas (no te avisan antes). Aparte de cerciorarme de lo bajo que estoy cayendo (por lograr la fama), logré hacerme una leve idea de por dónde van los tiros, que paso a exponer, rogando a todas las almas caritativas que andan en el paro se ocupen de corregir mi ignorancia. (De todos modos, si Rodrigo Rato estudio económicas siendo ministro de economía –e hizo las prácticas de director del FMI-, bien puedo yo atreverme a publicar esto en un insignificante blog, me parece).
¿DE QUÉ VA LA CRISIS?
Resulta que desde hace muchos años para acá, los dueños del capital (de la pasta gansa), es decir, los bancos y los grandes inversores (un sector minúsculo de la población, bien educado y cosmopolita), en su afán por acrecentar su dinero andan metidos de lleno en la llamada “economía financiera”, lo que significa que, en lugar de invertir su pasta en las empresas que producen bienes tangibles y puestos de trabajo (aumentando la producción, la demanda, y la riqueza general, según rezaba el ingenuo liberalismo económico de hace unos siglos), lo que hacen es apostársela de múltiples maneras un tanto complicadas. El juego consiste en comprar y vender los papeles o recibos de sus apuestas (títulos de propiedad, acciones, bonos, futuros, y mil engendros más, llamados pomposamente “productos financieros”), además de influencias e información para encaminar correctamente dichas apuestas. Ni que decir tiene que en una o dos de estas operaciones de compraventa afortunadas esta buena gente gana mucho más que con la tradicional usura al financiar a empresas y particulares. Pues bien, estas operaciones, aunque muy lucrativas (para unos pocos y solo para ellos, pues esta riqueza no se traduce en riqueza social, sino en acumulación y desigualdad), suponen muchos riesgos (claro, son apuestas) y son el caldo de cultivo para grandes y sofisticadas estafas (como aquella famosa de las “hipótecas basura”)...Pero ahora viene lo gordo. Cuando tú o yo vamos al bingo, o hacemos la porra en el bar, y perdemos, a nadie se le ocurre que se nos deba desembolsar lo perdido (máxime si cuando ganamos nos guardamos los beneficios –a lo más, invitamos a una caña-). Pero cuando los que pierden son los bancos y los grandes inversores que son sus dueños (y los dueños de la mayoría de las grandes empresas), entonces la cosa cambia. Si los dejamos hundirse se hunden con ellos nuestros humildes ahorros y las empresas que nos dan de comer. Así que, tenemos que echarles una mano, o dejar que la echen ellos a nuestras esquilmadas carteras. Así que el Estado, con los impuestos que les pagamos (nosotros y las empresas), les concede prestamos a interés simbólico o, en último término, se hace socio capitalista de estos ruinosos bancos. Vamos, que les volvemos a llenar sus cajas fuertes de pasta.
Pero ahora viene algo aún más alucinante. Para pagar las deudas de los bancos, el Estado se endeuda más y más con los propios bancos. Y no me refiero solo a otros bancos e inversores distintos a los que estamos ayudando (por ejemplo, bancos o inversores asiáticos, que están comprando deuda de todos los países), sino A ESTOS MISMOS. En el video que adjunto se expone perfectamente este asuntejo: los bancos europeos compran dinero baratísimo (a 1%) al Banco Central Europeo (en cuya caja fuerte están, de nuevo, nuestros impuestos), y con él prestan dinero a los Estados (comprando sus emisiones de bonos) a un interés mucho más alto (casi al 6% a España, al 17% a Grecia...). ¡¡¡El negocio del milenio!!! AYUDAMOS A LOS BANCOS (QUE SE HAN ARRUINADO APOSTANDO EN EL CASINO FINANCIERO INTERNACIONAL) REGALÁNDOLES EL DINERO CON EL QUE ELLOS NOS “AYUDAN” (PORQUE NOS HEMOS ARRUINADO AYUDÁNDOLOS A ELLOS) VENDIÉNDONOS EL MISMO DINERO QUE LE REGALAMOS A CAMBIO DE INTERESES ALTÍSIMOS. ¡Increíble, pero cierto! Encima, si algún Estado se arruina y no puede pagar su inagotable deuda, acude el Fondo de Rescate (de nuevo ¡nuestro dinero!) y les cubre las pérdidas. ¡¡El negocio redondo!! El negocio de la crisis. LOS BANCOS Y LOS INVERSORES SE ESTÁN FORRANDO CON LA CRISIS QUE SU AVARICIA DESCONTROLADA HA PROVOCADO.
Fruto inmediato de todo esto es, claro está, la DEUDA PÚBLICA (el Estado se queda sin fondos y se endeuda hasta las orejas con los propios bancos que han provocado en gran parte el endeudamiento del Estado). Y de esta deuda pública (¡que no existía en nuestro país antes del desastre financiero provocado por los especuladores!) vienen los RECORTES SOCIALES, con los que el Estado priva a los ciudadanos de servicios básicos que (como en el caso de la educación) comprometen su futuro. A ciudadanos que, por otra parte, las están pasando canutas, porque están en PARO o cobrando salarios escasos o/y eventuales porque las EMPRESAS CIERRAN porque los BANCOS NO LAS FINANCIAN porque están entretenidos solventando sus deudas de juego y el dinero con que se les ayuda los usan en VOLVER A ESPECULAR, los muy ludópatas.
Y a todo esto sigue la inquietante y desarmante demagogia de muchos, incluyendo muchos ciudadanos desinformados: QUE LA CULPA DE LA CRISIS ES DE LOS INMIGRANTES (inmigrantes que, por cierto, produjeron años atrás el superavit –más ingresos que gastos- de la seguridad social gracias a sus cotizaciones y al duro trabajo –mal pagado- que nosotros no queríamos hacer), QUE HAY MUCHOS FUNCIONARIOS (los mismos pocos funcionarios –si nos comparamos con el resto de países europeos- que, desde hace decenios, tienen su escaso sueldo congelado, tanto en épocas de bonanza como en las que no lo son), O QUE SOMOS VAGOS Y COBRAMOS MUCHO, por lo que la mejor receta para salir de esta es una REFORMA LABORAL que abarate el despido y facilite pagar salarios aún más modestos (para que así las empresas sean más productivas y vendan sus productos a precios competitivos en…algún otro sitio que no sea este, pues ¿quién va a poder comprarles nada?).
LAS SOLUCIONES. EL CASO ISLANDÉS.
Por lo que parece, no es cosa fácil. Si nos ponemos exigentes con los bancos (los sometemos a regulación política de manera que impongamos el criterio del bien público a sus inversiones), éstos dejan de comprarnos deuda, es decir, de prestarnos dinero a un alto interés para que así podamos, entre otras cosas, prestárselos a ellos (a interés simbólico) para que arreglen sus balances. Ahora bien, ¿qué pasaría si nos negamos a pagarles un duro más, ni en concepto de ayuda ni en concepto de deuda? En Islandia dejaron quebrar a los bancos nacionales y decidieron aplazar el pago de la deuda pública. ¿Y qué paso? Que yo sepa, no gran cosa. Los pequeños ahorradores tuvieron paciencia y acabaron recobrando sus pequeños fondos, fruto de su trabajo (aquí, en nuestro país, también están garantizados por el Estado). Y los inversores con fondos mayores, fruto, en su mayor parte, de sus apuestas especulativas, los perdieron. ¿Habrá algo más justo? Tras eso, la gente se aplico forzosamente a descubrir que su existencia tenía el mismo (poco o mucho) sentido sin ir al banco a pedir créditos para comprar todoterrenos y adosados de lujo, y que se podía vivir dignamente (incluso más dignamente) con mucho menos. Y en eso andan (por cierto, con un crecimiento económico mayor que la U.E, pese a las agencias de calificación). Hay que añadir que todo eso lo lograron los islandeses lanzándose masivamente a la calle (como quizás hoy, aniversario del 15-M, hagamos aquí), obligando, por pura presión cívica, a la dimisión de todo el gobierno, a la nacionalización de la banca, y a realizar cambios constitucionales que aún se están redactando por parte de una comisión de ciudadanos democráticamente elegidos (¡Qué vértigo comparar esto con nuestro propio proceso constituyente!). En nuestro caso aún quedaría decirle a la Comunidad Europea (es decir, a los bancos alemanes) que nos vamos, que ahí se quedan, y que volveremos cuando la CE sea una institución política y democrática, y no un negocio en el que (¿cómo no lo vimos venir cuando eran tan “generosos” con nosotros?) los países más pobres estaban destinados a hacer el panoli y pagar el pato...
Una mentira repetida 100 veces no se convierte en verdad.
ResponderEliminarLos bancos islandeses nunca quebraron. Fueron nacionalizados y el gobierno los recapitalizó inyectando dinero publico.
Evolución de la deuda pública islandesa: 2005 (26%), 2006 (27,9%), 2007 (28,5%), 2008 (70,5%), 2009 (87,9%), 2010 (93,1%) y 2011 (98,8%). ¡¡Un aumento de 42 puntos del PIB en tan solo 1 año!! ¿A dónde se fue todo ese dinero? Wololoooooooo
Te recomiendo esta página para aprender economía chaval: http://juanramonrallo.com/
ResponderEliminarAnónimo.
ResponderEliminarTienes razón, o me exprese mal (o ambas cosas). Lo que dejaron "quebrar" es a los consejos de administración que los dirigían. En cuanto al crecimiento de la deuda pública no sé a qué te refieres con la pregunta (¿A donde fue ese dinero?). Fue a los bancos nacionalizados, es decir, del Estado al Estado.
En cuanto a tu recomendación (si eres el mismo anónimo), gracias (y gracias por lo de chaval). He publicado la entrada advirtiendo que no soy un experto y con toda la modestia que te falta a ti.
De todos modos, las críticas que tenéis la bondad de hacerme allí no abundan precisamente en argumentos (solo he visto descalificaciones de expertos perdonavidas -este país está lleno-). Os agradecería alguno (algún argumento), aunque sea a mi nivel, a ver si así me enmiendo.
Saludos.